jueves, 8 de septiembre de 2016

Poesía de Sara San Martín


YO SOY AMÉRICA (1962)

ALZO MIS BRAZOS

RECLAMO

Mi corazón tiene en los altos escenarios
para todas las fiestas del amor hacia el mundo,
pero no descorrí sus cortinados todavía
y son títeres de ensueño mis anhelos.
Mientras tanto, me estremezco de amor.
El orbe puede caber en mí,
con todas sus tragedias y dramas solitarios.
Puedo abrir anchos caminos y motivar el sueño,
sobresaltarme de estaturas y cimas.
Crear la criatura terrestre como el mejor presagio,
porque ella está hilvanando ya desde mi sangre,
todas las comarcas que habitaré mañana.
¡ Alzo mis brazos ! Por ellos circula parte de la tierra.
Un día abrazarán a un hombre y ya no seré yo,
pero por otras venas estaré retornando,
con otra voz y por distintas huellas.
Para ello sólo puedo ahora motivar un sueño
y aguardar al hombre que trae al amor
cómo una gran consigna.
Haré mi criatura con la tierra,
con estrellas y música, plena de amor.
Creciendo para dar nuevos rumbos a la vida

Inténtame de nuevo como a un camino largo,
como a un borde sin límites
búscame hombre amplio.
Yo acontezco en la vida como un modo de angustia
y crezco entre los hombres como crece una piedra.
Inténtame de nuevo...como a una huella búscame.
Intenta en mí el tránsito del ansiado silencio.
Que sacuda tu  vida como un nervio cortado,
como una perdurable continuidad en tu alma.
Transita en mí ... busca en mí.
Mi reclamo es un arma que esgrime mi tristeza,
ni Dios mismo es mas grande cuando invade mi angustia,
entonces  como un mármol me duele la existencia.
Busca en mí... llega a mi alma hombre amplio.
Yo soy el infinito, en mí contengo el límite,
el principio y el fin.
Yo tengo los enigmas de todo lo creado,
el indicio del tiempo.
¡ Hombre amplio !...
Inténtame de nuevo como a un camino amplio.

HOMBRE AQUÍ ESTA LA TIERRA
     
   Liberemos su rótulo tremendo,
de páramo en vertiente, de piedra en jugo, en árbol.
       Hombre ayúdame a auscultar esos pantanos  ónticos,
auscultemos la gleba de la tierra.
       Vamos a las nuevas consignas !
de las espadas, a los libros.
       Proclamemos un tiempo audaz, una muerte mas viva,
una edad mas preclara. Una verdad que no sea ya esto,
vislumbre muerte, axioma concluido.
        ¡ Ah, hombre !...
estoy viendo caer hemisferios de carne,
universos de lágrimas,
parábolas y costados y mapas.
       Todo viene a caer como una cosa suelta,
como una cumbre rota,
montañas y crisoles, estaturas y estampas.
       ¡ Pero aquí están los hombres...
oigo gritos, veo cansancio y músculos abiertos.
       Siento a sangre y a llanto advenirme algo de la tierra,
conducirme  algo de la tierra.
      Todas las sutilezas me invaden como un coro,
por mi sangre desierta ambulan altas notas.
       Hombre... mírate en los resquicios de tu origen,
en los paisajes de tu misma simiente.
       Navega el mismo viaje, toca las mismas costas,
encontrarás la norma que precisas,
       para  trazar los límites del mundo.
       ¡ Salvemos a la vida !
       Haz que nazca esa hora que esgrimen tus entrañas.
       ¡ Hay que salvar el sueño de la tierra.
        inaugurar el canto !
       Iluminar de nuevo el universo
con el sol de la sangre en otro espacio.

CANCIÓN DEL RETORNO   
       
La luna absorta ha muerto, soñadores del mundo,
sus miradas quedaron evasivas y oscuras,
los niños de la tierra le cantaron la ronda:
                   Demos vuelta a la luna
                   a la luna redonda.
                   Tiene una cara viva
                   detrás de su alma rota.
                   Le haremos caminitos
                   de azúcar y albayalde
                   para que ella vuelva
                   a caminar el aire.
      Rescatemos la luna, herederos del símbolo.
     Cantemos con los niños la canción del retorno.
     Que el mar del sueño vuelva a inundar el desierto.
     Que me alcance la sangre para virar los Barcos
hacia la gran bahía del mito y del asombro.
     Dejadme que camine junto a la luna muerta,
voy a tornar su rostro, hidalgos de la clave.
     Mis arterias se llenan de apóstoles y credos.
     Soy un curso infinito de amor inconsolable.
     Esta tarde ha caído para siempre en mis manos
y con ella la sombra de la clausura eterna.
     Los niños de la tierra me llaman sonriendo.
    Yo me voy por sus ojos a juntar las estrellas.
                      Le haremos caminitos
                     de azúcar y albayalde
                      para que ella vuelva
                      a caminar el aire.


DE AMOR DESHABITADA-1984


HAZME UN PÁRPADO ETERNO


¡ Dios mío!

Tú me miras de frente,

tú me pones tus ojos en mis ojos.

Yo estoy encandilada,

así no puedo verte.

Caigo en todos los pozos.



¡ Dios mío!

Mírame las espaldas,

delíneame el contorno de las cosas.

Haz que pueda guiarme

sin tanteos ni trabas

entre todas las sombras.



¡Dios mío!

¿Qué haz hecho de mis ojos?

Vete de mis retinas.

Quiero que me ilumines

el camino que pierdo.

Si no quieres quitarme de frente a ti

Dios mío...

