martes, 17 de octubre de 2023

Jorge Luis Borges, el lector de Dante

Ponencia presentada el 11 de octubre de 2023 en el Seminario Dante Alighieri, Precursor del Renacimiento y del Humanismo Cristiano Organizado por la Universidad Católica de Salta Jorge Luis Borges, el lector de Dante Esp. Rafael F. Gutiérrez Introducción: La presencia de Jorge Luis Borges en el centro del canon de la literatura universal es atestiguada por el polémico Harold Bloom (1994), que a su vez demuestra la particular operación transgresora del escritor sobre modos de lectura, pues que un crítico argentino sienta la necesidad de apoyar su opinión en teóricos o críticos norteamericanos es una práctica habitual, pero la acción inversa es muy escasa. En el mismo sentido, su presencia en la literatura argentina ha quedado como una marca registrada, a tal punto de que es uno de los escritores argentinos con mayor difusión en el mundo entero, ligado inconfundiblemente a nuestra literatura y si hay un rasgo que lo destaca es su presunción de lector, más que de escritor. Justamente, esa capacidad de lectura es todo un desafío para los exégetas de su escritura porque un breve recorrido por su biografía nos da cuenta de todas las bibliotecas a las que tuvo acceso y que fueron la fuente de su producción que él mismo calificó de reescritura, atribuyéndose la incapacidad de producir ideas propias, limitándose a reiterar lo que otros ya habían escrito. En esa vasta historia de lecturas, Jorge Luis Borges dio cuenta de una profunda lectura de La Divina Comedia a la que refiere en varios de sus textos de modo más o menos explícito, ya que le dedicó una de sus conferencias, conocidas como Siete noches (1980), y un ciclo que fue compilado con el título de Nueve ensayos dantescos (1982). Por lo tanto, en esta ponencia nos proponemos hacer un recorrido por los distintos textos de Jorge Luis Borges que abrevan en la inmortal obra de Dante Alighieri, buscando exponer los modos en que realiza la operación de reescritura, constituyente fundamental de la construcción textual borgeana. Los libros con citas y referencias directas El Tomo I de las Obras Completas de Jorge Luis Borges fue publicado en 1969 por pedido de la Editorial EMECE, por lo cual el autor realizó un trabajo de corte y corrección, eliminando textos de los que se arrepentía y dando unidad a una dispar obra que se iniciaba en la década del 1920. Entre ellos rescata El Aleph de 1949 y un libro reciente a esa edición, El hacedor. El Aleph toma el título del penúltimo cuento del libro, en el que Borges relata su encuentro con el poeta Carlos Argentino Daneri, que ha emprendido la tarea de escribir un poema que de cuenta de la totalidad de la tierra. Jorge Luis Borges es el narrador personaje en ese cuento, por lo que expresa sus opiniones sobre la obra del poeta, realizándonos confidencias de las que no participa su interlocutor cuya egolatría ante su producción literaria es fácilmente reconocible. Ya el crítico Carlos Gamerro (2016) se ha explayado sobre el nombre de Dante Alighieri cifrado en el de Carlos Argentino Daneri. Lo curioso es que se trata más bien de una parodia, porque para Borges, este escritor sería una copia degradada de su predecesor italiano, soslayando una crítica a la mala costumbre argentina de copiar sin entender. La obra de Carlos Argentino Daneri es un intento inútil por lograr un poema totalizador porque el lenguaje humano carece de esa capacidad, lo que entendió perfectamente Dante cuando dio cuenta del orden universal a través de los tropos literarios que son los únicos capaces de llevar el lenguaje humano a un más allá de su literalidad y referencialidad. El hacedor está dedicado a Leopoldo Lugones con una dedicatoria fechada el 09 de agosto de 1960 en Buenos Aires, es un libro de cuentos de diversa extensión, algunos muy breves y otros que llegan a dos páginas, y poemas. Entre ellos está el cuento “El hacedor” que da nombre al libro y que fusiona la historia del poeta de Homero con la autobiografía ideal del autor. Asimismo, al final del libro está el poema “Arte poética” en el que podemos encontrar las claves fundamentales de la escritura de Borges, cuya referencia a la literatura clásica griega se hace evidente. Un breve cuento, de tres cuartos de página, está titulado “Paradiso, XXXI, 108”. Es una cita de un verso muy preciso de la Divina Comedia que, en la traducción de Ángel Crespo, dice “¿era como veo la faz vuestra?”, la que lleva al escritor a remontar su reflexión a la obra del historiador romano Diodoro Sículo (Sicilia, siglo I A.C.) que “…refiere la historia de un dios despedazado y disperso.” (Borges, 1960, p.800) y, desde ese escritor pagano en adelante, establece una genealogía de buscadores del rostro de Dios encarnado en Cristo, pero cuyos rasgos se han desdibujado, como parte de un plan divino de mostrarnos que el verdadero rostro no es uno sino múltiple y que en nuestra limitación humana no podemos dar cuenta del Él. En el mismo libro hay otro breve cuento de no más de media página, titulado “Infierno, I, 32”, que alude al verso traducido como “un leopardo liviano allí, surgía” y que Borges sitúa prisionero a finales del siglo XII, pero cuya miserable existencia se justifica dentro del plan Divino que le es revelado al animal, aunque no logre comprenderlo; de modo análogo considera que la existencia de Dante también se justifica en ese plan, aunque el autor de la Divina Comedia no logre entender cabalmente su papel en esa trama que los excede; de la misma manera en que el mismo Borges, atisba en la imagen del Leopardo y de la obra de Dante una clave que le haga comprender su propio destino en el plan universal. Aún mucho más elaborada es la presencia de la Divina Comedia en el “Poema conjetural”, que poetiza la terrible muerte de Francisco Narciso de Laprida, por lo que se trata de una referencia en un hecho muy puntual de la historia argentina, aparentemente distante en tiempo y espacio con los hechos literaturizados por Dante. Sin embargo, la mente borgeana es cara a las simetrías que desafían esas dos dimensiones y en la primera estrofa establece el parangón de la muerte del prócer nacional con “aquel capitán del Purgatorio” que alude a Federico III de Montefeltro, cuyo cadáver tampoco fue encontrado después de la batalla. En definitiva, en las tres citas de la Divina Comedia que dan pie a dos cuentos o que se inserta en un poema en el libro El hacedor, son una muestra de la capacidad lectora de Jorge Luis Borges que dispara una múltiple red de relaciones con otros textos que derivan en una reflexión sobre la existencia humana y las limitaciones que tenemos para comprenderla. Otros tomos de citas El éxito que tuvo ese voluminoso compendio de mil ciento cuarenta y cinco páginas y dado que el autor había continuado con una producción escrituraria, es que ante su muerte la Editorial EMECE encaró un segundo tomo que se publicó en 1989, bajo el cuidado de María Kodama y en 1992 el periodista Osvaldo Ferrari publicó las entrevistas que le había hecho al poeta, bajo el título Diálogos. En ese nuevo volumen, se publicaron como libros ciclos de conferencias que dio Jorge Luis Borges, por ejemplo en 1977 había pronunciado en Buenos Aires una serie de exposiciones sobre temas de variado interés, pero que había comenzado con “La Divina Comedia”. Esa opción de inicio se debe a que revela su método de lectura, que parte del puro placer de indagar en aquellos textos que desafían su atención porque lo llevan a cuestionamientos trascendentales a partir del prosaico mundo cotidiano. El autor de El hacedor, en varias ocasiones, dijo que todas sus lecturas fueron guiadas por el placer y en su conferencia comienza con la anécdota de cómo se le reveló una lengua que desconocía a través de un texto que lo maravilló y al cual conectó con otros en una red de lectura intertextual, sin que por ello la conferencia se aleje de una reflexión interpretativa del valor narrativo y especulativo de la obra de Dante. El mismo tomo, recoge el libro La cifra de 1981 en el que aparece nuevamente un poema que hace la cita directa de un verso de La Divina Comedia, es “Infierno V, 129”, verso que al quedar aislado se vuelve enigmático “y, alzando el dedo: ‘Atiende: cuando herido”, pues se trata de una cita incompleta sin que siquiera se sepa en qué situación se produce el acto de levantar el dedo e iniciar una sentencia que se concluye en la frase que sigue en el verso siguiente. El poema de Jorge Luis Borges realiza el juego especular que remite hacia el infinito de imagen y réplica, de lector y leído, de destino particular que son todos los destinos, en el que los amantes, Paolo y Francesca, son todos los amantes, tanto el poeta que reescribe su historia como los lectores que estamos leyéndolo. La admiración de Jorge Luis Borges por la Divina Comedia de Dante Alighieri llega a su máxima expresión en el libro Nueve ensayos dantescos, publicado en 1982. En él están reunidos bajo nueve títulos reflexiones de diversa extensión sobre distintos aspectos de la obra de Dante o que le sugieren distintos temas relacionados con la factura de la Divina Comedia. Si en la conferencia que le precede, bajo el título “La Divina Comedia”, que abordamos un poco antes, no vuelve sobre su particular historia de la relación con el idioma, pero sí se hace evidente en el tratamiento al comenzar con alusiones al idioma inglés, a través del que tuvo el primer acceso al texto italiano. Lo que reitera en su Autobiografía publicada en 1999 por una traducción de Normann Thomas Di Giovanni. Durante un par de horas diarias, mientras viajaba en tranvía, leía