sábado, 2 de marzo de 2024

El Tánatos y espíritu sacrificial de Amado Nervo se concretó en la vida de Eva Perón | Liliana Bellone

https://www.incomunidade.pt/el-tanatos-y-espiritu-sacrificial-de-amado-nervo-se-concreto-en-la-vida-de-eva-peron-liliana-bellone/ Entrevista realizada por Rolando Revagliatti 1 — ¿Siempre residiste en tu ciudad? LB — No. Mis padres se trasladaron al interior de la provincia cuando yo tenía poco más de un año. Residimos en el Ingenio San Isidro y en General Güemes, lugares que remiten inmediatamente a la caña de azúcar y a los ferrocarriles. Papá era docente, Profesor Normal Nacional, un título que lo habilitaba para enseñar casi todas las materias de la enseñanza primera y media. Él recitaba de memoria a José Martí, Rubén Darío, Carlos Guido y Spano, Marcos Rafael Blanco Belmonte, Amado Nervo, Francisco Villaespesa; contaba infinitos cuentos, fábulas y anécdotas; hablaba de historia y literatura todo el tiempo. Escribió también: relatos y poemas. Se preocupaba por la rima y por la medida de los versos. De él heredé el “Resumen de versificación española” de Martín Riquer. Y también los libros de su modesta biblioteca de docente: “Hamlet”, “Otelo”, “Las alegres comadres de Windsor” de Shakespeare, “Petronio y su tiempo”, “Diálogos de orador” de Cicerón, la “Poética” de Aristóteles, en las ediciones económicas de Editorial Claridad y en la colección de Literatura Universal de Editorial Emecé, “Mi vida” de Domingo Faustino Sarmiento, “El gran dictador” de H. G. Wells, “La perfecta casada” de Fray Luis de León y el “Martín Fierro” de José Hernández, además de los volúmenes de lectura, formación y difusión que editaba el Ministerio de Educación para las escuelas nacionales de aquellos años, como “La razón de mi vida” de Eva Perón y “San Martín en la historia y en el bronce”. De esas lecturas salieron algunas de mis novelas. Mamá recitaba los poemas de Darío, Nervo y Gustavo Adolfo Bécquer que había aprendido en la escuela. Me instaba a memorizar a Rubén Darío: “Éste era un gran rey que tenía…” Yo no sabía todavía leer y repetía esos versos mágicos en el patio mágico rodeado por las hojas de las parras y las higueras. Esa primera infancia fue de luz y hallazgos, junto a mi único hermano, Juan Carlos (como mi padre). Nos criamos escuchando hablar a los abuelos inmigrantes. El abuelo paterno se llamaba Giovanni Bellone, era de Piamonte, había llegado a la Argentina en 1911. Falleció joven, a los cuarenta y dos años. El abuelo materno, Víctor Centeno, era español, de Zamora, Castilla, y a los veinticinco años se embarcó a nuestro país en busca de mejor suerte. Vino solo y luego trajo a su madre, hermanos, sobrinos y tíos. Los dos abuelos se casaron con mujeres argentinas: Giovanni con Lía Palomo Escobar y Víctor con Rosario Torres Hoyos. El abuelo Víctor falleció cuando yo cumplí quince años. Era muy delgado y pequeño y tenía unos ojos celestes transparentes y risueños. Las dos familias residieron en la capital de Salta y en Campo Santo, un pueblo casi legendario, de gauchos e inmigrantes españoles, italianos y árabes. Mis padres siempre narraban historias de familiares y amigos acontecidas en ese lugar. Y de esas historias surgió “Augustus”, bellamente editada por Casa de las Américas y en cuya tapa luce un cuadro de Julio Le Parc. Umberto Eco privilegia al destinatario, que forma parte de la cooperación lectora e interpretativa, por eso siempre pienso que en Cuba encontré a los lectores ideales para mis ficciones. Cuba fue un descubrimiento y un redescubrimiento para mí. 2 — País que habrás visitado más de una vez. LB — Tanto como puedo (cuando podemos, pues voy con Antonio Gutiérrez, mi marido, escritor y psicoanalista). Dimos cursos y conferencias en el Centro Dulce María Loynaz, en el Centro de Estudios Martianos y en la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana; participamos en recitales poéticos y conversatorios, y siempre nos llegamos a la Casa de las Américas, en 3ª y G, del barrio El Vedado, a la Tertulia Sol Adentro, coordinada por la poeta Juanita Conejero, al Hotel Nacional, al Habana Libre, al cine Yara, por la Rambla, bajamos por el Malecón hasta el Gato Tuerto, evocado por Julio Cortázar. Fui invitada a publicar poemas y artículos no sólo en la revista “Casa de las Américas” sino en otras también: por ejemplo, “Amnios”, que coordina el poeta Roberto Manzano. Uno de los cursos que dicté en la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana, fue sobre hegemonías y olvidos en la literatura argentina. Que es el caso de Leonor Picchetti, excelente novelista, quien murió en Maimará, provincia de Jujuy, en 2015. En “Los pájaros del bosque” (1964), su primera novela, Picchetti cuenta el mito de la infancia y la inocencia, el descubrimiento del sexo y la adolescencia rebelde. También quise rendir homenaje, a través de un artículo que publicó la revista “Casa…” en su número 286 (octubre-noviembre 2016), a nuestra primera novelista sudamericana y argentina, Juana Manuela Gorriti, en el Bicentenario de su nacimiento (1816). Juana Manuela, desde la retórica romántica visibiliza a sujetos marginados como las mujeres, indios y negros, tal como procediera la cubana Gertrudis Gómez de Avellaneda en la misma época. En Cuba, además de encontrarnos con Roberto Manzano, nos reunimos con los escritores y escritoras Mirta Yáñez, Luis Toledo Sande, Jesús David Curbelo, Susana Haug, Jorge Fornet, Laidi Fernández Retamar, Juanita Conejero, Nancy Alonso, Ernesto Sierra, Ibrahim Hidalgo Paz, Guiomar Venegas y muchos otros amigos. 3 — Retornemos a “Augustus”. LB — En el título está la reminiscencia de Roma e Italia. También la figura del Padre. Además, la lectura de “Memorias de Adriano” de Marguerite Yourcenar, me había conmocionado: de allí extraje eso que concierne al alma de los libros. Los personajes protagónicos y las voces de la narración son femeninos, dos hermanas, Isabel Clara Eugenia (como la hija de Felipe II) y Elena (como la reina de Italia, la esposa de Víctor Manuel). Hijas de inmigrantes, estas mujeres viven en Campo Santo en la década del treinta y luego en la ciudad de Salta durante las décadas de los cuarenta, cincuenta, sesenta y setenta. Envejecen en total soledad y aislamiento. El libro lleva un epígrafe de “Eugenia Grandet” de Honoré de Balzac, que hace referencia a la asfixiante vida provinciana. La crítica cubana Mirta Yáñez señala que en “Augustus” puede leerse lo que ella denomina “horror a la aldea”. Las hermanas Campassi (el apellido materno de mi abuelo Bellone) de la ficción son casi gemelas; una es el espejo de la otra, a tal punto que entre ellas hay una confusión imaginaria, de identidades, una es la otra y viceversa. De alguna manera, en estos personajes están presentes las dos hermanas de mi vida real, María del Huerto, mi madre, y Carmela, mi tía, o tal vez los fantasmas duales de mí misma. 4 — ¿Algo que añadir de tu infancia? LB — De mi infancia y adolescencia: me gustaba recitar y dibujar. Tengo presentes a mis primeras maestras, en la Escuela Nacional Nº 339 de General Güemes. En mi memoria, esa ciudad aparece como si fuera un paraíso: su plaza, sus confiterías, el cine de los domingos. Iba mucho al cine con mis padres y mi hermano. Los propietarios eran inmigrantes españoles. También lo eran los dueños de la tienda más importante, de la zapatería, del hotel. Había un almacén de ramos generales de una familia siria y una tintorería de japoneses. La mayoría de los habitantes eran empleados de los ingenios y del ferrocarril. Había, por cierto, también políticos y caudillos, unos radicales, otros peronistas. Papá era profesor y mamá enseñaba dactilografía, taquigrafía y redacción en su academia que funcionaba en nuestra casa. Cuando cumplí doce años nos vinimos a mi ciudad natal. Fue un cambio. Me inscribieron en un colegio de monjas, el Santa Rosa de Viterbo. Fue una extraña transición. Yo venía de la libertad, del campo, de los pueblos de sol y viento y, de pronto, el colegio sombrío y la disciplina de las monjas… Pero por entonces encontré la literatura, primero en forma de teatro que representaba con mis compañeras, luego de poemas y finalmente de novela, pues comencé a escribir una en secreto, junto a un diario que conservé hasta cuando ingresé en la universidad. A la novela la destruí, al diario también. Ingresar en la Facultad de Humanidades fue para mí una revelación. Corrían los años ‘70. Había asambleas y marchas, escuché los nombres de la revolución y la juventud. Llegaron a mí Jean-Paul Sartre, especialmente el de “El existencialismo es un humanismo”; Albert Camus, el de “El hombre rebelde”; Julio Cortázar, Juan Rulfo, Gabriel García Márquez. Todos hablaban de “La ciudad y los perros” de Mario Vargas Llosa, de “Las venas abiertas de América Latina” de Eduardo Galeano. Además, encontré a los clásicos y modernos, a Balzac y a Gustave Flaubert, a León Tolstói, a quien había leído por gusto cuando iba a la secundaria (“Ana Karenina” había sido una iluminación). Nos adentramos en el Siglo de Oro: Miguel de Cervantes, Luis de Góngora, Francisco de Quevedo, Lope de Vega, Calderón de la Barca y, también, en la poesía medieval. En la materia Hispanoamericana fuimos hallando a Octavio Paz, Jorge Luis Borges y César Vallejo a través de un excelente profesor, Octavio Corvalán, de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán. 5 — ¿Tuviste otros profesores que valoraras tanto? LB — Sí: nuestro profesor de literatura italiana, latín y lengua italiana: Francesco Pagliaro, vicecónsul de Italia, un intelectual del Vaticano, graduado en Estudios Humanísticos en Roma y en la Universidad de Lovaina, quien había llegado a nuestro país luego de la segunda guerra mundial, en los cincuenta. Pagliaro nos guió por el camino de la cultura grecolatina, del mito, de la poesía, de la leyenda, de las claves de los estilos y las formas. Fue nuestro maestro. Nos acercó al mundo de Homero, Horacio y Virgilio en literatura clásica grecolatina, y a Petrarca, Dante Alighieri, Ugo Foscolo, Giacomo Leopardi, Giosuè Carducci, Luigi Pirandello, Eugenio Montale, Cesare Pavese, Giuseppe Ungaretti en literatura italiana. Esas lecturas siempre afloran en mi poesía, en especial en “Voluntad y otros poemas”, “El cazador” o “La travesía del cuerpo”. También reaparecen en la prosa, por ejemplo, en una novela que publiqué en 2008, “Las viñas del amor”, hipertexto de la novela pastoril, y que, ahora, me parece bastante artificial. En la universidad conocí a otro gran maestro, el profesor Carlos Giordano, de la Universidad Nacional de Córdoba, un crítico ya de extensa trayectoria que nos formó en literatura argentina y teoría literaria. Giordano había escrito en la “Historia de la literatura argentina” del Centro Editor de América Latina, los capítulos referentes al Grupo de Boedo y a la poesía social después de ese grupo. Él nos inició en la lectura y la crítica de la literatura argentina, desde Leopoldo Lugones, Evaristo Carriego, Borges, Macedonio Fernández, Oliverio Girondo, Eduardo Mallea, Héctor A. Murena, Roberto Arlt, Cortázar, Ernesto Sábato, Manuel Mujica Láinez, David Viñas, Marco Denevi, pasando por Boedo y Florida, la poesía del cuarenta y del cincuenta… En teoría literaria estudiamos la línea marxista, Georg Lukács, Theodor Adorno, Arnold Hauser, Walter Benjamin y a los estructuralistas y post-estructuralistas, Umberto Eco, Roland Barthes y Tzvetan Todorov. Considerado un intelectual de izquierda, Giordano debió exiliarse en Italia en 1975 a causa de la persecución de la Triple A [Alianza Anticomunista Argentina]. Allá dio clases en la Universidad de Calabria, hasta su muerte, en 2005. Precisamente, mi novela “Fragmentos de siglo” es la ficcionalización de la figura de Giordano y sus alumnos. Se llama así porque la narración polifónica es fragmentaria, a través de recuerdos, diarios y papeles que van conformando un corpus. En esos años emprendí la bella y ardua tarea de leer a Marcel Proust, siempre mentado por Carlos Giordano. Mi madre fue quien me regaló varios de los tomos de “En busca del tiempo perdido”. Estos tomos, dedicados por su letra, son mi tesoro. La profesora Rosa María Grillo, de la Universidad de Salerno, leyó mi novela y consideró que podía publicarse en Italia. Y allá se difundió con el título de “Frammenti di un sécolo”, como homenaje al profesor Giordano, ampliamente reconocido en el ámbito académico italiano y europeo. En 2016 viajé a Calabria para el homenaje que se le brindara en el marco de IV Congreso de la Asociación Italiana de Estudios Iberoamericanos y la Universidad de Calabria, donde se presentó mi novela traducida por Rossella Carbone, bajo el cuidado de Rosa María Grillo. También fue presentada en el Instituto Italo-Latino Americano de Roma, en la Embajada Argentina en Italia y en la Festa della Letteratura di Salerno. La respuesta del público en general fue importante, y también la de los lectores del ámbito académico a través de reseñas, comentarios y tesis de grado. 6 — Ya otra novela tuya se había publicado en Italia. LB — En 2014: “Eva Perón, alumna de Nervo”, que había sido editada por la Biblioteca del Congreso de la Nación en 2010, en su Colección Bicentenario, y que apareció en Europa con el título de “Eva Perón, allieva di Nervo”. Fue traducida por Saúl Forte y salió también por Oedipus, que la distribuye por Feltrinelli y Mondadori. Las dos novelas llegaron a Europa de la mano de la crítica académica, que fue realmente muy generosa con mi obra. Debo recordar los abordajes de Fernanda Elisa Bravo Herrera, Liliana Massara, Nilda Flawiá, Karen Douglas de Alexander, Zulma Palermo, Rafael Gutiérrez, Alicia Poderti, Lucila Lastero, María Esther Gómez, Bertha Bilbao Richter y Santiago Hernández Aparicio; en Italia, de Rosa María Grillo, Carla Perugini y Rossella Carbone; en Francia, Claude Cymerman; en Cuba, de Mirta Yáñez y Juanita Conejero. La novela se presentó en varias universidades: Roma Tre, Milán, Venecia, Salerno, Nápoles, Viterbo y Centros Culturales de Capri y Avellino. Ir a Italia gracias a lo que escribí sobre esa gran mujer, fue cumplir con un mandato misterioso. Mi padre (que no era peronista) me había dejado, como dije, “La razón de mi vida” en su biblioteca, quizás para que allí descubriera a la extraordinaria Evita. Pero también conocí la patria de mis antepasados. Castelferro, en la provincia de Alessandria, donde nació Umberto Eco, la Isla de las Sirenas de Odiseo, o sea Capri, que acogiera a Marguerite Yourcenar y a Pablo Neruda, la ciudad de Viterbo, donde reposa la santa que dio nombre al colegio de monjas franciscanas de Salta donde cursé la secundaria, Pompeya, la de Leopardi y su estoica y bella retama, como las que perfumaron mis días infantiles en General Güemes. En Capri frecuenté a un grupo de escritores, arqueólogos, antropólogos e historiadores que me hablaron de Elena Hosmann, una fotógrafa argentina muy conocida por su libro de fotografías del Perú y Bolivia, “Ambiente de altiplano”, editado por el sello Peuser en 1945 y que representa una mirada artística, antropológica y étnica de la cultura andina. Elena Hosmann, nacida en tu ciudad, se había casado con Edwin Cerio, el escritor e ingeniero caprense, mecenas y anfitrión de Neruda en 1952. Esta pareja tuvo una sola hija, la célebre Letizia Cerio de Álvarez de Toledo, amiga de Borges, quien le dedica el poema “La noche que en el sur lo velaron” (“Cuaderno San Martín”) y la nota aclaratoria final de “La biblioteca de Babel” (“Ficciones”). Lo cual me permitió investigar sobre Elena Hosmann y concebir el volumen de cuentos y relatos “En busca de Elena”, en el que reúno también otros cuentos que había escrito desde 2010 y que publicó este año en tu ciudad Editorial Nueva Generación. 7 — ¿Alternaste siempre la escritura de poesía y narrativa? LB — Así es. E incursioné en el ensayo y la dramaturgia. La poesía se nos otorga, también la escritura de la narrativa, pero hay un espacio, un retorno en la narrativa que exige un programa, una disposición lógica que ordena lo que ofrece la idea germinal (llamémosle “inspiración”). Una vez que la idea se desarrolla en la mente, el cuentista o el novelista, escribe. Me ocurre que cuando escribo cuentos no tengo casi el final, la escritura “me lleva”, como decía Cortázar; en cambio, cuando escribo una novela, el comienzo (empezar) y el final (terminar), como señala Italo Calvino, se me imponen claramente. Entonces escribo. Escribí poemas en las servilletas de los cafés, en cuadernos de apuntes, agendas, cualquier papel a mano, donde pude. Pero volvía sobre los poemas (como aconseja Horacio Quiroga en el caso de los cuentos) y los reescribí. A veces no pude frenar el dictado de “la voz” poética y escribí y escribí. Me pasó con algunos poemas, que son instantes y desarrollo de esos instantes, como es el caso de “Febrero”, que constituye un libro concebido en un par de horas durante una mañana de lluvia, mientras esperaba en un café para entrar en el Colegio Nacional a dar clases. Descubrí que podía escribir poesía del instante, de las cosas y lo estrictamente circunstancial, testimonio inmediato, mirada minuciosa de la existencia y la realidad. Podía escribir de todo: del agua que corre en las aceras y que arrastra tapas de plástico, restos de cartón, objetos desechados e inútiles, del rostro de una estatua cubierta por el verdín, de una rama seca, del café que bebía. Pero también advertí que la narrativa, la novela y el drama cabían en el poema, o, mejor dicho, el poema les brindaba su soporte. A la inversa, descubrí que mis novelas provenían de la poesía y que la poesía me permitía contar. O sea, pude transitar de la poesía a la narrativa y viceversa. 8 — En una respuesta anterior te referiste un tanto a cuando “corrían los años ‘70”. ¿Qué más pasó, te pasó o “recorría” en aquella década? LB — Fueron tiempos de aprendizaje y desgarro. Numerosos amigos míos desaparecidos, algunos fueron torturados, otros asesinados, varios se exiliaron. Soñábamos con un mundo mejor. Cierro los ojos y recuerdo las clases y las asambleas, las manifestaciones y los estribillos contra el imperialismo y la injusticia social. De por entonces, como ya dije, surgió mi segunda novela: “Fragmentos de siglo”. Casi estaba recibida de profesora en Letras cuando conocí a quien es mi marido, compañero y camarada de causas comunes en el camino de las letras y la vida, Antonio Gutiérrez. Él es de una ciudad del sur de la provincia de Córdoba, una ciudad de llanura, Bell Ville. Me gusta mucho Bell Ville, su río Tercero (Carcarañá), sus avenidas, sus amplias aceras, su gente. Fue tierra de gauchos y de inmigrantes, en especial italianos, y parece (como muchas otras ciudades de la llanura) una ciudad europea. Entonces llegué al corazón de mi existencia pues nació nuestra única hija, María Verónica del Carmen, una hija que pronto abrazó nuestra causa, la literatura, y cursó la carrera de Letras. En esa época, ya en los ‘80, compartíamos las experiencias literarias con un grupo de poetas. Nos reuníamos semanalmente en nuestra casa. Publicamos el volumen colectivo “Manifiesto poético” en 1986. Luego formamos el Grupo Retorno (Nancy García, Luis Ferrario, Antonio Gutiérrez y yo). Con el nombre “Retorno”, que alude a mi primer poemario, editado en 1979, publicamos plaquetas, cartillas y libros. Nos interesaba el libro como objeto, por lo que pedimos la colaboración de artistas plásticos: Rosa Gallardo, Guillermo Pucci, Telma Palacios, Adriana Acosta, Mario Vidal Lozano, Anny Cuevas y otros pintores que ilustraron poemas y las cubiertas de nuestras ediciones. Fueron años intensos, de lectura y compromiso. Buenas acogidas nos concedieron poetas mayores, no solamente por edad, sino por su calidad poética, como Raúl Aráoz Anzoátegui y el crítico académico Guillermo Ara. El grupo no sólo se denominaba “Retorno” en alusión a mi libro: también por la intención explícita de volver a una poesía más clásica, que se alejara del vanguardismo y el hermetismo. Cada integrante fue perfilando su camino. Antonio y yo proseguimos en la escritura de poesía y narrativa, aunque él alternó más con el ensayo y el estudio psicoanalítico. Nuestras lecturas de poesía eran amplias y variadas, desde los españoles del ‘98 y del ‘27, a los norteamericanos del siglo XX, pasando por el simbolismo y el surrealismo, hasta Borges, los latinoamericanos como Vicente Huidobro, Vallejo, Roque Dalton y Ernesto Cardenal, y argentinos como Oliverio Girondo, Edgar Bayley, Alejandra Pizarnik, Enrique Molina, Alberto Girri, Raúl Gustavo Aguirre, Olga Orozco, Roberto Juarroz, y Joaquín Giannuzzi, además amigo, pues siempre veraneaba en Campo Quijano junto a su mujer, la novelista Libertad Demitrópulos. 9 — ¿Y en los ‘90? ¿Y aun después? LB — Formé un taller de escritura e incursioné en la crítica literaria. Publiqué reseñas y comentarios en diarios y revistas. También elaboré varios ensayos, algunos inéditos como “Azahares y cólera”, “La poesía despojada”, “La Divina Comedia, una teoría actual de la poesía”, lo que me dio pie para el trabajo que presenté con Antonio Gutiérrez en el Congreso de Dante Alighieri en América Latina en 2004, y que fue socializado por la Univesità degli Studi di Cassino, Italia, y por último “Las negaciones de Borges: amor, ideología y novela”. Del que acabo de citar, la revista “Casa de las Américas” en su número 266 (enero-marzo, 2012), incluyó uno de los capítulos en forma de artículo: “El peronismo o el espejo monstruoso de Borges”. El taller literario fue otra revelación. La trasmisión de la poesía y la narrativa se dio en ese ámbito de lectura y conversación, de modo casi misterioso. Más tarde, desde 2001, el taller se convirtió en seminarios y cursos. Opino que la tarea del escritor también es la de difundir la literatura a través de la docencia. La literatura me llevó a los orígenes, a Italia, la patria de mi abuelo. A donde residen los héroes que mis maestros me nombraron: Dante, Giovanni Boccaccio y Leopardi, el de “La retama” del Vesubio. Pero los fantasmas siempre asaltan: me seguirán asaltando. Italo Calvino habla de “visibilizaciones”. Llegan otros fantasmas. Finalicé una novela sobre Michele Puccini, hermano de Giacomo Puccini, que vivió en la provincia de Jujuy a fines del siglo XIX; un personaje romántico, digno de las óperas de su hermano. Es una novela fantasmática que surgió no solamente por mi admiración a la ópera, sino porque encontré casualmente (causalmente) un gran parecido físico entre Michele Puccini y mi abuelo Giovanni Bellone. 10 — Publicaste ensayos y crítica literaria en numerosos medios, pero no los reuniste en algún volumen. ¿Sucederá?… ¿Cuáles serían tus libros concluidos y aún no editados? ¿Planeás alguna otra novela? ¿No volviste a incursionar en la dramaturgia? LB — Permanece, sí, inédito el ensayo sobre Borges y sus negaciones: o sea, el amor, las mujeres, la novela y la ideología. Ya sabemos que la cuestión del “otro” es determinante en Borges, el semejante, el “otro” del espejo, el de la relación dual e imaginaria de amor y odio: que es a partir de lo que abordo su narrativa y su poesía. Es posible que en algún momento reúna los ensayos y crítica literaria en un volumen; es una gran idea y un gran desafío, Rolando. Además de “Michele. La ópera no escrita de Giacomo Puccini”, a la que ya me referí, tengo inéditos cuatro poemarios: “El viaje y la palmera”, “El infierno de los amantes crueles”, “El pez” y “La costura de Hortensia” (Diploma de Honor “Carlos Alberto Débole”, 2013). Algunos textos de esos libros aparecieron, entre otros medios, en la revista “El Hipogrifo” de Roma, en el suplemento literario del diario “Pregón”, de San Salvador de Jujuy, que dirigió durante años el poeta Néstor Groppa y luego la escritora Susana Quiroga, en los suplementos literarios de “El Tribuno”, “Punto Uno”, y en “El Intransigente” de mi provincia, que dirige el escritor Ricardo Federico Mena. Estoy recopilando material para una novela histórica sobre José de San Martín, centrada en la etapa de su estadía en Lima, antes del desenlace de Guayaquil. Quizá éste sea el secreto para poder seguir escribiendo, los fantasmas o los sueños diurnos, como señala Freud, esos sueños con los ojos abiertos, lugar de cruzamientos, velo último que recubre lo que los poetas descubren: al que no se accede, que apenas se puede vislumbrar y del que retorna mortalmente herido, ya sin ser el mismo, ese lugar que es el lugar de lo real, la no palabra, el agujero, lo que nos precede y lo que nos sucederá, como en la naturaleza, como en el universo. En cuanto a textos teatrales, si bien es cierto que incursioné en ellos en mi juventud, no es un género al que regresé. Salvo en “…y sonaba el minué”, una pieza dramática bastante crítica y mordaz sobre los prejuicios provincianos. De todos modos, en algunas de mis novelas, intercalo secuencias teatrales, como en “Eva Perón, alumna de Nervo”, donde hay un diálogo entre Eva Perón, la Primera Dama y Evita, la militante. La dramaturgia ofrece una concentración temporal inherente a su finalidad, que es la puesta en escena; hay que escribir para una o dos horas de representación. Lope de Vega concebía en una noche una pieza teatral. Esa temporalidad condensada, cercana a la poesía, una especie de presente constante, es lo más atractivo de la escritura dramática. 11 — ¿Así que “después de escribir la novela “Augustus” me reconcilié con mi entorno familiar y con la sociedad salteña”?… LB — En un comienzo sentí esa reconciliación, pero, con el tiempo, me di cuenta de que era transitoria. Tal vez, por ser la primera novela, hay una especie de exorcismo de fantasmas familiares y sociales. Esos fantasmas se van desplazando a otros espacios y otras historias; así surgieron los relatos sobre los años ‘70, sobre la vida de Evita, etc. Escribí “Augustus” en 1984. La presenté en varios concursos de la provincia, entre ellos el de una Fundación de un conocido Banco; era un Premio Regional, y el jurado optó por las escrituras más tradicionales y las temáticas aceptadas por el imaginario lugareño. También procuré publicarla a través del apoyo oficial, pero sin éxito. “Augustus” era (y es) una obra demasiado crítica sobre el ámbito provinciano. Marzena Gregorcyk, profesora y crítica norteamericana, me sugirió presentar el libro en la Casa de las Américas. Cuando me enteré que había sido premiado por la Casa, te imaginarás cuán sorprendida quedé. En Cuba —ya lo dije— había encontrado a mis lectores. 12 — Destacan en tu historial de reconocimientos aquellos que te fueron concedidos (Huésped de Honor, Diplomas de Honor, homenajes, ediciones y premios) no sólo por entidades privadas sino también municipales, provinciales y nacionales. LB — Son gratificaciones que, de alguna manera, actúan como incentivos para proseguir la tarea de escribir, una tarea solitaria. También implican una devolución de lectura y recepción de parte de la sociedad, la destinataria, en última instancia, de lo que se escribe. 13 — ¿Tuviste ocasión de conversar con el presidente de la Casa de las Américas, Roberto Fernández Retamar? ¿Qué diálogos han quedado en vos como atesorables? LB — Conocí a Fernández Retamar en la Feria del Libro de Buenos Aires en 1993, cuando me entregó el Premio Casa de las Américas. Ese mismo año, él publicó “Fervor de la Argentina” en la Editorial Colihue, donde se reúnen las voces que se anticiparon en su “Calibán” (de 1971), o sea Borges, Sarmiento, Martí, con el advenimiento de Ezequiel Martínez Estrada, César Fernández Moreno, Julio Cortázar y Leopoldo Marechal. Luego volví a encontrarlo varias veces en La Habana, y de sus conversaciones recuerdo de nuevo las alusiones a Borges, a quien reverencia, a pesar de haber sido muy crítico de su literatura en “Calibán”, ya que lo consideraba “patéticamente fiel a su clase”. Sin duda que la calidad de la escritura borgeana se impone por sobre ideologías y Fernández Retamar valora en este punto al maestro. En muchas ocasiones también charlé con Joaquín Giannuzzi, quien, como algo ya anticipé, solía veranear en Campo Quijano, llamado el Portal de los Andes, pues se ubica al inicio de la ruta que lleva a Socompa, un paso andino que une la ciudad de Antofagasta, en Chile, con la provincia de Salta. Él nos transmitió su manera peculiar de ver la vida y la poesía, y sobre todo su ética con la escritura. El personaje Joaquín De Gennaro, uno de los narradores de “Eva Perón, alumna de Nervo”, está inspirado en Giannuzzi. 14 — ¿Por qué escribir una novela sobre Eva Perón? LB — Estás apuntando al título de la conferencia que ofrecí en el Centro de Estudios Martianos de Cuba en 2013. Sobre Eva Perón ya se ha escrito mucho; por lo que pensé en mostrar los aspectos desconocidos de su historia. Indagué su infancia, su juventud, sus lecturas, los poetas a quienes recitaba, su relación con la madre y los hermanos, los años difíciles en Los Toldos y en Junín, y traté de rescatar a un ser de carne y hueso. El hilo de Ariadna fue Amado Nervo y su poesía mesiánica, modernista y estoica, poesía de la que Evita era asidua lectora. Desde pequeña, en la escuela, ella recitaba los poemas de Nervo, casi siempre cargados de un tánatos y un espíritu sacrificial que luego se concretó en su vida. Por eso, se puede arriesgar la siguiente afirmación, que sería el sustento de la novela: la existencia de Eva Perón está escrita en la poesía de Amado Nervo. Al comenzar a concebirla se me planteó la cuestión del ritmo narrativo. Ya en “Augustus” sentía la cadencia entrecortada de “Pedro Páramo” de Juan Rulfo y el sonido continuo de “Las olas” de Virginia Woolf. En “Eva Perón, alumna de Nervo” se impuso el ritmo poético. Con el devenir de la escritura me di cuenta de que predominaba la musicalidad del soneto. La novela está estructurada en cuatro partes concatenadas que se entrelazan y repiten como en esa composición métrica. Seguramente en Italia, esa cadencia se hizo audible por las oraciones cercanas al endecasílabo. Por eso opino que la versión italiana es más rica desde el punto de vista sonoro. 15 — De un narrador a otro en la novela “Leviatán” de Paul Auster: “—He llegado a un punto en el que ya no sé qué estoy haciendo —dijo—. No sé si es bueno o malo. No sé si es lo mejor que he hecho nunca o si es un montón de basura.” ¿Alguna vez estuviste cerca de sentir algo así? LB — Una suele dudar a veces de lo que escribe, pero siento que mis libros son creaturas engendradas por mis deseos y fantasías, por lo que los amo a pesar de percibir por ellos cierto sentimiento de extrañeza. Las creaciones de un escritor son producto de él mismo y de quienes lo han precedido en la vida y en la literatura, por lo tanto, no podría considerar todo eso como basura, aunque nuestro ser pueda transmutar y transmutarse en desecho. El receptor, siguiendo a Umberto Eco, que es quien pondrá sentido a las producciones literarias y artísticas en cooperación con el escritor, es el que decidirá el lugar de vanguardia, museo o historia a donde se dirige la escritura y, por qué no, también el lugar del olvido, del residuo, del borramiento y del desecho. Si bien a veces una piensa que lo escrito no reviste mayor valor y a pesar de que en un momento de mi vida destruí algún manuscrito, ahora siento una especie de compasión por esas producciones: tal vez sea autocompasión. 16 — ¿Creés en el azar? (Y me hago cargo de que pudieran vos u otras personas llegar a opinar que preguntar esto a un escritor es estúpido.) LB — Causalidad y azar parecieran ser los dos fundamentos de la realidad, opuestos y excluyentes entre sí, pero que se combinan en el entretejido de la literatura de manera asombrosa y, diríamos, misteriosa. Lecturas, interpretaciones, escrituras y reescrituras se rigen por las leyes de la causalidad, de modo tal que los encuentros casuales no son tales. Escribimos movidos por esas causalidades que aparecen vestidas de azar, pero en realidad escriben en nosotros la literatura y la historia que nos hablan. Lectura-escritura en una banda de Moebius infinita, interceptada por la vida misma. Borges me llevó a Dante, Dante a Leopardi y su retama, encontré esa retama en Pompeya, que es —salvando los siglos de distancia y otras cuestiones— como nuestra perdida Esteco, hundida por los sismos de 1692, cuando la ciudad de Salta casi se hunde también. Por ese camino fui a Capri, encontré a Elena Hosmann, personaje de “En busca de Elena”, relato con el que titulo mi último libro y que en abril presenté en La Habana. Elena Hosmann era la esposa del escritor e ingeniero caprense Edwin Cerio, el anfitrión de Neruda en 1952 (recordar la película “El cartero”, dirigida por Michael Radford, filmada en las islas del Tirreno, donde bogara Odiseo, basada en la novela “Ardiente paciencia” de Antonio Skármeta, nacido por estas latitudes cercanas a los Andes, en Antofagasta, donde el mar azul y la arena blanca se parecen al mar de Grecia). Elena ya estaba en “Augustus”: Elena Campassi (por la reina de Italia, la esposa de Víctor Manuel) y por Santa Elena, cuya fiesta es el 18 de agosto. Elena Campassi, nacida un 18 de agosto, igual a Elena Hosmann, igual a Malva Marina Reyes, la pequeña hija de Neruda, ahogada en su hidrocefalia. 18 de agosto, día en que murió Balzac, leído por los personajes de “Augustus” (Augustus-Agosto, mes del Emperador, Augustus-Augurio, mes de viento y tierra en Campo Santo-Comala, mes del estío en Europa, de terremotos y lava como el 24 de agosto del año 79 d. J. C., en que explotó el Vesubio —en 2016 el terrible terremoto que asoló gran parte de Italia fue también un 24 de agosto—). Los personajes de la novela evocan a “Eugenia Grandet” de Honoré de Balzac, que representa a una triste provinciana, encerrada en su aldea. Balzac murió el 18 de agosto de 1850, un día después que José de San Martín, en Francia. San Martín, que leía en francés, casi su segunda lengua, debe de haber leído a Balzac. En agosto nació Borges (24 de agosto, fecha que rememora la “Noche triste de San Bartolomé” en Francia). Fechas y nombres: Elena o Helena de Surgère, que promoviera “Los sonetos para Helena” (1574), de Pierre de Ronsard, que es epígrafe de “El cuaderno de tapas azules” (en homenaje a Leopoldo Marechal y a “Zibaldone de pensamientos” de Giacomo Leopardi) de mi novela “Fragmentos de siglo”, es también la de Pablo Neruda, en “Nuevo soneto a Helena”. Fantasmas, reconstrucción de fantasmas (“El escritor y sus fantasmas”, “Los fantasmas de Flaubert” de Ernesto Sábato, “El poeta y los sueños diurnos” —fantasmas o fantasías— de Sigmund Freud), fantasmas dentro de fantasmas, trabajo del escritor. Como dice Borges, nuestras nadas poco difieren, pues somos fantasmas atravesando la eternidad. 17 — ¿“Restituir a su legítimo dueño”, “Sopesar los pros y los contras”, “No abusar de la confianza”, “Desplegar la creatividad” o “Derivar a quien corresponda”?… LB — Sabemos que el signo lingüístico se completa con lo que llamamos entorno y contexto, o sea las circunstancias particulares y concretas (materiales y lingüísticas) que rodean y constituyen un acto de habla, en el que se ubican emisor y receptor. Ésta, creo, es la razón por la cual muchas expresiones toman su verdadero sentido según el momento en que se dicen, quien las dice y a quién las dice. “Restituir a su legítimo dueño”, es “per se”, bastante elocuente, como lo indican las cargas semánticas de las palabras “restituir”, “legítimo” y “dueño”. Como en la poesía, hay palabras más fuertes, “palabras-cosas” que viven y tienen espesor por sí mismas. Necesariamente, se significa y resignifica desde el contexto y el campo semántico desde donde se articula el mensaje. 18 — En poesía, como en otros campos, hay quienes —vos misma, Liliana, antes, en esta conversación— consagran como “maestros” a determinados exponentes. Imagino que, por ejemplo, designarías de este modo a los siguientes poetas: el chileno Pablo de Rokha (1895-1968), el brasileño Carlos Drummond de Andrade (1902-1987), la peruana Blanca Varela (1926-2009), el argentino Mario Trejo (1926-2012), el paraguayo Elvio Romero (1926-2004). LB — Sin duda, los cinco poetas que nombrás, figuras luminosas en el mapa de la poesía latinoamericana, inmersos y productos de la primera parte del siglo XX, y que han vivido intensamente su época, que han “peleado” con la palabra y con su tiempo, son dignos de ser considerados “maestros”. Por cercanía de concepciones y de temas, por ser tan evocados por otros colegas míos, tendría que nombrar a Mario Trejo, y a Elvio Romero, amigo de mi comprovinciano Raúl Aráoz Anzoátegui. Elvio Romero, con su voz que es el eco de Rubén Darío, de Amado Nervo (el poeta mexicano continental y que todos leían en revistas y en ediciones económicas), de Federico García Lorca y de Walt Whitman. Elvio Romero era modesto y de modos sencillos, era un hombre de la poesía… * Liliana Bellone selecciona poemas de su autoría para acompañar esta entrevista: Mujeres de Argel en su casa (Delacroix-Óleo-1834) Por los remotos caminos del desierto Vendrían sus sueños A poblarles el silencio embriagado de sándalo y de incienso. —Tal vez, la dulce rosa no dormía en la oreja Sino que amasaba un gusano largo y verde— La sombra de las miradas ha ido acariciando el tiempo Y lo han llenado de un polvo aterciopelado Asfixiante y eterno. Ellas cerraron sus puertas y se quedaron En su tumba de quietud Repugnante Y muerta. (de “Retorno”, 1979) * dulcia linquimus arva hay un lugar hermana donde las tardes se deslizan silenciosas un lugar hermana donde las manos se entrelazan para aguardar la cena de pescado para no escuchar los ultrajes del tiempo una loza que se rompe cierta arruga en la frente nada se escucha sólo el atardecer y los eucaliptos que se mecen ajenos. (de “El cazador”, 1991) * de las novelas ejemplares has huido conmigo me has raptado cruelmente pero tornarás a esta alcoba donde me amaste yo vi la luna y el jardín anhelé la prisión enciérrame hombre cruel cien veces cruel tu leocadia te implora (De “La travesía del cuerpo”, 1992) * Le temps retrouvé Ya no está la casa con enrejados Y el muñeco de porcelana Que elegí en Casa Arrozarena Para Reyes Tampoco está el traje verde mi padre Ni sus moñitos azules y grises Ya no están sus sombreros Ni su lapicera fuente Ni su letra cuando corregía Las interminables tareas de los alumnos No están los días claros y la ventana Con dalias y crisantemos Como en la foto con mi hermano En aquellos gloriosos cinco años No están las siestas y los helados Y mis padres del brazo Como dos actores de cine Y yo mirándolos Yendo a la plaza A la Confitería Bambi A tomar una naranjada En esos veranos gloriosos De los cinco años. (“La costura de Hortensia”, inédito) * La costura de Hortensia Cose Hortensia En la galería con geranios cose y recuerda la tarde Cuando la llevaron a visitar a su abuela Una tarde con geranios Y la abuela cosía con hilos De colores una alfombra rara Para volar En esos años las tardes Y los días eran largos muy largos Hortensia cose con hilos blancos Los volados de su blusa de organdí Han caído al piso cintas Puntillas y dedales Vienen desde el túnel del tiempo Su tía Y su bisabuela Perfumadas En un coche tirado Por caballos negros Un coche extraño que ella veía en un corredor Donde había otros coches Pomposos Porque eran tiempos De pompa Y había que inclinarse Como lo hacía la abuela Con su sonrisa blanca Y sus manos como husos Que cosía y cosía Junto a Carmen que cosía y bordaba Con hilos celestes como si fuesen Hilos de luna El verano me ha traído un recuerdo Piensa Hortensia Pero también El olor de la tierra mojada En febrero Las manos de Crisóstomo Sobre mis dedos Que jugaban un anochecer Crisóstomo Voy ahora casi azul Con mis venas de nada A tu encuentro Sobre un horizonte de capullos Pierdo pie y caigo A la laguna Donde bogan patos salvajes ¿De dónde llega Este olor A tierra mojada? Hace mucho calor Hortensia En febrero Hay truenos El jazmín atribula el aire Duérmete Liliana (De “La costura de Hortensia”, inédito) * Orlando CRECEN VARAS DE AZUCENAS… Como las vidas Siglo XVIII Te gustaban las danzas Corteses y un collar de oro y peras Con una coronita de brillantes Y las rosas Llegaste a los treinta años Pobre niña Tu abuela a los treinta y ocho Una bisabuela a los cuarenta y dos Una amiga de la infancia A los veinticinco Siglo XIX Al son del clavicordio Bailaste Una prima se murió de amor La sepultaron en una cripta Con vitrales góticos Tu hermana llegó a la vejez Cerca de los setenta y cinco Era una anciana blanca Y fría Como la luna Siglo XX Cuando Lugones la conoció Escribió el cuento “Abuela Julieta” Algunos dicen que la amó En su fantasía de poeta Tu madre recordaba Otras épocas Abanicos y abuelas austeras Vestidas de negro Con relicarios de plata Sobre el pecho Y que posaban tiesas en sus corsés Para las fotografías Tu madre se había casado en 1910 con un inmigrante italiano En la iglesia de un pueblo antiguo Entre las montañas Su traje era de raso bordado Y seda Belladurmiente Vas hacia Titón en Neptuno Te conviertes en oruga En una orquídea Gigante En la oreja de la mujer Del cuadro de Delacroix Que fascinaba a Baudelaire A esperar el amor que viene Desde el desierto A la penumbra Y a la muerte Tal vez la dulce rosa no dormía en la oreja Sino que amasaba un gusano largo y verde. (de “La costura de Hortensia”, inédito) *Entrevista realizada a través del correo electrónico: en las ciudades de Salta y Buenos Aires, distantes entre sí unos 1500 kilómetros, Liliana Bellone y Rolando Revagliatti. Liliana Bellone nació el 10 de febrero de 1954 en Salta, ciudad en la que reside, capital de la provincia homónima, la Argentina. Desde 1977 es Profesora en Letras por la Universidad Nacional de Salta, en cuya carrera de Letras de la Facultad de Humanidades y en el Consejo de Investigaciones se ha desempeñado entre 1980 y 1990. También ha ejercido la docencia en otras instituciones. Además de primeros premios en los géneros cuento, poesía y dramaturgia, obtuvo en 1993 el Premio Casa de las Américas de Novela (La Habana, Cuba). Participó en numerosos congresos y encuentros de escritores en varias provincias de su país, así como en Bolivia, Cuba e Italia. Entre otras antologías ha sido incluida en “Cuatro siglos de literatura salteña” (selección de Walter Adet, 1981), “Poesía de la mujer argentina” (selección de María del Carmen Suárez, 1986), “Premio Casa de las Américas. Memoria” (selección de Inés Casañas y Jorge Fornet, 1999), “Leer la Argentina (NOA)” (selección de Graciela Bialet y Mempo Giardinelli, 2005), “Antología Federal de Poesía. Región Noroeste” (Consejo Federal de Inversiones, 2017). Libros publicados: dramaturgia, “…y sonaba el minué” (Premio de la Provincia de Salta, 2010); cuentos, “El rey de los pájaros” (1992), “De amores y venenos” (1998), “De la remota Persia y otros cuentos” (2004),“Estas que fueron pompas y alegría” (2007),“En busca de Elena” (2017); novelas, “Augustus” (Primer Premio Casa de las Américas, Cuba, 1993, con segunda edición en 1994 y tercera edición en 1995), “Fragmentos de siglo” (1999), “Las viñas del amor” (2008), “Eva Perón, alumna de Nervo” (Edición del Congreso de la Nación Argentina, Colección Bicentenario, 2010; 2ª edición en 2012); poesía (entre 1979 y 2006), “Retorno” (Premio Provincial de Poesía 1977), “Convergencia”, “Elegía en primavera”, “El cazador”, “La travesía del cuerpo”, “Voluntad y otros poemas”, “Febrero”. En italiano, con traducción de Saúl Forte y prólogo de Rosa María Grillo se publicó en 2014 “Eva Perón, allieva di Nervo” y con traducción de Rossella Carbone en 2016, “Frammenti di un secolo”, ambas novelas a través del sello Oedipus, de Salerno-Milán, Italia.

jueves, 25 de enero de 2024

Cuentos navideños de SADE Salta

En esta sección voy a presentar cuentos de autores salteños, miembro de la filial Salta de la SADE. Fueron escritos para un proyecto de audiolibro, pero la falta de recursos técnicos impidió que pudiera concretarse, de modo que decidí publicarlos en el blog ya que su difusión fue autorizada por los autores y lleva una reseña biográfica de cada uno de ellos. Navidad en los cerros. de Hilda Guzmán de Kubiak A Gumersinda y Ambrosio, el intenso amor los unió toda la vida. Vivieron en las imponentes montañas en San Isidro, departamento de Iruya, en el interior de la provincia de Salta, en la República Argentina. La vida les regaló tres pimpollos, Lindaura, Pancracia y Benancia. Ellas muy jóvenes emigraron a la ciudad para poder estudiar porque en medio de los dorados cerros donde vivían, no había escuela. Trabajando cursaron sus estudios. Llegadas las ansiadas vacaciones, cumplían sus añorados sueños de volver a su terruño. Extrañaban a sus padres, al pago y sus tradiciones. Desde que iniciaban el camino de retorno al celeste hogar, disfrutaban plenamente de sus merecidas vacaciones. Finalizadas éstas, la triste despedida era con lágrimas y hondo pesar a fin de cumplir con sus obligaciones en la ciudad. El tiempo transcurrió, se fueron acostumbrando, el amor se apropió de ellas y formaron sus familias. Como viento del valle que sopla permanentemente, ellas sistemáticamente regresaban a visitar a sus padres para pasar allí la Nochebuena y la Navidad. Cual sagrado juramento, las tres hermanas anualmente cumplían su promesa. Durante el resto del año, entre los cerros, Gumersinda hilaba la lana de oveja y de llama, mientras Ambrosio tejía en el telar. Hacían multicolores frazadas para las camas, coloridas chalinas para cubrirse la espalda y abrigados ponchos salteños. El barro cocido tomaba forma de ollas y cántaros con el movimiento de las mágicas manos usando las técnicas de sus antepasados. Poseían mansas ovejas y dóciles llamas que se multiplicaban anualmente. Cocinaban en el fogón a leña y en el horno de barro. Antes que Febo asomara comenzaban con las múltiples tareas del campo y del hogar. Finalizaban en el último hilo de sol; el mechero y la vela eran sus asistentes nocturnos. El entusiasmo efervescente reinaba para esperar a sus hijas, yernos y nietos. La felicidad los colmaba. Vacaciones que marcarían la infancia de los niños. Sobre todo la Noche Buena que era cuando debajo de un añejo algarrobo que había al lado de la casa, el Niño Dios dejaba los regalos. La abuela se encargaba de entregar los presentes a las hijas y nietas. El abuelo lo hacía con los varones. La ansiedad y los nervios creaban un clima en donde los niños se vestían rápidamente con la ropa que les habían comprado para estrenar en esa ocasión. Estaban apurados por ir a ver que les dejó el Niñito Jesús. Se habían portado bien, habían estudiado con ahínco y pasado de grado. Seguro que algo bonito les esperaba. El abuelo con el farol de kerosene que tenía en la mano, iluminaba el camino, cual sol en medio de la noche. Cuando llegaron al lugar, la abuela entregó ponchitos a las niñas y chalinas a las madres, ella encontró en una caja envuelta en papel dorado y moño rojo un par de zapatos, el abuelo en una caja multicolor, un delantal de cuero con un enorme bolsillo para poner las piedras del potrero que iba a acondicionar para después sembrar. Las mujeres y el abuelo se encontraban felices mientras que el resto de los varones buscaban y no habían más obsequios. Estaban sorprendidos, indudablemente algo había sucedido. El abuelo interrogó como se comportaron. Al unísono en un sonido campana se escuchó –“Muy bien”. Después de una dulce mirada expresó – ¡“Hay que seguir buscando! Seguramente cuando estaba dejando los regalos, alguien lo miró y tuvo que desaparecer. Tenemos que revisar toda la casa”. Después de inspeccionar los lugares comunes, estando decepcionados, el Tata dijo: -“Falta mirar en la despensa”. La procesión allí se dirigió y al abrir la puerta vieron que del techo colgaba una malla tejida que contenía quesos de vaca y de cabra que tanto les gustaban a los yernos, ellos con alegría y gratitud los recibieron. ¿Pero qué pasaba con los regalos de los niños? Estaban angustiados, para ellos no había nada. Cuando comenzaron a llorar, el abuelo sentenció –“A lo mejor al salir corriendo dejó algo en el corral, vamos para allá”. La familia completa lo seguía, iluminados por la luz del farol. Vieron a lo lejos unos corderitos hembras y machos pequeños que tenían letreros con los nombres de los niños y una carta que decía que para el próximo año les tocaría a las niñas. Se pusieron muy contentos, sabían que crecerían y se multiplicarían. Los pequeños con el tiempo tendrían su hacienda que los abuelos cuidarían mientras ellos estuvieran en la ciudad. Con gran algarabía regresaron a la casa. El tiempo transcurre y hoy los abuelos ya no están. Las hijas siguieron con la tradición y las Epifanías en el valle entre las montañas hasta el día de hoy se festejan con el deseo de que esta costumbre por siempre continúe. En cada Navidad, el cerro trae las voces nostálgicas del pasado desde su entraña de silencio y tierra. Hilda Florencia Guzmán de Kubiak nació en Salta, capital el 07/02/1943.(80 años) En lo profesional es actriz, narradora y escritora. Ganó premios provinciales y nacionales. Publicó en varias Antologías y el libro “Ayer, hoy y siempre”. En lo personal es esposa, madre, abuela y bisabuela. UN CUENTO PARA NAVIDAD MARCELO AGÜERO URQUIZA Bajó con paso cansino desde las verdes altiplanicies. Venía de los preciados patios ecológicos, verdaderos oasis formados por los ojos de agua, en la solitaria puna argentina. Caminaba detrás del asustadizo rebaño de chivos y cabras, orientado por la vigilante custodia de los perros pastores y el constante campaneo de los cencerros de las madrinas que dirigen las marchas. Atravesando los peligrosos senderos de altura que recorren las entrañas de los apus, bajó hacia el rancho de su abuela, en el declive de las faldas del cerro azul. Le llamaba la atención el hecho de que, la viejita, no estaba aprovechando los últimos rayos de sol, barriendo con su pichana. No tardó mucho en encerrar los animales en el corral de pircas, se lavó apuradamente las manos y la cara en la batea hecha con una vieja y cortada rueda de tractor traída, a lomo de burro, en una de las primeras visitas del agente sanitario de Cobres. Tenía un mal presentimiento. Muy adentro de su ser, algo se oponía a que ingrese en el ranchito de adobe, piedras pircadas y techo de paja asentadas con barro. Se fijó en el fuego y las yaretas ya se habían consumido bajo la olla de sopa. Algo pasaba… Ingresó a la casa y encontró a su abuela acostada sobre el catre de tientos entrecruzados, bien tapada con las coloridas frazadas de lana de ovejas, la boca abierta y el cuello morado. -¿Abuela? –preguntó rogando que la viejita esté solo dormida. -¿Abuelita? –insistió. -¡Abueeelaaaaaa! –pegó el grito agudo y dolorido al que le siguieron los aullidos del lamento de los perros. Mientras cavaba la tumba al lado de la del abuelo Dionisio y la del tío Juan. Pensaba en su madre y sus hermanos mayores que se habían ido a la lejana ciudad en busca de un porvenir, pero que jamás regresaron ni se sabía algo de ellos. ¿Cómo les habrá ido? Se preguntaba a cada golpe del pico y a cada paleada para despejar el duro suelo donde su abuela descansaría su sincrética eternidad. Cuando ellos se fueron a buscar el bienestar de las promesa citadinas. Él quedó para cuidar a su abuela hasta que los dioses se la lleven a sus sagrados aposentos. Esto acababa de ocurrir. Justo en el día de la Nochebuena, según el dios de los católicos, al que su abuela Leoncia, tenía muchísima devoción, sin descuidar a su pacha, a sus apus y los dueños de los ríos bravos, los volcanes de barro que pasaban despavoridos por las quebradas y los altares de apachetas erigidos en las alturas de las abras. Sentado en una piedra, apoyando su espalda en la pared del rancho, con la luz del mechero que salía tenue desde adentro, él aun lloraba por la partida de la abuela Leoncia. Tomaba su chicha moqueada que su abuela preparaba cada dos o tres meses y la guardaba en una tinaja bien cerrada a la sobra húmeda de un rincón del rancho que servía de depósito. Entre llantos y chicha, había perdido la noción del tiempo. No sabía qué decisión tomar. Si marcharse del lugar o quedarse a cuidar los animales. Le tenía miedo a la ciudad. Estaba convencido de que la ciudad se lo iba a tragar, como un monstruo vivo e inmortal. Tenía ganas de ir a buscar a su madre y sus hermanos, pero solo para saber de ellos… solo para eso y, contarles que su abuela había muerto. De pronto, el viejo reloj despertador que su abuela había comprado a un comerciante que pasó en una oportunidad con una recua de burros cargados de cosas llamativas, comenzó a sonar su alerta. Ante la insistencia del sonido de la alarma del reloj, el muchacho se incorporó tambaleante y fue a buscar el aparato para apagarlo. Alumbrándose con el mechero, hecho con una oxidada latita de Brasso, encontró al ruidoso reloj rosado, en un estante de madera de cardón en el depósito. El reloj estaba sobre un par de alpargatas nuevitas con un rollo de billetes adentro y un papel, a modo de carta que decía: “Ceferino, si escuchaste la alarma del reloj, quiere decir que ya he partido del mundo de los vivos y que no tuve oportunidad de apagarlo. Te dejo un dinero, todo lo que tengo, para que vayas a la ciudad si decides hacerlo. No te ates a estos lugares tan lejos, menos a la soledad. Busca a los tuyos, en mi vieja cartera marrón hay una antigua dirección donde en una de esas puedes encontrarlos. Diles que les perdono que no hayan regresado jamás y que no hubo un día que no haya rezado por ellos y por ti, mi nietito querido. Te llevo en mi débil corazón y en mi mente que se volvió lluvia de estrellas en tu cielo de noches serenas. Si quieres mi consejo, vende todo y vete. Te quiero mucho m’ijo. A pesar de mi partida quiero que tengas una feliz Navidad”. Una estrella fugaz atravesó el silencio de la noche, bañada en las lágrimas de la soledad del muchacho colla, en la Navidad lejana… MARCELO AGÜERO URQUIZA, salteño, profesor en historia, poeta y escritor. Autor federal, publicó: Suárez; Una wiphala en la villa y otros cuentos; Poemas en blanco y negro; 30 poemas con piel de cartón; Cortitos y al pie; La Silleta; Genealogías familiares y Lastinoamericando (en soporte digital). Su pasión es ser motoviajero, a la que dedica algunos meses al año, por Sudamérica. Creador del encuentro de escritores y del premio internacional “Salta Nuestra Cultura”. “Aquellas navidades de nuestra niñez” Esteban Celedonio Núñez De niño esperaba la navidad con mucha ansiedad, mi madre en los días previos nos llevaba al centro a mi hermano y a mí para comprarnos ropas, si es que sobraba unos pesitos, o algunos cohetes o simplemente a pasear como ella decía. Andar por las calles de su mano era algo asombroso mirar las vidrieras los vendedores ambulantes, ver tantas gentes, encontrarse con conocidos, parientes mientras nos acariciaban la cara, se deseaban los mejores augurios y se invitaban mutuamente a qué vinieran a su casa el 25.Todo era hermoso y si pasábamos de grado la alegría era total. Mi padre trabajaba hasta el 24 a la tarde y a veces llegaba entonadito por algunos brindis demás, derechito se iba a hacer el asadito y algunos regaños solía ligar de rebote. Nosotros impacientes porqué llegara pronto las doce de la noche; Todavía estaban todos, mis padres, mis abuelos, mis tíos, todos eran jóvenes aún y nosotros muy niños no pensábamos en las partidas eran tan lejanos esos pensamientos tristes. No sabíamos de Papá de Noel, después del brindis y desearnos feliz navidad y cenar apenitas con mi hermano y mis amigos nos íbamos a visitar a los vecinos empezábamos por doña Juanita luego por los Robles los Suarez los Daza los Márquez y terminábamos en mi casa los Núñez. Se escuchaba zambas cumbias cuecas bolivianas y los religiosos tangos de mi viejo. Qué lindo era ver a mis padres felicitarse en la vereda con sus vecinos. A veces llegaban mis tíos de Cerrillos y mis padres se levantaban a recibirlos y la alegría comenzaba de nuevo y con un vaso de clericó brindaban. Hoy que esos niños crecieron y el barrio cambio un poco en sus casas, la calle ya no es de tierra y nuestros padres ya no están, apenas nos saludamos y no es que nos falte el tiempo pareciera que nos olvidamos los felices que fuimos en aquellas navidades de nuestra niñez. Aveces cuando son las doce y levanto mi copa para hacer el brindis, pareciera que de mí, se escapará un niño buscando el ayer y me dejará solo brindando con mi recuerdo. Biografía: Esteban Celedonio Núñez: Nació en Salta capital, creció en el B* Luján junto a sus padres. Participó de los certámenes “homenaje a Carlos Gardel” recibiendo él 3⁰ premio, certamen poético estudiantil “semana de la policía federal” obteniendo el 2⁰ premio, “juegos florales” bicentenario de la patria, ganando el 2⁰ premio. Concurso de la poesía navideña, municipalidad de Salta alcanzando el 1⁰ premio. Participación en la antología “Mario Vilca Condori” Islas Malvinas 1982-2022. Mención de honor octavo concurso internacional de versos compartidos - URUGUAY 2023. Libro “Copla de nuestras tierras” - 2023. LA MESA DE NAVIDAD Carlos BOIDI La mesa es un viento de risas, de miradas, de comentarios. Es un viento reunido en el instante sublime del encuentro. Es la confesión que llega, la gloria que se dice y la derrota que no se cuenta. La mesa de Navidad se esfuerza por reconocernos, por oírnos después de mucho tiempo. Ella sabe que al final de la noche nos soltará nuevamente en sus hilos de barriletes dispersos y abiertos, a lo que nunca más ya seremos. Tiempo para compartir SELVA MAITA Las familias del pueblo esperan la llegada del Salvador, festejan la noche buena. Bengalas multicolores, cohetes sonoros, globos que se elevan al cielo llevando hacia el infinito deseos y esperanzas. Tanta luminosidad y tanta algarabía no pasan desapercibidas para Lucas, el viejecito que encontró familia en la calle. Dónde quedó la suya?. No lo sabía. La gastada memoria le borró los recuerdos. Ya vez fuera mejor así. Encontró padres, hermanos y amigos en el corazón generoso de la gente, pero la soledad era su fiel compañera. Aquella noche de festejos ajenos, cómo si las brillantes chispas que se habrían en el cielo hubieran iluminado la mente. Evoco su niñez y una profunda congoja lo embargó. Se sintió incapaz de escuchar las campanas que sonarían a las doce de la noche, acomodó sus harapos en el oscuro umbral y empezó a caminar sin rumbo por las agitadas calles. La mirada fija en la lejanía. Hacia dónde caminaba. Hacia ningún lado. De pronto, ella, la niña que había pedido a su papá que le permitiera invitar a la cena de navidad a una persona que estuviera sola. _ Papá, papá. Ya lo encontré. El padre no tuvo tiempo para detenerla. Ella corrió hacia el hombre y con entusiasmo le dijo: _Señor, hoy es noche buena. Nace el Salvador. Quiero tener un invitado especial en la mesa. Ese es usted. Lucas, con los ojos opacos, atinó a decir: _ Mi niña no puedo. Retrocedió un paso y se mostró entero: _ No puedo. Así no puedo sentarme a la mesa de tan bella niña. Intervino el padre y reforzó la invitación: No se preocupe. Creo que tenemos el mismo talle. Le compartiré mí ropa. _ Sí papá. Bravo! Vamos señor. Caminaron juntos. Cuando repicaron las campanas y sirenas a las doce de la noche, Lucas era uno más de la familia. Lucía, la niña, juntó las manos y dió gracias por la felicidad que sentía de celebrar la noche buena y compartir la comida, el afecto y la compañia. SELVA MAITA

lunes, 22 de enero de 2024

Otros cien videos (del 401 al 500)

grabados por Rolando Revagliatti, con poemas y otros textos de numerosos autores, ya en www.arcoiris.tv Otros cien videos (del 401 al 500) grabados por Rolando Revagliatti, con poemas y otros textos de numerosos autores, disponibles en la plataforma http://www.arcoiris.tv 401: El 13.9.23 seis poemas del libro ‘El privilegio de los años’ de Graciela Perosio: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/59075/ 402: El 13.9.23 cuatro poemas del libro ‘Beso en automóvil’ de Manrique Fernández Moreno: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/59076/ 403: El 13.9.23 dos poemas del libro ‘La escritura del muro’ de Paul Auster (traductor: Fernando G. Toledo): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/59077/ 404: El 13.9.23 poema ‘Soneto 28’ de William Shakespeare (traductor: Jorge Aulicino): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/59078/ 405: El 19.9.23 cuatro poemas del libro ‘Cantares de junio’ de Gerardo Burton: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/59316/ 406: El 19.9.23 ocho poemas del libro ‘Ascensión de lo leve’ de Stella Alvarado: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/59317/ 407: El 19.9.23 dos poemas del libro ‘Elis o teoría de la distancia’ de Lucas Margarit: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/59318/ 408: El 20.9.23 cinco poemas del libro ‘Poemas encontrados en un huevo’ de Juan Carlos Moisés: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/59348/ 409: El 20.9.23 poema ‘Pobre Job, sentado sobre las cenizas’, del libro ‘Linaje humano’ de César Cantoni: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/59349/ 410: El 20.9.23 cuatro poemas del libro ‘Desvelos de triángulos’ (de la serie ‘Cuadraturas’) de Amelia Arellano: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/59350/ 411: El 21.9.23 diez poemas del libro ‘Retablo’ de Graciela Chisty: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/59392/ 412: El 21.9.23 fragmento del poema ‘In absentia’, del libro ‘La conferencia’ de Luis Bacigalupo: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/59393/ 413: El 21.9.23 cinco poemas del libro ‘Metamorfosis domésticas y Los truenos del venado’ de Mónica Angelino: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/59394/ 414: El 28.9.23 tres poemas del libro ‘El precedente’ de Romina Freschi: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/59715/ 415: El 28.9.23 cinco poemas del libro ‘Dioses de bolsillo’ de Edilberto González Trejos: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/59716/ 416: El 28.9.23 ocho poemas del libro ‘Un coro de alhelíes’ de Cristina Pizarro: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/59717/ 417: El 28.9.23 cuatro fragmentos del poema ‘Eva Perón en la hoguera’, del libro ‘Partitas’ de Leónidas Lamborghini: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/59718/ 418: El 28.9.23 tres poemas del libro ‘Cuando la muerte te deje volver’ de Marian Raméntol: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/59719/ 419: El 11.10.23 siete poemas del libro ‘Placebos’ de Rubén Valle: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60220/ 420: El 11.10.23 poema ‘Eielson’, del libro ‘Mecanismo destinado al simulacro’ de Daniel Rojas Pachas: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60221/ 421: El 11.10.23 tres microficciones del libro ‘Cuentos a contrapelo’ de Luis Alfredo Villalba: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60222/ 422: El 11.10.23 cinco poemas del libro ‘Bosque de Helenas’ de Mirta Venezia: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60223/ 423: El 11.10.23 dos poemas del libro ‘Orquesta típica’ de Antonio Ramón Gutiérrez: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60224/ 424: El 12.10.23 siete poemas del libro ‘Pequeña Ofelia’ de Lilia Lardone: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60270/ 425: El 12.10.23 dos poemas del libro ‘La barca de las especias’ de Sonia Rabinovich: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60271/ 426: El 12.10.23 siete poemas del libro ‘El que bruñe la piedra de la gracia’ de Roberto Daniel Malatesta: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60272/ 427: El 12.10.23 cuatro poemas del libro ‘País niño’ de Norma Etcheverry: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60273/ 428: El 12.10.23 tres poemas del libro ‘Mecanismo destinado al simulacro’ de Daniel Rojas Pachas: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60274/ 429: El 13.10.23 tres poemas del libro ‘Dinosaurios en el jardín’ de Simón Esain: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60318/ 430: El 13.10.23 dos poemas del libro ‘De madrugada’ de Irma Verolín: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60319/ 431: El 13.10.23 poema ‘Contra viento y marea’ de Ernesto ‘Che’ Guevara: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60320/ 432: El 13.10.23 dos poemas del libro ‘Palabras al rescoldo’ de María Teresa Andruetto: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60321/ 433: El 13.10.23 letra del Himno Nacional Argentino de Vicente López y Planes: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60322/ 434: El 18.10.23 siete poemas del libro ‘Hamlet a la hora del desayuno’ de Sergio Pereyra: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60496/ 435: El 18.10.23 poema en prosa ‘Las alas de las moscas y el teatro’, del libro ‘Cementerios: la rabia muda’ de Denise Desautels (traductora: Claudia Schvartz): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60497/ 436: El 18.10.23 nueve poemas del libro ‘Ya no acampan gitanos en los baldíos’ de Sergio Morán: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60498/ 437: El 18.10.23 once poemas del libro ‘En’ de Liliana Corredera: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60499/ 438: El 19.10.23 siete poemas del libro ‘Un lugar entre los ojos’ de Alejandro Méndez Casariego: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60548/ 439: El 19.10.23 nueve poemas del libro ‘El tapiz de Filomena Nightingale’ de Cristina Pizarro: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60549/ 440: El 19.10.23 siete poemas del libro ‘Los niños que vencieron al cactus’ de Carlos Prado: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60550/ 441: El 25.10.23 nueve poemas del libro ‘Los temblores del mundo’ de Jorge Gómez Jiménez: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60768/ 442: El 25.10.23 seis poemas de la serie ‘Enramadas’ de Susana Rozas: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60769/ 443: El 25.10.23 cuatro poemas del libro ‘Pateando un empedrado’ de Manrique Fernández Moreno: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60770/ 444: El 25.10.23 un poema de Ricardo Rubio, otro de Wenceslao Maldonado y otro de Manuel Ruano: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60771/ 445: El 26.10.23 nueve poemas del libro ‘A veces un abismo’ de Luciana Ravazzani: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60814/ 446: El 26.10.23 dos poemas del libro ‘La vigilia y el viaje’ de Edgar Bayley: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60815/ 447: El 26.10.23 un capítulo de la novela ‘La esquina a mitad de cuadra’ de Luis Alfredo Villalba: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/60816/ 448: El 6.11.23 dos poemas del libro ‘Libro de navegación’ de Patricia Coto: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/61210/ 449: El 6.11.23 tres poemas del libro ‘Espejo jardín’ de Marcelo Juan Valenti: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/61211/ 450: El 6.11.23 poema ‘Milonga de Manuel Flores’, del libro ‘Para las seis cuerdas’ de Jorge Luis Borges: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/61212/ 451: El 7.11.23 poema ‘Irredentos’ de Eugenia Cabral: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/61254/ 452: El 7.11.23 un poema de Garsenda y otro de Clara de Anduza, de la antología provenzal femenina ‘Tú, mi único’ (traductora: Claudia Schvartz): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/61255/ 453: El 7.11.23 dos poemas del libro ‘De mi legajo’ de Orlando Van Bredam: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/61258/ 454: El 7.11.23 diez poemas del libro ‘Habría de abrir’ de Rolando Revagliatti: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/61259/ 455: El 14.11.23 un poema de Rafael Alberto Vásquez, otro de Michou Pourtalé y otro de Alberto Luis Ponzo: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/61504/ 456: El 14.11.23 dos prosas poéticas del libro ‘Las horas que limando están el día’ de Flavio Crescenzi: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/61505/ 457: El 15.11.23 seis poemas del libro ‘Opium’ de Isabel Rezmo: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/61550/ 458: El 15.11.23 dos poemas del libro ‘Lo espeso real’ de Daniel Freidemberg: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/61551/ 459: El 15.11.23 un poema de Rodolfo Alonso, otro de Héctor Freire y otro de Jorge Ariel Madrazo: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/61552/ 460: El 21.11.23 cuatro poemas del libro ‘Tiempo de soliloquios’ de Beatriz Olga Allocati: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/61773/ 461: El 21.11.23 fragmento del cuento ‘Cirugía de un accidente’ del libro ‘La luz que grita’ de Maximiliano González Jewkes: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/61774/ 462: El 21.11.23 relato ‘El piso de las mujeres solas’ del libro ‘Cuentos del mar y del asfalto’ de Alicia Grinbank: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/61775/ 463: El 27.11.23 cuatro poemas del libro ‘BluesEros’ de Alfredo Palacio: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/61995/ 464: El 27.11.23 treces poemas del libro ‘Servicio meteorológico’ de Alba Murúa: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/61996/ 465: El 27.11.23 poema ‘El muertito’ de Germán González Arquati: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/61997/ 466: El 28.11.23 un poema de Anahí Lazzaroni, otro de Eugenio Mandrini y otro de Marta Cwielong: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/61998/ 467: El 28.11.23 tres poemas del libro ‘Media foto de los dos’ de Cecilio Olivero Muñoz: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/62043/ 468: El 28.11.23 poema ‘Milonga de Jacinto Chiclana’, del libro ‘Para las seis cuerdas’ de Jorge Luis Borges: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/62044/ 469: El 28.11.23 once poemas del libro ‘De apacentar el tiempo’ de Graciela Chisty: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/62045/ 470: El 28.11.23 un poema de Marcelo Vernet, otro de Estela Barrenechea y otro de Alberto a. Arias: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/62046/ 471: El 30.11.23 cinco poemas del libro ‘Bardicias’ de Simón Esain: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/62144/ 472: El 30.11.23 ocho poemas del libro ‘Formosa’ de Catalina Boccardo: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/62145/ 473: El 30.11.23 tres poemas de Maximiliano González Jewkes: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/62146/ 474: El 5.12.23 dos poemas del libro ‘Los increíbles’ de Julio Huasi: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/62299/ 475: El 5.12.23 cuatro poemas del libro ‘Sonetos y elegías’ de Louise Labé (traductora: Claudia Schvartz): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/62300/ 476: El 5.12.23 doce poemas del libro ‘Las orillas de la palabra’ de Alejandro Archain: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/62306/ 477: El 5.12.23 seis poemas del libro ‘Cuaderno de fin de siglo’ de César Cantoni: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/62307/ 478: El 6.12.23 seis poemas de Germán González Arquati: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/62343/ 479: El 6.12.23 seis poemas del libro ‘Aguas vivas’ de Luis Alfredo Villalba: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/62344/ 480: El 6.12.23 dos poemas del libro ‘Pateando un empedrado’ de Manrique Fernández Moreno: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/62345/ 481: El 7.12.23 cinco poemas del libro ‘Bailar’ de Catalina Boccardo: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/62393/ 482: El 7.12.23 tres poemas del libro ‘Los temblores del mundo’ de Jorge Gómez Jiménez: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/62394/ 483: El 7.12.23 cuatro poemas del libro ‘Los increíbles’ de Julio Huasi: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/62395/ 484: El 14.12.23 siete poemas del libro ‘Otra de mí misma’ de Cristina Piña: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/62658/ 485: El 14.12.23 tres poemas del libro ‘Malade’ de Marcela Armengod: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/62659/ 486: El 14.12.23 siete poemas del libro ‘El mundo es un poema inconcluso y otros fragmentos oníricos’ de Andrés Bohoslavsky: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/62660/ 487: El 14.12.23 ocho poemas del libro ‘La sanguina’ de Luisa Futoransky: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/62661/ 488: El 15.12.23 siete poemas del libro ‘La lengua del ahorcado’ de Rubén Valle: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/62706/ 489: El 15.12.23 dos poemas del libro ‘Forense. Estación fantasma’ de Marion Berguenfeld: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/62707/ 490: El 15.12.23 siete poemas del libro ‘Parte del mundo’ de Adriana Parra: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/62708/ 491: El 24.12.23 dos poemas del libro ‘Desmitomientos’ de Genoveva Arcaute: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/63002/ 492: El 24.12.23 cinco poemas del libro ‘Luz de giro’ de Alicia Salinas: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/63003/ 493: El 24.12.23 tres poemas del libro ‘El mar que en mí resuena’ de Graciela Maturo: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/63004/ 494: El 24.12.23 seis poemas de Marilyn Monroe (traductor: Ramón Buenaventura): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/63005/ 495: El 24.12.23 poema ‘El gurí’ del libro ‘Asesinaciones’ de Julio Huasi: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/63006/ 496: El 24.12.23 poema ‘Desaparecido’ del libro ‘Los andamiajes del miedo’ de Marcela Predieri: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/63007/ 497: El 24.12.23 tres poemas del libro ‘Poemas con bichos’ de Patricia Severín: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/63008/ 498: El 27.12.23 siete poemas del libro ‘Diario de la nuez’ de Vicente Costantini: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/63104/ 499: El 27.12.23 poema ‘Con la frente marchita’ de Joaquín Sabina: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/63105/ 500: El 27.12.23 poema ‘Manuelita’ de María Elena Walsh: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/63106/ https://www.arcoiris.tv/fonte/Rolando%20Revagliatti/ http://www.revagliatti.com Se agradece, desde ya, por la difusión y se autoriza la eventual incorporación de videos a revistas-e, sitios web, redes sociales, etc.

miércoles, 25 de octubre de 2023

UNA LECTURA DE LA ASTUCIA DE LA RAZÓN de J P Feinmann

Antes de entablar la relación que existe entre la serie filosófica y la serie literaria presentes en la producción literaria de fines del siglo XX, es necesario mencionar cuáles son aquellos autores que se retoman en el texto, cuyos discursos están dialogando con la narrativa de Feinmann. Algunos de estos filósofos que rescatamos son Sócrates, Descartes, Kant, Hegel, Marx, Adorno, Sartre, Heidegger, Benjamin, Fromm, Horkheimer, Marcuse, Neumann, Merlau-Ponty, entre otros. Si consideramos la relación hacia dentro del texto, podemos encontrar y destacar la figura de algunos de ellos que se retoman permanentemente como Hegel y Marx y se relacionan no directamente pero sí de manera indirecta con otros escritores de literatura como Sarmiento, en la alusión a Facundo y Esteban Echeverría, haciendo referencia al Matadero. No es caprichosa esta selección de Hegel y Marx entablando vínculo con los autores restantes, puesto que el primero de los dos filósofos mencionados va a servir como guía epistemológica y, podríamos decir, ideológica para el personaje principal. Pablo Epstein se sirve de las “ideas” hegelianas para responder a la gran pregunta realizada por su amigo Pablo Ismael Navarro a la orilla del mar: ¿Cuál es el sentido final de la filosofía? O, lo que es lo mismo para estos estudiantes de filosofía, el sentido final de la vida. Inmediatamente aparece la figura de Marx para decir que el mundo no se debe interpretar sino transformar ¿En qué sentido estas ideas conviven con los autores literarios y las obras citadas? En el punto en que esa pesquisa individual y metafísica de los sujetos apostados en una ronda junto al mar se transforma en una interpretación/transformación de la historia general del país, convulsionado por el ambiente político y social, y ruptura con el “Orden inmanente de la historia universal hegeliana”, ese relato histórico que deja afuera a América. Facundo y el Matadero articulan estos discursos con notas diferentes de manera literaria y ofrecen también un panorama de la situación política argentina desde sus inicios hasta sus aspiraciones como nación. El eje civilización/barbarie resuena veladamente en La astucia de la razón ¿Por qué serie filosófica? Para pasar de un sentido individual a uno colectivo o, como plantea Rita de Grandis, para dar cuenta de la historia nacional a través de la historia subjetiva (2006: 101). Ahora bien, al situarnos desde afuera del texto y atendiendo al contexto de producción literaria argentina de fin de siglo, debemos establecer los vínculos correspondientes entre Marx, John William Cooke, el peronismo, la última dictadura militar y el campo de escritores de literatura de entonces (Piglia, Walsh, Puig, Juan José Saer, José Pablo Feinmann). Este marco general nos revela la forma de circulación y trasposición de las ideas durante este período. John William Cooke (quien aparece en la novela) fue un abogado y político argentino, líder del ala izquierda del peronismo hasta su muerte. Personaje político que dialoga con Marx y Henri Bergson, más cercano a este último, pero de indudable influencia en el movimiento peronista. El campo intelectual argentino influido por estas ideas retomadas desde el peronismo y participando del contexto de la pre-dictadura, dictadura y post-dictadura, ve nacer una narrativa en donde lo político se vuelve filosófico y es comunicado a través de la literatura. Los autores mencionados, cada uno con una poética particular, volverán sobre lo mismo, la posibilidad de decir en medio del desplazamiento y la distancia que impone la violencia física, simbólica y material del sujeto. Se va a dar tratamiento a través del arte narrativo a lo que Rita de Grandis llama el malestar de fin de siglo (2006: 164). Rita de Grandis dice que la narrativa de Feinmann está atravesada por la tensión dialéctica entre alta literatura y cultura de masas (2006: 166). Entonces, a partir de aquí es que entendemos que la relación entre divulgación de la filosofía y literatura en José Pablo funciona como lucha cultural y política, como una manera de compartir el destino de una nación (2006: 167). Su escritura inscribe lo social como un traumatismo y lo filosófico es la manera de indagar en ese trauma. Ronda en esta narrativa la premisa Marxista de transformar el mundo no interpretarlo. Aquí aparece la divulgación, en el punto que la tensión dialéctica se resuelve en favor de las masas, pero no como dominio ni expoliación, sino como herramienta para la liberación epistemológica y material del pueblo. El folletín, el cine, todas estas referencias coinciden en un sitio, el pueblo. Conocer para interpretar y transformar. La filosofía piensa y la literatura pone en acción, en imágenes, ese discurso. Las estrategias metanarrativas que podemos encontrar en la novela son el psicoanálisis y las narraciones fragmentarias de los personajes. Es el caso, por ejemplo, de Pablo y su psicoanalista. Pero también, de los cuatro integrantes de la reunión a orillas del mar. De esta manera, el relato se constituye por medio de micronarradores como dice De Grandis (2006: 160). Tenemos el relato Pablo, relato Backhauss, el relato Pedro Bernstein, Pablo Ismael Navarro y Hugo Hernández. El mismo texto nos da indicios de esto: “la narración se arma por la mediación de sus múltiples relatos” (Feinmann, 2001: 68). Hay en esto una tendencia al fragmentarismo, a la ruptura de la progresión y una intención digresiva. Se construye así un “sistema de desplazamientos” (2001: 68), en donde el macronarrador, digámoslo así, es el encargado de encontrar un sentido a la historia ¿Quizás el sentido final por el que se preguntan los personajes? Estas estrategias metanarrativas revelan la búsqueda de lo que Rita de Grandis llama una “épica de la subjetividad” (2006: 162). Narrador y narratario se confunden en el punto en el que ambos se reconocen y son autoconscientes de su “estar siendo narrados”. Pablo Epstein es un sujeto al que accedemos por medio de la palabra de un “cuerpo enfermo”. El inicio del relato nos ubica temporal y espacialmente en otro relato. Más allá de las fechas cronológicas y demás, estamos aludiendo al tiempo – espacio del psicoanálisis. A partir de allí, se van a desplegar distintas imágenes que se vinculan al Proceso de Reorganización Nacional ocurrido entre el año 1976 y 1983. Decíamos que la palabra nos da acceso al cuerpo del protagonista, pero ¿cómo es esa palabra? ¿de qué tipo? Es una voz disgregada como la conciencia del protagonista, que él mismo reconoce: “cuando Pablo Epstein conoció a Norman Backhauss, estar enfermo, para él, era padecer la progresiva desintegración de su conciencia” (2001: 15). Esta desintegración que sufre el personaje es la desintegración del sujeto referencial extraliterario, el ciudadano argentino traumatizado por la violencia de la dictadura ¿Cómo procede esta violencia? A través del cercenamiento intelectual y físico, la desaparición forzada deja un espacio vacío y habilita la pregunta ¿qué pasó?: “dos huevos tenía Pablo Epstein, un huevo se lo extirparon […] justamente cuando, según todos sus amigos lo decían, había que tener huevos para bancarse lo que se venía” (2001: 23, 24). Pablo solo tenía uno y un espacio vacío, ¿cómo resolver esa deuda con su vigorosidad y valentía ante el inminente golpe? ¿Como rellenar la vacuidad en un cuerpo traumatizado? El psicoanálisis aparece aquí como “discurrir terapéutico” (2006: 144). La prosa de Feinman es un cuerpo sin corsé, puntos ni comas. Una verborragia desintegrándose. La palabra colma el vacío genital y rescata el “sentir pasado” al que se retorna a través del “decir después” para poder dotar de sentido ese horizonte vivido. La experiencia traumática une al sujeto con el espacio, el cuerpo enfermo habita el dolor y es sinécdoque del pueblo argentino. Un país cercenado y sin progenie, si la genitalidad se entiende como posibilidad de creación, de fertilidad. El suelo es infértil porque le falta una mitad. Apoyándonos en De Grandis, la amputación del testículo es la amputación del espacio público para decir (2006: 157). Dictadura y tumor son lo mismo, una enfermedad que desintegra el cuerpo, lo traumatiza y lo obliga a la repetición caótica y compulsiva: A partir del 12 de noviembre de 1975, la desintegración de su conciencia había sido progresiva, expresándose en la incapacidad para controlar sus actos, en el avance irreparable de la compulsión, esa sintomatología repetitiva que humillaría incesantemente a Pablo, sin darle sosiego, tregua, paz, condenándolo a la realización y, lo que era aún infinitamente más doloroso, a la repetición de los actos más absurdos, ridículos, estúpidos pero lacerantes que jamás […] había imaginado realizar (2001: 14) 5- Explique el sentido del título de la novela. El título La astucia de la razón nos remite al filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel, quien entiende que “todo lo real es racional”. Por lo tanto, luego de la lectura de la novela de Feinmann podemos entender que la operación que se realiza narrativamente propone a los personajes como vehículos para la realización de esa totalidad llamada realidad. Ellos encarnan las ideas, por eso mismo para Pablo vivir sin Hegel es vivir sin la razón. Inmersos en una profunda crisis identitaria como la producida por la dictadura militar argentina, cuerpo e historia conforman una unidad material e ideológica (2006: 157). La pasión individual se transforma en colectiva, la convicción colabora con la razón para llevar a cabo lo real, que siempre es racional. La razón utiliza a los cuerpos para materializarse en el mundo real. BIBLIOGRAFÍA • De Grandis, Rita (2006) Reciclaje cultural y memoria revolucionaria. Buenos Aires: Editorial Biblos. • Feinmann, José Pablo (2001) La astucia de la razón. Buenos Aires: Grupo editorial Norma. Trabajo práctico realizado por Gonzalo Farfán para la Cátedra de Problemáticas de las literatura argentina e hispanoamericana de la carrera de Letras de la UNSa.

martes, 17 de octubre de 2023

Jorge Luis Borges, el lector de Dante

Ponencia presentada el 11 de octubre de 2023 en el Seminario Dante Alighieri, Precursor del Renacimiento y del Humanismo Cristiano Organizado por la Universidad Católica de Salta Jorge Luis Borges, el lector de Dante Esp. Rafael F. Gutiérrez Introducción: La presencia de Jorge Luis Borges en el centro del canon de la literatura universal es atestiguada por el polémico Harold Bloom (1994), que a su vez demuestra la particular operación transgresora del escritor sobre modos de lectura, pues que un crítico argentino sienta la necesidad de apoyar su opinión en teóricos o críticos norteamericanos es una práctica habitual, pero la acción inversa es muy escasa. En el mismo sentido, su presencia en la literatura argentina ha quedado como una marca registrada, a tal punto de que es uno de los escritores argentinos con mayor difusión en el mundo entero, ligado inconfundiblemente a nuestra literatura y si hay un rasgo que lo destaca es su presunción de lector, más que de escritor. Justamente, esa capacidad de lectura es todo un desafío para los exégetas de su escritura porque un breve recorrido por su biografía nos da cuenta de todas las bibliotecas a las que tuvo acceso y que fueron la fuente de su producción que él mismo calificó de reescritura, atribuyéndose la incapacidad de producir ideas propias, limitándose a reiterar lo que otros ya habían escrito. En esa vasta historia de lecturas, Jorge Luis Borges dio cuenta de una profunda lectura de La Divina Comedia a la que refiere en varios de sus textos de modo más o menos explícito, ya que le dedicó una de sus conferencias, conocidas como Siete noches (1980), y un ciclo que fue compilado con el título de Nueve ensayos dantescos (1982). Por lo tanto, en esta ponencia nos proponemos hacer un recorrido por los distintos textos de Jorge Luis Borges que abrevan en la inmortal obra de Dante Alighieri, buscando exponer los modos en que realiza la operación de reescritura, constituyente fundamental de la construcción textual borgeana. Los libros con citas y referencias directas El Tomo I de las Obras Completas de Jorge Luis Borges fue publicado en 1969 por pedido de la Editorial EMECE, por lo cual el autor realizó un trabajo de corte y corrección, eliminando textos de los que se arrepentía y dando unidad a una dispar obra que se iniciaba en la década del 1920. Entre ellos rescata El Aleph de 1949 y un libro reciente a esa edición, El hacedor. El Aleph toma el título del penúltimo cuento del libro, en el que Borges relata su encuentro con el poeta Carlos Argentino Daneri, que ha emprendido la tarea de escribir un poema que de cuenta de la totalidad de la tierra. Jorge Luis Borges es el narrador personaje en ese cuento, por lo que expresa sus opiniones sobre la obra del poeta, realizándonos confidencias de las que no participa su interlocutor cuya egolatría ante su producción literaria es fácilmente reconocible. Ya el crítico Carlos Gamerro (2016) se ha explayado sobre el nombre de Dante Alighieri cifrado en el de Carlos Argentino Daneri. Lo curioso es que se trata más bien de una parodia, porque para Borges, este escritor sería una copia degradada de su predecesor italiano, soslayando una crítica a la mala costumbre argentina de copiar sin entender. La obra de Carlos Argentino Daneri es un intento inútil por lograr un poema totalizador porque el lenguaje humano carece de esa capacidad, lo que entendió perfectamente Dante cuando dio cuenta del orden universal a través de los tropos literarios que son los únicos capaces de llevar el lenguaje humano a un más allá de su literalidad y referencialidad. El hacedor está dedicado a Leopoldo Lugones con una dedicatoria fechada el 09 de agosto de 1960 en Buenos Aires, es un libro de cuentos de diversa extensión, algunos muy breves y otros que llegan a dos páginas, y poemas. Entre ellos está el cuento “El hacedor” que da nombre al libro y que fusiona la historia del poeta de Homero con la autobiografía ideal del autor. Asimismo, al final del libro está el poema “Arte poética” en el que podemos encontrar las claves fundamentales de la escritura de Borges, cuya referencia a la literatura clásica griega se hace evidente. Un breve cuento, de tres cuartos de página, está titulado “Paradiso, XXXI, 108”. Es una cita de un verso muy preciso de la Divina Comedia que, en la traducción de Ángel Crespo, dice “¿era como veo la faz vuestra?”, la que lleva al escritor a remontar su reflexión a la obra del historiador romano Diodoro Sículo (Sicilia, siglo I A.C.) que “…refiere la historia de un dios despedazado y disperso.” (Borges, 1960, p.800) y, desde ese escritor pagano en adelante, establece una genealogía de buscadores del rostro de Dios encarnado en Cristo, pero cuyos rasgos se han desdibujado, como parte de un plan divino de mostrarnos que el verdadero rostro no es uno sino múltiple y que en nuestra limitación humana no podemos dar cuenta del Él. En el mismo libro hay otro breve cuento de no más de media página, titulado “Infierno, I, 32”, que alude al verso traducido como “un leopardo liviano allí, surgía” y que Borges sitúa prisionero a finales del siglo XII, pero cuya miserable existencia se justifica dentro del plan Divino que le es revelado al animal, aunque no logre comprenderlo; de modo análogo considera que la existencia de Dante también se justifica en ese plan, aunque el autor de la Divina Comedia no logre entender cabalmente su papel en esa trama que los excede; de la misma manera en que el mismo Borges, atisba en la imagen del Leopardo y de la obra de Dante una clave que le haga comprender su propio destino en el plan universal. Aún mucho más elaborada es la presencia de la Divina Comedia en el “Poema conjetural”, que poetiza la terrible muerte de Francisco Narciso de Laprida, por lo que se trata de una referencia en un hecho muy puntual de la historia argentina, aparentemente distante en tiempo y espacio con los hechos literaturizados por Dante. Sin embargo, la mente borgeana es cara a las simetrías que desafían esas dos dimensiones y en la primera estrofa establece el parangón de la muerte del prócer nacional con “aquel capitán del Purgatorio” que alude a Federico III de Montefeltro, cuyo cadáver tampoco fue encontrado después de la batalla. En definitiva, en las tres citas de la Divina Comedia que dan pie a dos cuentos o que se inserta en un poema en el libro El hacedor, son una muestra de la capacidad lectora de Jorge Luis Borges que dispara una múltiple red de relaciones con otros textos que derivan en una reflexión sobre la existencia humana y las limitaciones que tenemos para comprenderla. Otros tomos de citas El éxito que tuvo ese voluminoso compendio de mil ciento cuarenta y cinco páginas y dado que el autor había continuado con una producción escrituraria, es que ante su muerte la Editorial EMECE encaró un segundo tomo que se publicó en 1989, bajo el cuidado de María Kodama y en 1992 el periodista Osvaldo Ferrari publicó las entrevistas que le había hecho al poeta, bajo el título Diálogos. En ese nuevo volumen, se publicaron como libros ciclos de conferencias que dio Jorge Luis Borges, por ejemplo en 1977 había pronunciado en Buenos Aires una serie de exposiciones sobre temas de variado interés, pero que había comenzado con “La Divina Comedia”. Esa opción de inicio se debe a que revela su método de lectura, que parte del puro placer de indagar en aquellos textos que desafían su atención porque lo llevan a cuestionamientos trascendentales a partir del prosaico mundo cotidiano. El autor de El hacedor, en varias ocasiones, dijo que todas sus lecturas fueron guiadas por el placer y en su conferencia comienza con la anécdota de cómo se le reveló una lengua que desconocía a través de un texto que lo maravilló y al cual conectó con otros en una red de lectura intertextual, sin que por ello la conferencia se aleje de una reflexión interpretativa del valor narrativo y especulativo de la obra de Dante. El mismo tomo, recoge el libro La cifra de 1981 en el que aparece nuevamente un poema que hace la cita directa de un verso de La Divina Comedia, es “Infierno V, 129”, verso que al quedar aislado se vuelve enigmático “y, alzando el dedo: ‘Atiende: cuando herido”, pues se trata de una cita incompleta sin que siquiera se sepa en qué situación se produce el acto de levantar el dedo e iniciar una sentencia que se concluye en la frase que sigue en el verso siguiente. El poema de Jorge Luis Borges realiza el juego especular que remite hacia el infinito de imagen y réplica, de lector y leído, de destino particular que son todos los destinos, en el que los amantes, Paolo y Francesca, son todos los amantes, tanto el poeta que reescribe su historia como los lectores que estamos leyéndolo. La admiración de Jorge Luis Borges por la Divina Comedia de Dante Alighieri llega a su máxima expresión en el libro Nueve ensayos dantescos, publicado en 1982. En él están reunidos bajo nueve títulos reflexiones de diversa extensión sobre distintos aspectos de la obra de Dante o que le sugieren distintos temas relacionados con la factura de la Divina Comedia. Si en la conferencia que le precede, bajo el título “La Divina Comedia”, que abordamos un poco antes, no vuelve sobre su particular historia de la relación con el idioma, pero sí se hace evidente en el tratamiento al comenzar con alusiones al idioma inglés, a través del que tuvo el primer acceso al texto italiano. Lo que reitera en su Autobiografía publicada en 1999 por una traducción de Normann Thomas Di Giovanni. Durante un par de horas diarias, mientras viajaba en tranvía, leía La Divina Comedia ayudado hasta el “Purgatorio” por la traducción en prosa de John Atken Carlyle. Después continué el ascenso solo. (Borges- Di Giovanni, 1999: 108) Asimismo, muestra en estos ensayos que su manejo del italiano es más fluido, pues si bien confesó que para él la primera revelación del idioma fue por el italiano de Dante, luego abordó textos de otros autores, de tiempos muy dispares, como lo que le sucedió con Benedetto Croce, a quien estudió y con el que discrepó en algunos aspectos sobre la interpretación de la lengua y los tropos. La exposición comienza con un “Prólogo”, en el que proyecta una imagen muy figurativa del valor que le otorga a la obra de Dante dentro de la historia de la cultura universal, deteniéndose en el valor de los recursos literarios empleados por Dante Alighieri para componer la Divina Comedia, que generan una potencialidad en lenguaje, llevando a una revelación que se enriquece con cada lectura, aún para el mismo Borges como lector y relector. Para destacar ese aspecto cita algunos abordajes críticos con los cuales dialoga y discrepa, como por ejemplo con la lectura que realizó Frederich Nietzche, considerándola muy empobrecedora: … en El crepúsculo de los ídolos (1888) ha amonedado esa opinión en el atolondrado epigrama que define a Dante como “la hiena que versifica en las sepulturas”. La definición, como se ve, en menos ingeniosa que enfática; debe su fama, su excesiva fama, a la circunstancia de formular con desconsideración y violencia un juicio común. Indagar la razón de ese juicio es la mejor manera de refutarlo. (Borges,1989; p.346) La profusión de descalificaciones sobre la opinión del autor de El crepúsculo de los ídolos es una muestra elocuente de la molestia que sintió el admirador de la Divina Comedia. En las entrevistas realizadas por Osvaldo Ferrari hay una titulada “Dante, una lectura infinita”, en la que Borges reitera su fascinación con La Divina Comedia y se pregunta cómo pudieron escribir en Italia después de esa obra. Además realiza una autocrítica a sus conferencias y se excusa porque su ceguera le impidió revisar la publicación de los textos. Asimismo el diálogo revela que leyó y releyó la obra de Dante a través de distintas ediciones y traducciones, prestando atención a los diferentes comentarios que inicialmente fueron teológicos hasta llegar a los más contemporáneos referidos al contexto y al análisis literario. Conclusión Jorge Luis Borges ha pasado a la historia de la literatura como un escritor que fundó su originalidad en su paradójica declaración de que carecía de originalidad y como prueba de ello se dedicó en evidenciar en sus textos las fuentes de las cuales se nutría para escribir. Esa tarea de reescribir, reseñar, citar y amalgamar diversas fuentes discursivas lo hicieron muy difícil de abordar y, por lo tanto, apreciado como un desafío para los lectores que veían en él una coronación de la cultura que se redefinía a sí misma, citándose y parodiándose para darse una nueva vitalidad. Entre los textos a los que volvió asiduamente como punto de partida de su reescritura, Jorge Luis Borges siempre declaró su preferencia por La Ilíada, La Odisea y Las mil y una noches, aunque encontramos otras recurrencias que se derivan de esos textos y es lo que sucede con la Divina Comedia, pues el agudo lector reconoció prontamente cómo Dante Alighieri reescribió a los clásicos, desde La Ilíada y La Odisea, hasta su tiempo, pasando por la mitología clásica, los filósofos griegos y latinos, hasta llegar a la filosofía patrística y tomista que estaban en vigencia en su tiempo, a la par que aludía a episodios de su tiempo, fácilmente reconocibles para los primeros receptores de su obra. Tal como decía Jorge Luis Borges, las lecturas no deben hacerse por obligación sino por placer y ese placer se produce cuando se legra en feliz encuentro entre un texto y su lector. Podemos asistir a esa felicidad al recorrer la lectura realizada por Jorge Luis Borges de la obra de Dante, maravillándonos y deleitándonos del encuentro entre una obra y su lector, abriéndonos a nosotros otras posibilidades de indagación y lectura.   Bibliografía Alighieri, Dante (1982), Divina Comedia, Tomo I, Buenos Aires, Hyspamérica. Alighieri, Dante (1982), Divina Comedia, Tomo II, Buenos Aires, Hyspamérica. Bloom, Harold (2021), El canon occidental, Barcelona, Anagrama. Borges, Jorge Luis (1987), Obras completas, Tomo I, Buenos Aires, EMECÉ. Borges, Jorge Luis (1989), Obras completas, Tomo II, Buenos Aires, EMECÉ. Borges, Jorge Luis (1999), Autobiografía (Traducción de Norman Thomas Di Giovanni), Buenos Aires, El Ateneo. Ferrari, Osvaldo (1992), Diálogos con Jorge Luis Borges, Buenos Aires, Seix Barral. Gamerro, Carlos (2016), Borges y los clásicos, Buenos Aires, Eterna Cadencia.

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Otros cien videos grabados por Rolando Revagliatti con poemas y otros textos de numerosos escritores (desde el 301 hasta el 400), disponibles en la plataforma www.arcoiris.tv. 301: El 22.6.23 tres poemas del libro ‘La experiencia concreta’ de César Cantoni: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/56113/ 302: El 26.6.23 poema ‘Soneto de repente’ de Lope de Vega: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/56268/ 303: El 27.6.23 nueve poemas del libro ‘Alcanfor’ de Claudia Schvartz: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/56293/ 304: El 27.6.23 siete poemas del libro ‘Los últimos tres años’ de Jorge Fondebrider: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/56294/ 305: El 27.6.23 poema ‘Sonatina’ de Celedonio Esteban Flores: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/56295/ 306: El 27.6.23 dieciséis poemas del libro ‘El alfil rojo’ de Ana Romano: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/56296/ 307: El 27.6.23 dos poemas de Pedro Bonifacio Palacios (Almafuerte): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/56297/ 308: El 29.6.23 poema ‘Un poco de amor francés’, letra de un rock de Carlos Alberto Solari (Indio Solari): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/56403/ 309: El 29.6.23 dos poemas del libro ‘Molestando a los demonios’ de Daniel Samoilovich: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/56404/ 310: El 30.6.23 poema ‘Trabajar cansa’ del libro ‘Trabajar cansa’ de Cesare Pavese (traductor: Jorge Aulicino): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/56440/ 311: El 30.6.23 siete poemas del libro ‘El vicio del vacío’ de Giovanni Catelli (traductor: Pablo Ingberg): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/56441/ 312: El 30.6.23 un poema de Tzur Gueta, otro de Nadav Linial y otro de Odeya Rosenak (traductor: Gerardo Lewin): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/56442/ 313: El 30.6.23 poema ‘Las cuarenta’, letra de un tango cuyo autor es Francisco Gorrindo: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/56443/ 314: El 30.6.23 tres poemas del libro ‘Baladas (aires tristes cifras estilos milongas)’ de Simón Esain: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/56444/ 315: El 5.7.23 poema ‘Cadena del Delta’ del libro ‘Estaciones del yo’ de Cristina Piña: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/56638/ 316: El 5.7.23 cinco poemas del libro ‘Agua negra la noche. Diario humanar del endecasílabo’ de Luis O. Tedesco: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/56639/ 317: El 5.7.23 tres poemas de Haidé Daiban: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/56640/ 318: El 6.7.23 cinco poemas del libro ‘Láudano’ de Marizel Estonllo: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/56686/ 319: El 6.7.23 dos poemas del libro ‘El trabajo de las horas’ de Pablo Anadón: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/56687/ 320: El 6.7.23 dos poemas del libro ‘Obras completas inéditas’ de Dalmira del Carmen López Osornio de Fernández Moreno: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/56688/ 321: El 6.7.23 un poema de Raúl Orlando Artola, otro de Susana Lobo Mayorga y otro de Francisco Romano Pérez: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/56689/ 322: El 6.7.23 ‘Llamarada pasional’, letra de un tango cuya autora es Tita Merello: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/56690/ 323: El 6.7.23 diez poemas del libro ‘Los signos de la presencia. Lírica en Verso’ de Daniel Gayoso: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/56691/ 324: El 6.7.23 dos poemas del libro ‘Estaciones del yo’ de Cristina Piña: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/56692/ 325: El 17.7.23 cuatro poemas del libro ‘Ojos de huella’ de Daniel Barroso: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57081/ 326: El 17.7.23 fragmento del cuento ‘Vía muerta’, del libro ‘Circulo en la plaza’ de Maximiliano González Jewkes: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57082/ 327: El 17.7.23 seis poemas del libro ‘Imágenes demoradas’ de Norma Starke: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57083/ 328: El 17.7.23 dos poemas de Joan Margarit (traductor: Jonio González): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57084/ 329: El 18.7.23 cinco poemas del libro ‘Todos los días el día’ de María Cristina Sorrentino: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57112/ 330: El 18.7.23 ‘El temblor’, microrrelato de Mario Capasso: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57113/ 331: El 18.7.23 ‘El fin’, poema de Jim Morrison (traductor: Jorge Aulicino): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57114/ 332: El 18.7.23 un capítulo de la novela ‘El Lungo’ de Maximiliano González Jewkes: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57115/ 333: El 19.7.23 cuatro poemas del libro ‘Fred Astaire baila’ de Alicia Márquez: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57160/ 334: El 20.7.23 poema ‘Qué doloroso es amar’ de Leonor de Aquitania: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57204/ 335: El 20.7.23 tres prosas poéticas del libro ‘Elucubraciones de un flâneur’ de Flavio Crescenzi: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57205/ 336: El 20.7.23 dos poemas del libro ‘El grillo’ de Conrado Nalé Roxlo: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57206/ 337: El 20.7.23 un poema de Elisabet Cincotta, otro de María del Mar Estrella y otro de Alfredo Luna: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57207/ 338: El 20.7.23 cuatro poemas del libro ‘La mujer del samurái’ de Alejandro Méndez Casariego: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57208/ 339: El 21.7.23 cuatro poemas del libro ‘Irse por las ramas’ de Olga Edith Romero: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57249/ 340: El 21.7.23 tres poemas del libro ‘Vulnerario’ de Daniel Battilana: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57250/ 341: El 21.7.23 dos poemas del libro ‘Versos de Negrita’ de Baldomero Fernández Moreno: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57251/ 342: El 21.7.23 poema ‘Haré un verso sobre absolutamente nada’ de Guillermo IX Duque de Aquitania: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57252/ 343: El 24.7.23 cuatro poemas de la antología ‘Uvas y otros poemas’ de D. H. Lawrence (traductora: Carmen Vasco): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57344/ 344: El 24.7.23 dos poemas del libro ‘Exhumación’ de Paul Auster (traductor: Fernando G. Toledo): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57345/ 345: El 24.7.23 poemas del libro ‘Música errante’ de Cecilia Galeano: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57346/ 346: El 24.7.23 ‘La fulana’, letra de una milonga cuyo autor es Alberto Mastra: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57347/ 347: El 24.7.23 poemas del libro ‘Primera bondad de la sombra ‘ de Gabriela Troiano: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57348/ 348: El 25.7.23 tres poemas del libro ‘Tiananmén’ de Ivo Maldonado: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57391/ 349: El 25.7.23 poema ‘Umbría’ del libro ‘Ascensión de lo leve’ de Stella Maldonado: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57392/ 350: El 25.7.23 dos poemas de la antología ‘Uvas y otros poemas’ de D. H. Lawrence (traductora: Carmen Vasco): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57393/ 351: El 25.7.23 poema ‘S. A. 1911-1979’ del libro ‘Afrontando las consecuencias’ de Paul Auster (traductor: Fernando G. Toledo): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57394/ 352: El 25.7.23 ‘Volvió una noche’, letra de un tango cuyo autor es Alfredo Le Pera: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57395/ 353: El 1.8.23 siete poemas del libro ‘La envoltura’ de Raquel Sinelli: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57652/ 354: El 1.8.23 cinco prosas poéticas del libro ‘Esto que ha secas llamamos patria (Compendio práctico y teórico)’ de Santiago Espel: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57653/ 355: El 1.8.23 cuatro poemas del libro ‘Los ojos de Sasha o El fin de un sueño rojo’ de Andrés Bohoslavsky: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57654/ 356: El 3.8.23 cuatro poemas del libro ‘Sapo que no se traga’ de Amalia Pérez: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57731/ 357: El 3.8.23 tres poemas del libro ‘Husos del no’ de Ricardo Ruiz: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57732/ 358: El 3.8.23 tres poemas de Marina Colasanti (traductora: María Teresa Andruetto): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57733/ 359: El 3.8.23 ‘Algo contigo’, letra de un bolero cuyo autor es Chico Novarro: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57734/ 360: El 4.8.23 ‘Para hacer el retrato de un pájaro’, poema de Jacques Prévert (traductora: Eugenia Cabral): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57779/ 361: El 4.8.23 cinco poemas del libro ‘Tornasol’ de Rita Kratsman: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57780/ 362: El 4.8.23 tres estrofas del libro ‘Santos Vega’ de Rafael Obligado: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57781/ 363: El 10.8.23 ocho poemas del libro ‘Viene junto con’ de Rolando Revagliatti: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57986/ 364: El 10.8.23 doce poemas del libro ‘Bitácora’ de Graciela Chisty: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57987/ 365: El 10.8.23 tres poemas del libro ‘Personajes’ de Horacio Pérez del Cerro: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57988/ 366: El 10.8.23 seis poemas del libro ‘Las aves que nos miden’ de Romina Funes: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57989/ 367: El 10.8.23 seis poemas del libro ‘Magari’ de Hugo Patuto: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/57990/ 368: El 11.8.23 dos microficciones de Pedro M. Martínez Corada: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58027/ 369: El 11.8.23 poema ‘La bella dama sin piedad’ de John Keats (traductora: Marina Kohon): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58028/ 370: El 11.8.23 siete poemas del libro ‘El diván de la puerta dorada’ de Luisa Futoransky: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58029/ 371: El 11.8.23 fragmento de la novela ‘La madre patria’ de Maximiliano González Jewkes: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58030/ 372: El 11.8.23 un poema de Meng Hao-Jan, otro de Wang Wei y otro de Li Po (traductor: Esteban Moore): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58031/ 373: El 11.8.23 cinco poemas del libro ‘Las tumbas del yo’ de Horacio Castillo (h): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58032/ 374: El 14.8.23 poema ‘Las dos linternas’ del libro ‘Doloras’ de Ramón de Campoamor: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58141/ 375: El 14.8.23 cinco poemas del libro ‘El libro de las hormigas’ de María Rosa Maldonado: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58142/ 376: El 14.8.23 cinco poemas del libro ‘Perro de laboratorio’ de Santiago Sylvester: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58143/ 377: El 14.8.23 poema ‘Ojos’ del libro ‘A mar mío’ de David Wapner: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58144/ 378: El 16.8.23 poemas de Isabel Rezmo, Orlando V. Pérez Cabrera, María Estela Guedes: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58186/ 379: El 22.8.23 cuatro poemas del libro ‘Espejos rotos’ de Norberto Barleand: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58374/ 380: El 22.8.23 seis poemas del libro ‘Escaparates’ de Paulina Juszko: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58375/ 381: El 22.8.23 seis poemas del libro ‘Andares’ de César Bisso: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58376/ 382: El 24.8.23 ‘Desencuentro’, letra de un tango de Cátulo Castillo: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58445/ 383: El 24.8.23 tres poemas del libro ‘Noche cerrada’ de Alicia Grinbank: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58446/ 384: El 24.8.23 cinco poemas del libro ‘Reina’ de Gustavo Tisocco: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58447/ 385: El 24.8.23 tres poemas de Mirta Susana Biedma: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58448/ 386: El 24.8.23 tres poemas del libro ‘El dulce daño’ de Alfonsina Storni: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58449/ 387: El 24.8.23 ‘Afiche’, letra de un tango de Homero Expósito: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58450/ 388: El 30.8.23 microficción ‘Alivio’ de Guillermo Fernández: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58578/ 389: El 30.8.23 tres poemas de Sylvia Plath (traductora: Griselda García): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58579/ 390: El 30.8.23 ‘Construcción’, letra de una canción de Chico Buarque: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58580/ 391: El 30.8.23 seis poemas del libro ‘Exilio en sepia’ de Marita Rodríguez-Cazaux: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58581/ 392: El 30.8.23 la primera parte de la ‘Tercera carta de amor’ de Sor Mariana Alcoforado (La Monja Portuguesa): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58582/ 393: El 4.9.23 cinco poemas de Mao Tse Tung: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58754/ 394: El 4.9.23 cuatro poemas del libro ‘Estación de nosotros’ de Alberto Boco: https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58755/ 395: El 4.9.23 dos poemas gauchescos del libro ‘Paja brava’ de José Alonso y Trelles (El Viejo Pancho): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58756/ 396: El 4.9.23 cinco poemas del libro ‘Diario de prisión’ de Ho Chi Minh (traductor: Félix Pita): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/58757/ 397: El 12.9.23 dos poemas de Kim Addonizio (traductora: Marina Kohon): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/59038/ 398: El 12.9.23 dos poemas de Denise Levertov (traductora: Diana Bellessi): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/59039/ 399: El 12.9.23 nueve poemas de Giovanni Catelli (traductor: Pablo Ingberg): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/59040/ 400: El 12.9.23 ‘Alborada’, poema del libro ‘Fragmentos desde el frío’ de Paul Auster (traductor: Fernando G. Toledo): https://www.arcoiris.tv/scheda/it/59041/ https://www.arcoiris.tv/fonte/Rolando%20Revagliatti/ Rolando Revagliatti Se agradece, desde ya, por la difusión de este detalle y se autoriza la eventual incorporación de algunos videos a revistas-e, sitios web, redes sociales, etc.