jueves, 27 de marzo de 2014
La poesía en las provincias
Reportaje al Lic. Claudio Simiz, sobre la poesía del interior argentino
“Un visión valorativa de lo que somos”
Por LUIS BENITEZ
Desde una visión amplia y minuciosa, en este reportaje el licenciado en Letras y profesor Claudio Simiz se explaya respecto de las distintas tendencias, grupos y actividades que conforman buena parte de la poesía que se escribe y se difunde en las provincias argentinas.
-¿Cuáles son las características generales de la poesía que se escribe en el interior de la Argentina?
-Para responder a esto, creo necesarias dos aclaraciones previas. La primera implica una problematización del concepto de “interior” en estos tiempos de globalización e Internet. Sin intrincarnos en polémicas aún no “cerrables” hoy, creo que el planteo centro-periferia ha sufrido fundamentales transformaciones, aunque no ha perdido vigencia. En este sentido, y pensando concretamente en nuestro país, yo prefiero hablar del “eje Buenos Aires-Rosario”, que acaso se extendería en fuerte interacción con el campo literario de Córdoba y Mar del Plata: este planteo ha venido esbozándose en algunos espacios de debate críticos y académicos, y ya hace dos años, en el marco de unas jornadas de literatura regional organizadas por la Universidad de Cuyo, fue el eje de la mesa dedicada a la poesía. Está claro que, como señala el comparatista alemán G. Steiner, la poesía, como la cultura, ha sufrido un proceso (en rigor, son una serie) de mundialización; dicho de otro modo, y sin desconocer las seducciones de la mirada multicultural y la productividad de las “nuevas identidades”, con el paso del tiempo los poetas asentamos nuestras creaciones en un acervo compartido, que involucra aspectos temáticos, retóricos, etc. Y esto nos deposita frente a la segunda aclaración necesaria: mi respuesta no se centrará en la diacronía; salvo en algunas observaciones que considero fundamentales, me remitiré lo más posible a la contemporaneidad. En el NOA existe, como señala Santiago Sylvester en su antología sobre la región, más allá de la mundialización, un sustrato dado por el habla regional y la potente raíz folklórica (que operan sobre una muy arraigada matriz colonial); acaso pueda rastrearse, también, a partir de la experiencia del exilio (exterior o en la gran ciudad) una veta que remite al extrañamiento y la nostalgia. En lo que hace a lo idiomático, sigue vigente, sobre todo en Santiago, la poesía en lengua quichua. En la Patagonia se registra un interesante fenómeno: a partir de la migración desde otras regiones de los últimos treinta o cuarenta años, se están gestando nuevas identidades locales, que se referencian en el rescate de la cultura mapuche y de otras etnias y en proyectos “de tierra nueva”, ecologismo, etc. Esto sumado a la aparición, vinculada a la dinámica descrita, de importantes núcleos donde se produce poesía (P. ej. El Bolsón), está produciendo el advenimiento de una lírica pujante, polémica, fuertemente inquisidora de nuestra realidad. Han comenzado a proliferar, cada vez con más intensidad los poemas en mapuche. La poesía de Cuyo se distingue por el permanente intercambio con Chile y su rica y larga tradición poética. Resulta interesante el escenario variopinto (muy polémico) en que concurren la poesía tradicional costumbrista (aún no extinta), los remanentes de la poesía social de los 60-70 y las propuestas más vinculadas a lo urbano. Hay una interesante articulación (sobre todo en Mendoza y San Luis) entre universidad – grupos de poetas – políticas culturales- editoriales. En el Litoral resulta difícil establecer pautas generales. Hay sí una cierta efervescencia de encuentros y festivales poéticos (acompañados, en algunos casos, de ediciones), en que se va construyendo un nuevo espacio regional correntino- formoseño-chaqueño, donde la influencia del guaraní (hace unos meses se presentó una antología que reúne poetas correntinos y paraguayos, por ejemplo) y la temática reivindicativa son aspectos destacables.
