miércoles, 12 de junio de 2019

Sobre Los cuadernos de Praga


Ernesto Guevara en la ficción de Abel Posse

Profesor Rafael  Gutiérrez y
Estudiante  José Manuel Díaz Watson

Introducción
El eje de esta mesa “La narración como forma de lo real. Cruces e interacciones entre historia, ficción, representación y memoria” nos plantea el problema de la relación que hay entre una forma específica de construcción de una representación verosímil, la novela, y los registros del pasado, las memorias y el discurso de la historia. En este caso nos detendremos en una novela que ficcionaliza un momento de la vida de un hombre cuyo accionar lo ha colocado en la historia contemporánea, el caso del Dr. Ernesto Guevara.
La figura de Ernesto Guevara ha sido tratada desde la ficción por la historieta de Héctor Oesterheld  y por  versiones cinematográficas con un mínimo de una decena de producciones, cubanas, argentinas y latinoamericanas. Por otra parte en la literatura su tematización no es muy abundante fuera de las biografías o los textos testimoniales de quienes participaron de las mismas campañas.
Mucho más reciente es la novela gráfica del mexicano José Hernández “Che: una vida revolucionaria”,  publicada en México en 2016, basada en el libro de Jon Lee Anderson Che Guevara. Una vida revolucionaria que publicó editorial Anagrama en 2010 considerada por la crítica como una de la biografías más completas sobre el líder revolucionario.

Abel Posse es un prolífico novelista cuyas ficciones han visitado los tiempos de la conquista de América, las aventuras de los nazis en oriente y de los neonazis en América, los últimos días de Eva Perón y la Argentina de fines del siglo XIX. En esa revisión que hace de distintos momentos de la historia a través de la ficción novelesca, se detuvo en un episodio poco conocido de la vida de Ernesto Guevara: su estancia en Praga. El hecho soslayado por la biografías le dio pie al novelista para desarrollar una versión en la que el héroe de Cuba, derrotado en El Congo, antes de convertirse en el mártir de Bolivia se prepara para responder por sus acciones y planifica las siguientes bajo las máscaras que lo protegen no sólo de enemigos y aliados sino de sí mismo. La novela Los cuadernos de Praga nos acerca a ese momento desde una mirada múltiple de quienes compartieron con Ernesto Guevara y la visión del investigador que lo indaga.

                Los límites de la novela
                Este subtítulo, “Los límites de la novela”, es bastante sugestivo porque la novela –como acontece con toda ficción- no tiene límites ya que en el campo de la literatura un escritor puede ficcionalizar libremente cualquier tema y del modo que le parezca, aún cuando tome un referente del mundo no ficcional.
                Por otra parte hay otros géneros discursivos que tienen limitaciones para el tratamiento de los relatos que construyen: la crónica, la biografía, el testimonio, la historia tienen que respetar una coherencia extratextual so pena de repudio por la comunidad de lectores en la que circula y de la que espera reconocimiento.
                Ese margen de libertad que tiene el escritor de literatura frente a los escribas de otros géneros, le permite emitir juicios de toda índole, hacerlos circular y generar polémicas sin contradecir el “principio de verdad” que se le reclama a otros géneros narrativos similares.
                En el caso específico de Abel Posse, mucha de su producción novelística ha retomado momentos y personajes registrados por la historia como referentes y los ha puesto en escena con otros de diversa procedencia y con expresiones anacrónicas. Estrategia que opera como guiños para lectores avezados, conocedores de literatura e historia, lo que no quita que quienes no compartan esa clave no puedan acceder a un universo verosímil.
                Por el uso de esas estrategias de avezado narrador, se han clasificado muchos de los libros de Posse dentro de la llamada “nueva novela histórica”, en especial aquellos que dedicó a los tiempos de la conquista de América. Sin embargo, también tomó como tema un pasado más reciente como el de la Segunda Guerra Mundial,  la presencia nazi en la Argentina[1] y la vida de Eva duarte de Perón[2].
                La novela en la que nos detendremos en nuestro trabajo es Los cuadernos de Praga que publicó 1998 y que escribió con motivo de que en el año anterior se cumplían treinta años de la muerte del líder revolucionario. Momento que fue propicio para varios actos oficiales y la publicación de sus textos y de diversas biografías.
                Abel Posse en sus novelas asume una posición crítica frente a figuras protagónicas de momentos claves la historia. Así lo hizo con Cristóbal Colón, Pedro de Aguirre, Álvar Núñez Cabeza de Vaca y Eva Perón. Es la versatilidad del mismo género la que le permite ese movimiento, ya que la construcción de los discursos que atraviesan a los personajes permite cruzar los registros de los testimonios dejados por las personas que toma como referente como distintas versiones conocidas, entramándolas con una conciencia crítica de los personajes que los hace cuestionarse su acciones, sus programas ideológicos y los resultados de sus actos.

                Un sujeto escindido
                La novela Los cuadernos de Praga se estructura en base a la tarea de un personaje, “Abel Posse”:
Creo que nunca hubiera escrito sobre mi compatriota Guevara. Pero ocurrió que estuve en Praga desde el ascenso de Havel, como testigo del desmoronamiento del imperio soviético. Estas cosas suelen empezar desde la casualidad. (Posse, 2017: 9)
Ese alter ego del autor busca los testimonios de distintos protagonistas que conocieron a Ernesto Guevara durante su estancia en Praga, entre ellos aparece la voz interior del mismo Ernesto Guevara alternando diálogos con distintas personas que compartieron ese periodo de su vida breve y casi desconocido. El resultado es una mirada múltiple sobre el Che como preludio a su acto final en Bolivia.
                Un dato referencial que permite a la novela construir una mirada múltiple desde la mismidad del propio Ernesto Guevara es la de los diversos alias que asumió para moverse fuera de Cuba, con sus consecuentes cambios de pasaporte, sus rostros y biografías correspondientes, que debe memorizar para cruzar las fronteras de un mundo inmerso en una guerra intercontinental de la que un atribulado Ernesto Guevara es partícipe, pero a la que no termina de adecuarse.
Debemos aclarar que el Che nunca viajó con si propia identidad. Usó tres máscaras: Ramón Benítez Fernández, uruguayo y soltero, con cuya identidad viajó al Congo y la tuvo los últimos días en Praga; allí actuó como Vázquez Rojas español franquista, comerciante en maderas; y en Bolivia como Adolfo Mena González. Antes de ir a Bolivia va a cuba como Ramón Benítez. Hasta tal punto es fiel la caracterización que ni sus hijos lo reconocen y le decían “tío Ramón”. (Martorell de Laconi, 2017: 144-5)

                Desde la ventaja que da la distancia temporal, Abel Posse realiza su evaluación sobre el fracaso del bloque oriental en la guerra fría y agrega al pensamiento del Che una mirada desalentadora sobre la revolución que está librando, por lo que su último acto en Bolivia asume el carácter una inmolación ante la derrota de sus ideales.

                El sujeto escindido
                El Che Guevara que construye Abel Posse es diferente de las imágenes monolíticas que lo proyectan desde el imaginario revolucionario como un héroe que se sacrifica en nombre de un mundo mejor. Al menos en ese sentido lo trabajaron Oesterheld y los dibujantes Breccia en una de sus mejores historietas comprometidas con la organización “Montoneros”[3]. El novelista aprovecha los distintos rostros que debe asumir Guevara para lograr un efecto de sujeto disociado, casi esquizofrénico, porque sus distintas personalidades deben interactuar y dialogar en lugares y con interlocutores que solo conocen una de esas máscaras.
La máscara que adopta en Praga es la de Raúl Vázquez Rojas, una de las tres que usó en sus viajes el Che. Discute con sus dobles o bien narra anécdotas desde el punto de vista de uno de ellos. A veces tiene nostalgia de su ser propio, es decir de Ernesto Guevara de la Serna. (Martorell de Laconi, 2017: 146)



Bibliografía
Posse, Abel (2017), Los cuadernos de Praga, Buenos Aires, Planeta
Martorell de Laconi, Susana (2017), Acerca de las novelas de Abel Posse, Salta, Mundo Editorial
de Medrano Arce, Luis Sáinz, “Abel Posse y sus buscadores del paraíso: El Che Guevara” en  Biblioteca virtual Cervantes http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/abel-posse-y-sus-buscadores-del-paraiso--el-che-guevara/html/154f4131-576a-4751-b655-0a686d3e5b76_2.html




[1] Corpus al que dedicamos algunos artículos sobre el subgénero de ciencia-ficción conocido como “nazismo mágico”.
[2] Sobre la novela La pasión según Eva escribimos un trabajo crítico “La pasión de Eva según Posse”.
[3] Ver en Gutiérrez (2016) pp. 140-142

No hay comentarios: