martes, 25 de agosto de 2015

lunes, 24 de agosto de 2015

EVA PERÓN EN LA LITERATURA

TALLER:EL ENCUENTRO ENTRE HISTORIA Y FICCIÓN A TRAVÉS DE LA IMAGEN DE EVA PERÓN EN LA LITERATURA”

A cargo de la Prof. ROSA MARÍA  GRILLO (Universidad de Salerno - Italia)

3 de SETIEMBRE de 2015
Fundamentación

La presente propuesta de Taller tiene como objetivo acercar a los estudiantes y docentes de las Carreras de la Facultad de Humanidades e Institutos de Formación Docente de la Provincia, el trabajo de reflexión e investigación sobre la relación entre Historia y ficción en la construcción de la narrativa histórica en torno a la imagen de Eva Perón en la literatura argentina desde la perspectiva desarrollada por la Dra. Prof. ROSA MARÍA GRILLO docente e investigadora en la Cátedra de Lengua y literatura hispanoamericana de la Università degli Studi di Salerno – Italia.

Durante mucho tiempo el tratamiento específico del tema fue resistido en su tratamiento  académico porque suscitaba enfrentamientos ideológicos y políticos, no obstante, desde principio de los años ochenta del siglo XX se han multiplicado las producciones ficcionales y las indagaciones en torno al papel que juegan las distintas narrativas en la construcción de los imaginarios suscitados en torno a esta controvertida imagen histórica.

La Prof. ROSA MARÍA  GRILLO es una de las investigadoras que ha contribuido a develar a través de sus estudios las tensiones establecidas entre el discurso histórico y la narrativa de ficción en torno a este tema histórico, aportando al mismo tiempo su posición académica para difundir la narrativa argentina en Europa.

Objetivos

·         Generar un espacio de discusión multidisciplinar sobre un conjunto de problemas como: la ficción, la narrativa histórica, las configuraciones argumentativas de la narración histórica.
·         Identificar los principales núcleos problemáticos que conlleva la investigación acerca de la ficción y la narrativa histórica.

Ejes temáticos:

Heterogeneidad/ficción y discurso histórico.
Eva Perón en la historia y la literatura argentina.

Bibliografía para el desarrollo del taller:

Bellone, Liliana (2010), Eva Perón, alumna de Nervo, Edición del Congreso de la Nación Argentina, Buenos Aires.

Grillo, R. M. (2013). “El nuevo descubrimiento de América en femenino: Maria Rosa Lojo y las mujeres argentinas”. In: El exilio literario de 1939, 70 años después Logroño dicembre 2009 Logroño Universidad de la Rioja, Pag.185-201 ISBN:9788469592854 en dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4536801.pdf

Martínez. T. E., (1996), Santa Evita, Bs. As., Planeta

Posse, Abel (1994), La pasión según Eva, Bs. As., Planeta

Walsh, Rodolfo, “Esa mujer” en Los oficios terrestres, Bs. As., 2001

Bibliografía disponible en
·         blog de la Cátedra de Literatura Argentina: http://literaturaargentinaunsa.blogspot.com.ar/

·         Face de  la Cátedra de Historiografía: Historiografia- UNSa. 2015

·         Face de la Cátedra de Teoría y práctica de la Argumentación: Teoria y Practica de la Argumentacion 2015

Bibliografía de consulta específica:

·         Bellone, Liliana (2010), Eva Perón, alumna de Nervo, Edición del Congreso de la Nación Argentina, Buenos Aires.
·         Grillo, Luciana, “Storie di donne, letteratura di genere” en file:///D:/Descargas/comentario%20de%20luciana%20grillo.html
·         Grillo, Rosa María. Escribir la Historia. Descubrimiento y conquista en la novela histórica de los siglos XIX y XX. Alicante, Universidad de Alicante, 2010. [http://rua.ua.eS/dspace/bitstream/10045/16409/l/ CuadernosASN_27.pdf]
·          Lojo, María Rosa. La novela histórica desde 1980: héroes con cuerpo, heroínas en el espacio público. Identidad y narración en carne viva. Cuerpo, género y espacio en la novela argentina (1980-2010).
·         Jozami, Eduardo. Rodolfo Walsh. La palabra y la acción. Buenos Aires, Norma, 2006, pp. 219-230. Navarro, Marysa. Evita. Buenos Aires, Planeta, 1994.
·         James, Daniel. Resistencia e integración. El peronismo y la clase trabajadora argentina, 1946-1976. Buenos Aires, Siglo Veintiuno, 2006, cap. 1.
·         Romano, Paolo, „La strordinaria Evita Peron nel romanzo targato Salerno“, en file:///D:/Descargas/La%20straordinaria%20Evita%20Peron%20nel%20romanzo%20targato%20Salerno%20-%20Tempo%20libero%20-%20la%20Citt%C3%A0%20di%20Salerno.pdf
·         Svampa, Maristella. "El populismo imposible y sus actores, 1973-1976". En James, Daniel (dir.) Nueva Historia Argentina, 1955-1976. Buenos Aires, Sudamericana, 2003, volumen IX.

