miércoles, 29 de enero de 2025

“Contactos literarios entre China y Argentina”

“Contactos literarios entre China y Argentina” El siguiente texto es la transcripción de la conferencia pronunciada en la sala de Conferencias del Museo Histórico del Norte, el sábado 25 de enero de 2025, en adhesión a la muestra temporaria expuesta en el Museo “Presidente José Evaristo Uriburu” (Caseros 417 de Salta Capital). Presentación: Con motivo del inicio del año 4723 del dragón de madera y por la trayectoria que unen a la U.N.Sa. y la SADE con el Museo Histórico del Norte, desde el proyecto “Letras desde Salta para recuperar y compartir”, vamos a desarrollar un breve recorrido de los vínculos literarios entre la Argentina y China, a sabiendas de que en las últimas décadas en China ha crecido el interés por los escritores argentinos. En primer lugar quiero agradecer al Museo Histórico del Norte por brindar nuevamente el espacio para nuestro proyecto de extensión, en segundo lugar, voy a disculparme de antemano por mi torpe fonética al leer nombres y citas en lenguas extranjeras, en especial del chino que está mediado por representaciones ortográficas de variada procedencia y, finalmente, por mis limitados conocimientos del tema que han tenido la confianza de encomendarme. Introducción La presente conferencia forma parte de un trabajo exploratorio que, como docente de la cátedra de Literatura Argentina de la Escuela de Letras de la U.N.Sa., he asumido sobre la relación entre las literaturas argentina y china, dado que desde la década de 1950 hasta la actualidad hay una sostenida relación diplomática entre ambos países, lo que ha llevado a que en China se crearan cátedras de estudio sobre la cultura y la literatura en lengua castellana, que incluye a varios autores argentinos y, entre ellos, destaca la obra de Jorge Luis Borges que ha sido traducida al chino y editada en varias oportunidades. Aún nos queda como tarea pendiente hacer un trabajo recíproco y crear cátedras en las que leamos la literatura china. Quienes asistieron a las VII Jornadas intercátedras de la Facultad de Humanidades de intercambios de trabajos académicos, realizadas en la U.N.Sa. durante noviembre de 2022 habrán tenido la oportunidad de escuchar mi ponencia sobre “China en la obra de Borges”, por lo que es probable que les resulten reiterativos algunos pasajes de esta exposición; puesto que es ineludible como capítulo de los encuentros interculturales que vamos a tratar, aunque –aclaro- cuento con datos más recientes que no figuraban en aquella ponencia.   La breve historia de la literatura argentina frente a la vasta historia china La literatura argentina, tal como la conocemos, es –en términos históricos- de desarrollo muy reciente, pues si sus orígenes se remontan al período de la exploración y la conquista de los territorios de la cuenca del Plata, el Cuyum, el Tucumán y la Patagonia, a lo sumo podemos referir fechas del siglo XVI, mientras que para aquellos tiempos China ya tenía un desarrollo que se remontaba milenios antes. Durante la exploración y los primeros asentamientos en la cuenca del Plata, el Adelantado Pedro de Mendoza dejó una huella en la historia cultural porque en su equipaje trajo a las pampas -pobladas por naciones nómades de cazadores y recolectores- una biblioteca. Lamentablemente su primera fundación fue sitiada y pereció víctima del hambre mientras él ya se encontraba enfermo, incapaz de dirigir los destinos de los primeros pobladores de Buenos Aires. Como fue común a toda la literatura desarrollada durante esas etapas fundacionales, los escritores no eran profesionales sino circunstanciales, pues clérigos y expedicionarios alfabetizados tomaron la pluma para dejar constancia de sus experiencias. Así, en esa empresa pionera estaba el arcediano extremeño Martín del Barco Centenera que bautizó esas tierras con su obra La Argentina y conquista del Río de la Plata (1602). En ese panorama inaugural es insoslayable mencionar al soldado alemán Ulrich Schimdl, que volvió a Europa con el único patrimonio de sus memorias, que puso por escrito en el libro Viaje al Rio de la Plata (1567). El primer escritor nativo fue Martín del Barco Centenera que en 1612 completó La Argentina manuscrita, titulada así porque permaneció inédita hasta el siglo XIX, mientras que hubo que esperar hasta 1604 para que en Córdoba naciera nuestro primer poeta, Luis José de Tejeda y Guzmán, a quien le hiciéramos el año pasado un homenaje en la U.N.Sa. desde nuestro proyecto de Extensión y la SADE, en conmemoración de los 420 años de su natalicio. Esta incipiente literatura de escritores engendrados por la necesidad testimonial es muy valiosa para los argentinos e hispanoamericanos, pero no tiene comparación con la literatura que se escribía en las antípodas. Recién en el siglo XIX tuvimos un país que se fundó política y militarmente junto a un libro que reunió las poesías escritas durante la guerra de independencia, La lira argentina (1823). Patrimonio que acompañó en su viaje a Europa al joven Esteban Echeverría (1805-1851), quien en 1825 había sido becado por el gobierno de Bernardino Rivadavia para estudiar en Francia y a su regreso introdujo el romanticismo en Hispanoamérica. Después de las guerras civiles que siguieron a las de independencia, el país que ahora conocemos comenzó a tomar su forma con todos los componentes de una nación moderna, incluida una literatura. Los jóvenes novelistas y poetas de fines del siglo XIX se jactaban de escribir de acuerdo con las estéticas más recientes en Europa, pues se consideraban cosmopolitas con un fluido manejo del francés, el inglés e incluso el alemán, que ejercitaban en viajes a Europa y a las zonas por las que se habían expandido las potencias coloniales decimonónicas. Así, escritores como Eduarda Mansilla y su hermano Lucio, Miguel Cané, Eugenio Cambaceres y Eduardo Ladislao Holmberg, entre otros, incluían en sus escritos referencias a los diversos lugares que habían visitado. Entre ellos podemos destacar el libro editado en 2012 por María Rosa Lojo, Diario de viaje a Oriente (1850-51) y otras crónicas del viaje oriental de Lucio Víctor Mansilla, en el que el afamado escritor relata sus andanzas juveniles por Medio Oriente y la India. Siglo XX Cambalache En 1910 la República Argentina celebró su primer centenario de existencia como un país pujante que se perfilaba como una potencia mundial, por lo que invitó a dignatarios y autoridades de todo el mundo para mostrarse. Como parte de esos actos celebratorios la literatura tuvo su gran impulso con la creación de la primera cátedra de “Literatura argentina” a cargo de Ricardo Rojas, en la Carrera de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, pues ya había un corpus de creaciones que permitieran diferenciar una literatura nacional de la literatura española. Mientras eso acontecía en este joven país, la antigua China estaba sumida en un caos entre conflictos internos y la intervención de potencias extranjeras que alentaban esas discordias y sacaban réditos descomponiendo al milenario imperio, como prólogo de una sucesión de conflictos globales que concluyeron con la conformación de la República Popular China en 1948. Por la tanto China no participó de las celebraciones de “El Centenario”. China, situada en las antípodas de la Argentina, siempre ejerció una fascinación en la imaginación popular, pues las referencias a un lejano país en el que se había creado la seda, el papel, la imprenta, la brújula, la pólvora y que se guarecía detrás de una muralla inconmensurable alimentan aún hoy las más variadas fantasías. Debemos recordar que en Buenos Aires desde el siglo XIX los libros europeos eran vendidos en sus lenguas originales y reseñados y traducidos por entregas para los diarios locales, por lo que la novela de Julio Verne Las tribulaciones de un chino en China de 1879 fue uno de los accesos a través de la ficción al país de extremo oriente desde las últimas décadas del siglo XIX y entrado el siglo XX, integrando parte de la formación lectora de escritores tan destacados como Leopoldo Marechal, Roberto Arlt y Eduardo Mallea. El mismo Leopoldo Marechal escribió “Primer apólogo chino” y “Segundo apólogo chino” en su libro Cuaderno de navegación de 1966. Con el siglo XX nacieron escritores que dieron a la Argentina una proyección internacional por su escritura cosmopolita, entra las que destacan las de Jorge Luis Borges, Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares. Entre los Cuentos completos de Silvina Ocampo encontré en el libro Cornelia frente al espejo (1988): La begonia china De acuerdo a una leyenda china, una dama abandonada por su novio que ya no la quería pasó años sola, de pie, en un jardín, llorando, De sus lágrimas por fin creció la flor en el lugar que ella regó con sus lágrimas continuamente. Esa dulce flor apareció… Y para consolar su roto corazón fue la primera de todas la begonias. La seducía el gusto de sus lágrimas, y cuando apareció el novio, fielmente murió en el pasto en el lugar que ella misma regó con lágrimas. Pero la begonia con sus pétalos encendidos la recuerda. Poema narrativo en el que notamos la intención de remedar la forma y el ambiente chinos en la construcción del relato. En las mismas coordenadas temporales, un poeta desde Salta hacía oír su voz en el concierto de una literatura argentina dominada por la región rioplatense, y mostraba que sus lecturas no se remitían sólo a la tradición hispánica –como declaró en varias oportunidades- sino que se abría a un espectro más amplio. En la página 57 de su Antología poética (1952) Juan Carlos Dávalos publica un soneto inspirado en el clásico poeta chino Li Po: BEBER SOLO BAJO LA LUNA (Parafrasis de Li-Po, poeta chino del año 1000 de nuestra era.) Al pie del grave sauce que en mi jardín medita junto al arroyo claro, entre matas de flores brindo vino a la luna, que aguardaba mi cita y contando mis sombras somos tres bebedores. Más la luna, comprendo, mi invitación desdeña, ¿ni cómo haré que beba la tonta sombra mía? Ay, en buscar amigos mi corazón se empeña, hoy que la primavera desborda en mi alegría. Canto, la luna irónica mueve su calavera, danzo, mi sombra móvil prolongase en sigilo, y así jugamos juntos hasta que el vino opera. y cada cual, ya ebrio, se va a dormir tranquilo. Somos un trío eterno y un día, en otra esfera, a danzar volveremos en impecable estilo. Composición con la que retoma una forma tan trabajada en la lírica hispánica desde el silgo de oro español, en el que se ha formado, para reescribir motivos caros a la poesía del clásico chino, Li Po, construyendo un verdadero homenaje de escritor a escritor. Borges, el insoslayable Sin duda, Jorge Luis Borges es uno de los escritores argentinos más difundidos en el mundo entero, pues su manejo de varias lenguas y su inagotable capacidad de lectura lo llevaron a recorrer las más diversas culturas y distintos momentos de la historia, ficcionalizándolos en cuentos ensayísticos y en ensayos narrativos. Sin embargo hay un reconocimiento generalizado de que la literatura de Borges parte de la temprana lectura de una biblioteca anglosajona, pero por ello mismo no nos debe extrañar la presencia de la cultura china, porque tanto la Enciclopedia británica –de la que afirma que fue su iniciadora en el acceso al universo por los libros- como en los sinólogos británicos, el conocimiento del fascinante extremo oriente le fuera concedido. Tanto en su Autobiografía como en numerosas entrevistas, Jorge Luis Borges explicó que su acceso a la cultura letrada fue, primero, a través de una biblioteca familiar, mayoritariamente en inglés y, luego, por la biblioteca pública a la que asistía en compañía de su padre, eligiendo un tomo de la Enciclopedia británica para entretenerse mientras su Don Jorge Guillermo Borges preparaba sus clases. Luego su formación continuó en Europa donde tuvo acceso a otras lenguas como el alemán y el francés, además de continuar perfeccionando el inglés y el manejo de las lenguas clásicas. Todo ello acompañado de innumerables lecturas que prontamente alimentaron su vocación de escritor. El trabajo en los medios de prensa dio al joven Georgi la oportunidad de incursionar en la narrativa y lo hizo con lo que denominó “ejercicios narrativos”, bajo el título conjunto de Historia universal de la infamia. De ellos, en relación con el tema que nos interesa, vamos a destacar el relato de la vida de “La viuda Ching, pirata” (Tomo I p. 306). Ese ejercicio narrativo consistía en reseñar una historia poco conocida hasta ese momento en el mundo occidental, referida a la pirata más grande que registran las crónicas mundiales, pues su flota fue inmensa y llegó a establecer condiciones a los gobiernos cuyas armadas diezmaba en los mares de extremo oriente. La historia era tan extraordinaria que podía pasar perfectamente por una ficción que se permitía tamaña desmesura en cuanto a los acontecimientos, pero lejos de ser una invención, esos textos eran una expresión de la fascinación de Borges por los hechos que superan a la ficción. En el libro Otras inquisiciones (1952) rescata dos artículos publicado originalmente uno en 1950, “La muralla y los libros”, en el que compara la obra de Shih Huang Ti con la de César y premonitoriamente concluye “La muralla tenaz que en este momento, y en todos, proyecta sobre tierras que no veré, su sistema de sombras” (Borges, 1974: p.634). Y el otro es un comentario sobre una entrada de la Enciclopedia Británica, “El idioma analítico de John Wilkins”, en el que compara dicha empresa lingüística con la enciclopedia china Emporio celestial de conocimientos benévolos, cuya clasificación de los animales ha inspirado las reflexiones de filósofos como Michel Foucault y Jacques Derrida. Para nuestra situación de lectura, a principios del siglo XXI, Jorge Luis Borges es tanto un escritor de literatura fantástica como de narrativa policial, sin embargo si seguimos su desarrollo en el campo de las letras del siglo XX, fue todo un precursor, pues se atrevió a abordar modos de la escritura que no merecían apreciación académica como los relatos policiales o la ciencia ficción. Así fue que entre sus cuentos policiales, uno de los más famosos es “El jardín de los senderos que se bifurcan” (Tomo I p. 472), en el que buena parte de la trama se revela en torno a un diálogo entre el detective y un sinólogo que le explica un intrincado e incomprendido libro al que ha dedicado su vida para develarlo. Asombroso destino el de Ts'ui Pên -dijo Stephen Albert-. Gobernador de su provincia natal, docto en astronomía, en astrología y en la interpretación infatigable de los libros canónicos, ajedrecista, famoso poeta y calígrafo: todo lo abandonó para componer un libro y un laberinto. Renunció a los placeres de la opresión, de la justicia, del numeroso lecho, de los banquetes y aun de la erudición, y se enclaustró durante trece años en el Pabellón de la Límpida Soledad. A su muerte, los herederos no encontraron sino manuscritos caóticos. La familia, como usted acaso no ignora, quiso adjudicarlos al fuego; pero su albacea (un monje taoísta o budista) insistió en la publicación. Sin ánimos de perjudicar la lectura del cuento -para quienes no lo recorrieron- los personajes descubrirán que el libro y el laberinto son lo mismo; pero los dejo sólo con ese dato porque la trama policial es magistral y merece su relectura. En la página 153 del Tomo II de sus Obras completas encontramos un poema revelador del impacto de la cultura china en Jorge Luis Borges: Para una versión del I King El porvenir es tan irrevocable como el rígido ayer. No hay una cosa que no sea una letra silenciosa de la eterna escritura indescifrable cuyo libro es el tiempo. Quien se aleja de su casa ya ha vuelto. Nuestra vida es la senda futura y recorrida. Nada nos dice adiós. Nada nos deja. No te rindas. La ergástula es oscura, la firme trama es de incesante hierro, pero en algún recodo de tu encierro puede haber un descuido, una hendidura. El camino es fatal como la flecha pero en las grietas está Dios, que acecha. En el que expresa su admiración por el libro de las mutaciones, central para entender el pensamiento oriental, en el que, a diferencia de los libros fundantes de occidente –La epopeya de Gilgamesh, La Ilíada, La Odisea, la Eneida, la Biblia- no hay relatos, sino sentencias que pueden asociarse a partir de combinaciones resultantes de monedas, regidas por lo que los occidentales llamamos azar. En la página 332 del mismo tomo “El go” es un poema referido al juego de estrategia tan característico de China que, más allá de ser sólo un entretenimiento, es la clave de las estrategias militares que frustraron muchas veces a los militares occidentales: El Go Hoy, nueve de setiembre de 1978, tuve en la palma de la mano un pequeño disco de los trescientos sesenta y uno que se requieren para el juego astrológico del go, ese otro ajedrez del Oriente. Es más antiguo que la más antigua escritura y el tablero es un mapa del universo. Sus variaciones negras y blancas agotarán el tiempo. En él pueden perderse los hombres como en el amor y en el día. Hoy nueve de setiembre de 1978, yo, que soy ignorante de tantas cosas, sé que ignoro una más, y agradezco a mis númenes esta revelación de un laberinto que nunca será mío. Poema tremendamente revelador de su sabiduría porque, como buen hombre sabio, comprende que cada nuevo conocimiento es la revelación de lo que aún le falta aprender. Con la misma vocación de reseñador con que comenzó su actividad en el periodismo cultural, Jorge Luis Borges escribió el Libro de los seres imaginarios (1957), en el que registró a varios integrantes de la zoología fantástica china, entre ellos a “Animales de los espejos”, “El cien cabezas”, “El ciervo celestial”, “El Dragón chino”, “El Tao-T’Ieh”, “El unicornio chino”. El primero de la lista me resultó particularmente interesante porque refería una leyenda más amplia, por lo que lo busqué arduamente en Internet, pero todas las entradas me remitían a la misma referencia, por lo que llegué a creer –hasta ahora- que se trata de una invención borgeana, como un auténtico cuento chino. A su vez “El Tao-T’Ieh” cobró nueva actualidad para muchos por un acontecimiento de la ficción filmográfica, porque en la película “La gran muralla”, estrenada en 2016, se explica la construcción de una defensa descomunal para enfrentar a un enemigo no humano, a los Tao-T’Ieh, criatura de la mitología china que en la versión cinematográfica son presentados como una raza extraterrestre capaz de acabar con la humanidad. Para continuar con mis pasos de lector de la obra de Borges, en la Feria del Libro Universitario de Córdoba de 2024 pude adquirir el libro Borges, libros y lecturas, realizado por Laura Rosato y Germán Álvarez para “Ediciones Biblioteca Nacional”. Es el resultado de la recopilación de las anotaciones que hizo el mismo Jorge Luis Borges sobre los libros que donó a la Biblioteca Nacional. Acceder a esas glosas fue un lujo porque me permitió ver algunos de los recorridos del lector infatigable y atisbar de algún modo su forma de pensar y de escribir. Aunque es sólo una ínfima parte de sus lecturas, pues ya había fatigado varias bibliotecas en distintas partes del mundo antes de volver a la de Buenos Aires. Allí encontraron, sobre el libro The spirit of Chinese Philosophy de Yu Lan Fung, las glosas en inglés en los capítulos sobre los clásicos del confucianismo, de las escuelas místicas chinas y otros libros sobre los que realiza extensos comentarios comparándolos con otras lecturas de filósofos occidentales. Las notas las realizó en inglés porque a cada libro que glosa lo hace en su lengua correspondiente. El libro The Zen Teaching of Huang Po on the Transmission of Mind de Huang Po tiene sólo una pequeña nota de procedencia, por lo que no sabemos cuán profunda fue la lectura que realizó sobre este estudio; mientras que sobre el libro Buddhism de Christmas Humpheyrs hizo amplios comentarios sobre el budismo en China. Sobre Lao Tsé anota tres libros en inglés y dos alemán con amplias reseñas comparativas con los análisis de los sinólogos europeos. El libro traducido por Arthur Waley como Monkey del original de Wu Ch’Eng-En tiene notas en inglés de Leonor Acevedo, madre de Jorge Luis. En los comentarios Georgy hace varias glosas sobre las kalpas –como medida del tiempo- y sobre el budismo en China. Uno de los efectos de lectura que ocasionó la obra de Borges en China fue el asombro ante su comprensión de una cultura a la que no había visitado ni leído directamente a través de sus clásicos, pero con un recorrido por sus anotaciones comprendemos que su acceso a diferentes culturas se producía a través de una mente enciclopédica que formó a partir de su temprano ejercicio, cuando acompañaba a su padre a la biblioteca mientras preparaba sus clases, como dijimos al principio de este apartado. Por el contrario, para la difusión del inagotable lector en China, tuvo que esperar casi hasta el fin de su vida. Pues, según Aye Iñigo -en un artículo aparecido en el diario La Nación, en 1979- en la revista Literatura y arte extranjero por primera vez fueron publicados los cuentos “El jardín de los senderos que se bifurcan”, “El Sur”, “El Evangelio según San Marcos” y “Tigres azules”, traducidos por Wang Yangle, luego, en 1983, apareció en China el primer libro titulado Antología de cuentos de Jorge Luis Borges. En 1999, la Editorial Zhejaiang Literatura & Art Publishing House publicó la primera traducción de las Obras completas, que les fueron entregadas a María Kodama en el acto oficial de presentación. Los escritores latinoamericanos del Boom impactaron mucho entre los lectores chinos, con Borges encabezando la lista y seguido por Gabriel García Márquez. Aunque explayarnos sobre ese aspecto sería motivo de otra conferencia. Jorge Luis Borges forjó su vida en torno a la lectura, por lo que sus amigos lo fueron gracias a que compartían esa pasión que derivaba en largas charlas de sobremesa, fue así que junto a Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo participó de la selección de cuentos de diversa procedencia que publicaron como la Antología de la literatura fantástica (1965), en la que reunieron cuentos de distintos lugares del mundo y allí figuran “Sueño de la mariposa” de Chuang Tzu (300 AC), “El ciervo escondido” de Liehtsé (300 AC), “Historia de zorros” de Niu Chiao (siglo IX), “El encuentro” (Cuento de la dinastía T’ang), “El espejo de viento y luna” y “Sueño infinito de Pao Yu” de Tsao Hsue Kin (1719-1764), extraídos de Sueño del Aposento Rojo, “La sentencia” de Wu Ch’eng En (siglo XVI) y “La Secta del Loto Blanco” que -si bien fue redactado por un escritor alemán, el sinólogo Richard Wilhelm que lo publicó en su libro Chinesische Volksmaerchen en 1924- remeda el mismo efecto que los otros cuentos citados en la Antología. Más argentinos en China A partir de la década de 1950 la República Argentina estableció relaciones diplomáticas con la República Popular China y entre las delegaciones diplomáticas estuvieron incluidos escritores que, como resultado de sus viajes escribieron libros de sus experiencias o incluso tomaron aportes estéticos. Así Raúl González Tuñón escribió Todos los hombres del mundo son hermanos; Bernardo Kordon hizo la traducción desde el francés de “Tres cuentos fantásticos de la dinastía Tang” en la Revista Capricornio; Juan L. Ortiz realizó traducciones de poesías chinas y escribió el libro de poemas El junco y la corriente en el que en la temática y la forma tomó aportes de la cultura china. Asimismo, hubo algunos escritores argentinos que fueron traducidos al chino, en especial aquellos del grupo de Boedo, dado que su orientación política era afín al régimen de ese momento. Por ello, Raúl González Tuñón, Leónidas Barletta y Elías Castelnuovo fueron conocidos en China mucho antes que Jorge Luis Borges. En 1958 se publicó Martín no robó nada, una antología de Álvaro Yunque, en 1959 El río oscuro de Alfredo Varela, El Centrofoward murió al amanecer de Agustín Cuzzani y Gran Chaco de Raúl Larra en 1961 y La peste viene de Melos de Osvaldo Dragún en 1964, todos autores vinculados al partido comunista o al socialismo. En la década de 1960 como resultado del mismo intercambio diplomático y cultural, Bernardo Kordon escribió 600 millones y uno y Viaje nada secreto al país de los misterios: China extraña y clara. En la década de 1970 escritores como Andrés Rivera y Ricardo Piglia tuvieron su experiencia en el Extremo Oriente. Ricardo Piglia viajó a China en 1973 y se quedó durante dos meses, de esa experiencia quedó un cuaderno que espera su edición definitiva bajo el título China 1973, un viaje. En el tomo II de Los diarios de Emilio Renzi. Los años felices, el alter ego del docente, crítico y escritor declara que el escritor Kuo Mo-jo lo recibió en su casa en Pekín a quien nombra como el “el escritor chino más famoso luego de Lu Sin”… (pp.348-9). Sin embargo, es la única referencia que hace a esa extensa e intensa experiencia oriental. Tal vez porque se proponía dedicarle un libro entero a ese viaje, pero la parca se lo impidió. En un lado más popular de la literatura, el salteño Carlos Loiseau, más conocido como Caloi, ponía en boca de Clemente y su barra allá por la década de 1980 los siguientes versos: Un chino llamado Icihimín usaba en la rodilla un peluquín y un japonés llamado Takayeta tocaba con la oreja la trompeta. (A coro) Moraleja: Para los mayores desatinos ahí están los japoneses y los chinos Poema sencillo sin pretensiones líricas, hecho con el único ánimo de provocar la risa entre los seguidores de sus cortos por televisión y citado para que esta exposición no sea tan aburrida. De vuelta al lado serio de la conferencia, en 1979 se fundó la “Asociación China de Estudios de la Literatura Española, Portuguesa y Latinoamericana” por lo que se tradujeron libros como El Martín Fierro de José Hernández y Don Segundo Sombra, novela cumbre de Ricardo Güiraldes en 1984; Amalia José de Mármol, El túnel y Sobre héroes y tumbas de Ernesto Sabato en 1985. El 1988 fue el turno de Manuel Puig con El beso de la mujer araña y luego en 1991 con Boquitas pintadas. El mayor clásico de la ciencia ficción argentina, La invención de Morel de Adolfo Bioy Casares, llegó a los lectores chinos en 1992 y al año siguiente Julio Cortázar fue conocido por Los premios y en 1996 pudieron acceder a la intrincada Rayuela, libro de difícil lectura, aún para los argentinos. En China Zhao Deming tradujo la novela El camino de Ida y Lou Yu se encargó de Respiración artificial, compleja novela que ya resultaba difícil para los argentinos durante su mayor circulación en las décadas de 1980 y 1990, así reconocemos que asumió un admirable desafío. En 2021 se anunció que las obras de Roberto Arlt y de Ernesto Sabato serán traducidas al chino mandarín. De Los siete locos se hizo cargo Shi Wei, decana del departamento de español de la Universidad de Chengdu. En mi fugaz paso por la Feria del Libro de Buenos Aires en 2024 vi una traducción al chino de El eternatuta de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López, un verdadero clásico de las ficciones argentinas que esperamos ver por Netflix en su transposición a la pantalla, con Ricardo Darín encarnando a Juan Salvo. Sé que también llegaron a los caracteres ideográficos de China Samanta Schweblim, Mariana Enríquez, Andrés Neuman, Ángela Pradelli, Guillermo Martínez, César Aira, Martín Caparrós y Mempo Giardinelli, en una lista que sigue creciendo. Aunque todavía no tengo noticias de que algo de Juana Manuela Gorriti o El viento blanco de Juan Carlos Dávalos se haya traducido al chino. Como contrapartida, hay antologías de poesía y narrativa china que circulan gracias a editoriales españolas como Cátedra o la argentina Proyectos Larsen que nos han acercado ediciones anotadas de escritores clásicos y contemporáneos como Sima Xiangru, Li Po, Du Fu, Wang Wi, Lu Xun, Lin Bai, Lui Chang, Ma Li, An Qui. Desde la ciudad de Lerma en el Valle de Salta a las costas del Yang Tsé En una entrevista televisiva que le hicieran a Santiago Sylvester -nuestro representante ante la “Academia Argentina de Letras”- el periodista le preguntó por qué los salteños estábamos tan orgullosos de serlo y el poeta le contestó que era debido a que teníamos con qué, a lo que siguió con un listado de salteños protagonistas de la historia, la política, las letras y la música. En este momento podemos sumar a esa lista la presencia de Salvador Marinaro como docente en la Universidad de Shangái y coeditor de la revista Chopsuey desde 2019, cuyo último número se presentó el pasado 11 de enero en la Biblioteca Provincial. Además hoy nos encontramos conversando sobre puentes de letras en la casa de los protagonistas de la historia, por ello se ha convertido en museo con la muestra temporaria “Porcelana milenaria: Un viaje de China a Salta” que le da marco a nuestra conversación. Gracias a todos los concurrentes por prestar atención a “Esta mía fruslería que escribo de grosero modo” (anónimo español).   Bibliografía Bravo, Guillermo, “Para los chinos, Argentina es un país conocido por su literatura” en Revista Eterna Cadencia, 03 de junio de 2022. Dávalos, Juan Carlos (1997 ), Obras completas (en tres tomos), Buenos Aires, Senado de la Nación. Iñigo, Aye, “Los traductores de Borges en Shangái”, en La Nación, 11 de noviembre de 2018. Piglia, Ricardo (2016), Los diarios de Emilio Renzi. Los años felices, Buenos Aires, Anagrama. Rupar, Brenda; “Viajeros argentinos a China en el marco de la ‘diplomacia entre pueblos’” (1950-1965); en Cahiers des Ameriques Latines, N° 94 de 2020. Taiana, Francisco (2022), Argentina, China y el mundo (1945-2022), Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes. Esp. Rafael Fabián Gutiérrez Profesor Adjunto de la Cátedra de Literatura Argentina Escuela de Letras de la U.N.Sa. Director del Proyecto de Extensión con participación estudiantil “Letras desde Salta para recuperar y compartir” Secretaría de Extensión Universitaria U.N.Sa. Resolución R N° 0306 - 2024

sábado, 25 de enero de 2025

En torno al Boom latinoamericano

En torno al Boom latinoamericano Rodríguez, Gisel Analia Introducción La siguiente ponencia surgió como un trabajo ensayístico, propuesto por la cátedra Problemáticas de las Literaturas argentina e hispanoamericana, en torno al suceso literario conocido como el Boom latinoamericano, estudiado en la unidad dos del correspondiente programa 2024 dictado por la cátedra. La literatura latinoamericana, como fenómeno para el mercado editorial, se dio a conocer durante la década de 1960, más específicamente durante lo que se conoce como el Boom. Fueron los escritores, y solo ellos, quienes dictaminaron el rumbo de sus producciones, no había una receta “sobre cómo retratar lo latinoamericano”, ya que, escritores como Julio Cortázar, García Márquez, Carlos Fuentes y Vargas Llosa desarrollaron sus propias formas de abarcar lo latinoamericano, lo propio. Uno de los puntos en común, que unió a los escritores del Boom, fue el presentar un espacio exótico al mundo, una América desconocida para muchos, representada desde su interior mismo y no por una mirada externa. Otro denominador común entre los escritores del Boom fue su formación letrada, la cual evidenciaron al citar a sus precursores. Al dar a conocer a sus maestros, se marcó un hito, sobre cómo (re)leer la literatura, pues como lo menciona Borges “cada escritor crea a sus precursores” (1951:552), así, al establecer puntos de comparación entre textos y escritores es que se construyen genealogías literarias, que visibilizan a autores tal vez no tan difundidos, pero igual de importantes, en tanto se establecen como posibles precursores. Individualmente, los escritores desarrollaron en sus narrativas diversas problemáticas o enfoques, de acuerdo al momento del Boom en el que produjeron; con un precursor como Alejo Carpentier, tenemos una revalorización de lo latinoamericano y, en el caso de García Márquez hay ya una problematización respecto a la forma de plasmar lo latinoamericano. En el caso de Clarice Lispector su figura da lugar a reflexiones sobre la conformación misma del Boom. Los pasos perdidos de Alejo Carpentier La novela Los pasos perdidos fue publicada en 1953, cuando en Cuba comienza el proceso de la Revolución cubana. Alejo Carpentier, quien vivió autoexiliado entre 1945 y 1959, tras un viaje realizado a Venezuela (en 1947), regresa con la idea de escribir una novela sobre “el mundo anterior al hombre” (1953:259), es decir, una novela que se propone crear un imaginario sobre la América “real”, o al menos, desconocida por la mirada europea. La trama de la novela gira en torno al viaje de un hombre, que va en busca de unos instrumentos musicales rudimentarios, a propósito de comprobar viejas hipótesis suyas; el narrador viaja, así, hacia “tierras exóticas”. A medida que el protagonista avanza en la abrumadora naturaleza, se despoja de las concepciones que arrastraba del mundo del hombre moderno. A lo largo de la novela, vemos cómo se desarrolla la categoría que Carpentier denominó como “real maravilloso”; ésta concepción entiende una forma particular de captar lo latinoamericano, como aquello sumamente extraordinario, lo maravilloso como parte de la realidad, como parte de lo cotidiano. Al plantear tal visión del mundo, es decir, una mirada que se sorprende ante hechos que le resultan ajenos, entendemos la forma en que el narrador de la novela ve ese “nuevo mundo”. Lo latinoamericano está allí, en sus costumbres, en los contactos con el mundo hispánico, en la desmesura, pero, sobre todo, como un territorio que debe darse a conocer por lo que es, aunque el mismo narrador cometa la contradicción de (re)nombrarlo todo, desde su visión como hombre moderno. Con Alejo Carpentier y su novela tenemos el precedente de lo que se desarrollará en el Boom, del autor se desprende una conciencia de lo latinoamericano; establece que hay algo a lo que denominar como tal y, que, por lo tanto, debe ser objeto de revaloración y, de reposicionamiento, para que así se le otorgue un estatus dentro de campos como la literatura y la crítica. Lo ajeno en García Márquez En el prólogo a sus 12 cuentos peregrinos, García Márquez menciona que “los recuerdos reales me parecían fantasmas de la memoria, mientras los recuerdos falsos eran tan convincentes que habían suplantado a la realidad” (1992:6), esto, producto de intentar superponer el pasado y el presente, los cuales no se correspondieron, causando el desasosiego de Márquez. Ese sentimiento, junto con muchos otros, marca a los personajes de sus cuentos peregrinos, sujetos que se ven empujados a emprender un viaje hacia el viejo continente, en el cual se encuentran ante situaciones sumamente contradictorias, al menos según su perspectiva. Lo extraño es presentado como común por el narrador y, además, muchas veces se sirve de elementos sobrenaturales y/o fantásticos. En el caso del cuento 17 ingleses envenenados, la narradora se sorprende ante la desenvoltura con que las personas del lugar (Nápoles, Italia) se refieren a la muerte, más específicamente, el cómo no se espantan ante cadáveres flotando en el agua, o dentro del hall de un hotel. En otro cuento, de nombre el rastro de tu sangre en la nieve, los personajes principales son Billy Sánchez y Nena Daconte, un matrimonio colombiano, que para su luna de miel decide realizar un viaje a París; en el camino de su viaje ella se pincha un dedo el cual no deja de sangrar. Inclusive podría decirse que la muerte, es negada o desvalorizada; en el cuento La Santa Margarito Duarte emprende su peregrinaje para canonizar como Santa a su hija fallecida hace años, quien se mantiene sin cambio alguno, incorruptible por el paso del tiempo; en Roma el señor Duarte sigue caminando con su hija a cuestas enseñando su milagro. En estos cuentos, y en los restantes del libro 12 cuentos peregrinos, se trabaja con la inversión, ya que lo extraño y lo otro comprende a Europa y no a Latinoamérica, ello amplia los márgenes delimitados en un primer momento por Carpentier. Si lo real maravilloso fue pensado como una categoría para hablar de lo extraordinario latinoamericano, con el realismo mágico de García Márquez, se problematiza, en tanto se descanoniza la idea de que lo “otro” sea lo latinoamericano y, se plantea que lo otro puede ser lo europeo; invirtiendo el recorrido de América a Europa. Lo extraño, lo maravilloso puede acontecer en muchos espacios, no es algo exclusivo de nuestra América. El caso de Clarice Lispector La escritora brasileña Clarice Lispector contó con un marcado reconocimiento en su país, pero no fue así en el resto del continente. En una entrevista a Edmundo Paz Solán, el entrevistado menciona que debido a “su tono subjetivo y de introspección, que no iba con el tono de la euforia ni de revolución de la época del Boom”, la autora no fue dada a conocer en América Latina. A ello podríamos agregar que su mirada femenina, que retrató a mujeres de clase media acomodada, tampoco iba con el “tono” del movimiento, una narrativa mayoritariamente masculina, que se dedicaba a explorar el mundo, y no la interioridad de sus sujetos. La tardía difusión de Lispector en América Latina, se dio a finales de la década del ´70, lo atrayente de su escritura, comprende su propuesta sobre nuevas formas de entender la escritura literaria, ejes como el instante-ya, las tramas adelgazadas, o el trabajo con la intimidad y el interiorismo de los personajes, son algunos de los aspectos que, caracterizan la escritura de Lispector. Garramuño (2017:7) habla de “un impulso claramente democrático”, puesto que Lispector llega para establecer la propuesta de escrituras, que expandan la literatura y, que la desdoblen y la despliegen transformándola, en algo más exploratorio. Por ejemplo, en el cuento “Amor” la narradora llamada Ana, vive bajo un estado de ansiedad que gira en torno a cierta “hora inestable”; durante el día, desempeña sus labores como madre y ama de casa, hasta que un día ve a un ciego mascar chicle, esto le provoca una crisis, la cual se intensifica al llegar a un jardín, en ese espacio cargado (condensado) de sensaciones e impresiones todo se percibe como refulgente, sombrío y fascinante a la vez, pero solo durante un instante. Al volver de su estado eufórico, Ana lamenta haber experimentado ese momento, no vuelve a ser la misma, ya que sabe que esa sensación sublime no volverá. Podríamos decir que los personajes de Lispector realizan un viaje, como lo hacen los personajes de Márquez o Carpentier, pero la exploración se da hacia el interior de los sujetos y, si bien en muchos de sus cuentos Lispector ahonda en una profunda descripción del espacio, no lo hace de manera que éste sea identificable, como la selva o la llanura de Carpentier, es decir, como imágenes de América Latina, sino como espacios más generales, más abstractos e impersonales. Tal vez, por estas causas, la autora no fue incluida en su momento dentro del Boom. Conclusión. El Boom latinoamericano es un fenómeno exclusivamente de este continente. Con la difusión de los escritores no solo se daban a conocer sus obras y su visión del continente, sino también sus ideas sobre la literatura, sobre lo que debía ser o sobre cómo debía ser (re)pensada. Este movimiento también sirvió para demostrar que siempre habrá exclusiones, el caso de Lispector es uno, y expone una contrariedad dentro del Boom, porque si era un fenómeno en el que sus escritores eran conocidos por no seguir recetas, entonces, ¿qué pasó con autores como Lispector? ¿Por qué en ella se afirma, que su “tono” no era el mismo que el de los demás? Bibliografía • Borges, J. L. (1951) Kafka y sus precursores. • Carpentier, Alejo (1953) los pasos perdidos. • Garramuño, Florencia (2017) Espectros de Clarice Lispector en Revista Iberoamericana, Vol. LXXXIII, Núm. 261, octubre-diciembre, 845-856. • Lispector Clarice (2021) Amor en Cuentos completos. 1ª ed. – Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. • Márquez, Gabriel García (1992) Diecisiete ingleses envenenados en Doce cuentos peregrinos • Soldán, Edmundo Paz (2012) Paz-Soldán: “Lispector no iba con el tono de euforia del Boom”. Entrevistado por Karina Sainz Borgo. Vozpópuli. Disponible en: Paz-Soldán: "Lispector no iba con el tono de euforia del Boom" (vozpopuli.com)

Peregrinos en el mundo de Gabriel García Márquez

Peregrinos en el mundo de Gabriel García Márquez La presente ponencia "Peregrinos en el mundo de Gabriel García Márquez" tiene su origen en un trabajo práctico que realicé para la materia Problemáticas de las Literaturas Argentina e Hispanoamericana. La consigna solicitada tenía que ver con "realizar un escrito respondiendo a las preguntas: ¿por qué doce cuentos?, ¿por qué peregrinos? y ¿por qué cuentos?" teniendo en cuenta, para su desarrollo, el prólogo y un cuento a elección del libro Doce cuentos peregrinos (1992) de Gabriel García Márquez. La elección de trabajar con la obra de este autor estuvo motivada por un interés personal, puesto que conozco otros libros del escritor colombiano como Cien años de soledad o Crónicas de una muerte anunciada, todas novelas, pero nunca me había acercado a su cuentística. Considero que, si esto me pasaba a mí como estudiante de Letras, quizás le podía suceder a otros lectores que en algún punto se hayan interesado en la narrativa de Márquez. También, me resultó interesante cómo el autor escoge un espacio diferente al latinoamericano para que lo extraordinario acontezca y esta fue otra de las razones por las que decido compartir este trabajo con las personas hoy presentes. Doce cuentos peregrinos, como el título mismo lo indica, contiene en su totalidad doce relatos, cada uno presenta personajes latinoamericanos como protagonistas que se encuentran, por diversas razones, habitando o visitando algún país de Europa. El viejo mundo constituye ahora "lo otro" contemplado desde la perspectiva de sujetos latinoamericanos, pero esto no es lo único que se invierte, sino que también Europa va a ser, ahora, receptora del realismo mágico (que se pensaba como propio del ser latinoamericano desde el fenómeno del boom). En este punto, hago un paréntesis para recordarles que el realismo mágico yuxtapone elementos realistas y elementos fantásticos en la cotidianeidad de los personajes, quienes perciben lo insólito como algo natural, pues no le genera ningún tipo de extrañeza porque forma parte de su día a día. Dicho de otra manera, el realismo mágico muestra lo irreal o extraño como algo cotidiano y común. Hecha esta aclaración, continúo con el análisis del texto. Si hay algo que resuena desde el título mismo de la obra es la palabra "peregrino". Según la RAE, este término tiene las siguientes acepciones: "1. adj. Dicho de una persona: Que anda por tierras extrañas. 2. adj. Dicho de una persona: Que por devoción o por voto va a visitar un santuario, especialmente si lleva el bordón y la esclavina. 3. adj. Dicho de un ave: Que pasa de un lugar a otro. 4. adj. Dicho de un animal o de una cosa: Que procede de un país extraño. 5. adj. Rel. Que está en esta vida mortal de paso para la eterna. 6. f. Cuba. Arbusto de las euforbiáceas, del que hay varias especies, que da flores rojas". Exceptuando la que hace referencia a la flor de cuba, el resto de las acepciones están relacionadas con la idea de movimiento, pues existe un ser que se desplaza hacia una tierra que no es la propia. Esta idea es la que atraviesa todo el libro Doce cuentos peregrinos, tanto en el mundo ficcional que construye como en el mundo empírico en el que se crea. Gabriel García Márquez nos cuenta en el prólogo de los Doce cuentos peregrinos todo lo que aconteció en la escritura de cada uno de los relatos que conforman dicha obra. Estos estuvieron madurando por un largo periodo hasta conformar las páginas que hoy leemos y llevaron una travesía tan interesante como la de los propios personajes que aparecen en ellos. El autor menciona que todo inicia -y con todo me refiero a la escritura de este libro- por un extraño sueño que tuvo mientras vivía en Barcelona. Decide, a partir de ese acontecimiento o de esa revelación onírica, contar las cosas raras que le suceden a los latinoamericanos estando en Europa. Anota una cantidad considerable de temas para llevar a la escritura con la intención, en un principio, de crear una novela, pero luego la opción más tentadora fue la de producir un libro de cuentos que pueda leerse como una totalidad; lo pensaba como una idea fascinante si lograba escribirlos a todos "con un mismo trazo, y con una unidad interna de tono y de estilo que los hiciera inseparables en la memoria del lector" (García Márquez, sin año de edición: p.4). Aquí consideramos que lo logra magistralmente. De una cantidad aproximada de sesenta y cuatro temas trabaja solo doce. La selección fue azarosa o más bien natural. El primer tamiz lo constituyó el destino, que marcó la pérdida del cuaderno con los sesenta y cuatro temas y puso a trabajar la memoria del escritor. El segundo fue la experiencia de García Márquez representando aquellos temas en la prensa y el cine. Al final, son doce cuentos los que se escriben después de un largo tránsito de dieciocho años. Con lo dicho hasta este momento, se puede notar que la noción de peregrino subyace en la idea de un movimiento constante hacia nuevos destinos. Los cuentos han experimentado un largo peregrinaje hasta ser escritos, los personajes que aparecen en ellos también lo harán. La circulación entre un lugar y otro se condensa en un sujeto o en sujetos pertenecientes a un país latinoamericano que por alguna razón terminaron viviendo en Europa. En esa mudanza, llevan consigo todo un imaginario americano, de lo conocido, que se entrecruza con lo nuevo (Europa, sus sujetos, sus espacios, etc.). Esto lo experimenta, por ejemplo, la protagonista del relato "María dos prazeres", una manauense de setenta y seis años de edad viviendo en Barcelona. Esta mujer, prostituta retirada, tiene un sueño que interpreta como premonitorio de su muerte. Desde entonces, se hace cargo de todos los preparativos para su entierro y repartición de bienes. Además, en su solitaria vejez, se asegura de enseñar a su perro Noi a reconocer la que iba a ser su tumba en el cementerio, a llegar hasta allí por su propia cuenta y a llorar por ella, pues lo que más le atemorizaba era eso, que nadie llorara por su partida. María vive en España desde la adolescencia, su madre la había vendido a los catorce años de edad y por esa tragedia no puede dejar de ser española y brasileña a la vez. Como mujer europea, comparte un sentimiento republicano que se expresa en el cariño hacia aquellos dirigentes muertos en la Guerra Civil española, cariño que le juega en contra cuando defendiendo este ideal se pelea con el Conde de Cardona, su última gran compañía. Como mujer latinoamericana, retorna a su ciudad natal, de manera simbólica, cuando recuerda el incidente de la crecida de Manaos, razón por la cual busca un lugar alto para ser enterrada como Montjuich, un lugar hacia el que no llegan las aguas. Con estas dos facetas que le pertenecen, podríamos decir que se ha formado en ella una biculturalidad de la que no puede despojarse (hibridación). Por otro lado, el realismo mágico latinoamericano se ha desplazado con María hacia Catalunya en España. Una escena ejemplar puede ser la llegada de Noi mientras María atendía a el vendedor del cementerio: Saltó sobre la mesa ladrando sin sentido y estuvo a punto de estropear el plano del cementerio con las patas sucias de barro. Una sola mirada de la dueña bastó para moderar sus ímpetus. —¡Noi! —le dijo sin gritar—. ¡Baixa d'ací! El animal se encogió, la miró asustado, y un par de lágrimas nítidas resbalaron por su hocico. Entonces María dos Prazeres volvió a ocuparse del vendedor, y lo encontró perplejo. —¡Collons!, —exclamó él—. ¡Ha llorado! (García Márquez, sin año de edición: p.81).
Un acontecimiento que María interpreta como algo normal o natural se presenta como extraordinario para el vendedor, para aquel que no comparte su cotidianeidad, su cultura o aquella zona liminal de la mujer brasileña española. La historia finaliza con un cambio de fortuna para la solitaria mujer manauense, aquello que interpretaba como la muerte no era más que la llegada de un nuevo amor o de un encuentro tan intenso que la iba a hacer sentir viva de nuevo. Para ir terminando, en este análisis de Doce cuentos peregrinos de Gabriel García Márquez, hemos podido apreciar cómo el autor colombiano despliega una narrativa que trasciende las fronteras geográficas y culturales. La idea de peregrinación, entendida como un movimiento hacia algún lugar, se convierte en un hilo conductor que atraviesa la experiencia de escritura, la vida del autor y el rumbo de los personajes en la obra. Aunque solo se haya abordado el análisis de uno de los relatos -debido al tiempo reducido del que disponemos hoy- a través de la figura de María dos Prazeres, hemos visto cómo el realismo mágico latinoamericano se desplaza hacia Europa, demostrando que lo extraño, lo maravilloso puede acontecer en muchos espacios, no es algo exclusivo de nuestra América. Por último, también creo que ha quedado claro que la lectura del prólogo es un paso insoslayable para continuar con la lectura de los siguientes títulos. Gracias a él sabemos que, así como Gabriel García Márquez se ha trasladado hacia el "viejo mundo" y lo ha mirado desde su subjetividad latinoamericana, sus personajes igualmente lo hacen, comparten con su creador espacios recorridos como las ciudades de Barcelona, París o Roma y experiencias como la de María cambiando el rumbo de su vida por un sueño mal interpretado, tanto en este personaje como en el escritor un sueño ha sido el comienzo de algo nuevo, de algo gratificante y excepcional. Bibliografía: Chiampi, Irlemar (1983). El realismo mágico. Venezuela: Monte Ávila Editores. García Marqués, Gabriel. Doce cuentos peregrinos.

La construcción del Otro

La construcción del Otro a partir de la investigación periodística: El Frente Vital Analía Luna analiamilagros99@gmail.com Estudiante de la carrera de Letras Eje Economía, sociedad y religiosidad Resumen En la presente ponencia se analiza la construcción de la figura de El Frente Vital en la novela de no ficción Cuando me muera quiero que me toquen cumbia (2003) de Cristián Alarcón. En ella, el periodista realiza un recorrido por la vida de este joven delincuente, Víctor Vital, quien es asesinado por la policía bonaerense. El trabajo recupera un integrador realizado en la materia Problemáticas de la literatura argentina e hispanoamericana correspondiente al quinto año de la carrera de Letras; específicamente, en la tercera unidad denominada Problematizaciones en torno a culturas populares/ masivas/ subalternas. En esta se abordan las distinciones e intersecciones entre cada término y las representaciones que se producen de cada uno a través de distintas prácticas discursivas. En este caso, interesa destacar que, a partir de la narrativa de no ficción, el autor de la obra logra recuperar y construir no sólo la historia de Víctor; sino también la de la comunidad que lo conoció y vive allí. Esta producción escrita de Alarcón permite realizar un análisis a partir de las siguientes consideraciones teóricas: en primer lugar, la literatura de testimonio; en segundo lugar, la historia no oficial y la voz del Otro; y por último, lo popular y lo subalterno. Palabras clave: literatura de testimonio – historia no oficial – popular – subalterno – no ficción Introducción Cuando me muera quiero que me toquen cumbia (2003) es una obra de Cristián Alarcón en la cual se aborda la vida y muerte de Víctor Vital, un joven delincuente de diecisiete años quien vivía en la villa San Fernando en Buenos Aires. A través de la narración de no ficción, el autor da cuenta de su propio recorrido en la construcción del Frente Vital en la cual intervienen sus allegados, otras personas del barrio y el contacto con el territorio. De esta manera, se reconoce tres ejes que influyen en su escritura la cual acaba por contar una historia colectiva: en primer lugar, la policía siendo esta un aparato del sistema estatal que contribuye a la marginalidad del Otro (los delincuentes); en segundo lugar, la familia y amigos, entre ellos, Sabina, la madre del joven y Simón, su amigo del barrio; y por último, la de la comunidad de los pibes chorros que lo consideran un santo tras su muerte. Es relevante destacar que los hechos reconstruidos se sitúan en la Argentina de finales de los noventa y principios de los dos mil: se trata de un país atravesado por las políticas neoliberales del gobierno de Carlos Menem. Estas incluían la privatización de empresas estatales, eliminación de restricciones al comercio exterior, descentralización del sistema educativo y la precarización laboral. En consecuencia, se produjo una significativa reducción del empleo, el crecimiento de la pobreza, el deterioro de la salud y la educación, y la fragmentación social. Por ello, en la villa de San Fernando se observan las repercusiones de este contexto; Alarcón narra lo siguiente: los niños y adolescentes quedaban solos la mayor parte del tiempo en sus hogares debido a que las madres solteras trabajaban para poder mantener a sus familias con lo justo. Por lo tanto, no había lujos en los ranchos y los más chicos anhelaban “los fetiches de la clase media de mediados de los noventa” (2003: p. 30). Ante la carencia, los hijos de estas mujeres entran en contacto con el consumo de drogas y, posteriormente, el robo. Es así que Víctor Vital y sus amigos ingresaban al mundo de la delincuencia. Para llevar a cabo la representación del Otro, el autor realiza un trabajo de investigación periodística lo cual le permite relacionarse con las personas que conocieron al Frente y los códigos de ese espacio. Esta manera de hilvanar la vida de un Otro es lo que permite vincular este texto con el género testimonio, la no ficción y la producción de una historia multidimensional. Asimismo, se problematiza lo popular o subalterno a partir de la recuperación de las voces de la comunidad que es marginada debido a la ausencia del estado como garante de derechos básicos. La perspectiva de la policía bonaerense, de la madre y amistades de Vital, y la visión de Alarcón permiten establecer un relato complejo. Desarrollo Algunas nociones teóricas Para reflexionar respecto a la construcción de la figura de Vital en torno a los ejes mencionados, es necesario considerar los aportes teóricos vinculados al género discursivo y la representación del Otro y lo popular/subalterno. Por una parte, siguiendo a Achúgar (2002), el testimonio es un modo de producción del discurso que en América Latina se caracteriza por lo siguiente: denunciar y celebrar; confrontar y desmontar una historia hegemónica; y contribuir a la construcción de una historia Otra. En otras palabras, la existencia de este género se debe a que hay una historia oficial con un sujeto central como protagonista que invisibiliza otras historias y otros sujetos. Asimismo, se trata de un género cuyos textos son producidos por letrados de diferentes ámbitos que actúan en carácter de intermediarios o compiladores. Por ello, quienes escriben testimonio suelen ser periodistas, antropólogos, novelistas, etc. Además, considera que la heterogeneidad de este género se cimenta en la preservación del Otro y en el hecho de que la noción del Otro presupone un Yo central homogeneizador que protagoniza y detenta la historia oficial. En otras palabras, el interés principal de esta literatura es romper con una visión homogénea. Por otra parte, siguiendo a Randall (2002), el testimonio puede dar cuenta de una época o un hecho en particular y permite recuperar otras perspectivas silenciadas. Asimismo, la autora destaca que las sociedades son diversas y por ello, las verdades en torno a ellas también. Por ello, este tipo de producción puede comprenderse como una oportunidad de reconstruir la verdad, destacando que jamás será única ya que siempre hay una perspectiva detrás de esta. En relación a la problematización de lo popular/subalterno, por un lado, Alabarces y Añón (2008) sostienen que hablar de este tema implica una relación de inferioridad-superioridad entre dos grupos: uno de ellos es el dominante y otro el dominado, donde se sitúan los términos mencionados. Asimismo, los autores consideran que ambos conceptos están vinculados al hecho de ejercer violencia sobre un cuerpo. Esta no solo se lleva a cabo de manera física, sino que también en prácticas discursivas y representaciones sociales por parte del sector dominante. Al respecto, mencionan: Los textos citados reponen la violencia en múltiples sentidos: violencia que constituye un cuerpo subalterno, internalizada en prácticas, discursos y vínculos; violencia de la superposición de memorias, representaciones, lenguas y tecnologías de la palabra. Violencia también en el modo en que un sujeto subalterno identifica y reconoce al otro (el indio para el mestizo; el cheto para el participante del foro), reproduciendo, en la configuración de identidades, estigmatizaciones y rechazos (p. 283). Siguiendo a Alabarces y Añón (2008), entonces, el sujeto subalterno no sólo sufre el maltrato por parte de un sistema hegemónico; sino que también lo integra como parte de su propio discurso y prácticas sociales. Por el otro, los autores desarrollan tres modos de abordar lo subalterno y se resalta de cada uno las características principales par el desempeño de este trabajo: 1. Subalternidad y conflicto: define lo subalterno como una categoría inferior internalizada por el sujeto pero susceptible a transformación. 2. Subalternidad y metáfora: considera lo subalterno como una metáfora que señala un límite, una frontera y lo marginal; incluso la irreductibilidad a la representación. 3. Subalternidad y colonialidad: reflexiona sobre cómo lo subalterno está marcado por experiencias coloniales en Latinoamérica. Por ello, pensar lo subalterno constituye una categoría de análisis de carácter relacional e históricamente marcada. La teoría brevemente desarrollada permite delimitar las nociones bajo las cuales se analiza la obra de Cristián Alarcón. En este caso, la representación del Frente Vital se lleva a cabo a partir de una narrativa vinculada a la literatura de testimonio ya que está escrita por un letrado, el periodista, a través del género novela. Esta escritura se caracteriza por la recuperación de la voz del Otro a partir de entrevistas, recuerdos, anécdotas y el contacto que él mismo tuvo con la comunidad de la villa. A su vez, el vínculo de la obra con lo subalterno o popular se establece en base a las siguientes consideraciones: ambos términos implican que los grupos sociales subalterno-populares son vulnerados y excluidos por los grupos dominantes. Por lo tanto, implica una disputa en la cual se lucha por la pluralidad de perspectivas en la historia y la configuración de identidades. La figura del Frente Vital En el libro tanto autor como lector entran en contacto con la historia del joven: su familia, sus amistades, relaciones amorosas e inicios en la delincuencia son algunos de los aspectos de su vida que se retoman. Desde el inicio, Alarcón establece la manera de construir el relato de Víctor Vital a partir de las voces de la madre y compañeros o amigos de Víctor, la visión despreocupada del poder judicial y policial y la de los pibes chorros que idolatran al mártir. El narrador en el primer capítulo toma como punto de partida la muerte de Víctor basándose en lo que le contó su compañero del crimen, Luisito: Riéndose del rezagado, el Frente y Luis entraron por el primer pasillo de la San Francisco [...]. En seguida “colaron rancho”, como le dicen los chicos a refugiarse en la primera casilla amiga. La mujer que les dio paso para que se salvaran, doña Inés Vera, se paró en la puerta como esperando que pasara el tiempo y los chicos se metieron debajo de la mesa como si jugaran a las escondidas. Los policías habían visto el movimiento. Ni siquiera le hablaron, la zamarrearon de los pelos y a los empujones liberaron la entrada. Los chicos esperaban sin pistolas: Luisito me contó que se las dieron a doña Inés, quien las tiró atrás de un ropero. Las descartaron para negociar sin el cargo de “tenencia” en caso de entregarse. Lo mismo que el dinero: lo guardó ella debajo de un colchón y lo encontró la policía aunque nada de eso conste en las actas judiciales (Alarcón, 2003: p. 14). En este fragmento, se puede observar la intervención del autor no sólo en el territorio, sino que también la incorporación de la voz del Otro; en este caso, Luis le permite construir esta parte de la historia ya que se encontraba con Víctor al momento de su muerte. Ambos adolescentes de diecisiete años logran alejarse del lugar donde robaron y consiguen refugio en la casa de una vecina del barrio: en este apartado, se observa la textualización de lo popular/subalterno al incorporar jergas de este espacio; por ejemplo, “colaron rancho”, es decir, refugiarse en una casa amiga. A pesar de su escape, la policía bonaerense los encuentra, ingresa a la casa de la mujer y no duda en dispararles a ambos: el sargento Héctor Eusebio Sosa es quien le pega los cinco tiros fatales al Frente y es así que la villa de San Fernando pierde a uno de los suyos. Alarcón recupera brevemente la perspectiva al respecto por parte de la policía en los siguientes fragmentos: El Frente falleció casi en el momento en que el plomo policial le destruyó la cara. Las pericias dieron cuenta de cinco orificios de bala en Víctor Manuel Vital. Pero fueron sólo cuatro disparos. Uno de ellos le atravesó la mano con que intentaba cubrirse y entró en el pómulo... Otro más dio en la mejilla. Y los dos últimos en el hombro. En la causa judicial el Paraguayo Sosa declaró que Víctor murió parado y con un arma en la mano. Pero la Asesoría Pericial de la Suprema Corte, por pedido de la abogada María del Carmen Verdú, hizo durante el proceso judicial un estudio multidisciplinario. Los especialistas debieron responder, teniendo en cuenta el ángulo de la trayectoria de los proyectiles, a qué altura debería haber estado la boca de fuego para impactar de esa manera. Teniendo en cuenta las dimensiones de la habitación y la disposición de los muebles, silos hechos hubieran sido como los relató Sosa, él debería haber disparado su pistola a un metro sesenta y siete centímetros de altura. Esto significa que para haber matado al Frente, tal como dijo ante la justicia, Sosa debería haber medido por lo menos tres metros treinta [...] (Alarcón, 2003: p. 15). La policía, además, no se había quedado tranquila después del marasmo del sábado. El resentimiento de los hombres de la primera de San Fernando no terminó con la represión de ese día. Manuel lo supo desde adentro. Estaba detenido en esa seccional cuando ocurrió todo. «Apenas lo mataron vinieron a gozarme y entonces se armó un bondi, discutí y le tiré un termo de agua hirviendo a un cobani. Con los pibes lo peleamos y me querían sacar solo afuera para cagarme a trompadas. Me llevaron a la comisaría de Boulogne, y después me volvieron a la ira. Ahí estaba sin hacer nada, pensaba nomás, me quería matar. Me dio por ponerme a escribir. No paraba de recordar” (Alarcón, 2003: p. 23) A través de la entrevista realizada a los amigos de Víctor se puede observar la brutalidad policial no sólo en el asesinato al joven; sino también en la posterior mentira del sargento en el juicio y en la burla a Manuel en la cárcel. Así, con la recuperación de estos hechos se observa el carácter de denuncia y confrontación ante el intento de establecer una historia diferente a la ocurrida. Asimismo, la relación de inferioridad ante la cual se encuentran los jóvenes de la villa San Fernando, es decir, su carácter de sujetos subalternos en una sociedad desigual. Como se menciona previamente, Alarcón construye la vida del Frente Vital a través de sus por medio de sus seres allegados. En este caso, el periodista establece una relación con su madre, Sabina, y se vuelven cercanos. A continuación, se recupera un fragmento del capítulo dos donde la mujer expresa la preocupación que sentía a causa del estilo de vida de su hijo: Me esperaba con el uniforme de vigiladora privada en la puerta de un supermercado de San Isidro. Sí, Sabina, la mamá del ladroncito muerto y canonizado, se ganaba hacía tiempo la vida con un empleo elegido adrede en las antípodas del oficio ilegal de su hijo. Hubo un momento, me dijo en el remise que nos llevaba desde el cemento poblado de la Panamericana hacia la villa, en que ya no supo qué más hacer para frenarlo, para convencerlo de que dejara el delito. Entonces se inscribió en un curso de seguridad. Víctor lo tomó como una broma, como un detalle que hacía todavía más pintoresca su elección taimada por hacerse del dinero ajeno. “Já! La madre vigilante y el hijo chorro!”, le dijo cuando ella se lo contó. “A ver cuando me entregás un hecho Sotello”, la gozaba en pleno auge. Entregar un hecho es aportar los datos necesarios para que un lugar sea asaltado (2003: p. 26-27). Sabina no estaba de acuerdo con el modo de vida de su hijo, sin embargo, sigue intentando persuadirlo de seguirlo llevando a cabo. En otros pasajes de la obra, la mujer destaca que él era bueno ya que repartía las cosas o el dinero que robaba con otras personas del barrio. Asimismo, otra voz que influye en esta novela es la de Mauro, es decir, otro amigo y compañero de Vital: este hombre lo considera alguien bueno y respetuoso de los códigos del barrio. Otra perspectiva respecto a Víctor Vital es recuperada a través de los pibes del barrio que lo consideran un santo, por lo tanto, le realizan ofrendas, promesas y piden su protección. En el capítulo cuatro, Alarcón enlaza la vida del Frente con la de sus amigos Simón y Javier: en este caso, ya tras la muerte del joven, uno de ellos se resguarda en él: Iba armado con un revólver que tenía un defecto, debía correrle el cargador después de cada disparo. Manso y otro pibe de la 25 lo secundaban con dos revólveres. Andaban en un Falcon verde. Los Toritos y su gente se habían reagrupado en la cancha del barrio jugando al fútbol, como si no sospecharan que ellos iban a volver por Simón. Gambeteaban con un ojo en la pelota y el otro en la calle. Javier se bajó antes del auto y caminó hacia el campito. En el auto avanzaba más atrás el Cabezón. Cuando aparecieron desde el extremo de la calle salió el Falcon rojo de uno de los Toros. Javier les vio las armas fuera de la ventanilla. Les disparó dos veces. En la cancha los jugadores corrieron a sus Itakas. Habían preparado un arsenal [...] Javier corrió hacia el cementerio [...]. Y se tiró detrás de una lápida. Las balas repicaban en el mármol, en las criptas vecinas, pasaban cerca de Javier pero no le dieron una sola vez. “Le tiré al Toro un par y ahí ellos se escondieron. Como dos o tres les tiré y se quedaron en el piso.” Javier pensó que nunca podría escapar hasta que se dio cuenta que estaba ante la tumba del Frente. Pasaron eternos segundos hasta que, contra un alambrado al costado de la salida a la calle, detectó una bicicleta como puesta allí para él. “Corrí, manoteé la bici y salí”. Pedaleaba desesperado pensando en el milagro que volvería a agradecer a su amigo muerto cuando vio a los patrulleros con las luces y las sirenas encendidas (2003: p. 63-64). La imagen de Víctor como un ladrón bueno, al estilo Robin Hood y representante de los códigos del barrio se complementa con esta otra en la cual se convierte en un santo de los chorros debido no sólo cómo él había sido en vida, sino que también por la manera cruel de su deceso. Alarcón logra integrar esos rituales que implicaba santificar al Frente, por ejemplo al visitar su tumba sus amigos y otros jóvenes de la villa se reúnen allí para tomar cerveza o fumar marihuana allí, escuchar cumbia y dejarle objetos. Conclusión Siguiendo a Achúgar y Randall (1992), el género testimonial permite denunciar y contar una historia de los olvidados. Asimismo, actúa como un vehículo para la voz de ellos. A través de la narrativa no ficcional y de carácter testimonial, el periodista logra dar cuenta de Víctor Vital y toda la comunidad de la villa San Fernando. La textualización de lo subalterno se construye a partir de la conexión del narrador con los hechos: Alarcón ingresa a la villa; conoce a Sabina, la madre del Frente, y a sus vecinos; y dialoga con todas las personas que alguna vez tuvieron una relación más o menos cercana con él. A través de la descripción de los ranchos, los jóvenes delincuentes, los códigos del barrio (como el no robar a los propios vecinos), la convivencia entre distintos modos de hacer religión (por ejemplo, la Mai que es umbanda; la religión católica), etc, el autor da cuenta de distintas concepciones que había sobre el joven asesinado en su lugar. Asimismo, se destaca que, tras la muerte de Víctor Manuel, su figura se convirtió en un santo al cual los más jóvenes le rezan y dejan ofrendas para continuar con su vida de delito. Es interesante de qué manera se establece un vínculo con la religión que termina volviéndose otra característica de este espacio donde la carencia se encuentra instalada hace varios años. Asimismo, se observa la incorporación de la construcción del universo vocabular de esta villa ya que se recupera la jerga proveniente de allí. Por ejemplo: “mulo” (vigilador privado), “colaron rancho” (refugiarse en la primera casa amiga), entre otros. Se considera importante destacar también lo subalterno a través de la vivencia de los otros: la violencia policial hacia los jóvenes que delinquen y la violencia estatal tras la ausencia de políticas que acompañen y generen trabajo para las personas que viven en la marginalidad. Por ejemplo: además del asesinato de Víctor por el Paraguayo Sosa, Simón comenta cómo la policía golpea a quienes ingresan a la cárcel. Para el grupo dominante, la policía, quien ingresa no es visto como una persona y se lo priva de todo, hasta de la dignidad humana. Asimismo, la desgracia que padece Daniel, el hermano de Simón, tras golpearse con un poste al sacar la cabeza por la ventana. En este caso, el joven de catorce años iba a cartonear y termina en un estado vegetativo a tan corta edad: el estado no garantizó que él pueda estar en la escuela y no verse en la obligación de buscar un modo de subsistir; el estado ni siquiera garantizó que su viaje en tren fuera adecuado y sin peligro. Por una parte, la violencia se ejecuta por un instrumento del estado, es decir, el sistema policial. Por otra, esta se ejerce a través de la precariedad a la cual deja a su población. A modo de cierre, se enfatiza en que resulta interesante que Alarcón, a pesar de que su protagonista sea El Frente, logra integrar la vida él con las otras personas que vivían en la villa. Entre ellas: María, una de sus ex novias; Matilde; una vecina cuyos hijos también eran ladrones; Mai, otra vecina que realizaba brujería; Simón, amigo de Víctor y quien termina volviéndose más cercano al escritor, etc. A través de cada una, el autor reconstruye la totalidad de la historia del joven: dicha totalidad no es exacta, sino que varía dependiendo la entrevista y el entrevistado, la observación propia del periodista, entre otras cuestiones. Siguiendo a Randall (1992), se trata de la posibilidad de dar cuenta de otros relatos de vida y de sujetos marginados ya que, a partir del contacto con ambos, se puede reflexionar críticamente respecto a la realidad.   Bibliografía literaria Bibliografía teórica Alabarces, Pablo y Valeria Añón, 2008, “¿Popular(es) o subalterno(s)? De la retórica a la pregunta por el poder” en Pablo Alabarces y María Graciela Rodríguez (compiladores) Resistencias y mediaciones. Estudios sobre cultura popular. Buenos Aires: Paidós, 281-303. Achúgar, Hugo (1992). Historias paralelas/ejemplares: la historia y la voz del otro. Northwestern University Universidad de la República. Uruguay. Randall, Margaret (1992). “Qué es y cómo se hace un testimonio” en La voz del otro: testimonio, subalternidad y verdad narrativa. Revista Abrapalabra, Universidad Rafael Landívar.

Paisajes periféricos como núcleos de diálogo y retroalimentación

Paisajes periféricos como núcleos de diálogo y retroalimentación entre lo popular, lo subalterno y lo masivo Granero, Daniela Agustina RESUMEN En el trabajo hay un análisis de las representaciones de lo popular y lo subalterno en las obras Romance de la Negra Rubia de Gabriela Cabezón Cámara y Cuando me muera quiero que me toquen cumbia de Cristian Alarcón, destacando cómo estos textos reflejan la resistencia y creatividad de las culturas populares en diálogo con los medios masivos. Las culturas populares y subalternas no solo sobreviven, sino que también influyen y transforman la cultura dominante a través de un proceso dinámico de mediación y resignificación. Los textos visibilizan y describen espacios periféricos, como las villas, que son víctimas de desigualdad y violencia, pero también reservorios de materiales y procedimientos estéticos. La participación de los medios de comunicación en ambas obras actúa como un dispositivo que visibiliza e interviene en las problemáticas de las comunidades marginadas. Palabras claves: popular, subalterno, medios masivos, villas, resistencia, identidad, paisaje, desigualdad, violencia. La ponencia fue realizada a partir de un trabajo ensayístico para la materia Problemáticas de las Literaturas Argentina e Hispanoamérica, dentro de la unidad III del programa, la cual se titula: Problematizaciones en torno a culturas populares/ masivas/ subalternas y es donde se encuentran los textos: Romance de la Negra Rubia de Gabriela Cabezón Cámara y Cuando me muera quiero que me toquen cumbia de Cristian Alarcón, ambas obras permiten analizar las representaciones de lo popular y lo subalterno. En ellas lo popular es un espacio de resistencia y creatividad que se reinventa constantemente en diálogo con lo masivo: medios de comunicación, revistas, novelas, películas y música que acompañan y determinan las existencias y supervivencias de esas comunidades marginadas. Las culturas populares se transforman y se resignifican en vinculación con el paisaje: los textos recuperan, describen y visibilizan espacios periféricos que son, en la mayoría de los casos, víctimas de una gran desigualdad y violencia, por tanto, es de enorme importancia este del diálogo y retroalimentación entre lo popular, lo subalterno y lo masivo. Las culturas populares y subalternas no solo sobreviven, sino que también influyen y transforman la cultura dominante a través de un proceso dinámico de mediación y resignificación. En ambos textos hay participación de los medios de comunicación como dispositivos que visibilizan e intervienen en las problemáticas de la obra. Primeramente, y antes de avanzar con el análisis, es importante hacer un resumen de cada obra, por una parte, Romance de la negra rubia de Gabriela Cabezón Cámara publicada en 2014 es la historia de la poeta Gabi, quien, para evitar un desalojo, se prende fuego a lo bonzo. Sobrevive y se convierte en una santa que viaja por el mundo exponiendo como espectáculo su piel arruinada. Ha logrado el suficiente poder como para conseguir prácticamente cualquier cosa para su comunidad. Desde “el día del estallido”, como empezaron a llamarlo, los desalojados denominaron “instalación” a su campamento y “performance” a la vida que llevaron ahí. Hasta que el poder de la santidad y el oportunismo político los convirtió en propietarios, con papeles y todo, del mismo edificio del que habían sido echados. Por otra parte, Cuando me muera quiero que me toquen cumbia es una novela testimonial del escritor chileno Cristián Alarcón publicada en el año 2003. Escrita como una crónica en primera persona, la historia gira alrededor de la figura de Víctor Manuel “El Frente” Vital, un delincuente juvenil de 17 años de las villas de San Fernando que murió por las balas de la policía. Alarcón a través de una trama vertiginosa y atrapante genera la posibilidad de otra lectura de la cultura villera, a veces muy mal vista y poco comprendida por las demás clases sociales. Ambos textos recuperan a la villa, la cual es el lugar por excelencia de la globalización y, al mismo tiempo, un espacio que se descubre como reservorio de materiales y procedimientos estéticos. Quizás eso explica su productividad, en tanto resultado de un cruce entre una causalidad social y económica apremiante y una inaceptable irracionalidad en la que permanecen, padecen y luchan sujetos con lenguajes peculiares y relaciones complejas, cruce que problematiza a la sociedad en su conjunto y perturba las políticas. Gabriela Cabezón Cámara llena de desenfreno y desmesura su obra, reflexiona sobre el arte que se transforma en vida y la vida en arte, el relato sostiene la lucha de una comunidad en relación con el poder político y los medios. Al mismo tiempo, Cuando me muera quiero que me toquen cumbia de Cristian Alarcón es una novela testimonial que ofrece una representación cruda y realista de la vida en las villas de Buenos Aires durante la década de 1990. La obra se centra en la figura del Frente, quien “se convirtió entre los sobrevivientes de su generación en un particular tipo de santo: lo consideraban tan poderoso como para torcer el destino de las balas y salvar a los pibes chorros de la metralla” (Alarcón, 2003:4). Además, era un joven apasionado por la cumbia, un género musical que se ha convertido en un símbolo de la cultura popular en Argentina, al igual que Vital dentro de su barrio. En efecto, en ambos textos, estas representaciones no solo enriquecen la narrativa, sino que también ofrecen una crítica profunda a las estructuras de poder y a las dinámicas de exclusión social. Como menciona Alarcón: “Me vi sumergido en otro tipo de lenguaje y de tiempo, en otra manera de sobrevivir y de vivir hasta la propia muerte. Conocí la villa hasta llegar a sufrirla” (2003:5). Cuando me muera quiero que me toquen cumbia recupera las duras condiciones de vida en las villas miseria, abordando temas como la pobreza, la violencia, la marginalidad y las luchas diarias de los habitantes de esos asentamientos precarios, destacando la falta de oportunidades y la constante lucha por la supervivencia. También, en Romance de la Negra Rubia los cuerpos de los personajes, especialmente el de la protagonista Gabi, se convierten en dispositivos de resistencia a través de la performatividad: “Soy un caso de inversión: nací negra y me hice rubia, nací mujer y me armé de tremenda envergadura envidia de mucho macho” (2014:32). Esta última muestra cómo los cuerpos subalternos pueden desafiar y subvertir las normas dominantes mediante el arte y la performance. En suma, en las villas, las prácticas culturales populares son formas de resistencia contra la homogenización cultural impuesta por los medios masivos y las élites. Estas prácticas permiten a las comunidades subalternas mantener y transformar sus identidades en un contexto de globalización y cambio constante. En la novela de Cabezón Cámara, la violencia es una constante que refleja las asimetrías y las injusticias sociales, y los personajes subalternos responden a esta violencia con actos de resistencia y subversión: “Alguno prendió la tele y se vieron en vivo y a los gritos y con buen criterio de rating le agregaron al show del telediario una tan armoniosa como espontánea performance: el arrojo de proyectiles a la policía. (…) La policía no se quedó atrás. A ellos también le gusta salir en la tele aunque el efecto que les genera es inverso; se ablandan con las cámaras y pasan del plomo a la goma” (2014:15 y 16). Los procesos de comunicación no son lineales, sino que están mediados por factores culturales, históricos y sociales, por ello, las culturas populares no son estáticas, sino que se apropian y resignifican elementos de la cultura masiva para crear nuevas formas de expresión y resistencia. Así pues, la novela también aborda la religiosidad desde una perspectiva popular y subalterna, debido a que Gabi es convertida en una figura santa por un grupo de marginados después de un acto de inmolación para detener la violencia policial. Esta santidad representa una manera de oponerse y de empoderarse para los sectores populares, similar a lo que sucede con el Frente, durante su corta vida brindó ayuda y apoyo a los vecinos del barrio y, una vez muerto, se convirtió en una especie de protector de los pibes chorros y sus familias. Ambas figuras tenían gran peso dentro de sus comunidades y eran ejemplos de lucha y perseverancia, ellos buscaban lo mejor para todos, por ello, se los recuerda y se les rinde culto. También, a pesar de las adversidades, los personajes encuentran formas de resistencia y solidaridad, por ejemplo, en Cuando me muera quiero que me toquen cumbia se muestra cómo, a pesar de la violencia y la pobreza, existen lazos de compañerismo y sostén mutuo que ayudan a los personajes a enfrentar sus desafíos diarios: “Las madrazas en busca del faltante para resolver el hambre se cruzaban de vereda a vereda rescatando porciones a reciclar con una pericia que evidenciaba el entrenamiento en la faena de llenar la olla del día, la inmediata necesidad de saciar los estómagos de cada familia.” (Alarcón,2003:5) En las narrativas villeras, el espacio es “abigarrado, laberíntico, superpoblado y, asimismo, un lugar vaciado por un Estado en constante retirada: sin escolarización, sin ley, sin salud” (Cortés Rocca, 2018:10). En resumen, siguiendo a Cortés Rocca: “se trata de novelas que dialogan con otros objetos-películas, fotografías- y también con ciertas iniciativas culturales que le son contemporáneas. En ese diálogo, interrogan el lugar de la literatura-la noción de obra y valor estético-, la tensión entre objeto y experiencia, o entre representación y experiencia, en su evanescente especificidad y también en su pertenencia al campo más amplio de las prácticas estéticas” (2018:1y2). Además, un paisaje es un dispositivo que articula un espacio con un modo de percibirlo y habitarlo. Por ello, los paisajes son núcleos fuertes en la construcción de identidades y modos de distribución de la autoridad. Los personajes de estas obras están determinados por las circunstancias y el entorno: no solo tienen capacidad de adaptación y supervivencia, sino que están abiertos a novedosas formas de asociación y de redistribución para enfrentar la desigualdad social. Los textos utilizan el arte como una herramienta política. Las instalaciones y performances se presentan como formas de protesta y de reivindicación de los derechos de los subalternos. Este uso del arte refleja una crítica a las estructuras de poder y una resignificación de las voces marginadas. Las obras invitan a una reflexión sobre las injusticias y desigualdades que enfrentan estos grupos, y cómo las culturas populares, pueden y deben ser una forma de resistencia y afirmación de identidades. Bibliografía:  Alarcón Cristian, Cuando muera quiero que me toquen cumbia. Vidas de pibes chorros. Buenos aires, Norma, 2003.  Cabezón Cámara Gabriela, Romance de la Negra Rubia. Buenos Aires, Eterna Cadencia, 2014.  Cortés Rocca Paola, Narrativas villeras. Relatos, acciones y utopías en el nuevo milenio en Historias de la literatura argentina. Buenos aires, Emecé, 2018.

Representaciones de la cultura popular y subalternidad

Representaciones de la cultura popular y subalternidad en Romance de la Negra Rubia y Cuando me muera quiero que me toquen cumbia Burgos, Jasmín Del Milagro Este trabajo se realiza desde la cátedra de Problemáticas de las literaturas argentina e hispanoamericana para ser presentado y compartido en las IX Jornadas Intercátedras de la Facultad de Humanidades. Se trata de una reflexión sobre la construcción y representación de lo popular y lo subalterno a partir de la lectura de dos obras literarias Romance de la Negra Rubia de Gabriela Cabezón Cámara y Cuando me muera quiero que me toquen cumbia de Cristian Alarcón. Ambos autores son escritores y periodistas argentinos. La literatura contemporánea fue experimentando de a poco la integración de las culturas populares, masivas y subalternas en la narrativa. Se entiende por cultura popular a las prácticas y expresiones culturales que surgen de la vida cotidiana de personas comunes, especialmente la clase obrera y marginada. Otros grupos sociales marginados y excluidos, que refieren a lo subalterno, incluyen a algunas minorías étnicas, población rural, personas del grupo LGTBQ+, etc. De este modo, la subalternidad y la cultura popular se presentan como expresiones de resistencia y oposición que desafían a la hegemonía cultural dominante. La literatura permite dar voz a estas clases marginadas, reflejando las diversas realidades sociales, culturales y políticas de cada comunidad. Ambas obras seleccionadas y leídas están atravesadas por temas relacionados a la desigualdad, la marginalidad y la violencia. Pertenecen a la narrativa villera y la literatura testimonial. Las narrativas villeras, según Paola Cortés Rocca, “se caracterizan por su tono cínico, con el que buscan redefinir la cartografía del espacio nacional, ubicado en la villa el lugar por excelencia de la globalización y al mismo tiempo, considerándola como un espacio que más que una locación o un tema se descubre como reservorio de materiales y procedimientos estéticos.” (-:1). Y la literatura testimonial se caracteriza por su enfoque personal y subjetivo y/o su enfoque en la voz y perspectiva del otro (marginado, oprimido o silenciado). Es además, una obra híbrida ya que en ella se juntan la ficción y no ficción. Estas obras comparten una preocupación por la representación de la marginalidad y la exclusión social, por lo que se desarrollan en espacios como la villa, el barrio, los asentamientos, etc., y tratan temas relacionados a las drogas, robos, enfrentamientos con la policía, discriminación, desalojos, entre otros. La primera obra, El romance de la Negra Rubia, publicada en 2014 muestra cómo la protagonista se prende fuego para evitar el desalojo de su comunidad marginal, sufriendo graves quemaduras que la dejan con el rostro desfigurado después de meses de dolorosa recuperación. Este sacrificio no pasa desapercibido y consigue llamar la atención de los medios de comunicación, generando una gran repercusión televisiva que la convierte en símbolo de lucha y resistencia. La segunda obra, Cuando me muera quiero que me toquen cumbia. Vida de pibes chorros, narrada en primera persona por el escritor y periodista Cristian Alarcón, publicada en el año 2003, cuenta la historia del reconocido Víctor Manuel “El Frente” Vital, una suerte de héroe del barrio bonaerense San Fernando, pero también un “pibe chorro” acribillado por la policía. Esta novela expresa un cruce entre la angustia fulminante y la furia sin rumbo de las juventudes marginadas y excluidas de esta región del conurbano bonaerense. En la obra de Gabriela Cabezón Cámara las representaciones de lo subalterno se materializan en el cuerpo del sujeto que narra en primera persona. Se trata de una mujer que experimenta la marginalidad y estigmatización por ser pobre, “negra” y por su orientación sexual. “Soy un caso de inversión: nací negra y me hice rubia, nací mujer y me armé de tremenda envergadura envidia de mucho macho y agua en la boca de tantos y tanta boca loca.” (Cabezón Cámara, 2014:32). Su cuerpo hecho de préstamos y mezclas se presenta como ofrenda de resistencia y representación de las organizaciones populares. A partir de este acontecimiento se convierte en una “santa”, “desde ese agujero negro salí eyectada tan fuerte que terminé por estar al frente de una vanguardia sin perder en el camino una aerolita de santa que me gané” (Cabezón Cámara, 2014:24), y aprovecha el impulso de esta visibilidad para erigirse como líder y voz de los suyos, movilizando a su comunidad para luchar por sus derechos y una vida digna. De esta manera, alcanzan muchos logros, el primero de ellos, que se le otorgue de manera legal a cada compañero un departamento en el lugar del asentamiento de donde habían sido desalojados de manera violenta por la policía. Junto a ese relato público y político se desarrolla en el libro otro más íntimo y personal, en el que se muestran los deseos y pasiones más privadas y profundas de la narradora, como su interés por el arte y su amor por Elena, una mujer rubia de nacionalidad suiza de quien se enamora. Tras morir de cáncer Elena, la narradora recibe la donación de su rostro como un gesto poético y simbólico de su unión que trancesiende la muerte. Ambos relatos se entrelazan en clave de sacrificio y entrega, donde el cuerpo de la narradora se convierte en un espacio de resistencia. Por otro lado, la novela de Cristian Alarcón, se ambienta en la profundidad de la villa, este espacio construido a la fuerza de la espontaneidad y la acumulación, de la “creatividad caprichosa”, y no con la racionalidad de la grilla urbana. (Cortés Rocca, - :9). Recostruye, a través de entrevistas y notas que realiza a familiares y vecinos, la historia de Victor Vital “El frente”, un “pibe chorro” muy querido, quien había ganado su popularidad y fama gracias a su generosidad, ya que repartía lo robado con la gente necesitada de la villa y respetaba los “códigos del chorro” que le había inculcado su amigo Mauro. La historia ocurre en San Fernando, en partido bonaerense “zona del país en donde la brecha entre pobres y ricos es abismal. La fortuna ajena parece al alcance de la mano: allí se da la maldita vecindad entre el hambre y la opulencia” (Alarcón, 2003:6). Además, en esta reconstrucción va dejando rastros anecdóticos y referenciales sobre la organización social y la vida diaria en la villa. En esta obra la construcción del personaje de Victor Vital se logra a través de testimonios recopilados que revelan la dura realidad de los “pibes” de la villa. El autor no solo está reconstruyendo la vida y muerte de Victor, sino que también, está mostrando la vida y las muertes de los jóvenes que desde chicos transitan caminos de desamparo y violencia, rodeados de drogas, robos, enfrentamientos con la policía y otras vulnerabilidades sociales que acompañan a la pobreza. También se hace visible una construcción de lazos de solidaridad y compañerismo que se forjan en el interior de la villa, ante la necesidad de conseguir comida, abrigo o protección. Por ejemplo, cuando se cuenta sobre el asalto al camión de la Serenísima realizado por Victor y sus amigos, del que obtuvieron productos lácteos para repartirlos tanto en la villa como en las cárceles: “El Frente tenía la idea fija de que los chiquitos comieran yogurt y no caramelos - cuenta Matilde en su casa llena de sillones enanos que ha levantado en la calle mientras recolecta papel y cartones para vivir-. Cuando iba al kiosco, se le paraban al lado, le pedían y él les compraba.” (Alarcón, 2003: 8). Al igual que en el Romance de la Negra Rubia donde el sujeto de resistencia se convierte en “santa” para su comunidad, la imagen de Victor Vital adquiere una heroificación por parte de sus vecinos de la villa, quienes empiezan a enaltecerlo después de ser masacrado por los policías. Esta heroificación consiste en enaltecer determinados personajes que para el Estado son vistos como peligrosos o delincuentes. Este joven se convierte en leyenda y es recordado como el “Robín Hood” de la villa que solo buscaba proteger y alimentar a su gente, y es, además, el santo de los chorros. De esta manera, su tumba se convierte en un santuario concurrido para pedirle favores y protección: “grupos de chicos enfundados en sofisticados equipos de gimnasia y zapatillas galácticas se reúnen para compartir con el Frente la marihuana y la cerveza. Las ofrecen para pedirle protección” (Alarcón, 2003:6). En esta representación de la subalternidad, la cultura popular se ve relacionada con la música, el cine y la televisión. Por ejemplo, con respecto a la música, el género representativo y marca de identidad consumido en este espacio subalterno es la cumbia, lo que se escucha en la villa. Esta, a su vez, da título a la novela a partir de una frase que dice Victor antes de morir: “cuando me muera quiero que me toquen cumbia”. En cuanto a la televisión, Coqui, uno de los amigos de Victor, se entera desde la cárcel de su muerte por una trasmisión en directo de crónica TV. Este canal de noticias estaba cubriendo la persecución y el momento en que acorralan al Frente para posteriormente dispararle. En conclusión, hasta aquí se observa que la marginalidad se plantea en distintas perspectivas. Una de ellas se relaciona con lo geográfico, es decir, el espacio suburbano en una villa o un asentamiento. Otra, tiene que ver con una diferenciación étnica, ya que algunos personajes son negros en oposición a “gringos” y rubios. Y otra, que resume las ya mencionadas, es la marginación social, que se establece por las luchas que enfrentan cada día estos grupos subalternos. De esta manera, estas dos obras literarias analizadas demuestran cómo se van incorporado y construyendo las representaciones de la cultura popular y subalterna en la narrativa. Estas ofrecen una mirada distinta y una visión más amplia sobre la realidad social y cultural de algunos grupos marginados, a partir de elementos como el lenguaje, los problemas que los atraviesa, su repertorio cultural que incluyen la música, sus prácticas sociales, etc, y los sujetos que en ellas se inscriben para reflejar su realidad social y desafiar la hegemonía cultural dominante. Estos elementos, como el cine, la televisión y la música juegan un papel importante en la construcción de la cultura popular en cada una de las obras mencionadas, ya que funcionan como elementos de identidad y resistencia. Estas obras dejan en evidencia cómo las culturas populares pueden transformar el contenido literario y su forma. Bibliografía: Alarcón,Cristian. (2003). Cuando me muera quiero que me toquen cumbia. Vida de pibes chorros. Cabezón Cámara, Gabriela. (2014). Romance de la Negra Rubia. Editorial Eterna Cadencia. Cortes Rocca, Paola. Narrativas villeras. Relatos, acciones y utopías en el nuevo milenio.

El boom latinoamericano como expresión identitaria

El boom latinoamericano como expresión identitaria Florencia Chávez La presente ponencia surgió como un trabajo ensayístico, propuesto por la cátedra Problemáticas de las Literaturas argentina e hispanoamericana, en torno al suceso literario conocido como el boom latinoamericano. El mismo fue estudiado en la unidad dos del programa correspondiente al año 2024. De esta forma, el trabajo es una reflexión sobre las lecturas de un corpus de textos literarios, en el cual se evidencian ciertas representaciones que hacen referencia a la identidad de Latinoamérica. El corpus está compuesto por las lecturas propuestas por la cátedra que son Los pasos perdidos de Alejo Carpentier, un cuento de Doce cuentos peregrinos de Gabriel García Márquez y La chunga de Mario Vargas Llosa. Asimismo, se hace mención a la lectura previa de otras producciones de dos autores ya mencionados que son Cien años de soledad, La ciudad y los perros y La fiesta del chivo. El boom latinoamericano representó un hito en el campo intelectual literario. Esto es porque surge en la década del ‘60 como una explosión cultural que cambia la producción, consumo y circulación de la literatura de Latinoamérica. Este momento ocurre cuando las producciones de ciertos escritores latinoamericanos, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar, Carlos Fuentes, entre otros, impactan y llaman la atención del campo intelectual en Europa y el resto del mundo. Estos libros van a ser traducidos a otros idiomas y pasan a ser considerados dentro de la crítica internacional. El contexto en el que se desarrolla el boom es relevante sobre las temáticas, estéticas y la cuestión política. Estos años están atravesados por una agitación ideológica dada la cadena de gobiernos autoritarios en los países americanos, el impacto de la Guerra Fría y la Revolución Cubana, que simboliza la autonomía política y cultural de América Latina. De esta forma, las producciones de estos escritores son llamativas por los temas que abordan ya que se construyen representaciones de la identidad latinoamericana y describen las características que convierten a América en un territorio único. Además, su éxito permite que las obras de sus precursores, como Alejo Carpentier, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges y Miguel Ángel Asturias, logren alcance a un público mayor. Respecto de las representaciones de la identidad latinoamericana, en Los pasos perdidos de Alejo Carpentier ya hay una construcción del imaginario americano que muestra el espacio y lo cultural en él, así como ciertos momentos de violencia. Para dar cuenta de esto, se sirve de lo real maravilloso donde los sucesos cotidianos se presentan como extraordinarios para quien no conoce ni forma parte del imaginario, es decir, es ajeno a las referencias culturales. En la novela, se retrata al protagonista como un hombre que, desde el extranjero, vuelve a sus raíces en Venezuela, después de mucho tiempo y se reencuentra con un mundo olvidado que lo sorprende y le llama la atención hasta el punto en que quiere analizar y registrar todo. Con el trastorno de las apariencias, en esa sucesión de pequeños espejismos al alcance de la mano, crecía en mí una sensación de desconcierto, de extravío total, que resultaba indeciblemente angustiosa. Era como si me hicieran dar vuelta sobre mí mismo, para atolondrarme, antes de situarme, en los umbrales de una morada secreta. (Carpentier, 1953: 173) Además, la cuestión del mestizaje aparece en la historia encarnada en Rosario. “Varias razas se encontraban mezcladas en esa mujer india por el pelo y los pómulos, mediterránea por la frente y la nariz, negra por la sólida redondez de los hombros […] Lo cierto es que esa viviente suma de razas tenía raza.” (Carpentier, 1953:88). Ella es el recuerdo vivo de los mitos y símbolo de la cultura que permanece en ese lugar. Según Fuentes, la otra cultura, la que es mostrada al narrador, es otro tiempo y esta mujer está situada en la Utopía, en un tiempo distinto al del protagonista. (Fuentes, 2011) También, no se deja de lado la cuestión del conflicto político divisorio que se entrama y que se advierte en los pasajes donde se habla de la revolución. De esta forma, la violencia aparece a través del uso de armas, los asesinatos, y el encierro forzoso por días del protagonista en el hotel. Igualmente, otros autores harán referencia a este eje de diferentes formas. Si en la novela de Carpentier aparece lo llamado real maravilloso, en producciones como las de García Márquez se manifiesta el realismo mágico que refieren a fenómenos sobrenaturales que el narrador presenta como si fueran parte de lo cotidiano. De todas las obras para mencionar, la más conocida es Cien años de soledad. En esta novela se relata la fundación de Macondo y el linaje de los fundadores, producto de una unión incestuosa. Se constituye como una lista de acontecimientos que van atravesando los miembros de la familia a lo largo de un siglo. Para Fuentes, esta novela reinicia, reactualiza, reordena todos los presentes de una zona de imaginación hispanoamericana […] Además, convierte el mal en humor porque, deseado, no es una abstracción ajena a nuestras vidas: es lo otro, lo que podemos ver fuera de nosotros pero como parte de nosotros, reducido a su encuentro irónico, proporcional, azaroso, con nuestras debilidades cotidianas y nuestras representaciones imaginarias. (Fuentes, 2011: 273) Entre los hechos que se relatan y dan cuenta del realismo mágico, se puede mencionar la asunción de Remedios a los cielos, la lluvia de flores, el diluvio de años, un galeón encallado en una montaña, entre otros. Otra producción a destacar es su libro de cuentos Doce cuentos peregrinos. Cada uno de los relatos se configura de manera inversa ya que los personajes latinoamericanos son trasladados a tierras extranjeras. No solo América Latina es la mítica y maravillosa sino que los sucesos de este tipo pueden acontecer en distintos lugares. De esta forma, se hace referencia a este contacto con lo ajeno, lo desconocido, con lo otro. A la vez, el realismo mágico opera de modo que vuelve posible el carácter de peregrino que comparten los personajes de los cuentos. Por ejemplo, en “El rastro de tu sangre en la nieve” se ve cómo la herida en un dedo que no deja de sangrar a pesar de los días, provoca que una pareja tenga que separarse. Esto determina que el personaje masculino, Billy, tenga que experimentar y sobrevivir en un país de idioma desconocido. De igual forma, la herida de su esposa hace que se traslade por distintos ámbitos en busca de asesoramiento para poder reencontrarse con ella y llegar a la luna de miel. Por último, otro autor perteneciente al boom es Mario Vargas Llosa. Su producción es larga y variada como la del autor anterior y se sirve de las experiencias personales y de hechos reales para crear sus novelas. Por lo mismo, son muy importantes las referencias de su vida personal y sus conocimientos de la historia latinoamericana. La obra que lo ubicó en el boom fue La ciudad y los perros. Allí, “Lima es el escenario de otro drama de disyuntivas personales: el de las justificaciones externas y los motivos internos de un grupo de cadetes y oficiales en una escuela militar para denunciar, castigar, absolver o guardar silencio.” (Fuentes, 2011: 281). Así, la novela da cuenta de la violencia que se vive en el Colegio Militar Leoncio Prado a partir de la categoría de perros a la que son asignados los estudiantes de 1º año. Esta animalización está caracterizada por la docilidad y la humillación, es decir que la única opción es obedecer y soportar la violencia que los otros ejercen; hay una degradación y desprecio sobre esos cuerpos. Además, la ley que domina en el colegio es la de “comes o te comen”. Es así como la novela da cuenta de una supervivencia al régimen violento que domina y estructura las relaciones en la institución. Cabe mencionar que la violencia no solo se ejerce entre los cuerpos masculinos como se ve en los cadetes de la novela. Hay obras donde la mujer resulta ser la víctima de esa violencia. Un ejemplo puede ser el de Urania que es abusada y humillada por el Coronel Trujillo en La fiesta del chivo. Otras situaciones en donde se ve una violencia ligada al machismo, (que está muy representado en las producciones de este autor), es lo que ocurre en la obra de teatro La chunga. En esta obra se explicita la violencia que ejercen un grupo de hombres sobre el cuerpo de una mujer al tratarla como un producto para la venta. Meche, pareja de Josefino, es vendida por una noche a la Chunga. El dinero es destinado a las apuestas para dar continuidad a un juego de dados. Lo que ocurrió luego del intercambio es algo que nunca logra saberse porque la Chunga no quiere mencionar nada y Meche desapareció luego de ese día. Se evidencia la violencia por parte de Josefino sobre el cuerpo de Meche y en general sobre cualquier mujer porque el personaje es construido a partir de la dominación que puede ejercer sobre los cuerpos, lo cual es una característica propia del proxeneta. Además, en la obra se pretende reflejar la totalidad humana, entendida como la unidad compuesta de actos y deseos, los hechos y las fantasías que constituyen al sujeto humano. De esta forma, se hace énfasis en la realidad interna de los personajes ya que esta construcción de las subjetividades es lo diverso; los pensamientos y actitudes distintas e individuales forman parte de la identidad. Después de todo lo mencionado, se puede advertir el panorama variado que se encuentra en las producciones de estos autores. El boom fue un momento de proliferación de obras que explicitaban la heterogeneidad que caracteriza a Latinoamérica. Hay una intención de representar la realidad social, histórica y cultural a partir de distintas estrategias como el real maravilloso y el realismo mágico. Además de destacar el lado positivo, como las raíces, la cultura que nos identifica, la naturaleza y belleza del territorio, estos autores no dejan de lado los hechos y conflictos políticos que afectaron y fueron encarnación de la violencia en estos países. Pueden servirse de distintos recursos para hablar sobre los mismos pero no se las suprime. Es más, en algunos casos es una clara denuncia o rememoración de estos hechos. Por último, es claro que hay una trascendencia en estas novelas. Su impacto ubicó a estos autores dentro del canon, y a pesar de la muerte de muchos de ellos, no han perdido su relevancia ni valor como literatura que da cuenta de la identidad latinoamericana. Bibliografía Carpentier, A. (1953) Los pasos perdidos. Fuentes, C. (2011) La gran novela Latinoamericana. García Márquez, G. (1992) “El rastro de tu sangre en la nieve” en Doce cuentos peregrinos. Vargas Llosa, M. (1986) La chunga. Seix Barral.