lunes, 21 de noviembre de 2022

Mario Flecha

La Patraña Ya pasaron 2 años de convivir con el asesino invisible, —El virus —se murmura en las calles, en los bares, en la iglesia y en los parques. Los diarios, la radio y la televisión frecuentan con seriedad el miedo que provoca la muerte. En los corredores del poder, los políticos temblaban ante la impotencia que les producía el enemigo intangible que iba socavando sus prestigios y las vidas de los pobladores. Los gobiernos tartamudeaban evasiones disfrazadas de leyes. El virus corría a todos los rincones del planeta como el fuego persiguiendo el fuego. Enemisnal Pérez y Ladio Rodríguez habían decidido vivir juntos durante la cuarentena, en el departamento de Enemisnal. —¿Qué hacemos para entretenernos? —preguntó Enemisnal. —Podemos hacer lo de Boccaccio quien al finalizar la pandemia relató tragedias de amores con finales felices, cuentos religiosos y ficciones sin objetivos en el Decamerón. —¿Y eso que tiene que ver con nuestro encierro? —Todo tiene que ver con todo, mira el primer relato que deberíamos abordar es sobre los distintos conflictos que se desarrollaron en los supermercados. —¿Qué? —Por ejemplo, la guerra del papel higiénico. Apenas se decreto la cuarentena vimos como el pueblo británico formo cooperativas de delincuentes dispuestos a robar la mayor cantidad de papel higiénico posible. Los supermercados, Sainsbury, Tesco y Waitrose fueron los campos de batallas donde varios bandos de desesperados se enfrentaban alrededor de las góndolas de artículos domésticos, las peleas se originaban casi siempre de la misma forma. Señora A llenaba su carro de paquetes de papel higiénico, furiosa, la Señora B le reprochaba que se llevaba casi todos, las voces de ambas subían de volumen hasta que la Señora B perdía la paciencia y le arrebataba varios paquetes del carro. La respuesta de Señora A no se dejo esperar y tomándole los cabellos con las dos manos los estiro hasta que la Señora B gritó, cosa que atrajo la atención de todos los que estaban comprando más el de la banda de delincuentes que patrullaba los pasillos del supermercado, quienes divididos en dos grupos. Se acercaron a las litigantes, se pusieron detrás de ambas y trataron de calmarlas cosa que irrito aún más a la Señora B quien tomando un paquete de Andrex se lo arrojo a la cara del que parecía uno de los jefes. El envoltorio de plástico estallo al chocar con el hombre y una tira de papel se desprendió del rollo que fue tomado por la Señora A que lanzándose hacia la Señora B le envolvió la cara con las tiras de papel. —Si quiere lléveselas todas— dijo la Señora A. Mientras los pandilleros, sorprendidos, comenzaron a discutir cual de ellas tenía la razón, al no poder ponerse de acuerdo decidieron resolverlo a golpes mientras las trompadas volaban de un lado al otro. Se escucho la sirena de la policía. —Ok, este cuento no cuenta. —¿Qué tal si nos filmamos sentados alrededor de la mesa, como en esos programas de televisión donde dos imbéciles se desafían a un duelo verbal para ver quien es el más pazguato? —¿Para qué filmarnos? —Ja ja sos un pendejo, para colgarlo en YouTube, después invitamos a nuestros amigos a que voten, aquel que consiga menos votos gana. —Elitista, el que obtenga más votos es el más vulgar. — Sí —dijo Ladio mientras organizaba el iPhone para filmarlos. —Bah —contestó Enemisnal. —Mi historia sucedió hace mucho tiempo en el barrio de Barracas. Paseaba a orillas del Río Matanza cuando veo un desconocido sentado sobre una pila de maderas sucias del petróleo que solían vomitar los barcos anclados en la costa y él me contó esta historia. En el año de 1960 del nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, había un niño de 11 años llamado Teófilo Barrios. En el amanecer del 8 de diciembre se despertó con los ojos legañosos al escuchar el canto de Raúl, el canario enjaulado, bajándose de la cama cuando aún le quedaban los sueños que se atropellaban en su memoria. Camino descalzo por el pasillo al costado de las cuatro habitaciones y al llegar al final del corredor entro a la cocina donde estaba su abuela quien tomándole de la cabeza con sus manos arrugadas dijo, —Hoy es Domingo y vendrá el Obispo a Confirmar a los pibes del barrio —mientras metía el dedo índice en la oreja de Teófilo en busca de una suciedad ausente y luego de inspeccionar las rodillas y las uñas de las manos, aprobó con un gesto y lo ayudo a vestirse. —Víctor, tu padrino, vendrá pronto y te llevará a la Parroquia, mientras tanto puedes ir a dar vueltas a las manzanas hasta que él llegue. Víctor, el primo de su padre, era un gigante paraguayo, tenía un andar payasesco y una nariz roja invadida de granos… Obedeciendo a su abuela, Teófilo fue a la calle a dar las vueltas a las manzanas y para entretenerse levantaba piedras del suelo para luego tirarlas a los árboles que bordeaban las aceras. Después de recorrer las cuatro esquinas cuatro veces se inquieto al recordar cuando Alberto y él casi queman la iglesia. ¿Qué pasaría si dios le contó al Obispo que Alberto y él habían tratado de incendiar el altar? Hace un par de meses estaba jugando a la hora de la siesta con Alberto y Saúl a cachurra monto la burra y a las escondidas. Saúl que tenía una voz de chicharra atolondrada grito, —A esconderse — apoyándose sobre la pared de la casa, cubrió su cabeza entre sus brazos mientras contaba pausadamente — 1---2---3---4... Alberto y Teófilo corrieron desesperados buscando un refugio donde ocultarse. Al llegar a la iglesia vieron que la puerta estaba semiabierta y no había nadie adentro. Cerraron las puertas detrás de ellos y caminaron en punta de pie evitando el eco de sus pasos. El olor dulzón del sahumerio invadía los alrededores del altar. —¿Los padrecitos estarán durmiendo la siesta? ––preguntó Alberto. —Mi viejo dice que después de la misa de once deben descansar porque eso de hablar con dios es agotador —contestó Teófilo. —Shhhh —dijo Alberto tapándose la boca. Recorrieron las naves laterales de la capilla en silencio, husmeando si los ojos de vidrio muerto de la santería los delataría. Jadeantes, se sentaron sobre el piso debajo del oratorio. Alberto saco un cigarrillo del bolsillo de la campera. —¿Nos fumamos un pucho? —dijo. —Dios nos puede ver —contesto Teófilo. —No seas cagón. Alberto extendió sus brazos como para ser crucificado, desafiando a Dios prendió un fósforo que sostuvo entre sus dedos. —Dios si existís, apágalo. Se quedaron quietos, Teófilo asustado vio como Alberto encendió el cigarrillo. Chupando el filtro amarillento, pitaron unas bocanadas infantiles, llenando de humo sus cabezas mientras flotaban y tosían repetidamente. En el sopor del momento Alberto camino hacia el altar y levantando el cáliz entre sus manos imitando a los sacerdotes se bebió el vino sagrado. —Viva Drácula —dijo adelantando la teoría que si los curas tomaban la sangre de Dios seguro que eran unos vampiros. —¿Qué? Comiéndose las risas siguieron deslizándose hasta llegar a el retablo. Alberto tomo la cruz de sal que estaba sobre el mantel de lino que cubría el altar y la escondió en el bolsillo del pantalón. —¿La estas robando? —preguntó Teófilo. —No, la estoy confiscando — Las luces proyectadas por el oro falso y el color violeta obispal del terciopelo que cubrían la puerta del paraíso los enceguecían y encima el humo del cigarrillo los había mareado. Alberto sonrío, moviéndose sigilosamente acerco la colilla del cigarrillo encendido sobre la tela de terciopelo que cubría parte del retablo. Esperaron hasta que vieron aparecer un círculo rojo de chispas incipientes. —¡¡¡¡FUEGO!!!! —gritaron para ser escuchados por todos y huyeron de la iglesia sin que nadie los viera. El hombre se irguió sobre sus piernas sucias, dijo —fin —y se fue. —Ah, no podés dejarme en suspenso con ese final. ¿Si quieres yo lo termino? —No, mejor me imagino otro final. Cuando llego Víctor, enfilaron para la Parroquia, las rodillas de Teófilo temblaban de emociones místicas. Parados en la nave central de la iglesia, hombro con hombro formaron la fila de niños, detrás de cada uno de ellos los padrinos. Mientras los familiares de los niños se acomodaban, ocupando los bancos de los pasillos laterales, las dos puertas se abrieron simultáneamente, el Obispo atravesó el pórtico de la iglesia envuelto en el alba aristocrática, llevando en su mano izquierda el báculo y en su derecha el anillo pastoral. Sus pasos resonaban sobre las baldosas, acompañando todos sus movimientos, su báculo se estrellaba contra el piso en un hueco bang. —¿Che que simboliza todo ese circo? —interrumpió Ladio. —El báculo sirve para empujar a los descreídos hacia la fe, la recta bastonera para sostener a los débiles y las curvas de la parte superior para atraer a los pecadores. —Vaya invento. El obispo, conocido por los feligreses como el Obispo Nemesio se acerco a Teófilo y a su padrino Víctor, parado frente a ellos gesticulo la señal de la cruz mientras decía, —Recibe la gracia del Espíritu Santo. La paz y el señor sea contigo y con tú espíritu. Teófilo vivía la magia del momento mientras las palabras desaparecían entre suspiros y amenes. Cuando fue a besar el anillo del Obispo sintió varias palmadas en su mejilla y escucho a su tía Carolina gritar Carlos, al tiempo que se desmayaba. Y colorín colorado este cuento se ha terminado. —¿Porqué se desmayo la Tía? —Porque descubrió que el obispo Nemesio fue el amante que la embarazo cuando era quinceañera haciéndole el cuento del Espíritu Santo. En ese entonces era el Padre Carlos de la diócesis de los Barnabitas quien fue trasladado a las oscuridades de los sótanos del Vaticano cuando las autoridades religiosas se enteraron del doble pecado. De como mi tía Carolina y el padre Carlos perdieron su virginidad la noche de San Lorenzo cuando caían las estrellas. Mientras el Padre Carlos estaba en el purgatorio papal, la tía debió abortar para mantener el honor familiar. Se rieron del giro inesperado de la historia. Ladio se sirvió café en una taza de porcelana, metió un cubo de azúcar blanco de esos que se parecen a las piezas del juego del Domino, mientras giraba la cuchara para desprender las dulzuras escondidas. —¿Cómo haces para transformar el sonido del roce del metal con la cerámica en un gesto irónico? —dijo Enemisnal. —Es una técnica milenaria que aprendí en el medio oriente, el movimiento circular te da tiempo para pensar que vas a decir, todos fijan sus ojos asombrados en tus manos y esperan con ansiedad que digas algo importante. Nunca tengo nada que decir sin embargo mientras gira la cuchara de café como en el tango se produce un misterio fascinante que nadie entiende pero que todos admiran… —Aquí va mi historia, sucedió en Londres a orillas del Río Támesis. —Había una vez una tal Joanna quien salto del asiento del andén en la estación de Canonbury con la cara roja de furia. El tren se había adelantado 2 minutos impidiéndole poder terminar el email que estaba escribiendo. Joanna Tiff era una mujer medianera de ojos pálidos y sensualidad insospechada. Estudiosa de los significados de la poesía, intrigada con la palabra amor, a quien culpaba de todos los malentendidos. En búsqueda de aprehender las diferencias entre la palabra amor y la asociación emocional a la realidad de la palabra amor, persiguió a los que consideraba culpables de atormentar la palabra amor, a esos personajes que cuelgan en las redes sociales sus miserias sentimentales de labios rojos. Estudio a los poetas sonoros, a los concretos, a los eróticos, a los poetas sexuales, a la poesía orgásmica, a los de la muerte, a los de la alegría, a los de las pasiones juveniles y aquellos que sin tener nada que decir escriben, escriben y escriben con reiterada obsesión sobre el amor, debajo del amor, encima del amor y el amor en cualquier parte. —¿Cómo explicarla? ¿Quién era? —se preguntaban los poetas. La señora era una mujer furiosa de una lucidez insoportable, repetían. Armelina Arista era amiga de Joanna y fue ella quien la convenció para que organice un blog en la web. Así nació la Asociación Narrativa.O. Más conocida por las siglas A.N.O. La desconfianza que se había instalado entre los poetas ante esta página en el internet los llevo a denominarla la PP o policía poética. —Joanna, el Instituto del Poeta— dijo Armelina Arista. —¿Qué? —Te invita a que des una conferencia sobre la poesía. —¿Zoom? —No, te esperan el viernes 13 de agosto a las 19.00 horas en la Casa Infernal de Muswell Hill. —¿Qué quieren? —¿Ponerle un rostro a tu fantasma? Joanna accedió y el 13 de agosto fue hacia la conferencia. Se sentó frente a un publico anónimo, los separaba una mesa de madera agobiada por el tiempo, un silencio respestuoso precedió a sus palabras, escucho su voz en el auditorio. Recito el poema de Abd ar Rahman de Trapani, poeta Siciliano–Árabe en inglés. The oranges of the island are like blazing fire among the emerald boughs And the lemons are like the pale faces of lovers who have spent the night crying. El publico enojado comenzó a golpear el piso con los tacos de los zapatos, un ruido infernal se escapo del silencio, a el murmullo de desaprobación se sumo el placer del kilombo. —Hablá en español —gritaron irritados. Joanna golpeo con el dedo el micrófono para escuchar si estaba bien calibrado y dijo, —Me encantaría hablar en español, pero no existe, probaré con Castellano. Las risas sacudían a los poetas y a los otros, todo rondaba alrededor del odio que encendía la Asociación Narrativa.O dirigida por Joanna. Ella se paso la mano izquierda sobre su cabeza, sus dedos se separaron como si fuera un peine navegando sobre un mar de cabellos. —¿Podría seguir en inglés si lo desean? —dijo. Con impaciencia continuo —la red de internet junto a los malos poetas están asesinando la poesía, nadie publica poemas, los poetas poco a poco abandonan las palabras suplantándolas con imágenes y sonidos. De esta manera destruyen la historia que tratan de vendernos. ¿Qué venden? Que la poesía es la panacea de todas las emociones sin embargo apenas se aproxima a la desesperación y si las emociones que pretende enunciar la desesperación se quedan en un lodazal meloso, la poesía desaparece y el poeta es un fiasco que solo sirve para envenenar el universo con su ego. —Escuchen estas perlas que recogí en la página web de un poeta. Mi amor, mi pétalo de rosa, estas pegada a mi nariz, Cuando te veo mi olfato se suaviza y las orejas se sensibilizan Escuchando el sonido irreal del corazón que se estira como las cuerdas de una guitarra alcoholizada Amor amor amor amor 10 mil veces amor… —¡Hija de PUTA! —gritaron furiosos los poetas que se sintieron agredidos. Joanna, dolorida, se revolvió sobre la silla, bajando la cabeza se observo por un instante así misma mientras los dedos de las manos deshicieron cada uno de los botones de su blusa. Estiro el brazo derecho para sacarlo de la manga que lo cubría, la camisa se deslizo sobre su espalda hasta detenerse sobre el hombro izquierdo, con su mano libre la tomo del cuello y extrajo el brazo quedándose con el torso desnudo y las cosquillas que las corrientes de aire que se colaba entre los intersticios de puertas y ventanas les producían a sus pezones… El publico grito su furia. Ella sostuvo la blusa sobre su cabeza, la hizo girar varias veces y la lanzo sobre los concurrentes. Se levantó con dignidad, desafiándolos con un corte de manga, camino hacia la salida y desapareció en la noche. — Me imagine que los poetas la atarían a la silla y la torturarían taladrándole las orejas con la palabra AMOR hasta volverla loca… —Ja ja, pongamos las dos historias en YouTube, ¿veremos quién gana? —Gana, él que pierde. Mario Felcha El TRAPECISTA está disponible en The Calder Bookshop & Theatre https://calderbookshop.com/Latin-American-poetry-novels https://www.latinolife.co.uk/articles/el-trapecista-trapeze-artist-survives-again https://revistaperronegro.com/daniel-mastroberardino-cuentos-de-mario-flecha/

lunes, 15 de agosto de 2022

La fiesta secreta

La fiesta secretaAbelardo Castillo LITERATURA ARGENTINA Tomás Villegas Abelardo Castillo rozaba los veinte años cuando una epifanía, perspicaz y dolorosa, le tajeó el convencimiento: su destino de escritor estaría surcado por los rectos caminos de la prosa. “O para decirlo con mayor sinceridad —sostuvo en alguna entrevista—, descubrí que no era el poeta que quería ser”. Con la publicación de La fiesta secreta acudimos, por fin, al encuentro privado del autor de Crónica de un iniciado con la poesía, su palabra más preciada. Recordemos que, si bien Castillo escribió poemas durante toda su vida, se ocupó, con celo, de resguardarlos de la mirada pública. En el agudo Ser escritor, Castillo afirma que, a su manera, todo lector es un crítico. Quizá por esto se entienda que —personal como resulta este libro póstumo— haya mantenido su poesía bajo un ocultamiento selectivo: a lo largo de su vida sólo unos pocos, poquísimos allegados, tuvieron acceso a un puñado de estos poemas. Y por esta razón, henchida de valor sentimental, de valor privado pero compartido, es que la escritora Sylvia Iparraguirre, pareja de Castillo durante más de treinta años, ha confesado su dificultad para “soltarlo”, como si soltara, junto con el libro, el último lazo literario que, exclusivamente, los vinculara. Protegido de la luz pública, este amor por la poesía tuvo un temprano inicio y una extensa duración: se extinguió, podría decirse, junto con la vida de Castillo. La disposición cronológica de los poemas de La fiesta secreta cobra así un peculiar interés: configura una trayectoria del tiempo y del deseo, nos indica en qué época de su vida nuestro retraído poeta se sentía más próximo a tal o cual forma; y en qué momento de su existencia su sensibilidad se hermanaba con tal o cual artista. El soneto rubendariano “El péndulo” —su primer poema, fechado en 1952, cuando Castillo tenía diecisiete años—, inscribe el interés por la forma y el vínculo con Edgar Allan Poe como marca de origen de una poética arraigada en los grandes tópicos existenciales. A su vez, ciertos hechos biográficos atraviesan el libro por la trascendencia que alcanzan en la vida del autor: el vínculo con Iparraguirre (“Sylvia”, “Cuando cae la noche”) y su relación con el alcohol (“Días con huella”) se transfiguran en hechos poéticos en la medida en que para Castillo la poesía es, en cierta medida, y como sostiene Gabriela Franco en el prólogo, un modo de indagación, de aventurarse, de abismarse; de iluminar, en suma, con el lente del lenguaje poético, una experiencia que escapa de los alcances de la palabra ordinaria. A pesar de este acto profundamente íntimo que supone la poesía, sobre el ánimo privado del autor se dibujan grietas que permean el ingreso de la coyuntura histórica. La sensibilidad y el lenguaje poético no habitan un mundo platónico; por el contrario, son perforados por los sucesos que, a su manera, marcan la lengua del poeta. Que marcan, incluso, el contenido. Los tentáculos imperialistas de Estados Unidos sobre Nicaragua y Cuba, por ejemplo, imprimen con “Bahía de Cochinos” y “Reuter” sus huellas en el libro. Si, en efecto, La fiesta secreta puede leerse como un engranaje más en la obra de Castillo, en conexión con su narrativa y sus recientes diarios, se debe a que las obsesiones que lo asaltaron de joven lo maniataron de por vida. El tiempo, el alcohol, la muerte, la literatura, la fragilidad de la razón, la locura, el amor, reinciden en su poesía porque reinciden, para decirlo con Valéry, en su espíritu. En el borgeano “Las palabras”, escribe: “Yo no estoy muy seguro de ser cierto. / Invento historias como quien dibuja / la cara que tendrá después de muerto”. Conociendo el pensamiento de Castillo, se intuye que este libro debiera leerse como una autobiografía, una autobiografía desinteresada de fechas, números, rigurosidades. Una autobiografía conjurada al calor del corazón de un ser hecho de intensa vida literaria. Quien toca este libro, escribió Poe, toca un hombre. Abelardo Castillo, La fiesta secreta, Ediciones En Danza, 2022, 138 págs. https://www.revistaotraparte.com/literatura-argentina/la-fiesta-secreta/

Al otro lado de la pluma

Este año 2022, el ciclo radial "Al otro lado de la pluma" ha reiniciado en una alianza con la Sociedad Argentina de Escritores, flial Salta. F M Universidad 93.9 los jueves de 20 a 21 es la transmisión en vivo que se repite en simultáneo por la página web de la Universidad Nacional de Salta. El obejtivo fundamental del nuevo ciclo es compartir la literatura desde Salta, desde su pasado y su presente con una proyección hacia el futuro.

domingo, 14 de agosto de 2022

“Historietas del Amor” de Rolando Revagliatti

Se encuentran disponibles, en forma gratuita, para su lectura, impresión, inclusión en bibliotecas digitales, blogs, etc., las dos ediciones electrónicas, en PDF y en versión FLIP (Libro Flash), de la 2ª edición-e (ligeramente corregida) del libro de narrativa breve “Historietas del Amor” de Rolando Revagliatti, el que cuenta con numerosas ilustraciones de tapa e interior del artista plástico Andrés Casciani, creadas especialmente. El diseño integral y la diagramación es de Melisa G. Benacot. En base a dicho diseño, realizó Fernando Delgado esta segunda edición. Hemos añadido enlaces de ida y vuelta desde el índice a los poemas y viceversa para una navegación más cómoda por el documento. Puede descargarse en http://revagliatti.com/historietasdelamor.htm http://revagliatti.com/Act-5-8-22/Historietas-del-Amor.pdf https://issuu.com/estquil/docs/historietas-del-amor

miércoles, 22 de junio de 2022

Susana Romano Sued

Susana Romano Sued: “Cada uno elige o queda elegido por una forma de consuelo, de cura” Entrevista realizada por Rolando Revagliatti
Susana Romano Sued nació el 27 de mayo de 1947 en Córdoba, capital de la provincia homónima, donde reside, la Argentina. Es Licenciada en Letras Modernas (1971) y Licenciada en Psicología (1988) por la Universidad Nacional de Córdoba, así como Doktor der Philosophie (1986) por la Universidad de Mannheim, República Federal de Alemania. Desde 1990 es profesora titular de Estética y Crítica Literaria Moderna en la Facultad de Artes de la UNC. Pertenece desde 1997 a la carrera de investigador de CONICET Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, en la que ha obtenido la categoría de Investigadora Superior. Participó en congresos nacionales e internacionales y dictó conferencias, cursos y seminarios en universidades de Sudamérica, Estados Unidos, Canadá, países europeos y Japón, además de formar parte de cuerpos académicos y científicos de numerosas universidades de su país. Fundó y dirigió entre 1989 y 1999 la revista “E. T. C.”, de ensayo, teoría, crítica, de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC, recibiendo en 1992 y 1994 la Distinción Máxima de Docencia e Investigación de dicha universidad. En el género ensayo publicó tres libros que recibieran el Premio Fondo Estímulo Editorial de la Municipalidad de Córdoba: “La diáspora de la escritura. Una poética de la traducción poética” (1995), “La escritura en la diáspora. Poéticas de traducción” (1998) y “La traducción poética” (2000); además, “Travesías, estética, poética, traducción” (2003), “Consuelo de lenguaje” (dos ediciones: 2005 y 2007). Fueron editados sus poemarios “Verdades como criptas” (1981; Primer Premio en el Certamen Nacional de Poesía “Luis José de Tejeda”, de la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Córdoba), “El corazón constante” (1989), “Decantar” (1990; Premio Publicación Antología Ediciones del Dock), “Escriturienta” (1994; Premio Fondo Estímulo Editorial Municipal), “Nomenclaturas / Muros” (1997), “Algesia” (2000), “El meridiano” (2004), “Journal” (2009), “Parque temático” (2011), “Algo inaudito pasa. Antología personal” (2014). Poemas suyos, algunos traducidos a varias lenguas, fueron incluidos en volúmenes colectivos: entre otros, “Lyrik aus Lateinamerika”, 1988, Frankfurt; “Ireland poetry”, 2003; “En el país de los sueños posibles”, México DF, 2008. En 2007 se publicó su novela “Procedimiento. Memoria de la Perla y la Ribera” en la Editorial El Emporio, que la reeditó en 2010; en 2012 la Editorial Milena Caserola / El Asunto, publicó una edición crítica provista de prólogo y posfacio, la cual obtuvo la subvención Prosur para su publicación en alemán, editada por Abrazos Ediciones, de Stuttgart. Prosur seleccionó también “Algo inaudito pasa”, volumen publicado bilingüe en francés y castellano a través de la editorial Reflet de Lettres. Fue la cordobesa Editorial Babel la que en 2012 publicó su libro de relatos “Rouge”, y en 2013 “Amazonia Central”, antología con estudio crítico de cuentos de escritoras de Córdoba, distinguida con el auspicio del Premio Universidad de Córdoba 400 Años, de la que ha sido compiladora. 1 — “Las hablas babélicas de los familiares: padres, abuelos, tíos, primos.” Así comenzás a responder en 2011 un cuestionario de tu coterráneo, el poeta Alejandro Schmidt. SRS — Dada la condición multilingüe de mi familia, en la que el árabe, el ladino, el hebreo, el idish, el inglés y el francés concurrían en charlas y lecturas, en canciones y bailes, en recitados y cuentos provistos por los mayores, a nosotros, descendientes de distintas generaciones, desde temprana edad me interesé por la lectura, la escritura y la traducción, actividades que practiqué en forma continuada en múltiples géneros. Mi inserción en la comunidad social a partir de la escuela y la universidad, en calidad de estudiante y docente han sido y son el marco de desarrollo de mi escritura y del fortalecimiento de los vínculos de dichas instituciones con la sociedad, estableciendo y profundizando sus intercambios y lazos de múltiples y variadas maneras. Practiqué la escritura de la poesía ya desde la escuela primaria, alentada por maestros y por mis padres, quienes poblaron de libros y enciclopedias los anaqueles de nuestra biblioteca familiar. Estudié y aprendí francés, inglés e italiano, en institutos y academias, concluí la escuela secundaria en New Jersey, y traduje desde muy joven a poetas de esas lenguas, escribiendo yo misma poemas en inglés, que se publicaron en el periódico de mi escuela de Woodbridge. Siempre palpitaron en mí el ritmo, la melodía, las rimas de la poesía.
2 — Tu primer poemario obtuvo un primer premio. SRS — Sí, reúne textos escritos desde 1971 hasta 1980; en realidad son tres libros en uno. Constituyó un aliciente y un impulso fructífero para mi desarrollo artístico y profesional, contribuyendo al logro de una beca de Doctorado en Alemania, en tiempos de la dictadura cívico-militar de nuestro país. Miguel Delorenzi, artista diseñador, fue quien me acompañó en esa aventura, que tuvo tanto de desventura como de fortuna, pues tuvimos que “declarar” sobre el contenido y la portada del libro ante los agentes de inteligencia de la dictadura, pues deducían del título, “Verdades como criptas”, de los nombres de algunos poemas, y del diseño de la tapa, una fotografía de un muro con unas marcas de tiza hechas por Delorenzi para la diagramación, que podría tratarse de un libro subversivo, con códigos cifrados y mensajes para la guerrilla. Nos interrogaron en los sótanos de la imprenta municipal, nos obligaron a modificar la imagen de tapa, y el libro se imprimió un año más tarde, con una tirada que fue menos de la mitad de lo que correspondía por el premio. Fue muy amargo. Con el libro marché hacia Heidelberg, donde tuvo su primera presentación honrosa, y de donde surgieron traducciones que luego integraron antologías alemanas. En 2011 se realizó el evento conmemorativo “A 30 años de Verdades como Criptas” en un panel de ética y estética en el marco de la Feria del Libro de Córdoba. Como estuve un par de años bajo vigilancia, y sin acceso a instituciones públicas de pensamiento (universidad, academias, escuelas, etc.) me vi obligada a trabajar en el comercio, vendiendo bijouterie y accesorios. Hasta que pude emigrar con mi familia (esposo e hijo de cinco años) a Alemania, donde viví seis años. Durante ese exilio pude perfeccionarme en todos los aspectos, estudiando, comparando y difundiendo literatura de mi provincia, de la Argentina y de América Latina en el contexto de las producciones alemanas y europeas, alentando con ello mi propia escritura. En ese contexto di a conocer la situación de nuestro país durante el terrorismo de estado, las purgas de las bibliotecas, cuyos títulos eran leídos en el exterior. De esa estancia surgió mi obra “Males del sur”, ciclo de poemas que capturan el escenario del horror; uno de sus poemas, “País de las sombras largas”, obtuvo una distinción de la Secretaría de Derechos Humanos en 1985. Y más tarde, en 1994, fue un capítulo del poemario “Escriturienta”. Retomando la experiencia en la dimensión académica, mi desarrollo y perfeccionamiento en el exterior, en calidad de docente e investigadora, me permitieron obtener los títulos de Doctora en Filosofía, Letras, Psicología y Pedagogía, así como de Traductora Diplomada de varias lenguas, lo cual alimentó a su vez mi desarrollo escriturario, en los géneros de poesía, narrativa, ensayo, drama y canción. La investigación comparada entre poesía alemana y argentina, las cuestiones del vertido de una lengua a la otra, problemática que fue el tema de mi tesis de doctorado, ha sido una cantera importante para mi entera producción en todos los géneros, que entiendo que pueden ser separados relativamente. 3 — ¿Cuándo te reintegraste a la UNC? SRS — En 1987, como profesora de Teoría Literaria, y luego de Estética y Crítica Literaria Moderna. Me ocupé de vincular la institución universitaria con la comunidad, organizando ciclos y talleres de lectura, escritura y discusión, en centros culturales, en Ferias del Libro, en cursos de extensión, en charlas y conferencias en colegios profesionales, con distintos actores de la sociedad, como artistas plásticos, músicos, psicoanalistas, docentes, estudiantes, comunidades y centros vecinales barriales. A la vez que introduje en las cátedras un espacio para las producciones de literatura de Córdoba, de nuestro país y de América Latina, así como di lugar a producciones del hemisferio norte y Europa, de las cuales en muchos casos hice las traducciones, para ponerlas a disposición de colegas y estudiantes con la intención de enriquecer nuestro medio educativo con el intercambio. Destaco, a manera de ejemplo: la creación y dirección de la Revista “E.T.C.”, promoviendo la publicación de trabajos académicos nacionales e internacionales, y el ciclo “Poeticón”, que diseñé y organicé en la década de 1990 en el marco de la programación de la Feria del Libro de Córdoba; los talleres de la Fundación FoCo Cultural en Villa Azalais con el programa PRIMER (Programa de Recuperación de la Identidad y la Memoria en Redes), en conjunto con Radio La Ranchada y con auspicio de Desarrollo Humano de la Municipalidad de Córdoba. Asimismo, el ciclo 2005 y 2006 Itinerarios Literarios, “La Cocina de la Escritura” y “Programas de Escritura”, auspiciado por la Fundación Osde. Fundé y dirigí y aún dirijo el sello editorial “epoKé”, que alberga volúmenes importantes de producción intelectual y cultural de autores argentinos y del exterior. 4 — Hay un par de títulos que me resultan muy atractivos: “Topologías de los inclasificables en ‘Sobre héroes y tumbas’ de Ernesto Sábato” y “Amazonia Central”. SRS — Por el primero tuve la satisfacción de obtener con ese estudio de la obra de Sábato el Premio Internacional de Ensayo “Lucian Freud” 2007; posteriormente, en 2008, integró en versión ampliada el volumen crítico de la obra “Sobre héroes y tumbas”, coordinado por María Rosa Lojo y editado por la Colección Archivos Poitiers / Alción-Córdoba. Un trabajo arduo y riguroso que llevó adelante María Rosa, superando innumerables dificultades hasta cernir ese volumen imprescindible para la historiografía de la literatura argentina. “Amazonia Central” está provista de un estudio crítico de mi autoría sobre el género “antología”, así como de comentarios sobre cada uno de los textos. Es el resultado de una larga investigación y numerosos intercambios con las autoras, que me llevó tres años de trabajo. Ofrece, además de los cuentos y el estudio crítico, una viñeta autopoética de las autoras, en las que cada una responde a la pregunta: ¿cómo concibe un texto? 5 — Es desde 2012 que participás activamente en el proyecto del Archivo Provincial de la Memoria “Los Tiempos del Exilio”. SRS — Allí he aportado mi trabajo en defensa y consolidación de los derechos humanos, contribuyendo con ciclos, escritos, charlas y debates abiertos a la comunidad, y con el auspicio de la Secretaría de Cultura de la UNC. El programa incluye la conformación de un Álbum del Exilio, en el cual ex-exiliados brindan sus testimonios acerca de esa experiencia, en muchos casos enriqueciendo con fotografías, dibujos, objetos, recuerdos, afiches de sus propios acervos. En ese mismo marco hemos realizado “Los hijos del exilio”, justamente con la presencia de hijos de exiliados que nacieron en el extranjero, la muestra de “Libros prohibidos” y la publicación del “Diario de la memoria”. Éstas son algunas de las actividades que se desarrollan en el Archivo Provincial de la Memoria. 6 — Contemos que fuiste secuestrada el 24 de junio de 1977 y llevada al Campo de la Ribera, donde permaneciste hasta mediados de agosto de ese año. Y que debiste declarar en octubre de 2014 ante el Tribunal Federal Nº 1 por “El caso Mackentor”, una empresa apropiada de manera extorsiva por los militares. Y esto lo enlazo con tu novela —¿por qué experimental?— “Procedimiento. Memoria de la Perla y la Ribera”. SRS — En realidad deberíamos llamarla “experiencial”, citando la expresión que Silvia Hopenhayn utilizó cuando presentamos en la ciudad de Buenos Aires la edición 2012 de la novela, junto a Luisa Valenzuela (autora de una de las contratapas) y Susana Cella, en el Centro Cultural de la Cooperación a fines de 2013. El experimento consiste en una dislocación de lenguaje en varios niveles, como por ejemplo en la gramática, la supresión de todos los artículos determinados e indeterminados, que se semantizan en tanto figuran la supresión de lo humano; el abundante uso de gerundios que fónicamente resuenan como endecha o elegía, un continuum coral que se corta abruptamente mediante diálogos cuasi dramáticos. Hay también una lista de nombres propios que son anagramas de nombres verdaderos de los represores. Así como el recurso de la dislocación temporal, pues comienza con el día tres, sigue con el día ocho, hora setentaiseis, de modo que se puede iniciar la lectura en cualquier parte del libro, pues su estructura es espiralada. Se trata entonces de un verdadero experimento fono y morfosintáctico, semántico, retórico y de estructura discursiva, que hace de la experiencia real un texto ficcional-poético. La obra ha sido estudiada y comentada desde su primera edición, fue objeto de seminarios en universidades nacionales e internacionales, temas de tesis de grado y posgrado, está traducida al inglés, parcialmente al francés y al italiano, y en este momento está siendo traducida al alemán. 7 — Has dirigido programas multilaterales nacionales e internacionales de investigación sobre las estéticas y la teoría de la traducción literaria, sobre las relaciones de la ciencia y la cultura con el pasado histórico, etc. ¿Es en la actualidad que estás dirigiendo un proyecto interuniversitario internacional o ya está concluido? SRS — Llevo desde hace décadas la investigación acerca de la importación de discursos bajo la rúbrica “Aduanas”, pensando la traducción, el traducir y lo traducido como el núcleo fundamental de los saberes en nuestra cultura. Se realizó, por ejemplo, el II Simposio Internacional “Aduanas del Conocimiento”, con participación de estudiosos de la Argentina y de otros países que han investigado la importancia de la traducción en la constitución de las disciplinas, sus categorías y sus metodologías, así como en la creación de lo que conocemos como literaturas nacionales. Es muy interesante constatar que al mismo tiempo en que vivimos en un mundo de traducciones (y hoy con la web más que nunca) desde los más remotos tiempos —acaso desde el desastre de Babel…—, y sin embargo no reparamos específicamente en ello. En el terreno de las prácticas teóricas, esto es muy notable puesto que los aparatos bibliográficos en su mayoría provienen de otras lenguas, son traducciones (cuando no se usan directamente en idioma original, como suele ocurrir con varias de las ciencias llamadas exactas, físicas y naturales). En el campo literario hemos leído y leemos las obras clásicas de variado origen siempre en traducciones. Una práctica naturalizada. Es realmente milagroso que a lo largo de los milenios las obras atraviesen toda clase de fronteras empezando por las lingüísticas. Cruzan geografías, épocas, miradas y contribuyen tanto a la fundación de géneros, discursos, movimientos, perspectivas en los ámbitos de llegada. Estoy dirigiendo también un proyecto sobre Metapoéticas de literatura de la Antigüedad Grecolatina y de las letras y las artes de la literatura argentina y latinoamericana, auspiciado por la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad de Córdoba y por Conicet. Estos proyectos están radicados en el Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad, CIECS-CONICET-UNCOR, en el marco del Programa Multilateral Interdisciplinario EST/ÉTICAS, que dirijo desde hace varios años y que articula proyectos asociados internacionales como el de la UNAM-MÉRIDA, sobre Poéticas y Pensamiento, el de ÉTICA Y ESTÉTICA en la literatura y las artes que dirijo en conjunto con la Universidad de Artes Visuales de Hamburgo, entre otros. Por otra parte, soy responsable junto a tres investigadoras de CONICET del proyecto “El cine que nos empodera” y que investiga las producciones audiovisuales del conurbano bonaerense y las del cine independiente de Córdoba. 8 — Es a quien ha traducido obras teóricas o de literatura de lengua inglesa, alemana, francesa, italiana y portuguesa —como Georg Trakl, Gottfried Benn, Höderlin, Ingeborg Bachmann, Brecht, Celan, Else Lasker-Schüler, Gertrud Kolmar, Sachs, Rilke, Max Bense, Jean Bollack, Turk, Bernhard Wandelfels, Oliver, Blake, Yeats, Robert Frost, Pound, Elliot, Theodore Roethke, Ginsberg, Dickinson, Greenberg, Haroldo de Campos, Lispector, Pessoa, Joao Cabral de Melo Neto, Cesare Pavese, Eugenio Montale, entre muchos otros— a quien le pregunto: ¿prevés un volumen testimonial que reúna una muestra de todos los autores de los que has dado tus versiones al castellano? SRS — Tu pregunta es muy pertinente. Estoy trabajando en una serie de volúmenes bilingües, una futura colección, que tiene perspectivas de concretarse en un futuro bastante próximo. Se trata de antologías críticas, por eso el trabajo es arduo y lleva bastante tiempo. Hay cuestiones de derechos de autor vigentes, entre otros aspectos que complejizan las ediciones. La tarea del traductor, como se llama el ensayo bien conocido de Walter Benjamin, a la vez que exigente y empeñosa, es un interesante desafío que impulsa el deseo de escritura, lo que llamo “agitación de lenguaje”, frase que acompaña los dos nombres que he dado al universo de la traducción: “la diáspora de la escritura” y “consuelo de lenguaje”. 9 — ¿A qué autores de habla castellana has traducido a qué lenguas? SRS — Entre varios otros, he traducido poemas de Gabriela Mistral, de Rafael Alberti, de Sor Juana al inglés, al francés y al alemán. De Carlos Pellicer al alemán. De Borges y de Alejandra Pizarnik al italiano, en todos los casos para ilustrar problemas de poéticas comparadas en ensayos específicos y en mis clases. 10 — “Duelo y melancolía en la traducción” es el título de un artículo que te publicaron en el Nº 0 de “Docta”, Revista de la Asociación Psicoanalítica de Córdoba, en 2003. ¿Podrá ser que nos expliques tu enfoque? SRS — En primer lugar, quiero señalar que ese ensayo ha sido reescrito varias veces, la última versión se incluye en el libro “Dilemas de la traducción”, que está en proceso de edición en la editorial de la UNAM. La cuestión del duelo y la melancolía se relaciona con la búsqueda de un objeto, el objeto perdido por excelencia, que nunca cesamos de buscar alentados por el deseo. Que en el caso de la traducción es el significado equivalente que falta, cuando se trata de sistemas de lengua muy alejados uno de otro, como lo relata el cuento de Borges “La busca de Averroes”, que es el que abordo en el trabajo. Por cierto, que es una referencia psicoanalítica, específicamente freudiana, tomada de su ensayo “Duelo y Melancolía”. El trabajo del duelo, animado por el deseo, en este caso el deseo de lengua, y el entusiasmo de la búsqueda, son las condiciones de consuelo, de restañación por la búsqueda de una equivalencia, o mejor dicho la invención de una equivalencia, que a lo sumo será o sería “casi lo mismo” —“Decir casi lo mismo. Experiencias de traducción” de Umberto Eco—. La melancolía es el estado de desconsuelo absoluto que suele terminar en el abandono de sí, cuando se deja de buscar. El relato de Borges es justamente, a mi juicio, el camino de la búsqueda de Averroes, que oscila entre el entusiasmo y la determinación por traducir de Aristóteles, en el incipiente español de su época, los términos Tragedia y Comedia (que estarían en el tomo de la poética que se perdió en el incendio de la biblioteca de Alejandría), cuando en su cultura mahometana la representación teatral no existe, la cultura y la lengua de llegada. La oscilación, el vaivén entre entusiasmo, esperanza y desolación es precisamente la travesía que culmina, como se lee en el cuento con un punto de llegada, en una equivalencia imperfecta, mutilada, pero una aproximación probable, como sucede con cada caso de traducción. Averroes sucumbe, o como enuncia Borges “fracasa”, y él mismo, el autor, se coloca en la posición, irónica y hasta pícara, pues también aparece sucumbiendo. Es decir, ha triunfado la melancolía, con la supresión del sujeto y su deseo. A mi entender se trata de establecer una perspectiva y una invitación a discutir sobre la traducción entre culturas, arrancándola del dilema entre posible e imposible, y colocándola más bien en el horizonte de lo probable… 11 — Retomando la adscripción de “experimental”, Susana: has producido con el músico Federico Flores la obra “Leer3: Los Silencios del Sonido”. SRS — El Centro España Córdoba organizaba todos los años, entre otros, un ciclo llamado “Música con todas las letras”: un escritor y un músico o banda de música, enlazados por sorteo, realizan un trabajo conjunto que se presenta en el Centro en una especie de “living” y ejecutan en vivo la pieza resultante. La mayoría de los escritores entregaba a los músicos sus textos y luego los músicos trabajaban desde su disciplina con esa escritura, bien musicalizándola, o incorporándola a una música propia ya compuesta. En nuestro caso, Fede Flores y yo, lo que resolvimos hacer fue trabajar en conjunto sobre la base de un principio estético: “la pérdida del intervalo”, entendida como la ausencia de silencio, pausa, detención, en todos los tipos de estímulos que acosan permanentemente al sujeto contemporáneo, minando la capacidad de establecer diferencias: todo el tiempo suena música de fondo, “ambiente”, de radio, de tv, de cintas enganchadas, en bares, autobuses, restaurantes, negocios, cenas, autos, a veces combinadas y superpuestas unas con otras. Esto provoca lo que yo llamo “horror pleni” por oposición al antiguo horror vacui que atravesaba cierta melancolía de la subjetividad. Al no haber pausa, detención, espacio en blanco que haga descansar la mirada, el oído, el ritmo de la sensibilidad, se impiden o mutilan juicios distintivos, todo se homogeneiza, y por supuesto, ello maltrata al sujeto. El volumen juega un gran papel, cuyos efectos nocivos recién ahora se advierten, como la hipoacusia, entre otras patologías adquiridas por efecto de la cultura global que acosa sin interrupción. Las advertencias caen en el vacío-lleno, pues la vorágine arrasa con las buenas intenciones. Y si bien Fede y yo pertenecemos a culturas que se hallan en las antípodas una y otra, decidimos sin embargo construir texto y música que hicieran signo con esas marcas. Trabajamos durante más de un mes. Fede es un DJ que usa samplers, y toda clase de músicas hechas (ready mades musicales, demos), así como se la pasa registrando sonidos que le hablan a su sensibilidad estética. Grabamos mi voz leyendo poemas míos que ya existían: “muro de vacío”, “muro de silencio”, “muro de ausencia”, “muro de palabras”, por ejemplo, del libro “Nomenclaturas / Muros” (Libros de Tierra Firme, 1997); también un texto como arte poética, “escriturienta / cuerperos” (de “Escriturienta” (Argos, 1994), y fragmentos de “El meridiano” (Alción, 2004 y 2007). A la vez, construí los textos específicos para LEERE, que quiere decir VACÍO en alemán y es homofónico de enseñanza, y por supuesto acto de leer conjugado en tiempo futuro en castellano. Federico se ocupó de mezclar las voces y hacerlas salir con otros módulos grabados (grabaciones de la voz de Julio Cortázar, rascados de discos de vinilo, composiciones propias hechas por él para la obra en sintetizador, etc.). Con el material grabado, “actuamos” en vivo el once de marzo de 2005, con un mínimo guión, él haciendo funcionar todos sus aparatos, mis poemas grabados saliendo en sucesivo y simultáneo por cinco bocas de altoparlantes, y yo leyendo los textos ad hoc, que son descomposiciones de palabras que se refieren todo el tiempo a la reducción del lenguaje a sus partículas, incluyendo frases en alemán, entre otros sonidos y expresiones. Como la performance en vivo no se grabó, hicimos después un trabajo de edición que nos insumió dos meses y de ello resultó el cd LEERE. Fede Flores es un brillante músico de inscripción hip-hop; dirigió una banda llamada Locotes, con temas propios conocidos en Argentina y en Europa, tiene 36 años y un talento excepcional. Ha estado y está intensamente ocupado con actuaciones en distintos y destacados centros culturales y en auditorios, clubes y teatros de nuestra provincia, del país y del exterior. Me interesa insistir en que la creación de LEERE ha sido conjunta, sobre este principio estético que desarrollé por escrito y que fue acordado por ambos: “Un intervalo es la pausa, la espera entre dos momentos de una sucesión, o la distancia entre dos puntos del espacio, la oscuridad entre dos cadenas de luz. La detención, ausencia del sonido o del movimiento. Cuando la sucesión se detiene, emerge sólido, compacto, real, el vacío. El intervalo implica distancia, intersticio, hendidura, que adquiere la materialidad y el espesor por delinearse con límites precisos. Equivale al instante al que nos lanza el artista para la experiencia del disfrute estético. El intervalo abarca la dimensión temporal y la dimensión espacial. La pausa deja que se abra el fluir del pensamiento; es necesaria. La ausencia de la pausa, esa distancia hueca, en el arte, y la ausencia de conciencia de ese intervalo, obturan y embotan la sensibilidad y la inteligencia. Se ha perdido el intervalo, lumínico, sonoro, volumétrico. Los objetos, en una masa viscosa y envolvente, tienden a ocuparlo todo, forman muros, espesos. Pero el arte da a ver, muestra, hace oír. Se hace presentación ostensible, ostentosa, desafía las letosas, que no dan respiro.” Entonces lo experimental, que también abarca otras obras mías, como poesías visuales, o lenguajes construidos para la poesía, es un principio que orienta las búsquedas en las que me embarco. Una aventura, ya lo dije, experiencial. 12 — Transcribo de una entrevista que le realizaran a Alicia Genovese: “…para articular su voz, cada mujer necesita desarticular los significados impuestos en una cultura. Es un discurso contracultural, aunque no aparezca enunciado así en los textos poéticos. El solo hecho de que una mujer proyecte su propio deseo ya es contracultural.” ¿Comentarías, añadirías…? SRS — El lenguaje de mujer, no necesariamente inscripto en la condición anatómica, es sin duda revulsivo con los efectos de desarticulación que menciona Alicia Genovese. La sociedad patriarcal está hoy jugándose su posición de predominio, de hegemonía, que entre nosotros ha alcanzado un grado de violencia sin precedentes. Esto coincide con el empoderamiento de las mujeres, lo cual suscita, como lamentablemente constatamos cada día, actos mortíferos de venganza. La escritura es un campo a desbrozar, para abrirse paso en medio de esa hegemonía, y el costo es alto. La construcción del canon literario es una muestra cabal de la posición que consolida un predominio universal e histórico de varones, y eso tiene como efecto la generación de un contracanon que termina siendo una discriminación positiva. Es una lucha muy larga, entre otras, que llevamos adelante las mujeres. 13 — ¿Sobre qué asuntos de la literatura considerás que se investiga poco y nada? SRS — Creo que es escaso lo que se estudia sobre literatura traducida como género que convive con todos los géneros de un sistema literario. Incluyo en ello la importación de todo tipo de saberes y discursos, no solamente literarios. Merced a la traducción construimos mundos, lenguas, textos, y conservamos el acervo de las culturas más allá de las fronteras lingüísticas, geográficas e históricas. Por eso las traducciones son utópicas y ucrónicas. Actualmente se están expandiendo las investigaciones del fenómeno traducción como proceso de transferencia interlingüística, intersemiótica e intercultural. Investigaciones se desarrollan puntualmente en algunas instituciones científicas y académicas del mundo. A las traducciones les debemos los sucesivos enriquecimientos de las lenguas de llegada. Aunque ahora con los traductores automáticos digitales, que están creando nuevos lenguajes y hasta nuevas lenguas, entiendo que dichas investigaciones deben incorporar necesariamente la algorítmica como campo lingüístico que ha transformado radicalmente la tradición de la lectoescritura, si es que no la está empezando a sustituir, lisa y llanamente. Con la convergencia digital, que ha creado nuevas subjetividades, el acceso a los acervos culturales se está orientando a lo puramente audiovisual, y sospecho que las futuras generaciones olvidarán la letra. 14 — Prologando Jorge Luis Borges su propia “Antología poética 1923-1977” (Alianza / Emecé, 1981), este breve párrafo: “Se de poetas admirables —Enrique Banchs, Arturo Capdevila, Toulet—, que han sido relegados al olvido, porque no fueron otra cosa que admirables poetas, que no modificaron el curso de la literatura.” ¿Tu apreciación…? SRS — Creo que es un juicio de gusto personal, de pertenencia grupal e institucional y de época. Siempre se trata de una convención, por lo tanto, es arbitrario. Ya conocemos sobradamente los “descubrimientos” y redescubrimientos de valores que en su momento no entraron en el canon por diversas razones. Y a veces entran por cuestiones de mercado (o mercanon, como le llamo yo). Existen innumerables casos en que la literatura, su curso, se modifican por retroacción, reparando en lo excluido, lo olvidado, lo desechado, revalorizando sus aportes, que en su momento no fueron tales. Se trata de políticas de consagración y por lo tanto del ejercicio del poder en lo que concierne a juzgar. Un ejemplo ya remanido es el Canon Occidental de Harold Bloom. Últimamente se empezó a rescatar a Carlos Mastronardi, entre algunos otros, convirtiendo sus obras en obras de culto. También se re-re-re-rescata a Leopoldo Marechal. En cierto Coloquio muy importante se lo colocó en el ápice de la literatura no solo argentina. Me atengo por el momento a una cuestión de gusto: leo mucho a Gabriela Mistral. Claro, obtuvo el Nobel… Y los poemas de Ezequiel Martínez Estrada… 15 — ¿Estimaciones respecto de tu modo prevaleciente de ser alcanzada por el abatimiento, la desazón, la frustración y de tu modo prevaleciente de restaurarte, equilibrarte, gratificarte? SRS — El abatimiento no me ha sido ajeno. Y seguramente no lo será. Pero es la condición del ser humano: atravesado por el lenguaje, sexuado y mortal. Cada uno elige o queda elegido por una forma de consuelo, de cura. Por el amor, por la creación artística, por la invención, adquisición y transmisión de saberes, por la fe. Me gusta la invocación CURATE IPSUM. La escritura y la lectura son balsámicos. Ser analizante también. 16 — ¿Tinto, blanco o rosado? SRS — Tinto, roble, y en lo posible Pinot Noir o Cabernet Sauvignon. 17 — Aldo Pellegrini afirmó: “El humor es el elemento que provee a la poesía de su mayor virulencia. Acerado como la luz, el humor se constituye en la vanguardia combativa en pro de la autenticidad del ser. Con su filo luminoso corta la oscuridad, y aporta el fuego que consume lo muerto y reanima lo vivo.” ¿Qué poetas o poemas humorísticos —o donde se asome o despliegue el cinismo, la burla, la acidez, la chocarrería, lo sardónico, lo punzante, la parodia, lo corrosivo, lo incisivo, lo zumbón— recomendarías? SRS — Los del “Oulipo”: Taller de Literatura Potencial (Francois Le Lionnais, Raymond Quenau), y sin dudas Leónidas Lamborghini. Me encanta el libro “Fecunda” de Livia Hidalgo, de un género incalificable, que es especialmente poético y humorístico. Así como me capturan las microficciones de Luisa Valenzuela. 18 — ¿Qué pensás del nacionalismo? ¿Qué es la patria? SRS — ¿Debo entender que asimilás nación y patria? En primer lugar, sostengo que es necesario un concepto muy explicado de nacionalismo, que de lo contrario puede confundirse con ideologías y corrientes políticas deplorables. La “nación” es un concepto joven, proviene de la modernidad europea; es una construcción que surge alrededor de la segunda mitad del siglo XVIII. Se trata de una entera creación humana que se realiza en tres dimensiones: la identificación de los ancestros, el folklore y la cultura de masas. Estos tres elementos clave de la construcción de las identidades nacionales tienen lugar en diferentes épocas y bajo formas diversas, y permiten la difusión de la idea nacional. Se puede observar entonces que la invención de las naciones coincide con una intensa creación de géneros literarios o artísticos y está estrechamente ligada a la modernidad económica y social. De acuerdo con Anne Marie Thiesse, dicha construcción se efectúa en detrimento de otras identidades minoritarias o débiles, ya que cierta parte de la cultura, y también culturas enteras, pueden resultar ignoradas, sometidas a olvido, censuradas, discriminadas, en beneficio de otras que se privilegian de acuerdo con las fuerzas hegemónicas que instituyen la nación. La invención de la nación al tiempo que se realiza en el campo de las luchas históricas, políticas, bélicas, de instauración del poder, se despliega en una narrativa: por medio de actos performativos, fundantes, discursos que fijan campos simbólicos e imaginarios a partir de los cuales se gestan políticas y programas, imperativos de la constitución de comunidades homogéneas, gobernables según la impronta ideológica y de sistema político económico que informa a las programáticas de Nación. Es decir que no existe una “esencia” de nación, sino que se trata de convenciones. Acuerdo con el sentido éste, y cuando por ejemplo decimos que algo es de raigambre nacional, identificamos (y nos identificamos) con esos rasgos distintivos e instituyentes. Sobre todo, cuando estamos, estoy, en el extranjero; ser argentina, manifestarme como tal, me implica en esa institucionalidad, en esa afiliación, en esa pertenencia. El riesgo son los fundamentalismos…. Otra cosa, otro concepto es Patria, que merece también un cuidadoso cernimiento. Una patria puede albergar muchas naciones, como sucede en Bolivia actualmente. Patria viene de Pater, el que pone la simiente para generar comunidad, familia, autoridad. A veces se confunde con el Estado. Depende de la época. Yo me identifico con la patria argentina, más allá de las efemérides fundacionales y de las epopeyas que les dan sentido. 19 — ¿Cuáles son tus poemas preferidos de esos poetas sobre los que tanto has investigado y producido: Gottfried Benn (1886-1956) y Paul Celan (1920-1970)? SRS — De Benn, el entero ciclo “Morgue”. De Celan, “Tenebrae”, “Psalm” (Salmo), “Es war Erde in Ihnen” (“Había tierra en ellos”). 20 — Por la fidelidad y entrega a una causa o proyecto, ¿a qué personas admirás? SRS — Las listas siempre llaman la atención por lo que falta. Pero aún a costa de ese riesgo, admiro justamente a Paul Celan. También a Sigmund Freud, a Marguerite Duras, a Ingmar Bergman y a Carlo Ginzburg. 21 — ¿Cómo son los jóvenes hoy en sus vínculos con el saber respecto a cómo eran cuando vos cursabas tus carreras y cuando te iniciaste en la docencia? SRS — La respuesta, como casi todas, es provisoria, en cuanto a definir características distintivas. Pues cada año enseño a una nueva cohorte. Si bien la transformación cultural es enorme desde lo que se llamó pensamiento único y posmodernidad tras la caída del muro de Berlín, y aun cuando el estallido tecnodigital global ulterior y dominante en el presente implica un abrupto corte en la condición humana, al menos como la conocemos en occidente, puedo decir que quienes estudian literatura como carrera y acaso como profesión a ejercer, tienen algunas cosas en común con mi generación de condiscípulos: interés por la lectura, actitud crítica sobre la sociedad, o sea posturas políticas fuertes que no significan necesariamente la pertenencia a un partido o a un movimiento político específico. Sobre todo, encuentro entusiasmo, curiosidad y demandas exigentes y filosas. Rondan los 22-23 años cuando cursan mi materia. Con ellos amplío mi inteligencia, y afino la escucha. Aprecio enormemente esa posibilidad de vínculo en la transmisión. 22 — Noé Jitrik cita en su ensayo “Las marcas del deseo y el modelo psicoanalítico” (Revista “Literal”, nº 4, Buenos Aires, noviembre de 1977), lo siguiente: “quien lee determina a quien escribe” y “quien lee determina la forma de un escrito”. ¿Quién lee, quién te lee, cómo inferís que sos leída? SRS — Estoy muy de acuerdo con Noé Jitrik, un maestro del que nunca se deja de aprender. Y su enunciado tiene una actualidad asombrosa. Sé quién me lee cuando recibo comentarios directos de los que recorren mis libros. No puedo hacer una generalización. De cada lectura, ensayo crítico, comentario personal sobre mi obra, me sobreviene el asombro, encuentro sentidos inesperados, enriquecedores, que a su vez (re) alimentan mi escritura y mi juicio sobre lo que he escrito. Durante mucho tiempo se me ha tratado de “poeta hermética”, y así ha quedado fijado en la idea que muchas personas tienen de lo que escribo, sobre todo de la época de mis primeros libros. Por eso, y no sin ironía, escribí mi último poemario “Parque temático”. El libro contiene poemas “herméticos”, los cuales se repiten, pero “explicados”. * Susana Romano Sued selecciona poemas de su autoría para acompañar esta entrevista: SONETO de mujeres Del bullicio del mundo llegan voces al femenino y singular oído: los fastos de homenajes, y el olvido de siglos y milenios se conoce Una mujer, mujeres, otra y mismas asoman como madres, como crías despuntan en la escena de su día del anónimo turbar de las marismas Sujetas de dolores y alegrías donan de sí los dones y las furias y despejan genéricas espurias: el común saber se aclara y se desvía del prejuicio: no objeto de lujuria sino creatura que combate injurias. (de “Kalendas”, 2014, inédito) * Casa de brujas (in dubia contra reum) Breve el peldaño y el respiro breve hora que horada y al sombrío mueve y no hay siglo ni hay año ni nobleza ni rastro de entereza tras la venda caída tiembla un ojo y tras el ojo tiembla la mirada y acucia la corriente sin marea la ola de dolor que se aparea fluye hacia la orilla mancillada de la encía y la ingle las membranas y no alcanza la tierra prometida ni se cierra como se quiere el cielo sobre el pecho tarda la ida del pozo al otro pozo lenta la vida para huir del seso siega la mano la mano del artero y hay un infierno detrás de los infiernos. Por el amigo y el amigo del amigo y por ti mismo se acaban los ausentes y te extravía la memoria y el ombligo y te confiesas de pecados y delitos y de actos malos nunca cometidos y de otros dolos nunca ejecutados: maleficio de la duda concedido. (de “Escriturienta”) * [La marea gotea en la llaga sustraída al veneno] I La interrupción Dos yacijas: su cama de manta rayada, su caja funeraria, las coronas de flores, prohibidas por la religión, el espejo del corredor tapado con una tela floreada. Y la caja. La caja y la cama, antes del rito de preparación hecho por la mujer de la comunidad, componía una unidad con el cuerpo, una forma sólida y quieta. El cuarto ahora era el cuarto en que se contaba de nuevo para un nuevo calendario. Una escultura blanda, desalentada, vuelta cosa sin alojo, sin huésped. A quién le habla uno, al cuerpo, al huésped, a quién hablar. Al doble desbocado que susurra la persecución Al mayordomo Al vecino de más allá Al primo segundo que vino desde el extranjero para la condolencia A los administradores de la piedad A la amiga íntima que se prueba el collar A la mujer del rito que viene lavar el cuerpo a solas Al oficiante que desgarra un borde de las ropas En el desierto que crece a expensas del conjunto. (de “Algesia”) * Vivir en una lengua Estoy en silencio. Oigo cómo vienen de afuera los ecos de las voces mezcladas con la palpitación del cuerpo mío. Tengo este cuerpo, y este cuerpo soporta los ecos de afuera, ajenos, y los coros de dentro, ajenos también por estar atrapados en los muros de la constancia de la lejanía. Palabras dormidas, auscultadas por una memoria, de visitas furtivas. Soy una palabra rota, habito en un recinto de infancia, in fans: el que no habla; el que no habla, todavía. Enhebro los abalorios del habla en una cuerda y escucho las voces que son ecos; no hablan conmigo; prometo la gravedad de la atención a los silabeos de las voces ajenas; acopio estos víveres para la travesía de la lengua. Sé que acechan las sirenas: si las escucho el habla de adentro va a ceder; si no las escucho el paño de sordina que envuelve al habla de adentro ahogará los ecos que ahora son extraños para el espejo que le pone la otra ajenidad. Pero no; la infancia no es el lugar de donde vengo. El callar es un callar adulto, luego de haber practicado el habla, las hablas, la escritura en el regazo áspero del suelo natal, provisto aquí y allá por la escarpa de la memoria. Desde allí es que me arranco; y voy rodeada de mi piel, ropa de dolor. Es el mismo grito que no se oye, igual que en la fonación improbable en las pesadillas. En el sueño, tonos y sonidos reverberan en el número preciso del viaje: en el lugar de los nombres, de las cosas, de los rostros desfilando a un lado y otro de la despedida. Son las consecuencias de la luz despilfarrada en la violencia, el mucho ver y oír, los cantos rodados que se apilan al costado de la pequeña tradición. Veo que soy un peregrino, y no tengo de dónde venir. Pronto la lengua ajena desgarra la delgadez del alojo. Las diéresis, las siseantes fonéticas se adueñan del breve lugar en mí, de la reserva en la que han empezado a florecer el soneto, la corona, las cadencias graves de los once tonos. Hay sílabas, palabras alejandrinas que brillan como diamante. Paladas de frases de arena. Están sucias de pronunciación, de significado, de superficie. En el umbral de la lengua se alzan las grafías de escritos antiguos; es el hebreo, es el ladino, el árabe de mis mayores, admonición sobre la palabra y sobre los treinta y seis justos que sostienen el mundo. El hebreo emparentado, mezclado a los dialectos de la aldea, lejos de la lengua de los asesinos. Residuos, ruinas, vestigios; el corte da en la garganta para la prosodia desconocida. No me muerde aún el idioma. Apenas ha hundido sus colmillos en el corazón de lo gregario; la comunidad, deshecha y esparcida por las diásporas, me confina en lo callado. Gutural, materna, la lengua de oriente rumia en la duna y en la alta barda costea los restos de coral, y sangra. Carga los hijos en la espalda; no habla. Las rimas gorjean en la melodía del destierro mientras las hablas desentonan aquí y allá; son las afonías de la despedida, son las endechas mudas, espigando la orilla del corazón biendicho. De noche, los tártaros abandonan el desierto; merodean al borde del sueño, sacan provecho del cansancio y dejan prefijos encajados entre las palabras graves, en las arcadas. Hoy he cedido a la entonación, a la rima pobre, a la desinencia. A la cancelación sonora de la procedencia. Me nace una frase monstruosa en un giro de aliento que alberga una pausa entre tono y tono. Aguamarina es una piedra dura, es un peso en el cabo de la cuerda que me mete al mar. Tengo una lengua, una sola, que no es la mía. ‘lbi, ‘lbi, shelí, shelí, mir, mancura. El castellano viene a ser vasija, tribu, punta de flecha de obsidiana, manta funeraria, tango; Andenken; sirve para adornar el anaquel de la civilización. Sigfrido muere sobre el dorso de una carta entremares. Es primo de Izmir, y Halebi y Sham y Galizia. Debo conservar puro el castellano, bien que haya sido y esté siendo el idioma de la confesión forzosa; el idioma del mal del sur. Tenemos los gestos, me dicen los compatriotas del idioma que han enmudecido junto conmigo. La nave de Islandia está quebrada en el mástil, mientras aprendo a hablar la lengua de los asesinos. En la cubierta de la frase está la piedra de corazón, están los carbones, está la brasa meridiana, la adormidera apaleada en la lucha del idioma. Pantanos tragándose los pies. El escrito flamea hacia el abra tendida entre los muros de palabras y mi silencio. Abajo, una melena de algas. Sobre esos líquenes no crece tallo, no florece flor, sólo tradición sepultada de raíz. Los nombres pierden sostén, ambulan por el recuerdo, simulan ser los mismos. Es la palabra ajena que labra una anomalía en el corazón, en el alma forastera. Trebejos que se deslizan sin orden, marañas de voces que atestan el umbral de la razón. Las pausas trazan los atajos del relampagueo de las palabras maternas entre el follaje de la Sprache, Ptehk, shalom, kainenore. A dónde ir con los cuadernos mestizos, con este injerto. Una oración de tenacidad a largo plazo tañe por los crepúsculos y mora a la fuerza en el rumor de las palabras vecinas: callar, fue nuestra virtud. Esa noticia se pierde en el murmullo. Se pierde mientras busca el meridiano. La caracola enmudece; se le pega un luto de tarde; badajo negro, puente de plata. El escrito flamea en el abra tendida entre los muros de palabras y mi silencio. Parpadea de acento en acento. Habito en una lengua, que no es la mía. (de “Journal. Diario de las cosas”) * Algo inaudito pasa Algo inaudito pasa: es el soplo de Scardanelli al volver griego el germano O Sófocles auditando a Hölderlin de oído Oyentes y coros en pasarelas auscultan y percuten en el ritmo trocaico Metacarpo contra la piel si es hueco se hace audible Y el gran caracol ampara el reverbero de los huesos del esqueleto parlante De la larga vida femenil Por pasar a mejor vida: pasar por delante el juez de largo. Pasar a pie sin oír, y obedecer Pasar de vivo y por vivo y pasar sobre la barca desde un lado y hacia el otro con la moneda y la marca parca lengua hacia otra lengua Pasar de manos las cartas No pasar de voz a letra Audición para enemigos Traspasar rejas del habla Pasajear rendidas cuentas En Portbou de Benjamin Pasar por esto y lo otro Por aquél y por aquélla Sin remedio y redimido Pasar por alto la orden Con la debida obediencia Pasar por armas conciencias Pasar por santos y sin seña Pasarte a paso en la estrofa de una endecha o elegía Pasar revista y al paso Propasarse en el oído Sobrepasarse en el pase fronterizo entre fantasmas, entre símbolos e imágenes Pasar de letra a la voz Repasar la partitura entre las pausas de Cage Diotima en Coloratura Al pasado en letanía Caracolas oidoras del pasar algo inaudito Justeza de diapasón: algo maldito pasó Y yo escucho y obedezco Según concierne Auditor. (de “Algo inaudito pasa”) * Entrevista realizada a través del correo electrónico: en las ciudades de Córdoba y Buenos Aires, distantes entre sí unos 700 kilómetros, Susana Romano Sued y Rolando Revagliatti.

miércoles, 18 de mayo de 2022

12 Poemas de Rolando Revagliatti de su libro ‘Trompifai’

Rolando Revagliatti nació el 14 de abril de 1945 en Buenos Aires, ciudad en la que reside, la Argentina. Publicó en soporte papel un volumen que reúne su dramaturgia, dos con cuentos, relatos y microficciones y quince poemarios, además de otros cuatro poemarios sólo en soporte digital. En esta condición se hallan los seis tomos de su libro “Documentales. Entrevistas a escritores argentinos”, conformados por 159 entrevistas por él realizadas. Todos sus libros cuentan con ediciones electrónicas disponibles en http://www.revagliatti.com Trompifai Entre ceja y ceja yo entusiasmado por una damita a la que conturba mi grandilocuencia Protagonistas: ¡A mí! Antagonistas: ¡Conmigo! * ¡Ah!, pasionado irrefrenable malo el físico del rol ¿Brutus alardea también desde los años 16 y 17?... * Me lo presentaste por el seudónimo en mi tierna infancia El tono de tu voz nombrándolo conservo en un disco de pasta Tu admiración por él su imagen sin sonido El humor tuyo y sus bravuconadas en 1953 Ojo, que está furioso Papi, rajemos con Carlitos. * “PROOF” Absorbidos por su cámara los apuntados por su cámara revelados éramos descriptos ya desligados de su cámara Asediados por detalles lucíamos como perros flores y personas. “PROOF” (“LA PRUEBA”) de Jocelyn Moorhouse. * “THE GOLD RUSH” Quimera medida en clavitos que saben a espinas de pejerrey al roquefort La exploración de una quimera A un placer consagratorio placeres adjuntos La quimera de la satisfacción la quimera de la satisfacción del hambre oro y saciedad La quimera del Trópico Quimera medida en cordones de un zapato del Vagabundo que saben a mostacholes bombásticos con salsa scarparo. “THE GOLD RUSH” (“LA QUIMERA DEL ORO”) de Charles Chaplin. * “PASSIONE D’AMORE” Amo a Fosca amo esa magnitud del amor de Fosca por mí Es un amor el mío por Fosca Es un amor el mío de magnitud por ese amor de Fosca por mí. “PASSIONE D’AMORE” (“PASIÓN DE AMOR”) de Ettore Scola. * “MOROCCO” Así es como abandona sus zapatos en las arenas del desierto así es como esparce las perlas del solterón más codiciado así es como aloja sus labios en público en los de una casquivana mujercita así es como desliza las llaves de su cuarto al legionario así es como rompe una tarjeta o una copa y como canta o fuma o vende sus manzanas así es y no de otro modo como el deseo se apantalla. “MOROCCO” (“MARRUECOS”) de Josef von Sternberg. * “LA MUJER DE BENJAMÍN” No sé yo mucho, pero sé qué me pasa Sé qué me pasa a solas, y con él Es con él lo que me pasa a solas Poco sé pero sé que es un hombre Sé más acaso ahora que lo que siempre he sabido y más malignamente Poco sé pero sé que es un cura. “LA MUJER DE BENJAMÍN” de Carlos Carrera. * “LES NUITS FAUVES” Rondo los pechos y el sentido último de la claudicación cuando se ciernen debajo de los puentes y fagocitan los cascarudos astillados. “LES NUITS FAUVES” (“NOCHES SALVAJES”) de Cyril Collard. * “CARAVAGGIO” Recuerdo ojos recuerdo también lo que en cuevas escondí: ojos tan bellos como cuando vivían Dementes cuidan signos de mi brusquedad Poso con alas y pene en puerto. “CARAVAGGIO” (“CARAVAGGIO, UN PINTOR AMORAL”) de Derek Jarman. * “LITTLE DARLINGS” Vírgenes las vírgenes aquí o nunca apostando hímenes (trascendencias) sonrían, chicas pasteles en el campamento. “LITTLE DARLINGS” (“ADORABLES REVOLTOSAS”) de Ronald F. Maxwell. * “MONTENEGRO” Los fuegos persiguen a la madre y esposa no completamente nuestra de cada día por arte de birlibirloque Es cuando llueve sobre las brasas desnudas de su amante que vuela que corre de espaldas a los fuegos. “MONTENEGRO” de Dusan Makavejev. * “LE RAYON VERT” Una muchacha desocupada de París es cruzada por su ideal romántico un gato negro cruza por el rayo verde una flor amarilla cruza por el mediodía una dama de picas cruza por el mes de julio y por Julio Verne el último rayo cruza por la última lágrima un rayo verde cruza por una muchacha en vacaciones “LE RAYON VERT” (“EL RAYO VERDE”) de Eric Rohmer. “HONG GAOLIANG” Novio no hay, hallable no es (cantemos) desacreditémoslo por si lo hubiera repugnémonos como si emergiera fantasmal, incurable de su lujoso palanquín Desalentemos a la novia salvemos a la novia canjeada por una mula desinfectémosla rescatémosla del miserable rociémosla con nuestro vino arrebatémosla al leproso seduzcámosla antes desencapuchemos al que acabaremos asesinando novio o no novio (cantemos) y patrón. “HONG GAOLIANG” (“SORGO ROJO”) de Zhang Yimou. *

jueves, 14 de abril de 2022

Alberto Luis Ponzo

 

HOMENAJE a un poeta argentino de 100 años

 

 

Alberto Luis Ponzo: sus respuestas y poemas

 

Entrevista realizada por Rolando Revagliatti



Alberto Luis Ponzo nació el 12 de junio de 1916 en la ciudad de Buenos Aires, capital de la República Argentina, y reside en la ciudad de Castelar, provincia de Buenos Aires. Dirigió y codirigió, entre otras revistas literarias, plaquetas y colecciones, “Vigilia”, “Encuentro”, “Por la Poesía”, “Empresa Poética”, “Mano de Obra”, “Hojas del Caminador”, “El Poema Ilustrado”, “Otros Cielos” (bilingüe). Su quehacer fui incluido en numerosas antologías, así como en innumerables publicaciones periódicas de América y Europa. Citamos algunos de sus poemarios: “Equivalencia de la tierra”, “De ayeres y desmemorias”, “Ramos de invierno”, “Cuaderno Martín”, “Lugares / En otras palabras”, “Obra en construcción”, “Canto en la arena”, “Exploraciones (sobre la poesía y lo demás)”, “Anotaciones para mi nacimiento”, “La casa de Azara y otros poemas”, “A puertas abiertas”, “Uno en el mundo”, “Ejercicios provisorios”, “Poemas para Antonio Porchia”, “Historias salvajes”, “Poemas comunes”, “Cuadro de situación”, “Diálogo de escrituras”, “Labio oscuro de nacer”, “De este mundo (instantáneas y miradas)”, “El alba y otros poemas”, “Los dioses extinguidos”, “De estar aquí”, “Comarca del tiempo”; también algunos de sus volúmenes de ensayo: “Pasión de la soledad y el misterio de Juan  L. Ortiz”, “Antonio Porchia: El poeta del sobresalto”, “Poéticas / Poetas de la experiencia a la escritura”, “César Vallejo: Verbo, destino y unidad”, “Conversaciones de fin de siglo”, “Poetas del vértigo y otros ensayos”, “Osvaldo Milano Arrieta, una forma sensible de indagación”, “El pensamiento inextinguible y otros ensayos”, “Juan L. Ortiz / El aura de un lenguaje esencial”; y, además, algunas de las antologías de su obra: “Ocupaciones y límites”, “Poesía recobrada”, “Ochenta vueltas al mundo de todos los días”, “Poemas olvidados”.

 


          1 — Quienes deseen saber más de vos, Alberto, tendrán posibilidades si te buscan en la Red. Encontrarán muestras de tu poesía, otros reportajes y videos. Y podrán advertirte en fotografías con tu esposa y compañera de más de seis décadas, Alba Correa Escandell (1918-2008), de nacionalidad uruguaya, que además de profesora universitaria fue poeta y narradora. ¿Nos referimos a ella?

 

          ALPEntre los actos que considero imprevisibles no puedo dejar de mencionar cómo conocí a Alba, como un hecho “milagroso” por medio de la Radio Sténtor, muy popular entonces en Buenos Aires. Ella había participado en un concurso de poesía desde su país, obteniendo una distinción, y yo traté de comunicarme a través de los datos logrados por la amistad que me unía a una locutora de la radio. Alba vivía en Nueva Palmira, pequeño pueblo frente al río Uruguay, y yo había iniciado mi carrera universitaria; además comenzaba a “imitar” a los poetas del ‘40. Mantuve con Alba una incesante correspondencia y la visitaba cuando lograba conjugar mi disponibilidad de tiempo y económica. Los dos escribíamos coplas y sonetos, y nos consubstanciábamos con los bardos de esa época: Rubén Darío, Leopoldo Lugones, Almafuerte, parte de poesía española y francesa. Eran los años de “fórmulas neorrománticas” y acontecimientos históricos y socio-culturales que determinaron las expresiones de una “nueva poesía”. Existían las tendencias modernistas y, sin mayor influencia, seguimos juntos cumpliendo “carreras” diferentes: ella era Profesora de Idioma Español e Historia y yo ejercía mi profesión de Odontología. Mientras Alba realizaba una labor de desarrollo en la vida cultural palmirense, aún derivada de la producción tradicional, yo me dedicada a atender mis pacientes, en Castelar, concurriendo en ocasiones a la Capital Federal, donde me fui relacionando con los poetas Roberto Juarroz, Raúl Gustavo Aguirre, Enrique Molina, Francisco Madariaga, Alejandra Pizarnik, Antonio Porchia y unos cuantos surrealistas. Alba en Nueva Palmira fue delineando una obra silenciosa y ligada a sus recuerdos de infancia y actualidad familiar. Sus libros fueron editados mucho después de los míos.

 



          2 — Sobre tu poética se opinó que huía “del retoricismo y de los excesos sentimentales y que se caracteriza por el tono reflexivo”. Y sobre vos, el poeta Carlos María Romero Sosa destacó un rasgo: “Una de las pocas personas que conservan la sana costumbre de escribir extensas cartas manuscritas.” Ha existido el “Premio de Poesía Concurso Dr. Alberto Luis Ponzo de la Universidad de Morón”. Has ido obteniendo reconocimientos institucionales por tu trayectoria: Gran Premio de Honor de la Fundación Argentina para la Poesía (en 1992), Sociedad Argentina de Escritores Central y también de la Seccional Oeste, Socio Honorario de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina (en 2011), Fondo Nacional de las Artes... Y en la ciudad de Morón podríamos acceder a la “Biblioteca Popular y Centro Cultural Alberto Luis Ponzo”. ¿Cómo atinás a sobrevolar sobre todo esto?

 

          ALP Hay una línea que separa lo que se escribe de las opiniones, resoluciones, prescripciones y otros elementos externos. Esa línea representa el lugar de la creación, la obra ya realizada y presentada, como hecho elaborado por el autor, independiente de nuestras ideas o condiciones en las diferentes formas de su existencia. Al otro lado de la línea imaginaria está el reconocimiento luego de la lectura, que puede resumirse diciendo que “vale” y tiene alguna importancia. Hay también un aspecto que no deja de influir en el trabajo escrito o del material que sea: la circunstancia de la ejecución, o sea, lo que da vida y mayor actualización. Es cuando se estiman las razones para premiar, otorgar una mención, celebrar, elegir un plano para destacarlo entre otros. Yo creo, Rolando, que ha surgido en los últimos lustros una política excesiva y dudosa para otorgar los premios: se ha desvirtuado lo que entendemos como Arte. 

          En cuanto a mi obra de poesía, ensayo o cosa realizada, sólo puede disculparse por los años de su realización, “sobrevolando”, como decís, entre características de varias generaciones. No hago comentarios o afirmo si es merecido, pero no he interrumpido mis esfuerzos.

 

 

          3 — Las diversas ocasiones en las que has participado en colaboración con el pintor y dibujante Salvador Galup, me brinda la posibilidad de preguntarte cuáles han sido, en qué han consistido, y que lo evoques como artista y como persona.

 

          ALP Poco después de trasladarme a Castelar (yo viví en Buenos Aires, frente al Parque Chacabuco, desde que me casé en 1946 hasta 1951) y ya instalado con mi consultorio dental en la calle Italia 830, concurrió por un problema de prótesis Salvador Galup. Al realizar su ficha, aparte de los datos acostumbrados, me enteré que era pintor y dibujaba en el diario “La Razón”. Un día me invitó a conocer su taller, a pocas cuadras de mi casa. Me mostró varios cuadros que se exhibían en el comedor y numerosas obras —dibujos, óleos, estudios— ordenadas en su tallercito, en el piso superior. Yo admiraba esa producción y las colaboraciones en el diario, caricaturas en su mayor parte con hechos políticos o simplemente las pruebas de sus trabajos. Seguimos cerca, conversando de arte, la situación social, su familia (tenía esposa y tres hijos), sin dejar de incluir a la poesía, pues le había contado que escribía. No recuerdo todo lo que me ayudó a ilustrar y diagramar desde entonces. Lo cierto es que nos hicimos muy amigos y cuando le pedía la opinión acerca de mis poemas, a los pocos días me mostraba lo que él había sentido al leerlos. Así fue concibiendo tapas con ilustraciones de mi obra. Pero lo que deseo destacar, sobre todo, es su personalidad, la humildad y el desinterés sobre lo que hacía, obsequiándolo a quienes les complacía. Lo que más tengo presente es la publicación de “Hojas del Caminador”, con la imagen de cada autor en la tapa y dibujos de los poemas elegidos. Durante tres años consecutivos y un número mensual, han aparecido las ilustraciones, con un breve ensayo, de más de treinta poetas. Escribió Galup en una Hoja que le dediqué: “El arte no se puede definir. Es algo que hace cambiar al ser humano, es la comunión de todos los seres humanos. El artista no puede ser individualista: tiene que dar cosas, tiene que decir lo que sucede. Es el mundo que lo hace pintar o escribir. Otra cosa no me interesa... Uno es como la realidad y después trabaja, se comunica con otro.” En un reportaje afirmó: “Tengo un gran respeto por la pintura. No me siento con capacidad de mostrar mis cuadros. Cuando pinto no pienso en otra cosa que la pintura. Si alguien mira un cuadro y le gusta, ya estoy conforme. Si llega lo que hago, ya he cumplido con mi obra.” Había nacido en el porteño barrio de Caballito el 2 de noviembre de 1907 y falleció en Castelar el 20 de marzo de 1991.

 

 

          4 — Integraste el Centro Cultural Almafuerte, el Grupo Roberto Arlt, dirigiste “La Voz de Castelar”, fuiste jurado en certámenes, obtuviste primeros premios tanto en ensayo como en poesía, y es debido a tu iniciativa que diversas propuestas se fueron llevando a cabo en la esfera cultural.
 
          ALPCada caso conlleva una significación según las distintas épocas o situaciones. No se puede sentir lo mismo y responder al paso de los años. Cuando ingresé a la Sociedad de Fomento de Castelar, mi trabajo consistió en integrar el equipo de odontólogos, en distintos horarios. Entonces no se cobraba, como Entidad de Bien Público. Poco después propuse la realización de actos culturales con artistas de Castelar y Morón, y así se fundó la Asociación Permanente de Artes Plásticas, donde intervine con Salvador Galup, Helios Gagliardi, Renée Pietrantonio, Rita Kafetzis y muchos más. Recientemente falleció Gagliardi, el principal organizador. Ese período fue uno de los más hermosos por las exposiciones, los debates, los certámenes (alguno, de poesía ilustrada). Surgió un grupo de escritores y se formó el Taller Literario, denominado Roberto Arlt en sus comienzos (en San Antonio de Padua). Participaron Juan Alberto Núñez, Antonio Aliberti, Elsa Fenoglio, Beatriz Pico… y como invitados, escritores de la Capital. No puedo negar inconvenientes o desacuerdos, pero la organización nunca fue discutida o negada por la Comisión Directiva de la Entidad. Integré esta Comisión varias veces, ocupé la Presidencia y lo que más me conmueve ha sido el desarrollo, los objetivos cumplidos de ampliación y modernización de la Sala de Auxilios, y desde luego las reuniones literarias, los diálogos con Raúl González Tuñón, Alejandro Schmidt, Héctor Miguel Ángeli, Roberto Santoro, Rafael A. Vásquez, César Fernández Moreno, Miguel Ángel Viola, Luis Ricardo Furlan... En otra instancia, se me confió la dirección del periódico “La Voz de Castelar”, donde ya venía colaborando en mi “Kiosco Literario” con biografías, poemas, críticas. A veces me refería a temas políticos y actualizaciones históricas, pero nunca me he sentido “periodista”. Sólo escribía para comentar los sucesos destacados, las vicisitudes sociales y los dedicados a la literatura. Hasta hoy aparecen artículos de directa difusión cultural (desde 1962). Acoto que Alba participaba con notas que confluyeron en su libro “El duende y otros cuentos”.

 


 

          5 — Más allá de profesores, licenciados y doctores en Letras, abundan abogados, periodistas, médicos y psicólogos que, además, son poetas. Hay, pero no abundan, poetas que sean meteorólogos, ingenieros, físicos, arqueólogos, veterinarios, administradores de empresas, antropólogos, químicos. En tu caso, Alberto, en 1943 te recibiste de doctor en Odontología. ¿Coincidís con mi observación? Y, coincidas o no, ¿qué conexiones procurarías establecer entre el ejercicio de las profesiones universitarias y las producciones poéticas?

 

          ALP Cuando tuve que decidir, al finalizar el Colegio Nacional, qué podía hacer —sin tener ninguna idea especial—, le dije a mi hermano mayor: Filosofía y Letras. Ya sea porque me atraía escribir y tenía buenas notas, o porque no atisbaba otro camino, la elección fue la expresada. ¡Él se negó y me respondió que estudiando “eso” en la universidad “me iba a morir de hambre”! Fue entonces que surgió el propósito de ingresar a la Facultad de Medicina, donde en aquella época (1938) se estudiaba Odontología. Mi ambición de la carrera de Letras quedó archivada. Nada de filosofía, de lenguaje, de historia de las artes. Durante la carrera de Odontología empecé a escribir, y concurría a conferencias, recitales y seminarios. No me perdía las lecturas y producciones generacionales, los movimientos existentes, las tendencias renovadoras, ni dejaba de consultar obras de autores extranjeros. Disfrutaba de Baldomero Fernández Moreno, Olga Orozco, Federico García Lorca, Macedonio Fernández, Pablo Neruda, Ernesto Cardenal, Antonio Machado, Luis Cernuda, los autores del grupo “Martinfierrista”: Oliverio Girondo, Leopoldo Marechal, Jorge Luis Borges, Horacio Rega Molina, Evar Méndez, Francisco Luis Bernárdez, Ricardo Molinari, Eduardo González Lanuza, Carlos Mastronardi, Conrado Nalé Roxlo, Norah Lange, Jacobo Fijman. Todos los representantes del romanticismo, sin olvidar a nadie o recordando ahora a algunos con más afinidad u oscilaciones con el verso tradicional, el tono metafísico y las ideas sociales. Esto nos lleva a una pregunta: ¿Y la Odontología? Entre 1938 y 1943 cursé mi carrera universitaria. Ya había escrito sonetos, romances, versos rimados o libres... Éste ha sido mi caso, pero conozco ingenieros, químicos, contadores, que escribían poesía. Hay siempre buenas explicaciones, si pensamos en una vocación o predisposición de carácter espiritual. Entramos así en la psicología, en la mente y las conexiones que escapan a mis conocimientos, modestamente.

 

 

          6 — Has visto desarrollar durante más de seis décadas a tu ciudad de residencia. Permitime que antes de pedirte que te refieras a ella, informe sobre las circunstancias que determinaron lo que muy pocos argentinos saben: quién era el Castelar en cuestión. Resulta que a un político y novelista local (rosarino), Estanislao Zeballos, le aceptaron su proposición de instituir dicho apellido como homenaje al escritor y político Emilio Castelar y Ripoll (Cádiz, 1832 – San Pedro del Pinatar, Murcia, 1899), presidente del poder ejecutivo de la Primera República Española. 

 

          ALP En aquella “pampita”, como la calificaba uno de mis vecinos, me interesaba trabajar y no me impedía abocarme a la literatura. Denominada en la segunda mitad del siglo XIX como “Kilómetro 22”, sí, las autoridades de entonces decidieron cambiarle el nombre, y en homenaje al personaje que señalás, la estación ferroviaria fue llamada como hoy y la zona empezó a desarrollarse, debido —como siempre he oído decir— a su clima y naturaleza. Al llegar comprobé la gran cantidad de casas quintas, terrenos deshabitados y características que atraían a numerosas familias. Con Alba y mi primer hijo, Ariel (1947), me trasladé. Después nacieron nuestras hijas: Ada, en 1949, y Ariana, en 1960. Y ahora, aquel “Kilómetro 22” cuenta con cerca de 120.000 habitantes.

 

 

          7 — Admitiendo que no he conocido cada una de las revistas que has dirigido, ¿avalarías mi impresión de que “Empresa Poética” debe haber sido la de mayor impronta, más abarcativa y estructurada? ¿Nos aportarías un perfil de ella?

 

          ALP — No puedo asegurarte la importancia de “Empresa Poética”, con la colaboración de Simón Kargieman, que ha fallecido hace varios años, y Luis Iadarola, con quien me he comunicado hace pocos días. Esa revista-libro ofrecía un panorama de la poesía argentina y latinoamericana, y en cada número elegíamos un autor al que presentábamos con un ensayo y dábamos a conocer la obra de consagrados y de jóvenes desconocidos. Fue para nosotros un período de gran interés y valorización si pensamos en un “perfil”, como me proponés, de los autores que vemos actualmente en las más completas antologías.

 

 

          8 — Trataste mucho a los poetas Fulvio Milano y Simón Kargieman.

 

          ALP — Has nombrado a dos de mis grandes amigos, los primeros que traté al comenzar la “vida poética”, los pasos iniciales. A Simón lo conocí en uno de los actos de la época inaugural de mi experiencia, y luego de muchas charlas, frecuenté su casa y conocí también a su esposa, odontóloga, y a sus tres hijos. Hubo un día trágico, cuando por una razón que nunca comprenderé, su mujer se suicidó. Simón había publicado ya “Tiempo de lágrima cerrada”“Niño del asombro”, “Antipoemas 1962”. Después aparecieron “Ella y el amor” y “Acto de fe”. Otras obras: “El círculo inmóvil” (1969) y “La palabra decisiva” (1977). Había nacido en marzo de 1926. Trabajó de visitador de médicos y en los últimos años había atendido una estantería de libros a la entrada de un Instituto de Psicología de Buenos Aires. Nuestra amistad ha sido conmovedora. Estuvo internado y falleció en un hospital, abandonado por su segunda mujer y lejos de sus hijos. Un auténtico creador: “El que nos habla en el idioma sensible afín a todas las estructuras humanas”. Esto determinó Simón en “Encuentro”, además de confesar que “los campos psíquico y social son las circunstancias contingentes esenciales, que animadas coinciden en provocar la irrupción creadora”. Me es imposible resumir aquí su posición estética, las condiciones personales,

su orientación artística. 

          A Fulvio Milano lo vi en uno de los tantos actos en las décadas del ‘50 y ‘60. También residía en Castelar. Pasado un tiempo, vino a verme con su hijo a mi casa. Era maestro de escuela y tenía conocimientos de literatura, lingüística, temas generacionales, y una visión de su existencia campesina, regional, que se extendía en el barrio de La Boca y el sur del conurbano bonaerense. Colaboró con entusiasmo en las revistas que editábamos, con admirables ensayos y estudios sobre poetas argentinos, críticas de grupos de distintos lugares. Era callado —como suele decirse—, muy riguroso, alejado de los “falsos mitos y encasilladores de poesía” (como definió Simón). Había nacido en Buenos Aires en marzo de 1929 y publicó “Nevado de silencio” (1959), “Intemperie” (1965) y “Días pintados en las ventanas del aula”, poco después. En cierta época, pasaba largos meses en una villa marplatense, preparando la edición de su plaqueta periódica de poesía “Mar de Monte Hermoso”; y después de la muerte de su esposa fue a vivir a la ciudad que había conocido de chico: General Belgrano. Nos veíamos poco, y no tuve ninguna noticia hasta hace tres años, cuando me comunicaron desde allá, sin proporcionarme los detalles de las circunstancias, que había fallecido.

 

 

          9 — Un escritor que te quiere y conoce, sabiendo que estamos charlando a través del correo electrónico, me sugirió que te formule la siguiente inquietud: ¿Tiene una identidad definida la poesía del oeste bonaerense?

 

          ALP Si este amigo escritor pregunta sobre la poesía del oeste, recordará que la Dirección de Arte y Cultura del Municipio me encargó, para la colección “pluma 'e gallo”, una antología de poetas de Morón. En agosto de 2007 fue editado el volumen que reúne a veintitrés autores. Dedicar la respuesta sobre la “identidad” a cada uno, o en un concepto que los incluya a todos, excedería tu pregunta, querido Rolando. En estos años de vivir aquí, los he tratado a todos, a unos más, a otros menos, y he leído sus poemas. En la introducción de la antología consigné: “No hay reglas absolutas, no entran rígidos moldes ni aparecen recetas ya consagradas. Si hay que identificar de algún modo, en su gestación y sus logros, a cada uno de los poetas de la Antología, nos sorprendería la validez de la creación que se despliega desde lo cotidiano y lo real al mundo más vasto del pensamiento, la actitud social, la descarnada visión del mundo actual y también el ejercicio misterioso de las mismas palabras, como instrumentos que se transforman y nunca alcanzan a mostrar todo lo que pensamos.” La Dirección de Cultura del Oeste bonaerense la distribuye desde su presentación en la Biblioteca. Si hay que expresar “una identidad definida”, es oportuno repetir lo afirmado por Raúl Gustavo Aguirre: “Ver, en pocas palabras, si los poemas tienen alguna relación con nuestra existencia, en qué medida apelan a ella y demandan nuestra contestación”.

 

 

          10 — Si inquiero por poetas que admires y en cuya obra prime el sarcasmo, la mordacidad, la ironía, el ingenio, la sorna, la causticidad, ¿qué me responderías?

 

          ALP — Dice muy bien Julio Cortázar que para definir y entender habría que estar fuera de lo definible y entendible. Lo cito porque estoy leyendo “Rayuela”. En lo que me pedís tengo que recordar ensayos e innumerables historias de los poetas que más me han dado y puede ser “entendible”, entre tantas experiencias y estilos de su lenguaje. Las condiciones que señalás se aplican o no tienen nada que ver, en los autores más leídos y admirados, por pertenecer a modalidades humanas. Me atrevería a sostener que ningún autor es ajeno a alguna de las características que has indicado. Y es así como respuesta ante la vida, de acuerdo a los hechos de mayor alcance. La poesía, como sabés muy bien, no tiene mejor definición que... ¡hacerla!

 

 

          11 — ¿Has llegado a vacilar bastante o con fastidio durante lapsos más o menos extensos, a la hora de elegir títulos?

 

          ALP En casi todas las librerías parece más importante un atractivo título que el contenido, siendo incalificable o un mejor método de venta, de programación, un “negocio” de tapas, aparte del interés que pueda despertar. En mi caso, como en tantos de nuestros fines de mayor modestia y sana intención, los títulos han obedecido a la experiencia, las ideas o circunstancias. He publicado mis obras y nunca he vacilado para elegir su título, ni me he roto la cabeza procurando el más adecuado. Los títulos han acompañado lo que he querido expresar, se correspondían con el material “de adentro”. Han formado parte de mi propuesta.

 

 

          12 — ¿La primera frase o párrafo o verso los trabajás mucho y después seguís, o te lanzás más bien a un borrador y, por ejemplo, al día siguiente o a la semana, pulís?

 

          ALP Cuando escribía, hace muchos años, era muy raro que corrigiera o puliera. En los primeros libros, “Equivalencia de la tierra” (1960) o “Canto en la arena” (1961), era espontáneo, directo, podría decirte “inspirado” por lo que sentía o pensaba. ¡Qué épocas, al pasar el tiempo y adquirir recursos más rigurosos! Como si cumpliera una misión, seguí escribiendo y publicando, mientras trabajaba para “vivir” y tenía una familia, una admirable esposa y tres hijos. Había que leer a los poetas más importantes, conocer las tendencias, los elementos artísticos, las viejas y nuevas formulaciones... Cuando siguieron los años, entendía lo que el lenguaje imponía, digamos, para hacer mejor la poesía, o lo que más nos conformaba o revelaba con una corrección oportuna o la eliminación de lo superfluo. En la actualidad hago borradores, dejo escritas palabras que más tarde borro o reemplazo. Busco y espero lo esencial, sin pretender nada perfecto, pero sí lo más honesto. Cuando le preguntaron a Roberto Juarroz por qué escribía, respondió: “Escribo porque amo la vida”. De ahí surge nuestra responsabilidad y lo que, en la medida en que me es posible, intento.

 

 

          13 — Releyendo el Nº 1, julio de 1989, de la revista “Poesía 2000”, doy con estas líneas de la poeta Raquel Jodorowsky (1927-2011): “Existe un ámbito místico, una comunión entre el lector y la poesía impresa. Entre el libro y el que lee se amarra un silencio que sólo la poesía desata en el alma. Así ella entra por los ojos. Por eso es tan difícil dar lecturas en recitales. Desde los escenarios hasta los oídos del público, la poesía no llega en su totalidad. Creo que se hace nube. Se diluye, se fuga. Sólo deja un poco de su sombra. Pero eso es algo.” ¿Qué te suscita este recorte que te facilito?

 

          ALPEstamos ante conceptos que pueden aprobarse o no, ampliarse y analizarse en profundidad. No deseo ir más allá de lo que he realizado, calificarlo y hacer afirmativo su resultado. Pueden recordarse numerosas opiniones para apoyar todo lo que se ha sugerido en tu mensaje y descifrar otras cosas. Pero hay algo que es indiscutible: en la poesía debe darse el sentimiento, la naturalidad, la originalidad, el sentido espiritual y el misterio de la palabra. Como bien dice Raquel, si se tiene en cuenta la lectura, “un poco de su sombra”, lo que “se hace nube” en los recitales. Es muy cierto que todo “se fuga”, si no se comprende lo que decía Jacobo Fijman: “Hice conducta de poesía. Pagué por todo”. ¡Éste es el gran secreto! ¡La conducta de los autores que poseen un lenguaje para todo lo humano!  

             (Aprovecho para compartir con nuestros lectores algo para sonreír y sorprenderse. Hace unos días, ordenando mi biblioteca, encontré el libro de Raquel “Sin antes ni   después”, con la dedicatoria firmada en México el 11 de diciembre de 1985. En la solapa, dice que nació dentro de una mina de cobre, en el norte de Chile. Y agrega: “He publicado quince libros. Tengo un hijo y un loro. Y tengo el mundo entero. Es todo.” En la contratapa, con un breve comentario, su foto. ¡Una hermosa mujer!)

 

 

          14 — ¿La idea romántica de que el conocimiento no se puede trasmitir, aplicada a cualquier disciplina, a cualquier arte, es sumamente retrógrada? ¿Podés disfrutar de la lectura de obras de escritores con los que te adviertas en las antípodas ideológicas? ¿Pudiste en alguna época y ya no?

 

          ALP Son muy difíciles tus preguntas, pero tienen gran interés al intentar respuestas adecuadas. En mi larga trayectoria tendría que recordar muchas lecturas, conocimientos, sucesos, aprendizajes. No es posible en escasos términos, en base a ideas poéticas aceptables, referirme a lo que he vivido y escrito a partir de mis primeras experiencias. Empezaré con una época en la que mi lenguaje, lejos de los recursos tradicionales, buscaba una forma despojada, sobre temas íntimos, emotivos, sin abandonar del todo otras disciplinas, como suele sospecharse a veces entre autores españoles y también de Francia en esos años de nuevas técnicas y fórmulas, en oposición decidida a las luchas sociales. En mis primeros poemarios, y después en ensayos, artículos, comentarios, biografías, estaba en esa línea romántica que me proporcionaba elementos para una escritura más profunda, más significativa, dejando atrás los movimientos propios de las palabras como “arte”, sin un contenido vital. Lo que más necesitaba, sin tener todavía verdadera conciencia, era “saber” de cada autor su modalidad, su actitud, su estilo. No me importaban mucho las ideologías, como se las interpreta ahora. Por eso te aseguro que, desde luego, he disfrutado de creaciones diversas, de la belleza, de logros de índole amorosa, sentimental. “Hay aspectos —escribió Roberto Juarroz— que no comparto totalmente, pero esos casos que llamamos “vanguardia”, están por encima de la esencialidad, delante en cuanto a experiencias del lenguaje”. En mi caso, sigo siendo tolerante, a pesar de lo que no me convence. Continúo mi camino con las obras que he realizado. He vivido etapas que se integran con las revistas literarias, los estudios biográficos, las tendencias, las actividades que no pertenecen a “un tiempo”, sino a una prolongada existencia. No puedo dejar de sentir todavía la gravitación de “escuelas” o grupos con sus características íntimas, sus diferencias, sus valores expresivos. La culminación sería el surrealismo, con Aldo Pellegrini. En mis libros “Uno en el mundo” (1965), “A puertas abiertas” (1969) y “Obra en construcción” (1974-1978), tenía una orientación más seria de “conducta”. Este ejemplo me apartó del concepto señalado. Fui a lecturas de tipo más elocuente, pues la escritura es lo que me dio libertad en mi vida. Pude expresarme mejor en “Historias salvajes” (1976) y “Cuadro de situación” (1980). Opino que, si una idea poética es aceptable y enriquecedora, si no se refiere a aspectos verbales como sería “un romanticismo dulzón y trasnochado” —como he leído en un buen artículo—, no puede negarse su válida relación. 


*

 Alberto Luis Ponzo selecciona poemas de su autoría para acompañar esta entrevista:

 

 

 Me acostumbro a ser viento

 

 

Desde las manos salgo.

Mis palabras son uñas

sobre la tierra, dedos

torpes y fatigados.

 

Desde ellas

siento lo que sucede

y me sostengo para mirar,

cavar secretamente el horizonte,

empezar a creer en lo que digo.

 

Desde las manos hablo

y alimento la piel,

aprendo en su corteza,

tomo el aire y me digo;

con las palabras voy a la existencia,

describo mi esperanza, grito

o reniego del nombre que me imponen

y lentamente

desde este umbral cercano y movedizo

me acostumbro a ser viento,

ligera decisión de la memoria.

 

 

 

                                   (de “Uno en el mundo”, 1965)

 

*

 

Como el amor

 

 

Eres

el cuerpo de la noche,

el silencio del tiempo,

el color de la voz

que nunca he visto.

 

Eres racimo y arco,

parábola,

constelación,

círculo de diversos

centros.

 

Eres

un punto del espacio

donde el amor

puede seguir latiendo

sin consumir

su llama.

 

 

                                      (de “Poemas comunes”, 1966)

 

*

 

El oficio

 

 

Escribo con el tiempo

con el fuego en los dedos

sobre el muro del día

 

Escribo cuando duermo y no me escuchan

escribo para despertar

escribo dando vueltas como un pájaro

escribo en el aire y en la tierra

 

Escribo porque no tengo otro lugar

porque mis hijos me preguntan

escribo para contestarles

para mirarlos diariamente

 

Escribo con los brazos que encuentro

escribo para el mundo que no encuentro

 

Escribo

para no repetirme

 

 

                           (de “A puertas abiertas”, 1969)

 

*

 

El oprimido

 

 

 

Qué puedo hacer aquí

cuando nadie

se reconoce en mis ropas

cuando nadie habita

mis gestos oprimidos?

 

Qué puedo hacer

yo que habito el idioma de todos

para ser dueño de lo que todos dicen?

 

Sólo en la máscara de mi plato

el mundo se conmueve

 

 

                             (de “Los dioses extinguidos”, 1974)

 

                             

*

 

Nombres

 

 

El día se desliza sobre techados rotos

las plantas olvidan su violencia natal

 

Nombres que crecen

Nombres devorados

 

Estoy vivo en lo que nace

en lo que hago

fuera de mí

dentro de todo

 

en el rumor que escapa del origen

 

 

                                   (de “Ejercicios provisorios”, 1987)

 

*

 

Para el amor

 

 

Basta la palabra?

Huida de sí misma

calla en la mano

                que espera

 

desde su piel

                 respira

bordea los objetos

interroga

 

persigue el aire

ensaya letras adheridas

                 al hilo de la voz

 

basta saber que busca

arrojar el misterio

que cubre su pasar?

 

sólo hace lo que detiene

la agotadora sombra

sobre una línea inútil

dispuesta a su nacer

 

dará vida al ramaje

de un revelador

                acto de amor

 

 

                       (de “De estar aquí”, 2011)

 

                                   

*

 

Cubiertos

 

                             (a Alba)

 

 

Entre los cubiertos

usados desde mi niñez

he puesto a reposar la noche

 

En el lugar de los dedos

hay un corte abierto

del raspado cuchillo

con la honda tibieza llevada a la boca

 

El ardiente amenazador

aguarda a su costado

 

La infantil cucharita huele

como el deseado postre

 

Los vasos y platos silenciosos

reviven el sabor

                   en vos

 

                                      (de “De este mundo”, 2014)

* 

Entrevista realizada a través del correo electrónico: en las ciudades de Castelar y Buenos Aires, distantes entre sí unos 30 kilómetros, Alberto Luis Ponzo y Rolando Revagliatti, octubre 2014.

 

http://www.revagliatti.com/act0509/Huasi_rubio_ponzo.htm

http://www.revagliatti.com/huasi.html  

 

*Alberto Luis Ponzo falleció, poco antes de cumplir 101 años, el 2 de mayo de 2017.