La Divina Comedia ayudado hasta el “Purgatorio” por la traducción en prosa de John Atken Carlyle. Después continué el ascenso solo. (Borges- Di Giovanni, 1999: 108) Asimismo, muestra en estos ensayos que su manejo del italiano es más fluido, pues si bien confesó que para él la primera revelación del idioma fue por el italiano de Dante, luego abordó textos de otros autores, de tiempos muy dispares, como lo que le sucedió con Benedetto Croce, a quien estudió y con el que discrepó en algunos aspectos sobre la interpretación de la lengua y los tropos. La exposición comienza con un “Prólogo”, en el que proyecta una imagen muy figurativa del valor que le otorga a la obra de Dante dentro de la historia de la cultura universal, deteniéndose en el valor de los recursos literarios empleados por Dante Alighieri para componer la Divina Comedia, que generan una potencialidad en lenguaje, llevando a una revelación que se enriquece con cada lectura, aún para el mismo Borges como lector y relector. Para destacar ese aspecto cita algunos abordajes críticos con los cuales dialoga y discrepa, como por ejemplo con la lectura que realizó Frederich Nietzche, considerándola muy empobrecedora: … en El crepúsculo de los ídolos (1888) ha amonedado esa opinión en el atolondrado epigrama que define a Dante como “la hiena que versifica en las sepulturas”. La definición, como se ve, en menos ingeniosa que enfática; debe su fama, su excesiva fama, a la circunstancia de formular con desconsideración y violencia un juicio común. Indagar la razón de ese juicio es la mejor manera de refutarlo. (Borges,1989; p.346) La profusión de descalificaciones sobre la opinión del autor de El crepúsculo de los ídolos es una muestra elocuente de la molestia que sintió el admirador de la Divina Comedia. En las entrevistas realizadas por Osvaldo Ferrari hay una titulada “Dante, una lectura infinita”, en la que Borges reitera su fascinación con La Divina Comedia y se pregunta cómo pudieron escribir en Italia después de esa obra. Además realiza una autocrítica a sus conferencias y se excusa porque su ceguera le impidió revisar la publicación de los textos. Asimismo el diálogo revela que leyó y releyó la obra de Dante a través de distintas ediciones y traducciones, prestando atención a los diferentes comentarios que inicialmente fueron teológicos hasta llegar a los más contemporáneos referidos al contexto y al análisis literario. Conclusión Jorge Luis Borges ha pasado a la historia de la literatura como un escritor que fundó su originalidad en su paradójica declaración de que carecía de originalidad y como prueba de ello se dedicó en evidenciar en sus textos las fuentes de las cuales se nutría para escribir. Esa tarea de reescribir, reseñar, citar y amalgamar diversas fuentes discursivas lo hicieron muy difícil de abordar y, por lo tanto, apreciado como un desafío para los lectores que veían en él una coronación de la cultura que se redefinía a sí misma, citándose y parodiándose para darse una nueva vitalidad. Entre los textos a los que volvió asiduamente como punto de partida de su reescritura, Jorge Luis Borges siempre declaró su preferencia por La Ilíada, La Odisea y Las mil y una noches, aunque encontramos otras recurrencias que se derivan de esos textos y es lo que sucede con la Divina Comedia, pues el agudo lector reconoció prontamente cómo Dante Alighieri reescribió a los clásicos, desde La Ilíada y La Odisea, hasta su tiempo, pasando por la mitología clásica, los filósofos griegos y latinos, hasta llegar a la filosofía patrística y tomista que estaban en vigencia en su tiempo, a la par que aludía a episodios de su tiempo, fácilmente reconocibles para los primeros receptores de su obra. Tal como decía Jorge Luis Borges, las lecturas no deben hacerse por obligación sino por placer y ese placer se produce cuando se legra en feliz encuentro entre un texto y su lector. Podemos asistir a esa felicidad al recorrer la lectura realizada por Jorge Luis Borges de la obra de Dante, maravillándonos y deleitándonos del encuentro entre una obra y su lector, abriéndonos a nosotros otras posibilidades de indagación y lectura.   Bibliografía Alighieri, Dante (1982), Divina Comedia, Tomo I, Buenos Aires, Hyspamérica. Alighieri, Dante (1982), Divina Comedia, Tomo II, Buenos Aires, Hyspamérica. Bloom, Harold (2021), El canon occidental, Barcelona, Anagrama. Borges, Jorge Luis (1987), Obras completas, Tomo I, Buenos Aires, EMECÉ. Borges, Jorge Luis (1989), Obras completas, Tomo II, Buenos Aires, EMECÉ. Borges, Jorge Luis (1999), Autobiografía (Traducción de Norman Thomas Di Giovanni), Buenos Aires, El Ateneo. Ferrari, Osvaldo (1992), Diálogos con Jorge Luis Borges, Buenos Aires, Seix Barral. Gamerro, Carlos (2016), Borges y los clásicos, Buenos Aires, Eterna Cadencia.

No hay comentarios: