La deuda
interna del menemismo
Relación del
ensayo con el discurso histórico e ideológico
Carina
Noelia Martínez Aguilar
Introducción
En el siguiente trabajo
se analizará el ensayo “La deuda”[1]
de la argentina Beatriz Sarlo a partir de dos características fundamentales del
género. La primera, que este tipo de texto, por su carácter crítico, recrea la
esencia del tema o personaje al que refiere. La segunda, que estos escritos se
basan y muestran claramente un punto de vista sobre el tema o una visión del
mundo determinada, perteneciente al autor.
Es decir, se mostrará el
discurso histórico en “La deuda” por la recreación de una situación determinada
de la historia argentina. Y a su vez, se rescatará la visión del mundo que
sostiene Beatriz Sarlo en este ensayo.
El ensayo seleccionado
para este trabajo se encuentra en el libro Tiempo
presente… del año 2010, donde se recompilan diferentes textos de la autora.
Sin embargo, originalmente fue publicado en la revista Página 30 en 1997.
El menemismo
desde la izquierda
A partir de Amelia Royo, que
retoma diferentes teorizaciones sobre el género como la de Georg Luckács, puede
decirse que el carácter crítico del ensayo parte de la realidad en tanto que se
apoya en el objeto sobre el que se escribe. De ahí que habla de “verdad”; este
concepto en el ensayo se asimila al de parecido: “se aproxima a la verdad
cuando capta la esencia y logra, por la escritura, una <<sugestión de vida>> en la recreación del personaje o motivo” (Royo, 2009: 22). Así, pueden
rastrearse en el escrito de Beatriz Sarlo las marcas que permiten hablar de su
referencia al menemismo[2],
el discurso histórico que se inscribe en él, no sólo porque se produce en este
contexto sino también por ser el tema del texto. Puesto que la postura crítica
sobre el contexto histórico implica una visión del mundo desde la cual se produce,
puede trabajarse esta característica de los ensayos de forma paralela a la
mencionada anteriormente, en “La deuda”. Entonces, es conveniente describir
desde dónde parte la opinión de Beatriz Sarlo.
La autora nació en Buenos
Aires en 1942; enseñó literatura argentina en la Facultad de Filosofía y Letras
de la Universidad de Buenos Aires y dictó cursos en diferentes universidades
norteamericanas. Actualmente escribe ensayos para una gran variedad de revistas
y diarios, principalmente La nación y
trabaja en Radio Mitre. Debido al reconocimiento internacional que tiene, tanto
por su desempeño académico como por la difusión de sus libros en diferentes
idiomas, es una intelectual cosmopolita, internacional, como caracteriza
Jorgelina Corbata a los intelectuales de los años 80 y 90. Desde 1978 hasta
2008, Sarlo, dirigió la revista cultural y política Punto de Vista[3]
junto con algunos dirigentes de Vanguardia Comunista. En esta revista buscan
vincular la crítica literaria con la política y la cultura, así que Judith
Podlubne asegura que Sarlo se interesa, en su tarea intelectual, por “pensar
las relaciones entre literatura y
sociedad, entre vanguardia estética y
revolución política, entre cultura y
política, entre crítica cultural e
intervención pública” (1998: 102). Es decir, su trabajo va más allá del estudio
sobre la literatura y se nutre de ideales socialistas en la búsqueda de acercar
los bienes intelectuales a la sociedad.
En esta línea se inscribe
Tiempo presente – notas sobre el cambio
de una cultura. Ya el título lo indica: se centra en el cambio de la
cultura argentina. A lo largo de todo el libro, los diferentes ensayos abarcan
temas políticos, sociales y culturales. Pasan por temas de interés general y
gran resonancia en la época: la dictadura y la memoria, la construcción de
shoppings, el consumismo, la educación, la prostitución, el travestismo, el rol
de los intelectuales, la pobreza, la violencia y la inseguridad, entre otros.
Sarlo, en este caso, no se enfoca en la literatura sino en la sociedad y la
política de fines de siglo XX y principios de siglo XXI.
La relación del ensayo
con el discurso histórico no debe basarse en el hecho de que fue escrito en
1997, siendo que el menemismo abarcó de 1989 a 1999, puesto que hay en él
marcas que la demuestran. Ya mirar su título, “La deuda”, lleva a pensar en
estos años de la Argentina en los que la gran preocupación de gobernantes y
ciudadanos fue la deuda externa del país. Sin embargo, la autora no habla de
esa gran deuda sino de otra más grave y menos vista: la interna, la del Estado
con los ciudadanos a quienes no les garantiza el cumplimiento de sus derechos
principales. En el texto: “el Estado no garantiza aquello que se había obligado
a garantizar para ser reconocido legítimamente como Estado” (2010: 15).
En esta última idea, que
el Estado debe garantizar el cumplimiento de los derechos de los ciudadanos, se
lee una marca de la postura ideológica de la autora. Se posiciona desde la
izquierda para criticar un gobierno peronista que llevó a cabo una serie de
medidas opuestas a lo que sostiene el peronismo, que favoreció a las grandes
compañías y perjudicó a los trabajadores y a la clase media-baja. Piensa en
contra de un modelo en el que el Estado no interviene y es deber de las
personas competir para mantener el nivel de vida mínimo deseado y lograr
mejoras económicas, es decir, en contra del capitalismo liberal.
Otra marca temporal de
“La deuda” es la mención de la dictadura
como algo ya pasado, es decir, que trata sobre los gobiernos democráticos
posteriores a ella. Al leer “Hace años no parecía posible escribir estas frases
en la Argentina” (Sarlo, 2010: 16) es claro que refiere a los años del Proceso
donde abundaba la represión y la censura. Más adelante lo especifica:
Cuando después de
dictaduras y aventuras nacionalistas la cuestión nacional parecía, en buena
hora, cerrada para siempre, ella reaparece bajo una forma elemental del reclamo
de nacionalidad: el pago de una deuda que es la condición de una sociedad a la
que entregamos parte de nuestras libertades para que ella exista y nosotros
existamos en ella como ciudadanos. (2010: 18)
En este fragmento no sólo refiere a
las dictaduras sino también a la guerra por Malvinas. En el libro toma tanto a
esta guerra como al Mundial de fútbol del ’78 como “aventuras nacionalistas”,
como los intentos de la sociedad por sentirse partes de una nación durante un
período signado por el miedo, la represión y la desinformación.
Aquí también puede leerse
una interpretación del Estado como un pacto, un contrato social para asegurar
la existencia de una sociedad y ciudadanos. Coincide con el planteamiento de
Hobbes, ya que las personas entregan sus libertades a esta sociedad para mantener
un orden donde se cumplan sus derechos. Pero en este caso, el ensayo presenta
una sociedad que entregó sus libertades y cuyos derechos están siendo violados.
De esto puede decirse que Beatriz Sarlo escribe como social-demócrata debido a
que reconoce la necesidad del Estado y sus instituciones, no promueve una
revolución violenta que lo destruya sino que le exige el cumplimiento de
aquello que le da legitimidad en su poder. De aquí que afirma: “Una sociedad no
se sostiene sólo en sus instituciones” (2010: 17) y “El Estado pierde las bases
de su legitimidad frente a los cuerpos destrozados por incumplimiento de un
pacto que nos hace a todos titulares de derechos” (2010: 18).
Por otro lado, el texto
comienza remarcando lo capitalista del contexto que critica: “Las naciones
modernas surgieron sobre la base de promesas: pertenecer a la nación quiso
decir ser titular de un crédito cuyo cumplimiento la nación debía garantizar.
Este crédito son nuestros derechos…” (2010: 15) Plantear los derechos como un
crédito que otorga la vida en sociedad y no como una característica propia,
intrínseca a los seres humanos, es la forma en que la autora expresa hasta qué
punto se extiende el capitalismo y el consumismo en argentina. Esto se debe a
que las reformas económicas y estatales del presidente Menem para solucionar la
crisis hiperinflacionaria fueron propias de un gobierno capitalista, es decir,
que el Estado perdió su intervención en la economía y se alejó de su rol de
garante de una calidad mínima de vida para toda la población. Lo sorprendente
de este hecho es que, como ya se dijo anteriormente, este gobierno se postulaba
como peronista y llegó al poder con las promesas de esa ideología aunque en la
práctica se desempeñó de forma diferente.
El texto abunda en descripciones
de quienes padecen esta deuda. Esto se corresponde con las características del
ensayo puesto que debe producir un efecto en el lector, busca convencerlo o
disentir con él. Así también, produce un efecto de verosimilitud que
complementa la referencialidad al discurso histórico. Estas descripciones son
también parte de su visión crítica que considera que debe revertirse la
situación de este sector de la sociedad y debe procurarse que no continúe en
generaciones siguientes. Por ejemplo:
Los cuerpos no mienten.
Hay decenas de miles de jóvenes sin dientes en las villas miseria que rodean
Buenos Aires. Hay decenas de miles de chicos que no comen todos los días,
panzones y achaparrados, raquíticos y vulnerables. Hay decenas de miles de
adolescentes que nunca salen de las manzanas de su barrio, por miedo, por
distancia cultural, por diferencia material. Otros miles dejan el barrio para
siempre y son los habitantes de la
noche, de los túneles, de los umbrales y los andenes. Esos cuerpos grabados por
la miseria quizás puedan recibir mañana un alimento que nunca compensará el que
no recibieron hoy. Los cuerpos están siendo maltratados, injuriados,
despreciados, sometidos. (2010: 16)
En el mismo
camino de mostrar a este sector desfavorecido describe los cuerpos de hombres,
mujeres, niños y ancianos; describe el alcoholismo, la drogadicción y violencia
que los rodean. Todo como consecuencia de la deuda, una búsqueda de identidad
puesto que esta deuda no les permite sentirse parte de la nación, así es que
“los cuerpos se rebelan en la violencia” (2010: 18).
Otra característica del género ensayo que puede analizarse en “La deuda”
es que está en un punto intermedio entre la literatura y la crítica, es decir,
es híbrido, combina diferentes
géneros. Así, en el fragmento anterior puede verse un uso del lenguaje que
sería inadecuado en una noticia o un informe sociológico o médico. La
reiteración de “hay decenas de miles” es marca de un lenguaje literario,
incluso poético. Más adelante este lenguaje sigue manifiesto: “Los pobres
tienen cuerpos sin tiempo (…) El tiempo ya ha pasado por completo sobre ellos:
han nacido, han crecido, han envejecido en el lapso en que un joven próspero
está entrando en la primera etapa de la madurez” (2010: 17). De esta forma
describe el desgaste, el alejamiento del sector pobre de la población que queda
encerrado en un círculo repetitivo donde generación tras generación padecen los
mismos sufrimiento, el mismo abandono. Porque la “deuda” abarca las condiciones
de vivienda, de alimentación, la imposibilidad de acceder a estudios y a
puestos de trabajo que les permitieran cambiar su situación. En este marco, la
caracterización de los derechos como un crédito es también muestra de un
lenguaje literario.
Conclusión
De esta forma se mostró cómo el ensayo de Beatriz Sarlo, “La deuda”,
manifiesta las características propias de su género y dialoga con el discurso
histórico al recrear la sociedad argentina, más específicamente la porteña, del
menemismo. Así también dialoga con el discurso ideológico de izquierda de la
autora, a partir del cual critica el gobierno mencionado. Por último, dialoga
con el lector, mediante un lenguaje literario que busca que reflexione sobre
esta situación.
Bibliografía
·
Sarlo,
Beatriz Tiempo presente - notas sobre el cambio de una cultura -2ª
ed.- Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2010 págs. 15-19.
·
“La
gran transformación, 1989-1999” en Romero, Luis Alberto Breve historia contemporánea de la Argentina. -3ª ed.- Buenos
Aires: Fondo de Cultura Económica, 2015, págs. 305-337.
·
“La
herencia de Contorno: Punto de Vista y El ojo mocho” en Pietro, Martín Breve
historia de la literatura argentina -1ª ed.- Buenos Aires: Aguilar, Altea,
Taurus, Alfaguara, 2011, págs. 436-438.
·
Royo,
Amelia “El discurso del ensayo” en Imposturas
del ensayo. Córdoba: Ediciones Recovecos, 2009, págs. 15-30.
·
Corbatta,
Jorgelina “Lo que va d eayer a hoy: releyendo a Beatriz Sarlo” en Feminismo y escritura femenina en
Latinoamérica. Buenos Aires: Corregidor, 2002
·
Podlubne,
Judith “El pensamiento de la crítica (Beatriz Sarlo y Horacio González)” en Boletín/6 del Centro de Estudios de Teoría y
Crítica Literaria, Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de
Rosario, 1998, págs. 99-115.
[1] En
Sarlo, Beatriz Tiempo presente - notas sobre el cambio de una cultura -2ª
ed.- Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2010 págs. 15-19.
[2]
Todo lo referido al menemismo en este trabajo fue tomado de “La gran
transformación, 1989-1999” en Romero, Luis Alberto Breve historia contemporánea de la Argentina. -3ª ed.- Buenos
Aires: Fondo de Cultura Económica, 2015, págs. 305-337
[3]
Para una descripción más detallada del papel de esta revista ver “La herencia
de Contorno: Punto de Vista y El ojo mocho”
en Pietro, Martín Breve historia de la
literatura argentina -1ª ed.- Buenos Aires: Aguilar, Altea, Taurus,
Alfaguara, 2011, págs. 436-438