DICCIONARIO CULTURAL DEL NOA
de Eduardo Ceballos
Una de las herramientas más valiosas que creó la humanidad es la
escritura, porque le permitió registrar su memoria de un modo que trascendiera
sus limitación físicas y temporales; esa invención dio lugar a esas otras herramientas
más complejas a las que llamamos libros y sin los cuales no podríamos existir
como cultura. Desde la antigüedad vieron su valor y de allí que se convirtieron
en parte del patrimonio de un Estado y se regulara su disponibilidad para
garantizar la continuidad de las comunidades, con el transcurrir de las edades
de la historia fueron destruidas y reconstruidas, perseguidas y conservadas en
verdaderos templos custodios del saber. En las bibliotecas nació la necesidad
de un orden para que el almacén de conocimientos fuera accesible a sus usuarios
y uno de ellos, elaborado tardíamente es el orden alfabético que rige no sólo
los diccionarios sino también esos compendios del saber, las enciclopedias.
Toda comunidad debería disponer de un archivo ordenado de su
historia social, política y cultural, como parte de su legado para su colectividad
presente y futura; sin embargo hace poco descubrí que lamentablemente en muy
pocos lugares de nuestro amplio y diverso país se ha encarado esa tarea como
una labor necesaria. Aún Salta, que tiene una larga tradición de cuidado de su
patrimonio cultural, no cuenta entre sus políticas de un proyecto que abarque a
cada una de sus comunidades pues, de hecho, hay departamentos que aún no tienen
una historia escrita ni una recopilación de sus producciones literarias.
Muchas veces le achacamos al Estado la falta de políticas
culturales destinadas a realizar esa tarea tan necesaria, sin embargo la
historia nos enseña que, en más de una ocasión, esa labor fue encarada por particulares
que tuvieron la amplitud de criterio y la visión para ir más allá de las tareas
encomendadas por las instituciones, dejándonos un legado que se ha vuelto
indispensable. Sólo basta citar como ejemplos las recopilaciones llevadas a
cabo por Juan Alfonso Carrizo y por Augusto Raúl Cortazar como parte de ese patrimonio
al que vamos a abrevar permanentemente.
Entre fines del siglo XX y principios del siglo XXI el libro y las
bibliotecas que lo contienen fueron cambiando de forma para pasar desde el
papel al formato electrónico y nuevamente Salta se mostró pionera en ese
movimiento, ubicándose en una vanguardia de la producción cultural en el país.
Ejemplo de ello es que –casi simultáneamente- por un lado Eduardo Ceballos
publicaba en papel Conozca la Historia de
Salta a través de sus efemérides en 1993, mientras José de Guardia de Ponté
reunía el material que le permitió crear la Enciclopedia
digital de de la Provincia de Salta cuya primera edición data de 2003 y que
se actualiza anualmente; obras que no tienen un similar en todo el país.
En este año, 2021, con el DICCIONARIO
CULTURAL DEL NOA Eduardo Ceballos ha reincidido en el papel para dar a
conocer el resultado de una empresa desarrollada de un modo largo, continuo y
sin innecesarios aspavientos, durante más de cuatro décadas; porque la reunión
de un informe ordenado alfabéticamente de los protagonistas de la vida cultural
de una región es el testimonio de un trabajo constante e incansable, fruto de
un espíritu inquieto, impregnado de interés por cada lugar que visitó y en el
que cultivó relaciones y amistades, demostrando que un oído fino, una mirada atenta
y un trato afable son indispensables para abrir mentes y corazones.
El DICCIONARIO CULTURAL DEL
NOA de Eduardo Ceballos queda a disposición de todos los que requieran un
entrada a la vida cultural de una antigua y vital parte del país, con lo que
cumple con la tarea de afianzar un legado para el presente y que se proyecta
hacia el futuro. Su publicación por parte de la Universidad Nacional de Salta es el cumplimiento del mandato que
encabeza su escudo "Mi sabiduría viene de esta tierra".
Rafael Fabián Gutiérrez
Salta, 26/11/2021
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