martes, 16 de mayo de 2023

El desafío Carpentier

El presente artículo fue redactado por una estudiante como parte de los trabajos prácticos de la cátedra de "Problemáticas de las literaturas argentina e hispanoamericana" del último año de la Carrera de Letras de la U.N.Sa. Fue seleccionado para su publicación porque da cuenta de la experiencia personal de lectura de uno de los escritores más consagrados de la literatura hispanoamericana. El desafío Carpentier En una visita a casa de mis tíos, quienes ejercen su profesión en la docencia, mi tía como maestra de primaria y mi tío como director de un colegio secundario, robé un ejemplar de Alejo Carpentier: El siglo de las luces. En realidad, fue lo primero que tomé de aquella biblioteca. Primero, porque era un libro grande, segundo, porque la tapa de esa edición era negra con un gran pájaro en el medio y tercero, porque me pareció que sí estaba en la biblioteca de mis tíos era porque sería algo digno de leer. Después del hurto, llegué a mi casa y abrí el libro; grandes párrafos, casi nada de diálogo entre los personajes y capítulos muy extensos. Leí la primera oración: inentendible. Me perdí. Volví a leer. Oraciones largas. Cerré el libro. Lo mentí entre los otros tantos que había en mí biblioteca y dije: - Ahora tengo un libro más para leer en mi lista de pendientes-. Lo dejé descansando en la eternidad y con la clara idea de que sí quería enfrentarme a una lectura desafiante en un futuro, ya sabía a dónde acudir. Alejo Carpentier reapareció después de muchos años en mi vida con Los pasos perdidos. Tenía que dar la cara, hacerle frente a Carpentier. Así, comencé leyendo: “Y tus cielos que están sobre tu cabeza serán de metal; y la tierra que está debajo de ti, de hierro (…)”. Perfecto, esta historia tiene que ver con el origen del personaje. Siguiente página. Otra vez los párrafos grandes y las oraciones con subordinadas infinitas. Pienso que si me hubieran dado a analizar estas oraciones en Lengua Española hubiera dejado la carrera. Para seguir el hilo de la historia se necesita de una lectura muy atenta. De un punto al otro, el narrador brinda información y referencias que solo lectores formados o con un gran itinerario de lecturas entenderían a la primera leída. Los pasos perdidos, cuenta la historia de un personaje, aparentemente músico, a quién se le encarga la tarea de traer instrumentos antiguos para que formen parte del museo de una universidad. Como la mayoría de protagonistas principales, lo atraviesa el amor. Por un lado, está casado con una artista que viaja en reiteradas ocasiones por cuestiones de su profesión. Por el otro, frecuenta a una amante cuando su esposa está ausente. Con esta última emprenderá un viaje a un lugar que está en plena revolución para traer esos antiguos instrumentos. A modo de diario intimo, el narrado relata los días que transcurren en aquel espacio donde la selva y los animales están muy presentes. Los indios y los carteles de “!Biva el Precidente!” nos indican el presunto periodo histórico. Los recuerdos evocados – pues pareciera que el personaje ha vivido su infancia en el lugar- son comunicados durante los primeros capítulos. La narración es, sin dudas, lo que más llama la atención de la obra de Carpentier. Logra condensar información crucial en oraciones compactas y logra mostrar imágenes impresionantes en sus pasajes. Por ejemplo: “Mouche (…) hablaba de paseos florecidos de hortensias silvestres, de un convento que tenía altares barrocos, magníficos artesanados, y una sala donde se flagelaban las profesas al pie de un cristo negro, frente a la horripilante reliquia de la lengua de un obispo, conservada en alcohol para recuerdo de su elocuencia” Hace recordar, si se quiere, un poco a la escritura de Gabriel García Marquez. Solo en la forma de mostrar estas imágenes de forma vivida y crear en el lector los efectos propuestos. También en usar “lo real maravilloso americano”. Lo dicho anteriormente sobre García Marquez sale, claramente, de una lectora contemporánea, que primero leyó al autor de Cien años de soledad y luego a Carpentier. Pues bien sabemos que uno es anterior al otro y que aquel influyó a este. No podemos dejar de lado que Carpentier escribió esta novela basado en su ensayo “Los orígenes de la música y la música primitiva”, ya que hallamos escenas de la novela que remiten a este texto, por ejemplo: “Volvían a sonar los mejores momentos de la partitura, con sus líquidos arpegios de celesta, los portamenti fluidos de Martenot, el oleaje de las arpas, el desenfreno del xilófono, piano y percusión, durante la secuencia del combate”. También durante la novela rescata ideologías y teorías antropológicas, evolucionistas y musicológicas. Pero, lo que a mí más me influyó como joven de este tiempo preocupada por el futuro y con acceso a internet, es lo que el narrador dice sobre su amiga Mouche: “Muy asustados por su tiempo deberían estar los hombres – pensaba yo a veces – para interrogar tanto a los astrólogos, contemplar con tal aplicación las líneas de sus manos, las hebras de su escritura, angustiarse ante las borrajas de negro signo, remozando las más viejas técnicas adivinatorias, a falta de tener modo de leer en las entrañas de bestias sacrificadas o de observar el vuelo de las aves con el cayendo de los aurúspices”. En definitiva, la obra o las obras de Carpentier cumplen con lo principal de la literatura: la posibilidad de ser releídas y que aún nos sigan diciendo algo a nosotros, los lectores de este tiempo. María José Rodríguez Silva Salta, 05 de mayo de 2023.-

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