Metodología de trabajo

·         Lectura del material bibliográfico con la tutoría de los responsables académicos del Taller.
·         Análisis en taller de los núcleos temáticos propuestos. 

Cronograma
·         Tres horas de trabajo presencial en Taller
·         Seis horas de lectura de los textos obligatorios.
·         TOTAL DE HORAS: 9 (nueve)

Responsables del dictado del Taller:
Prof. ROSA MARÍA  GRILLO

Responsables de la actividad y tutores:
·         Esp. Rafael Fabián Gutierrez
·         Lic. Rubén Emilio Correa
·         Esp. Marta Elizabeth Pérez.

Fecha del Taller:
·         Jueves 3 de setiembre de 2015

Horas:
·         10,00 a 12,00
·         19,00 a 20,00

Lugar:
·         Centro Cultural América. Mitre 23 - Salta

Eva Perón y la literatura argentina. Los años 60

30 agosto 2012
Política y Literatura/Eva Perón y la literatura argentina. Los años 60/Por Eduardo Jozami
Eva Perón y la literatura argentina. Los años 60.**


Borges aludiendo al sesgo teatral del peronismo visto como pesadilla; David Viñas incluyendo la figura de una prostituta para poner de relieve las reservas de dignidad que pueden alojarse en la situación más degradada, y en obvio reflejo de adhesión de los grupos más marginales hacia Evita; Juan José Sebreli enfatizando el carácter bastardo de Eva Perón  inspirado en el San Genet de Sartre; Rodolfo Walsh, el cuento “Esa Mujer” y la manifestación de la relación de Walsh con el peronismo: apasionada con Evita, reconocimiento menos entusiasta, a veces crítico, del rol necesario de Perón. Todos estos tópicos son los que Eduardo Jozami rastrea en este texto donde analiza la relación de la literatura argentina con la figura de Eva Perón.

Por Eduardo Jozami*
(versión especial para la Tecla Eñe)

En los años 60, el peronismo comienza a ganar simpatías e influencia entre los  intelectuales, mientras la literatura de ficción se aleja de un modo de narrar que ataba el relato a una relación más estrecha con la realidad. Se fortalece una tendencia a autonomizar el texto, a despreocuparse de que pueda considerarse verdadero, a verlo sólo como ficción.[1]

Esta manera de entender la literatura no será novedosa en Borges con quien habrá que comenzar. Decididamente a contramano de la reconsideración del peronismo que se advierte en muchos escritores, publica  El Simulacro, cuento  incluido en El hacedor, un libro de  ensayos de 1960.[2] En un pueblo del Chaco, un hombre enlutado arma un altar que exhibe una muñeca rubia y se para a recibir el pésame de los muchos vecinos entristecidos, atónitos o desesperados que se acercan.  El autor se pregunta respecto a lo que califica como “una fúnebre farsa” en la que encuentra “la cifra de una época irreal”.  El hombre no es Perón, la mujer no es Eva -dice Borges- pero Perón tampoco era Perón ni Eva era Eva, sino “desconocidos cuyo rostro ignoramos que figuraron para el crédulo  amor de los arrabales, una crasa mitología”.

En los trabajos anteriores de Borges se alude al sesgo teatral del peronismo, visto como sueño o mejor dicho como pesadilla, pero nunca ha sido tan categórico en la afirmación de su irrealidad. Se imponen dos obvias conclusiones. Borges admite la omnipresencia del homenaje popular a Eva Perón, “ocurrió, acaso no una vez sino muchas” y reconoce que la muerta cuyo cadáver ha sido  sustraído cinco años atrás y el peronismo mismo se han  convertido en mitos. Para quien creyó, como tantos, en la desaparición en cuanto llegara al llano de un movimiento formado al calor del poder, señalar esta proyección mítica es  un modo de reconocer que el peronismo está ganando la partida.

La señora muerta, el cuento de David Viñas incluido en Las malas costumbres[3] provocó en su momento la reacción airada de quienes como Ernesto Goldar lo acusaban de ofrecer una visión prostibularia de Eva Perón[4]. El cuento transcurre durante el velatorio de Evita. En la tediosa espera en la cola que tiene muchas cuadras, una mujer se impacienta mientras un hombre de clase media intenta trabajosamente establecer relación con ella. Finalmente se van juntos: por la actitud de la mujer podría dudarse de que ejerza la prostitución, pero un diálogo (¿cuánto querés, dame lo que quieras?) así lo indica. Cuando el hombre, cansado de recorrer con el taxi tantos hoteles cerrados por el duelo, protesta: “es demasiado por la yegua esa”, la mujer reacciona: “eso sí que no se lo voy a permitir” y baja del auto.

La crítica de Goldar desde un peronismo que se siente ultrajado me parece injusta. En verdad quien es cuestionado en el cuento (como en varios otros incluidos en el mismo libro) es el hombre de clase media que, en este caso, sólo piensa en levantarse a esa mujer, indiferente al dolor popular que lo rodea, contrastando con la actitud de ella. Tampoco es pertinente preguntarse porque Viñas no puso en lugar de ella a un obrero metalúrgico o una militante de la rama femenina. La inclusión de una prostituta tiene más de un sentido, puede entenderse como rechazo a esa beatería del peronismo oficial que siempre el autor condenó, también  muestra las reservas de dignidad que pueden alojarse en la situación más degradada y es obvio que refleja la adhesión de los grupos más marginales hacia Evita, seguramente no menos fervorosa que la de los trabajadores.

Otro trabajo de Viñas, Las catorce nuevas hipótesis sobre Eva Perón, publicadas en Marcha de Montevideo en 1965, provocarán la reacción airada de un grupo de militantes peronistas. Rubén Arbo y Blanco, Leopoldo Barraza, Daniel Eifel y Osvaldo Lamborghini, acusan a Viñas de insistir en los manoseados chismes de Barrio Norte y de confundir su frustración personal con el resentimiento histórico de Evita que es el de los trabajadores. [5]

El texto de Viñas resalta la figura de Evita quien habría enseñado a Perón el lenguaje popular, por ello, los críticos lo acusarán de querer divorciar al peronismo de su líder para transformarlo en oposición de su Majestad. David contrapone a las masas, que por momentos exhiben su potencialidad revolucionaria, desconocen lo sacro, lo desbaratan dice  Viñas, con la burocracia partidaria que suprime toda oposición y reemplaza el desgarro del bombo y el descamisado por la beatería homogénea. A esa contraposición responden las dos imágenes de Evita, la palatina, idealista, modelo inalcanzable, y la popular. A ella apuesta Viñas, considerando posible una potenciación de los componentes revolucionarios del peronismo.

Pero no hay en Viñas una definición de Evita como el ala plebeya, popular o revolucionaria del peronismo como hará más tarde Sebreli. Aunque hacia esa faceta de Evita se orientan sus simpatías, otorga un peso demasiado importante a las ataduras de ella con la actitud beata y la liturgia del peronismo. No contrapone a Evita con Perón, lo que no me parece un desacierto, pero no atina a vislumbrar una perspectiva de salida de la contradicción que señala en el peronismo. El texto no conformaría a la izquierda tradicional –Viñas acusa su sectarismo que la alejó de los procesos populares- pero tampoco puede llegar a la izquierda peronista. Casi diez años después del número de Contorno sobre el peronismo, no se ha avanzado mucho respecto de ese eclecticismo que afirmaba, “esto del peronismo sí, esto del peronismo no”.[6]     

Los críticos de las 14 hipótesis terminan su ataque con el señalamiento que más debe haber dolido a su autor, “como escritor, porqué no actúa como Rodolfo Walsh.” Este era amigo de David y en esos años mantenía una fuerte relación política con los hermanos Viñas. Toda la crítica de los cuatro periodistas peronistas, que ellos denominan Ocho comprobaciones, manifiesta un propósito descalificatorio que llega a explicar el  supuesto odio de Viñas contra la sociedad “porque la mucama de papá se negó a satisfacer las aspiraciones del adolescente”. Este alegato en defensa de la ortodoxia peronista que niega la posibilidad de disentir sobre un fenómeno tan complejo como el de Evita contrasta con la audacia y la decisión transgresora que algunos años después animará la obra literaria de uno de los críticos, Osvaldo Lamborghini, el autor de El Fiord.

Viñas había anunciado que iba a publicar un libro sobre Eva Perón y  manifiesta en las 14 hipótesis que formará un grupo para estudiar el contexto social de la época. Ni una ni otra cosa ocurrieron. El violento cuestionamiento habría paralizado a Viñas, pero para explicar porque no retomó años después el proyecto deberíamos pensar en una dificultad más íntima, la misma que se expresa en las tensiones que atraviesan el texto de las 14 hipótesis y las que se advierten en la relación de Viñas con el peronismo desde los tiempos de Contorno.

El libro de Juan José Sebreli, Eva Perón ¿aventurera o militante? [7]muestra muchas afinidades con el pensamiento de Viñas, lo que no resulta difícil de explicar no sólo por la participación de ambos en Contorno sino por la notable impronta sarteana del texto de Sebreli, dedicado a Simone de Beauvoir. La pareja entre los dos intelectuales franceses juega como modelo en la relación que el autor postula entre Perón y Eva, criticando a Viñas cuya posición llevaría a que Eva se separase del líder justicialista.

Sebreli enfatiza el carácter bastardo de Eva Perón  inspirado en el San Genet de Sartre: Eva pertenece a esos espíritus que siguen aferrados a los dolores de la infancia, que no olvidan las humillaciones que viven los hijos ilegales. Por otra parte, la bastardía permite ver al desnudo lo que los demás tratan de ocultarse. Pero en un texto muy influido por el marxismo, Sebreli renuncia a cualquier explicación de la actuación de Eva que prescinda del contexto histórico y social que la produjo. Si la infancia desgraciada lleva al resentimiento, Evita ha dado un paso más hasta convertirse en rebelde. La identificación entre Eva y el Che, la mención conjunta de ambos cadáveres insepultos no deja dudas sobre la definición de Sebreli. Si la muerte de Eva coincide históricamente con la derrota del ala plebeya del peronismo, ahora es necesario rehabilitar esa imagen plebeya para enfrentar a la burocracia desarrollista del movimiento. 

En el tránsito de la actriz a la señora y de ésta a la compañera Evita, la opción entre aventurera y militante se define claramente por el segundo término, pero, tal como Sartre reclamaba de los militantes, la Eva de Sebreli no puede concebirse sin alguna perduración del espíritu aventurero. Este evitismo de Sebreli, que resulta difícil comprender si partimos de su acendrado antiperonismo de hoy, se manifestó desde la segunda mitad de los años ’50, (el número de Contorno sobre el peronismo) hasta los ’70. A partir del retorno a la democracia, se autocriticará violentamente por haber confundido los métodos jacobinos y plebeyos de Eva con una izquierdización del peronismo y afirmará que, paradójicamente, el ala aparentemente más revolucionaria del peronismo es la más fascista.[8]  

En su momento, a mediados de los ’60, el señalamiento de la condición de bastarda, como una carácterística central para comprender el perfil político de Eva, provocó cierto escándalo en un peronismo en el que aún tenía mucha fuerza una historia acartonada que eludía, precisamente, los aspectos más conflictivos e interesantes de la vida de Evita. Como dato para calibrar como ha evolucionado la sociedad argentina y el propio peronismo, es interesante señalar que se está representando con éxito en Buenos Aires una obra de Cristina Escofet, llamada Bastarda sin nombre que ha sido también presentada en la Casa Rosada.[9]

Esa mujer, fue escrito en dos días, uno de 1961 y otro de 1964.[10] En ese lapso, Rodolfo Walsh no sólo debe haberse preguntado sobre su postura ante el peronismo sino que quizás haya dudado en adoptar la forma de cuento. Walsh establecía una rígida separación entre sus textos testimoniales y periodísticos, dirigidos a investigar una verdad según el modelo de la verdad judicial, y los textos de ficción. Ricardo Piglia ha señalado que, para Walsh, el uso político de la literatura exige prescindir de la ficción.Esa mujer relata una entrevista sostenida por el propio Walsh con el coronel que tiene a su cargo el secuestrado cuerpo de Evita. El entrevistador pretende averiguar el paradero de los restos, ofreciendo al coronel unos documentos que le interesan, además de fama y una suma de dinero.

Al no lograr su propósito de obtener el dato, se cierra la posibilidad de publicar una nota periodística y allí nacerá el cuento. Aunque Walsh haya subestimado la importancia política de sus cuentos, en una entrevista de 1972, en la que reniega de sus textos de ficción, de modo tan despiadado como injusto, es innegable que Esa Mujer es uno de sus textos que ha tenido una incidencia política más perdurable. Otra entrevista similar con Perón, en 1968, de la que Walsh elaboró seis versiones que tienen que ver con su cambiante mirada sobre el líder peronista en la coyuntura 1968-1973, nunca será publicada.[11] La relación de ambos textos define el peronismo de Walsh: apasionada relación con Evita (“Si la encuentro –leemos al comienzo del cuento- frescas, altas olas de cólera, miedo y frustrado amor se alzarán”)-  reconocimiento menos entusiasta, a veces crítico, del rol necesario de Perón.

El narrador elude pronunciar el nombre de Evita quizás porque esa ausencia aluda como metáfora a otra ausencia, la del mismo cuerpo, pero también porque sabe que ese el modo más intenso de marcar su presencia; cuando todos sabemos de quien se habla y no se la nombra, la tensión puede resultar insoportable para el lector.

Esa mujer, elegido como el mejor cuento argentino en una encuesta entre escritores y críticos, es el más perdurable de los textos que hoy hemos comentado y ha marcado de modo notable la literatura y la mirada de la militancia posterior a partir de su publicación. El retrato del coronel, atormentado y posesivo, su relación amor-odio con el cuerpo de Eva –que expresa  en buena medida la sensibilidad predominante de la oligarquía- la compleja relación del personaje con la sexualidad de Evita, (parecía una virgen afirma luego de abrir el cajón y verla desnuda, más tarde atribuirá al médico embalsamador el deseo de manosear ese cuerpo ante el que se rinde fascinado).

El compromiso de Walsh que afirma “ella no significa nada para mí” y acto seguido dice que con ella ya no se sentirá más sólo, es paradigmático de la evolución de los intelectuales de su generación, aquellos que “vivían el peronismo como un drama personal”. Los tres años que demoró la prosecución del cuento –tiempo de reflexión en el que no publicó nada ni militó en política- culminaron con un breve relato que constituye uno de sus grandes legados políticos. Esfuerzo de síntesis de una inteligencia que jugaba con las palabras como mecanismo de relojería pero que sabía abandonarse a la inspiración de las causas nobles y del sentir popular. Culminar este texto con la referencia a este clásico de la literatura argentina es también compartir el homenaje que rinde su autor a la mujer que dejó en  la historia argentina la marca de su entrega y su compromiso con los humildes y la justicia social.   


**Una versión parcial de este trabajo fue leída en el acto de homenaje a Eva Perón, realizado el 24 de julio pasado, en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti



[1] Andrés Avellaneda: “Cuerpo y cadáver de la literatura.”, en Marysa Navarro, compiladora,Evita, mitos y representaciones, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica 2002, pág. 121.
[2] Jorge Luis Borges, Obras Completas, Tomo II, Buenos Aires, Emecé
[3] David Viñas, Las Malas Costumbres, Buenos Aires
[4] Ernesto Goldar, El peronismo en la literatura argentina, Buenos Aires, Freeland 1971, pág. 69.
[5] El trabajo de Viñas se publica el 23 de julio de 1965. Dos semanas después, en la edición del 6 de agosto, aparece la carta de sus cuestionadotes.
[6] “Editorial”, Contorno, N° 7-8, Buenos Aires, julio de 1956.
[7] Publicado en 1966 por Editorial La pléyade. Hau una segunda edición ampliada de 1971.
[8] Juan José Sebreli, Las señales de la memoria. Diálogos con Orfilia Poleman,  Buenos Aires, Sudamericana 1987, pág. 221
[9]El enfoque de Sebreli sobre la bastardía fue cuestionado en un trabajo publicado en la revistaLa Rosa Blindada en el mismo año de edición del libro. Los autores, Enrique Eusebio (Carlos Olmedo) y Abel Ramírez (Oscar Terán) polemizan con Sebreli, pero el propósito es a través suyo discutir con Sartre En esa década, este ha publicado la Crítica de la razón dialéctica, afirmando que el marxismo es el “horizonte de nuestra época”, pero para los críticos su asimilación de la doctrina de Marx resulta aún insuficiente. En consecuencia, cuestionan la idea sartriana sobre el aventurero que informa el libro de Sebreli. En particular, les resulta imposible aceptar que el dilema aventurero o militante no pueda resolverse completamente, porque  todo militante –dice Sastre- debe guardar también algo de aventurero. La extensa cita que nos aleja de nuestro tema central vale para ilustrar el movimiento de ideas de los años 60 y por un aspecto que no deja de ser curioso. Los jóvenes críticos no tardarán en incorporarse a una organización revolucionaria que promueve la lucha armada, sin embargo no encontraban ni un resto de aventura en esa decisión. Hasta tal punto muchos creían entonces que había un pensamiento científico que guiaba los pasos de la revolución. Carlos Olmedo, intelectual brillante, ingresó luego al peronismo y murió asesinado por el Ejército en Córdoba en 1971. Oscar Terán, durante y después de su exilio en México, desarrolló una importante obra sobre historia de las ideas hasta su muerte en 2008.  

[10] Fue publicado inicialmente en Crónicas del Pasado, compilación de cuentos de diversos autores editada por Jorge Álvarez. En el mismo año, fue incluido en Los oficios terrestres, primer libro de cuentos de Walsh, editado por la misma editorial.
[11] Una versión del cuento titulado Ese Hombre, puede leerse en Ese Hombre y otros papeles personales, diario de Walsh, compilado por Daniel Link, Buenos Aires, Seix Barral 1996.  

http://lateclaene.blogspot.com.ar/2012/08/politica-y-literaturaeva-peron-y-la.html

Evita Perón, según Marcos Aguinis

LIBROS 
Evita Perón, según Marcos Aguinis
En su nueva novela, “La furia de Evita”, Marcos Aguinis le da voz a Eva Perón y recorre su vida desde su infancia y juventud hasta la importancia que adquiere durante el primer peronismo.
Por Gustavo Pablos
Una característica de las grandes figuras históricas, y más aún de las que han alcanzado el estatuto de "mito", es que una y otra vez son revisitadas y se convierten en fuente de inspiración para nuevos relatos. Desde el poema hasta el ensayo, pasando por la novela o el cuento, y oscilando entre el panegírico, el panfleto, la sátira y demás registros, una y otra vez se las rescata en un intento a veces enmascarado, y otra no tanto, de "apropiación" en función de las posiciones políticas y estéticas del autor.
Es lo que ha sucedido y continúa sucediendo con Eva Perón, quien ha motivado de manera directa e indirecta una gran cantidad y variedad de textos. Sólo en el ámbito ficcional se pueden citar, entre muchos otros, los cuentos "Esa mujer", de Rodolfo Walsh, y "Evita vive", de Néstor Perlongher, las novelas Santa Evita, de Tomás Eloy Martínez, y El amor argentino, de Guillermo Saccomanno, así como los poemas "Eva Perón en la hoguera", de Leónidas Lamborghini, y "Eva", de María Elena Walsh.
También Marcos Aguinis hizo su propia experiencia de inmersión en el mito y salió a la superficie con La furia de Evita (Sudamericana). "La idea del libro me fue sugerida por mi agente literario, pero la rechacé con fuerza porque consideraba que el tema ya había sido agotado -comenta el autor sobre su decisión de revisitar la figura de Evita-. Pero curiosamente me daba vueltas, tal vez por el uso y abuso interesado que se hace de su vida transformada en mito. De súbito se me ocurrió que ella estaba enojada por ese abuso y que tenía muchas ganas de hablar por sí misma, de humanizarse".
La novela está contada desde la primera persona de Evita, elección que se debió a que Aguinis considera como la forma "más directa y verosímil" de presentar su historia, y son dos las líneas temporales que confluyen en la narración. Una cuenta su infancia en el pueblo de Los Toldos, los conflictivos primeros años como hija de un padre que no la reconoce, las luchas de su madre por sobreponerse a las adversidades, la posterior radicación de la familia en Junín y el viaje de Eva a Buenos Aires.
A partir de ese momento se sucede el relato de sus idas y vueltas, los fracasos como actriz de cine y teatro, su ocasional éxito en el radioteatro, la pobreza, las humillaciones y, por consiguiente, la bronca y el resentimiento que estas despertaron. Aguinis le hace decir a su narradora: "Dicen que la infancia es un paraíso. Para mí no lo fue. Por eso me disgustaba hablar de esa etapa, así como de mi juventud, que fue sometida a varias formas de tortura. Con mis hermanos proveníamos de ovarios y testículos antagónicos. Éramos descendientes de un estanciero y una marginal; en otras palabras, de la oligarquía y de los descamisados".
Después vienen los años de la relación con Perón, desde que se encuentran en 1944 y lo que sigue posteriormente: el rechazo inicial de los cercanos al general, el paulatino acercamiento al poder, la influencia decisiva en las decisiones sobre política social y sanitaria, hasta que de a poco se convierte en la figura en torno a la cual gravita gran parte del movimiento peronista.
La otra línea, que actúa como pivote y que el autor utiliza para contar las alianzas internacionales que realiza el peronismo, se dedica al viaje de tres meses que Eva Perón hiciera en 1947, como representante del gobierno, a una serie de países europeos (España, Portugal, Italia, Francia y Suiza) y el encuentro con mandatarios y personalidades de la política: las reuniones, los actos y ceremonias a que es invitada y, entre otras cuestiones, su manera un tanto personal de afrontar los protocolos.
Aguinis, breve y reticente, señala: "Opté por la movilidad en el tiempo, para incentivar los contrastes y, a la vez, iluminar el hecho de que una persona real es muchas personas a la vez".

Aventuras y desventuras
Desde las primeras páginas y hasta bien avanzada la novela, a Evita se le atribuyen, entre muchos otros, algunos con una carga positiva y otros negativa, los adjetivos de "ingenua", "ambiciosa", "arribista", "resentida". Sin embargo son precisamente esas características, ensambladas de forma única en su personalidad, las que le permitirán avanzar desde la condición de una chica pobre de pueblo, bordeando los padecimientos más extremos, a la de actriz frustrada y con escaso talento hasta posteriormente llegar a ser, ya como esposa de Perón, la principal motorizadora de las transformaciones sociales y políticas en el país.
Así, de ocupar una posición más bien secundaria y decorativa, la que se esperaba de una mujer en esa época, Evita llega a situarse casi a la par y así orientar gran parte de las decisiones. Y es precisamente el carisma para dirigirse hacia las personas de la clase en la que había nacido, uno de los méritos que le permite la transformación: "Me empezaba a dar cuenta de que no importa mucho qué se dice, sino cómo se dice. La gente puede olvidar las palabras, no su tono. Es necesario llegar al corazón", le hace decir el autor a la narradora de la historia.

"Evita siempre valoró la cultura de Perón y entendía que era el verdadero conductor -señala Aguinis-. Pero su acción social directa, su cercanía con los necesitados, sus resentimientos, sus impulsos, su temeridad, imprimieron al peronismo de una fuerza que no tuvieron los autoritarismos anteriores, cualquiera fuera su signo". Sin Evita, continúa Aguinis, el peronismo "no habría tenido un ingrediente de ‘paraíso perdido'". "Ella era 'el hada buena' y si no hubiese muerto, no habría ascendido tan fácil al nivel de los mitos".

Un rasgo llamativo es que la protagonista, en el repaso que hace de los hechos que le han tocado vivir, a veces tiene una mirada crítica sobre las decisiones de su esposo, de ella misma y del movimiento al que perteneció. Es decir, cuenta su vida desde un saber que sólo lo proporciona la "inmortalidad", y que es adonde habría ingresado según las palabras de quien informó al pueblo, por cadena nacional, de su muerte. Consultado sobre si el recurso fue utilizado para indicar sus diferencias históricas y actuales con el peronismo, el autor señala: "Un dato importante es que Evita fue franca, sincera, brutal, aunque a menudo forzada a simular lo contrario. Es obvio que la historia del movimiento peronista, con sus contradicciones y altibajos, la motiven para formular críticas".

La furia de Evita
Marcos Aguinis
Editorial Sudamericana
352 páginas
2013
Precio sugerido: $ 139

Perfil. Marcos Aguinis nació en Río Cuarto, Córdoba. Ha publicado las novelas La cruz invertida, Refugiados: crónica de un palestino, La conspiración de los idiotas, Profanación del amor, La gesta del marrano, La matriz del infierno, Los iluminados, Asalto al Paraíso, La pasión según Carmela y Liova corre hacia el poder. Entre sus ensayos se encuentran ¡Pobre patria mía!, Carta esperanzada a un General, Las redes del odio, Un país de novela, El atroz encanto de ser argentinos, Elogio de la culpa y Elogio del placer.



Storie di donne, letteratura di genere

Storie di donne, letteratura di genere/ 52 – Di Luciana Grillo

04/03/2015
Liliana Bellone, Eva Perón, allieva di Nervo – Non è una semplice biografia, né un romanzo, ma un «esemplare testo polifonico»
Titolo: Eva Perón, allieva di Nervo
Autrice: Bellone Liliana
Editore: Oêdipus
Pagine: 184, brossura
Pubblicato: 14 novembre 2014
Prezzo di copertina: € 12,50

Questo ennesimo tributo a Eva Perón è certamente molto originale nella sua struttura: non è infatti semplicemente una biografia, né un romanzo, ma un «esemplare testo polifonico» in cui si incrociano monologhi, testi teatrali, citazioni poetiche, memorie letterarie: al centro, una sarabanda di numeri che creano una sorta di mappa in cui ritroviamo il 4 e i suoi multipli, il 3 e ricordi danteschi, fino alla conclusione che i numeri pari riguardano Peròn, i dispari Evita.
In sostanza, il destino di Eva è segnato da una mappa numerologica per cui si è invitati a pensare che la vita breve ma intensa di questa giovane donna sia il prodotto di una serie di fatti ai quali mai sarebbe stato possibile sfuggire.
Basti pensare che Eva nacque il 24 giugno, lo stesso giorno in cui, qualche anno dopo, in un incidente aereo sarebbe morto Carlo Gardèl; che conobbe Peròn - nato l’8 ottobre - il 22 gennaio del 1944; che lo sposò il 22 ottobre; che suo padre morì l’8 gennaio.
Insomma, il 4, la sua metà e il suo doppio ritornano continuamente nella vita di Eva Duarte.
E nella sua morte: le orchidee che accompagnarono la bara di Eva formavano un nastro di 8 metri, il 16 maggio fu il giorno del funerale, il corpo trafugato fu poi restituito a Peròn il 4 settembre…

Alle apparizioni di Evita – bambina, attrice, annunciatrice radiofonica, difensora degli oppressi, sposa amata di Peròn, figlia di Juana e di un padre da «condividere» con altre figlie di un’altra moglie – fa da sfondo un’Argentina vivace, soprattutto campeggia Buenos Aires, che Eva attraversa con leggerezza, ora per andare a recitare in teatro, ora per incontrare sindacalisti e operai, o poeti.
Altro aspetto che rende interessante e originale questo libro, è la presenza «sotterranea» del poeta Amado Nervo, che Evita ha imparato ad amare dai tempi della scuola, quando era invitata a declamarne i versi.
Ci sono versi che ritroviamo, come un ritornello delle canzoni popolari:
«Oramai per sempre esclusa / Dalla odiata vecchiaia…»
Fin da bambina, Eva fu sfiorata dalla morte, ad esempio quando si bruciò con olio bollente; ma da quella terribile esperienza, la pelle di Eva si rinnovò completamente e diventò la sua famosa “pelle di madreperla”.
Eva e Juan Peròn si amarono intensamente, una volta l’uomo, ben più maturo di lei, la rincorse nelle strette vie del centro di Buenos Aires «come un adolescente… La seguì tra gli edifici e il tempo. L’amore non è tanto semplice e gli appartengono fughe e incontri…»

Così procede questa speciale biografia, con voci narranti diverse che si intrecciano e sovrappongono: parla la madre, chiama Cholita la sua bimba, ne ricorda l’infanzia, i giochi, la incredibile magrezza; racconta la stessa Eva, rivive il suo passato, rievoca la nonna Petronia, le sorelle, l’amato fratellino Juancito… e poi compare il misterioso Joaquìn De Genaro che ce la descrive giovanissima attrice, vibrante rivoluzionaria impegnata a frequentare sia i centri culturali bohèmien che i circoli sindacali.
A proposito di Joaquin, l’autrice – poetessa, scrittrice e saggista argentina, di origini piemontesi – avverte che lo conobbe «in una antica libreria della Avenida de Mayo, in uno di quei pomeriggi malinconicamente autunnali, propri di Buenos Aires… Recitava a memoria le poesie di Nervo, Darìo e Lugones… mi lasciò leggere alcuni suoi testi intrisi di ciò che definirei come romantico delirio, nei quali alludeva ad una sua relazione con Evita… Ora, trascorsi alcuni anni, non so più nulla di Joaquin De Genaro, avendolo perso di vista – in verità, è scomparso senza lasciare traccia… »

Juan Peròn, l’uomo tanto amato, che aveva lo stesso nome del padre di Eva, Juan Duarte, le parla con tenerezza, quando ormai è già morta: «Evita fu intensa. Per questo non poté vivere di più. Si bruciò nella sua passione, nella sua propria energia, come le farfalle d’estate che si agglomerano vicino alla luce dei lampioni… Quanto tempo sei stata con me, Chinita?... dal ’44 al ’52. Sì, a pensarlo bene, sei stata solo otto anni, otto anni della mia lunga vita, otto anni di gloria, perché i miei anni con te furono la gloria. Dopo fu il dolore, l’esilio, la vecchiaia, nessuna gioia…»
Dunque, tra un destino che sembra già segnato, incontri per così dire casuali, impegno sociale e politico, e soprattutto un grande amore, si srotola la storia di Eva Duarte Perón, nata nel 1919, anno della morte di Amado Nervo e Rosa Luxemburg e ri-nata (nei documenti matrimoniali) nel 1922; morta a 33 anni (!) nel 1952, dopo che la sua agonia era stata seguita dal mondo intero…
Una menzione speciale, a mio avviso, è dovuta al traduttore che si è impegnato con coraggio, districandosi abilmente fra «romanzo – dramma – tetragramma – crisalide».