jueves, 26 de enero de 2017

Girondo y sus fantasmas

El espantapájaros más creativo

EL TERRITORIO - Lunes 12 de enero de 2015

El cementerio porteño de Recoleta es uno de los más convocantes (de morbosos turistas) de la región. Allí se encuentran los restos de prominentes personas de la historia y sociedad argentinas y es admirado por la calidad de sus tumbas, panteones y criptas, muchas de ellas pertenecientes a familias de abolengo. Pero como todo cementerio, posee su nada despreciable cuota de leyendas y fantasmas: una de las más curiosas es la que narra la historia del espectro del escritor Oliverio Girondo.
Oliverio, que había nacido en Buenos Aires en 1891 y fue esencialmente poeta, escribía en forma colorida e incluso absurda, dado su gusto por el surrealismo. Una de sus composiciones poéticas más coloridas es conocida como El espantapájaros. Girondo tuvo la idea, en 1932, de promocionar su libro llevando en una carroza tirada por seis caballos a un espantapájaros de tamaño considerable, lo que no dejó de atraer la atención e influir en las copiosas ventas del volumen. Sin embargo, pronto se corrió un terrible rumor: el espantapájaros no sería otra cosa que un golem, producto del pacto que Girondo habría llevado a cabo con algún hechicero. El muñeco (que puede verse todavía en el Museo de la Ciudad de Buenos Aires) habría tenido vida propia. Por ese entonces existían las entrañables amistades literarias, pero al mismo tiempo ciertas sordas rivalidades. Girondo no habría sido ajeno a ellas y las primeras críticas a sus poemas, que no fueron precisamente favorables, lo habrían inducido a un estado de estupor. Tal vez alguien con conocimientos esotéricos se acercó para ofrecerle venganza. Sucedió entonces que en la vieja Buenos Aires comenzaron a circular leyendas de un animal o persona muy corpulenta que merodeaba las calles a altas horas de la noche, presentándose en los zaguanes aterrorizando a sus ocupantes. El rumor duró muy poco pero los testigos invariablemente describían a un ser que caminaba pesadamente y parecía, en la oscuridad, un espantapájaros. Por supuesto, no faltó quien lo relacionara con la campaña publicitaria que hacía poco había llevado a cabo Girondo. No obstante, jamás se halló prueba alguna que lo relacionara con los hechos narrados. Girondo sufrió en 1961 un grave accidente que lo dejó postrado, imposibilitado de caminar. Muchos se han preguntado: ¿pudiera ser sólo una coincidencia o se trató de la venganza de algún hechicero despechado a quien se le había negado su paga? ¿El muñeco que aún sobrevive en el polvoriento museo habrá tenido algo que ver en la desgracia de Girondo, que murió seis años después del accidente (1967)? Enterrado en el cementerio de la Recoleta, (al lado de bóveda de Macedonio Fernández) el fantasma de Girondo no ha vuelto a acercarse.

Mujer etérea
"No me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible - no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme! Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase, tan locamente, de María Luisa. ¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos?¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronóstico reservado? ¡María Luisa era una verdadera pluma! Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus quehaceres... ¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado. '¡María Luisa! ¡María Luisa!'... y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte. Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo. ¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas! ¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...
La de pasarse las noches de un solo vuelo! Después de conocer una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo? Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando".

Citas• ¡El arte es el peor enemigo del arte!... un fetiche ante el que se ofician, arrodillados, quienes no son artistas.

• Los únicos brazos entre los cuales nos resignaríamos a pasar la vida son los brazos de las Venus que han perdido los brazos. 

• Musicalmente, el clarinete es un instrumento muchísimo más rico que el diccionario.

• No hay crítico comparable al cajón de nuestro escritorio.

• Llega un momento en que aspiramos a escribir algo peor.

• Un libro debe construirse como un reloj y venderse como un salchichón.

• Con la poesía sucede lo mismo que con las mujeres: llega un momento en que la única actitud respetuosa consiste en levantarles la pollera. 

•Hasta las ideas más optimistas toman un coche fúnebre para pasearse por mi cerebro.

• La experiencia es la enfermedad que ofrece el menor peligro de contagio.

• La cotidianidad nos teje, diariamente, una telaraña en los ojos.
• ¿Y no basta con abrir los ojos y mirar para convencernos de que la realidad es, en realidad, el más auténtico de los milagros?



El perfil• OLIVERIO GIRONDO

Fue un reconocido poeta nacido en Buenos Aires el 17 de agosto de 1891 y fallecido en la misma ciudad el 24 de enero de 1967. 
Dada la acomodada situación económica de sus padres Oliverio visitó Europa desde joven, lo que le abrió las puertas a una rica formación intelectual. Sus primeros pasos por la poesía lo vinculan con el nacimiento del vanguardismo nacional. Colaboró con importantes publicaciones literarias por las que pasaron otros autores de renombre. Además de su producción poética, incursionó en la traducción con una obra de Rimbaud. Si bien Girondo no publicó muchos poemarios su obra (y sus mordaces citas) ha llamado la atención de la crítica. Algunos de sus libros: Veinte poemas para leer en el tranvía, Persuasión de los días y En la masmédula.


Por Javier Arguindegui
http://www.elterritorio.com.ar/nota4.aspx?c=6233563044890741