Coincido con el cordobés Pablo Anadón (director de Fénix y uno de los especialistas que más se preocupa por el tema) con que en las antologías “nacionales” el porcentaje de poetas del interior es todavía exiguo. En lo que hace a las promociones más jóvenes, parece difícil establecer pautas comunes demasiado concretas, sin embargo un apartamiento voluntario de fórmulas “poéticas” preestablecidas, la búsqueda de un lenguaje propio, más genuino y un sesgo posmoderno, reflejado en heterogeneidad, presencia del mundo de los MCM, y una mirada, crítica y escéptica de un cosmos percibido como fragmentario se percibe en buena parte de las jóvenes voces, según puede constatarse en Los poetas interiores, una antología de poetas jóvenes del interior, editada en España hace dos años por Rodrigo Galarza.
-¿Cuáles son los grupos poéticos más activos en las distintas provincias?
-El tema de los grupos es fundamental para intentar releer nuestra historia y nuestro presente poético. También es incontestable indicio de las asimetrías entre el “eje” y los “alrededores”. En todas las épocas y latitudes, los poetas (fundamentalmente en su juventud), se han agrupado para hacerse conocer y elaborar e imponer sus idearios, más aun, diría que la primera razón es la decisiva, en la mayoría de los casos. Los grupos porteños de principios del siglo XX se encontraron con un campo intelectual cambiante, por momentos hostil, pero existente. En cambio, la tarea fundamental de los del interior fue crear ese campo (“Calívar” en La Rioja, 1953; “Tarja” en Jujuy, 1955, por sólo citar dos ejemplos muy claros) a la vez que “dialogar con los nuevos tiempos”, y el segundo paso fue hacerse conocer en ámbitos más amplios a través, en algunos casos, de la caja de resonancia de algún centro regional de importancia (P. ej. Tucumán para el NOA). Para muchos, Buenos Aires era la meta a alcanzar y, de hecho, buena cantidad de poetas provincianos, a través de estas experiencias locales, lograron consagrarse accediendo al medio porteño, gran pantalla de resonancia nacional y hasta internacional.
Me resulta muy difícil intentar la elaboración de una lista de grupos activos hoy; puedo sí mencionar algunas experiencias muy destacadas de los últimos años.“Koirón”(1981) marcó un hito decisivo en la poesía patagónica como factor aglutinante de una naciente identidad regional, aun en pleno Proceso; la situación política de Neuquén, su mayor densidad poblacional, la presencia de la Universidad del Comahue, parecen haber sido decisivas para generar una “punta de lanza”. Según señalamos, hoy la Patagonia es escenario de importantes experiencias donde lo literario articula con la las dinámicas socioculturales. Si bien disuelto años después, el grupo encontró continuidad en “Poesía en Trámite” y en la trayectoria de algunos de sus integrantes, entre los que se destaca nítidamente Miguel Costa (1958). “Las malas lenguas”, marcó un hito a partir de la segunda mitad de los ochenta en Mendoza; su propuesta, distante de los poetas “acequieros” (tradicionalistas), toma distancia también de la importante tendencia de poesía social que campeaba en la provincia desde fines de los `60. Patricia Rodón, referente del grupo, caracteriza la propuesta como una poesía urbana, identificada con el rock, una respuesta generacional a los nuevos tiempos democráticos y a la necesidad de salir del estancamiento cultural. La realización de cafés literarios, recitales y la edición de los integrantes en el mismo sello local fueron sus actividades más destacadas; los integrantes han continuado sus actividades, ya disuelto el grupo, y su obra es estudiada y difundida también en el ámbito universitario (de hecho, han sido estudiantes de la UNCU). Una dinámica de sumo interés, ubicable en la encrucijada de la “lejanía” de los grandes centros y los cruces lingüístico-culturales, ha dado como fruto, desde 2001, el Encuentro de Poesía de Oberá, en el cual han confluido distintos autores, pequeños grupos y publicaciones, que en el último lustro vienen convocando a voces del NE, y de todo el país (en las últimas ediciones). Aquí, más que las cuestiones estéticas, la propuesta apuesta a la generación de un nuevo espacio plural, donde la circulación y difusión de los poetas y sus materiales es el “combustible” del encuentro. Córdoba, según lo planteado, es un cosmos riquísimo en su variedad; como experiencia destacable (una entre muchas) puede mencionarse “Poetas del Aire” (1991), que durante una década no sólo aglutinó a los poetas de Río Cuarto, sino que generó una serie de publicaciones poéticas y otras actividades que se extendieron a buena parte del país. Este grupo es de gran interés por las características del proceso que, desde el nucleamiento local y a través de sus distintas “formaciones”, llegó a instalar en el “sistema poético nacional” (juro que no es ironía), la idea de la necesidad de repensar el país como realidad poética, a partir de un primer paso de conocernos. Más allá de los distintos “balances” de sus ex integrantes, entre los que ha cobrado importante nombradía Marcelo De Marco, este movimiento generó un proyecto que ha sido retomado y reelaborado por distintos nucleamientos en la provincia y fuera de ella.
Por último, me parece relevante por su originalidad la propuesta de “Poetas Mateístas”, de Bahía Blanca (1985-1994): “La poesía debe circular de mano en mano, como el mate”; en respuesta a la opresión de los años de la dictadura y ante un medio cultural notablemente conservador, la poesía mural, la toma del espacio común de la calle, fueron los emblemas del grupo. Herederos del gesto surrealista, referenciados en Paco Urondo y Miguel Bustos (muertos, ambos, por los militares), los mateístas, entre los que se destaca Marcelo Díaz, reconocen no tener otra poética común que la emanada de la necesaria brevedad y contundencia del poema mural. Hubo talleres, ediciones, recitales “mateístas” y poetas de otras provincias que se declararon solidarios con el movimiento.
-¿Cuáles son las voces del interior?
-Comencemos por los maestros, ya desaparecidos físicamente; me voy a referir, básicamente a aquellos que desarrollaron una poesía raigalmente vinculada a su medio (y que habitaron en su provincia la mayor parte de sus vidas). Dos nombres ocupan el primer plano en la poesía nacional: “Juanele” Ortiz (Entre Ríos,1896) y Manuel J. Castilla (Salta, 1918). Estos grandes poetas incidieron poderosamente en varias generaciones de poetas de su región (Litoral y NOA, respectivamente). Después de mucho tiempo su obra fue reconocida a nivel nacional y hoy son figuras relevantes en las antologías latinoamericanas y en lengua castellana. También merece destacarse la figura de Luis Franco, de Catamarca, que en su inclaudicable militancia política y poética supo convocar en su entorno a muchos poetas jóvenes del interior. Francisco Madariaga, bonaerense, desarrolló el grueso de su obra poética en diálogo con la tierra correntina, dentro de un muy personal surrealismo. En esta línea, vanguardista en su momento, se destaca la pampeana Olga Orozco (acaso nuestra mayor voz femenina), aunque bastante alejada de lo telúrico. Figuras muy influyentes fueron el mendocino Armando Tejada Gómez, desde el ámbito de la literatura social y de proyección folklórica y Alfonso Sola González, desde el ámbito académico; ambos, en sus extensos recorridos por nuestra geografía dejaron profunda huella. En la actualidad, varios poetas del interior ejercen desde sus ochenta o más años un sólido y productivo magisterio, aunque con dispar presencia en el “canon”:Alejandro Nicotra (Córdoba), Leónidas Escudero (San Juan), Juan González(Tucumán), Raúl Aráoz Anzoátegui (Salta, sobreviviente de “La Carpa”),Ramón Ayala (Misiones), Néstor Groppa (cordobés en Jujuy), entre otros. Voces reconocidas y en plena producción (pertenecientes a las generaciones del ´60 y `70, en avanzado proceso de consagración) son las de Santiago Sylvester,Teresita “Cuqui” Herrán, y Leopoldo “Teuco” Castilla (hijo de Manuel) en Salta. Con algo menos de “prensa” se destacan Lucía Carmona de La Rioja (su ciudad, Chilecito, es un importante centro poético regional), Carlos Levy , poeta y editor, en Mendoza, Edgar Morisoli en La Pampa, entre otros. Entre las voces jóvenes y con una trayectoria acreditada en publicaciones y premios, podemos destacar al ya mencionado Fernando Costas, de Neuquén; Osvaldo Picardo, de Mar del Plata; Alejandro Schmidt y María Andruetto, de Córdoba; Juan Menneguín, de Entre Ríos; Jorge Accame (porteño “ajujeñado”); Roberto Malatesta, de Santa Fe, por sólo mencionar a algunos.
-¿Cuáles son, en su opinión, las revistas más destacadas?
-Existe una infinidad de publicaciones, más o menos periódicas; sólo en formato papel (ni qué hablar de las electrónicas). Yo he logrado recolectar en mis viajes más de ochenta. En este punto me voy a referir a algunas que -por nivel y trayectoria- están cumpliendo un papel no sólo de difusión de la lírica del interior y nacional o continental en general, sino que generan insumos de importancia, por su nivel, para el investigador o el interesado, sin llegar a ser elitistas ni mucho menos. También intento a través de esta selección representar a las distintas regiones. Museo Salvaje se edita desde hace una década en La Pampa; se dedica a la literatura en general, pero la poesía ocupa un lugar preponderante. En ella se alternan los trabajos antológicos con las reseñas críticas y los desarrollos teóricos, con predominio de los autores del sur del país. Hay una fuerte participación de estudiosos vinculados a la universidad local. La Pecera (Mar del Plata), de cuyo comité de redacción formé parte hace algunos años, refleja la importancia de esa ciudad como centro cultural y académico. Es una revista-libro que ha superado el lustro de vida, dedicada a cuestiones estéticas en general, pero se privilegia la difusión de la poesía argentina, con marcada presencia del ensayo y textos críticos. Se va posicionando, a través de una persistente campaña de difusión, en ámbitos cada vez más amplios. Desde Córdoba, Fénix, dedicada exclusivamente a la lírica, presenta a los autores locales “en diálogo” con la poesía nacional y mundial, a través de la presentación de muy selectos trabajos críticos y ensayísticos, donde realmente se aportan nuevas y fundamentadas miradas sobre los poetas presentados. Es una revista-libro de circulación predominantemente académica, frecuentemente citada en mesas de debate y congresos sobre el tema. En Villa María, Alejandro Schmidt (que posee la mayor colección particular de poesía argentina), desde la carpeta Alguien Llama, viene publicando desde hace años a poetas argentinos, en una colección de distribución gratuita. El Duende es una publicación que excedió los cuarenta números (desde 1993), dirigida por el poeta e investigador cultural Alejandro Carrizo. Toda la vida cultural de Jujuy desfiló por sus páginas, y en especial la poesía (poemas, reseñas, crítica). Esta importante tarea fue reconocida por las Naciones Unidas y es hoy un hito insoslayable en la vida cultural de la provincia. Esta labor tiene continuidad enAntología Cultural I, publicada por Carrizo en febrero de este año. Claro está, en nuestro recorte del “interior” no entra Rosario, madre desde hace más de cuatro décadas de algunas de las publicaciones de poesía más influyentes del país: mencionaré, por su fuerte impronta provincial, Suelo santafesino, dedicada a la poesía y el cuento, y que, por depender de un organismo oficial de cultura, tiene amplísima difusión en la provincia. En ella hay un permanente rescate de la tradición literaria local, apoyada por una nutrida propuesta de ediciones de autores locales. Entre las revista generadas en Buenos Aires, pero que han dado espacio a los autores y tendencias del interior, destacamos la casi solitaria tarea deLa danza del ratón, en la década del `80; Diario de Poesía, que aunque centrada en otras poéticas, dio alguna cabida a importantes poetas hasta entonces semidesconocidos en “el centro”, y la de mayor vigencia actual, La Guacha, que dedica espacios importantes de manera constante desde hace una década a estas problemáticas que estamos abordando, y difunde buena cantidad de autores provincianos (aunque, en mi opinión, con una notable disparidad, que campea en toda la publicación) y tiene una sección destinada a las voces provinciales.
-¿Puede hacer referencia a la obra de estos autores en Buenos Aires?
-Allá por 1981, en su Antología esencial de la poesía argentina, Horacio Armani pretendía establecer las voces más importantes de nuestra lírica para el siglo que pasó. De veinticinco autores antologados (de Lugones a Pizarnik), sólo nueve eran nacidos en el interior, y la mayoría había “hecho carrera” en Buenos Aires. En su extenso prólogo-ensayo, prácticamente no hay referencias a los grupos y movimientos de las provincias. En el `89 Antonio Aliberti, en su selección poética, es más generoso tanto en presencias del interior como en las consideraciones a la poesía “no porteña”.Con los años, el panorama ha ido mejorando de a poco, en mi opinión. Los medios nacionales se muestran más abiertos, Hay más información circulando más rápido, y los medios provinciales van sacudiendo cierto localismo chato (en muchos casos, en las páginas literarias de los periódicos “de provincia” abundaban lamentables textos de “señoras gordas” de las aristocracias vernáculas). Globalización e Internet no sólo aportan sufrimiento o superficialidad. En los ciclos de poesía se nota la aparición de autores, en general, jóvenes, del interior (esto se ha visto, aunque incipientemente, en las últimas ediciones de la Feria del Libro de Buenos Aires); del mismo modo, el “canon” ha ido incorporando, según comentamos, voces provincianas. De todos modos esto no tiene aún la relevancia que merecería, en mi opinión. Curiosamente el canon escolar incorpora textos descriptivos o costumbristas de poetas provincianos bastante olvidados (Pedroni, Zerpa, Bufano, etc.). Algunos importantes poetas alcanzaron cierta difusión urbana a través de su producción cancionística (J. Dávalos, Ferraro, Petrocelli, entre otros). Sin embargo, pienso que, progreso de por medio, algunas cosas sí han cambiado radicalmente. Para empezar, ya no es “imprescindible” vivir en Buenos Aires para contactarse con círculos artísticos e intelectuales, publicar, etc.: los campos regionales han crecido. Por otra parte, la extensa tradición de encuentros poéticos del interior (verbigracia, Villa Dolores tiene un encuentro nacional de poetas que va por su 47ª edición, y es sólo un ejemplo) se ha acrecentado exponencialmente en la última década; los festivales, recitales, ferias y espacios de lectura se han multiplicado, y no sólo en Buenos Aires (acaso Rosario, más allá de su fastuoso encuentro/festival, sea el mejor ejemplo). El “espaldarazo porteño” ya no es tan importante, aunque un cierto “espíritu de cuerpo”, “amiguismo” o como se lo quiera llamar, hace que los círculos porteños lleven la batuta, por ejemplo, a la hora de conectarse, difundirse, etc. en el exterior.
Hay una frase repetida hasta el cansancio: “los poetas nos leemos entre nosotros”; esta problemática (que no profundizaré en esta respuesta), genera mezquinos “repartos de torta” (o “tortita”), en cuyo marco vuelve a aflorar la asimetría “centro-periferia”, con sus previsibles postergaciones para los poetas de “afuera del eje”. En mis viajes por el interior (como poeta, pero, sobre todo, como investigador), experimento renovadamente una ambigua sensación de satisfacción y culpa ante la deferencia de los poetas y estudiosos de las provincias para con “este porteño que se interesa por nosotros” (sic).
-¿Cuáles son las obra crítico-ensayísticas que se ocupan de los autores y las tendencias del interior poético?
-En términos generales, la poesía ha merecido, desde los ámbitos académicos, mucha menos atención que la narrativa, acaso al influjo del “boom latinoamericano” y los entusiasmos despertados por el mismo en el “primer mundo”.
Cabe destacar la tarea persistente, aunque insuficiente, del Fondo Nacional de las Artes (FNA), con sus premios, becas de creación e investigación y ediciones. Por ejemplo, Santiago Sylvester realizó en 2003 una antología de poesía del NOA del siglo XX, que me parece decisiva, la misma fue anunciada como la inicial de una serie destinada a difundir la poesía del interior desde la perspectiva regional: casi un lustro después, seguimos esperando la “próxima región”. De todos modos, el FNA es un espacio de difusión y reconocimiento fundamental para autores y proyectos de las zonas más apartadas. Una iniciativa importante es encabezada por el ya mencionado poeta marplatense Osvaldo Picardo, con su Primer mapa de la poesía argentina (1999), donde postula urgentes replanteos de nuestro mapa cultural, centrado en la reconsideración de los aportes de los grupos del interior. Otro aspecto esperanzador es la edición de las obras completas de poetas como “Juanele” Ortiz, el jujeño Raúl Galán (hace dos años) y otros pocos… curiosamente, dos trabajos antológicos que mencioné (el de los poetas interiores y el de paraguayos y correntinos) fueron realizados por autores españoles. Con el inicio del siglo, se profundizó la labor de articulación entre distintos centros de estudio del interior, y existen Jornadas Nacionales de Literatura Regional desde esa época; en el último año se formalizó una red (que yo integro) de investigadores de distintas universidades, centrados en las producciones locales. La Universidad de Cuyo, con su Maestría en literatura Argentina, participa de esta iniciativa, junto a la Universidad de Salta, la de Tucumán, la del Comahue, entre otras de primer nivel, con la coordinación de Amelia Royo, de Salta. Hay que destacar que la mayoría de las provincias-regiones cuentan con importantes especialistas, que han publicado estudios y selecciones de autores locales, por sólo dar algunos nombres, Fritz en la Patagonia, Lagmánovich, Kaliman, Rivas, Gatica, Terrón en el NOA, Veiravé, Castelli, Isaías por el Litoral, Videla, Castellino, Trombino de Cuyo… Existen abundantes trabajos críticos, antológicos, etc., pero es difícil conseguirlos fuera del ámbito local o provincial en que se produjeron. Las universidades porteñas no han mostrado, salvo entusiasmos individuales, demasiado interés. Una vez más, el argentino, siguiendo a Machado cuando hablaba de su dolorosa España “desdeña cuanto ignora”, pero creo (o quiero creer) que algo está cambiando, algún día llegaremos, como quería Homero Manzi, a “Un visión valorativa de lo que somos” (que no es poco, por cierto).
QUIEN ES CLAUDIO SIMIZ
Claudio Simiz (1960) es licenciado y profesor en Letras y está cursando su doctorado en UBA. Ha publicado numerosos trabajos sobre literatura argentina, ha sido becario investigador del Fondo Nacional de la Artes y forma parte de un proyecto UBACYT referido a las representaciones en la literatura latinoamericana. Se desempeña como docente en la Educación Superior. Ha publicado siete poemarios y merecido premios por su labor como poeta y cuentista en el país y el exterior. Ha dado charlas y conferencias en varias universidades nacionales sobre poesía argentina.
Poemas de Claudio Simiz
.
Luis Benítez nació en Buenos Aires el 10 de noviembre de 1956.
Es miembro de la Academia Iberoamericana de Poesía, Capítulo de New York, EE.UU., con sede en la Columbia University. Ha recibido el título de Compagnon de la Poèsie de la Association La Porte des Poetes, con sede en la Université de La Sorbonne, París, Francia. Miembro de la Sociedad Argentina de Escritores y de la Fundación Argentina para la Poesía.
http://www.arrakis.es/~joldan/lbenitez.htm
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario