La teoría del
polisistema
como marco de
análisis de la densidad del fenómeno literario latinoamericano
Rafael Gutiérrez
U.N.Sa. 11/04/2019
La
cátedra de “Problemáticas de las literaturas argentina e hispanoamericana” fue
creada cuando se implementó el plan de estudios 2000 para la carrera de letras
en le U.N.Sa., por el cual se redujeron los espacios curriculares
correspondientes a las literaturas argentina e hispanoamericana a una sola
asignatura anual. Para subsanar esa carencia, entra ambas cátedras, a cargo de
Alicia Chibán, Elena Altuna y Amelia Royo, crearon una intercátedra que se
propuso la lectura de problemáticas que atravesaban a ambas literaturas, lo que
permitiría una revisión crítica de cuestiones fundamentales que en general se
dan por sentado en el temprano cursado que los estudiantes tienen de las
literaturas. Por lo tanto se abordarían cuestiones como canon, corpus,
criterios de selección, genericidad, relaciones entre centro y periferia e
instituciones.
Ese
planteamiento requería de marcos teóricos cuya mirada permitiera la revisión
crítica de la conformación del campo literario con instrumentos capaces de
revisar los corpus consagrados, los motivos que los posicionaron así frente a
otros que circulan por otros canales y superar posicionamientos puramente
subjetivos.
En
el Departamento de Lenguas de la la U.N.Sa. se había realizado en 1988 la
traducción del Poetics and comparative
de Itamar Even Zohar, a cargo de la Prof. Liliana Fortuny; con lo cual el
modelo teórico elaborado en Tel Aviv en la década de 1970 comenzó a circular en
las cátedras de Letras en Salta. En 1996 se realizó la publicación del
fragmento “Polisistema: procesos y procedimientos” en la antología N° 1 de Literatura de Salta. Historia Socio-cultural,
dirigida por Zulma Palermo y Elena Altuna.
Los
estudios de Antonio Cornejo Polar y luego lo de Ana Pizarro habían enfatizado
la necesidad de ampliar los estrechos márgenes que tenían los enfoques para
delimitar el campo literario como objeto de estudio académico. Por lo que,
atenta a esos planteamientos, la nueva intercátedra vio en la teoría del
polisistema un instrumento capaz de repensar la densidad del fenómeno cultural
que iba más allá de una uniformidad lingüística, cronológica y espacial, tal
como se habían trazado la mayoría de las historias de la literaturas a lo largo
del siglo XX.
La
comprensión de los fenómenos semióticos humanos desde una perspectiva
polisistémica permite abarcar y explicar una mayor cantidad de objetos y procesos
que quedaron obturados por los alcances de otros marcos teóricos o por
prejuicios de los investigadores que negaban estatus literarios a determinados
campos –ya sea tanto por subestimación como por sobreestimación-.
La
perspectiva del polisistema permite relevar tanto textos como autores y su
condición de existencia dentro del campo literario, también la producción
crítica, la escolarización y el mercado en un espacio social heterogéneo y en
conflicto pues incluye tanto lenguas en contacto como interacción entre
distintos –lectos en circulación en
un período dentro de un espacio fluctuante.
Por
lo general se asocia la expresión “literatura” con un corpus de textos y
autores ordenados en una serie diacrónica sobre un espacio homogéneo, estimados
por ciertos valores que les dan carácter canónico y que –a su vez- sirve de
parámetro para incorporar las nuevas apariciones dentro de ese canon.
Una
revisión de ese corpus permite reconocer que se constituyó en base a una
cultura dominante que hace uso de una variante prestigiosa de una lengua
predominante. En Latinoamérica el canon claramente se construyó en base a la producción de una parte determinada
de la comunidad que hacía uso de esas dos claves sociales: –el lecto más prestigioso y la escritura, ambos derivados de
modelos europeos que se consolidaron durante el período colonial y que no
sufrió mayores variaciones durante el período del surgimiento de los nuevos
estados nacionales que va desde principios del siglo XIX hasta las primeras
décadas del siglo XX, pues la cultura letrada estuvo restringida a una franja
social muy delimitada, aún en la Argentina con su ley de educación obligatoria
y universal.
Si
revisamos ese sistema construido diacrónicamente con una unidad de sucesión
lineal sobre un espacio homogéneo, en primer lugar podríamos criticar la
falacia de esas unidades que no se corresponden ni espacial ni temporalmente
con las actuales comunidades que dicen representar. Pero si atendemos
específicamente a la conformación del sistema literario podemos encontrar
anomalías que muestran una heterogeneidad que se trató de solapar. Por ejemplo
la producción de Sor Juana Inés de la Cruz es consagrada tempranamente como un significativo representante de la
literatura del siglo de oro español, pero si revisamos la totalidad de sus
textos encontraremos formas poéticas muy populares con remedos de –lectos no prestigiosos, como los que
emplea la comunidad afroamericana, los mulatos, los indios y mestizos que
conviven con la comunidad criolla, e incluso en otra lengua segregada política
y socialmente, el nahual. En el caso argentino, su primer canon La lira argentina reúne la producción de
las primeras décadas del siglo XIX –momento en el que la estética dominante es
el neoclasicismo- con producciones anónimas y de autor que remedan la poesía
popular en un sociolecto menos prestigioso. Expresiones que luego la crítica
relevó –desde sus inicios- como los antecedentes de la poesía gauchesca,
elevada al rango de expresión más auténtica de la argentinidad. Ese procedimiento
generó una paradoja en el sistema literario y su funcionalidad social.
La
literatura tiene entre sus funciones la de operar como “norma ejemplarizadora”
y es en esa norma en la que la crítica se expresa pero es ella misma la que
colocó en un lugar central a la literatura gauchesca, cuyo texto más
representativo parodia la expresión poética popular de tradición rural en una
variante dialectal alejada de la norma prestigiosa considerada estándar.
Esa
anomalía fue textualizada en la novela de Ricardo Piglia La ciudad ausente (1992) en el que un catedrático húngaro, Lazlo
Malamüd, recibe reconocimientos internacionales por su dominio de El Martín Fierro, pero es incapaz de
comunicarse con los argentinos.
Hablaba conmigo en un idioma imaginario, lleno de erres guturales y de
interjecciones gauchescas. A media lengua trataba de explicarme la
desesperación que le producía verse condenado a expresarse como un chico de
tres años. (Piglia, 2013: 15)
Son
esas anomalías en el sistema a las que el investigador debe prestar atención
para buscar una profundidad en el sistema que no fue atendida. Es a lo que se
refiera Ana Pizarro cuando habla de “densidad” y que puede percibirse con más
claridad cuando se atiende a las otras variedades lingüística y a las otras
lenguas que están interactuando en el mismo momento y en el mismo espacio.
Reiteramos
la advertencia que realizó Itamar Even Zohar, no se trata de valorar las
producciones marginales en detrimento del canon vigente, eso es una simple
demagogia improductiva. Se trata de relevar todas las producciones que fueron
dejadas de lado y en función de ello establecer cuáles fueron las interacciones
entre los distintos sistemas y sus componentes para la estabilización y
circulación de un canon.
Los
factores intrínsecos al polisistema literario no son suficientes para explicar
la formación y consolidación del canon, es necesario considerar otros factores
de la sociedad. Por ello la teoría del polisistema atiende a otros componentes
que determinan el mismo fenómeno literario.
Como
ejemplo podemos tomar la literatura argentina conformada a partir de un
reconocimiento de la crítica periodística y académica, de las demandas de
mercado y su estimación por el sistema escolar. Todo eso inserto en una
sociedad que está organizada en base a diferencias de grupos caracterizados por
rasgos distintivos y, entre ellos, el lenguaje es fundamental a través de sus –lectos y lenguas diferentes.
A
la conformación de un corpus por la producción de textos, su aceptación no
sería posible si no hubiera una circulación por medio de un sistema editorial
que, a su vez, implica la selección para publicación y su promoción en el
mercado orientado a grupos de interés (hombres, mujeres, niños, adolescentes,
escolares en distintos niveles, etc.).
Un
fenómeno que cruza mercado escolar y mercado extraescolar es la edición y
reedición de textos que el sistema escolar considera clásicos ineludibles y los
que se promocionan como lecturas que forman parte de una homogeneidad que
requiere la cultura para que sus miembros se reconozcan como pare de una
comunidad. Esa comunidad trasciende a la nación-estado porque sus miembros se
reconocen como parte de comunidades supranacionales: Hispanoamérica o la
cultura occidental.
No hay comentarios:
Publicar un comentario