¡ Haz un párpado eterno

para estos ojos ciegos!





RAIZ TELURICA

A veces yo soy tierra,
siento un extraño estarme
tendida sobre ella.

Es en días pesados
de tormenta que viene
y el cuerpo como un sordo
terrón se me desprende.
Yo me tiendo en la tierra.
Familiar mas que nada
me es su greda y la quiero.
Tan sólo el pensamiento
que vivo, siento ajeno.
La lluvia me resbala
y me siento completa.
Como una raíz loca
que encuentra su destino
en nacer arboleda.

SHUSKY y otras soledades-1988


EL RECUERDO DE SHUSKY

Alguien debió hablarle desde antes:
La vida no es un sueño, pero lo inefable sí.

      Ella conoció ya esos portales, y su alma también
cayó en las piedras.

        Ahora que ya no está, me acuerdo de sus cosas.

        De cómo era y cómo sonreía, a veces,
las largas trenzas cayéndole en la espalda.

Ya no está.

         Y sin embargo, algunos huecos de algunos árboles
la tienen.

         Ella duele en todo lo que está vacío,
porque era como un aire que lo llenaba todo.


EL AMOR QUE LA ACERCÓ A LA TIERRA

Alguien, desde nosotros, tuvo que lastimarla
y la golpeó con el amor de los que estamos solos en la tierra.

Yo no recuerdo cómo ni cuándo ella lo quiso.

Pero lo amó en el alba
y en los huertos del sueño.

Lo amó a gritos.

Ella vio la curva sigilosa del tiempo.

Lo amó a gritos
 y a solas.

Después, se fue la hora
y arañaron el pecho las puntas de las flechas,
y le dolió como algo que no se ha conseguido.

Como una herida abierta,
y una raíz enorme
de sangre coagulada sobre el tiempo.


NO RECHACES MIS MANOS

¿ No quieres éstas manos?

Mira cómo las muevo,

como ramas de higuera que sacuden los niños.

Rebosan de caminos suavísimos de barcos,

que quieren, como a un mar,

atravesar los sueños.

Se ahuecan como nidos,

y son serenamente llamas cuando las abro.



Te las pondré en la boca,

te las pondré en el pelo.

Te cubriré con ellas

los ojos cuando llores.

Te tomarán las tuyas

cuando estén temerosas,

o cuando estén alegres

como dos pequeñuelos.



No rechaces mis manos,

que tienen tanto, tanto

corazón circulando.










CON EL ALMA DE OTROS

A veces lo recuerdo

aunque nunca me hablara de anclas ni de vuelos

ni de cortos paisajes en los que yo estuviera.

Yo sólo sé que, a veces, tenía unas palabras

de río vigoroso y cautelosa entraña.

Lo que otros dijeron

a mí viene, de pronto, grabado con su fuerza.

Con el alma de otros transita por mi alma.

Es como si se viera la altura de una cumbre

reflejada en el río que corre por su falda.

Me querría, tal vez;

nunca tuve praderas donde auscultar mis sueños,

ni sé cómo es el canto que viene de la tierra. 

Sólo sé de caminos por los que nunca anduve,

y creo que algún pájaro habitó mi tristeza.

¿ Cómo yo a él lo quise?

No sé si lo he querido, ni si lo sabré un día.

A veces he sentido como un amante al mundo

o como un hijo a Dios. A él no lo sentía

sino como una esfinge sobre un páramo oscuro.

Lo aguardo sin embargo,

en todos los que vengan, desde él, a mi espera.

Lo que otros dijeron lo tañen como un bronce.

Yo no sé las laderas donde el amor estuvo,

si es que las he vivido, fue mas allá del hombre.


EN UNA ETERNIDAD DESCOMEDIDA 1992.
(reedición aumentada en 1995)


NO ME DEJA RESQUICIO

Esta mitad de sombra que adhiero cada día

  junto a mi soledad, me deshacen de todo.

No me dura el silencio que guardo para el alma

   el tiempo suficiente para sentir la vida.



Se quiebra ante mi asombro la caricia mas tierna,

   el beso y la caricia se me vuelven sendero.

Y si busco el recuerdo del dolor para hallarte

   en mitad de mi llanto se disuelve la pena.



Es a mitad de todo donde la angustia habita.

Con tu nombre y tu rostro hace su cruz ahora.

    No me deja resquicio para atisbar el sueño,

     me trunca todo esbozo de esperanza o vigilia.



Esta sombra que adhiero en soledad me come,

Y sus voraces dientes  siempre están en comienzo.

    A mitad de la vida y a mitad de la muerte

me suspende en el límite que va de Dios al hombre.
ASí  RESTITUIDO



 Si eres, no estás habido a mi manera.

Si estás, no eres como halarte quiero.

        Por amor, en la tierra desespero,

        y convocarte a mi pasión quisiera.



A ésta en que me ahogas prisionera

Que yo no me la di, ni el orbe entero

         se dio a sí mismo el ser en que yo muero,

         extraviada en mi carne pasajera.



¿ Cómo debo soñarte, extraño abismo,

         fantasía inefable, atroz vigía?

¿ Quién eres, que no estás contigo mismo,

         y ordenas, implacable, al alma mía,

         persistir en su yecto paroxismo

         plena de amor, y si amor vacía?


SOY UNA MUJER

Nada vengo a decirte sino que soy una mujer
me han llenado el corazón de anchura
y tengo para dar desde él, la creación del orbe.
Porque cada estatua o cada molécula,
pertenecen al amor. Es el único arquitecto.
Y es en mi corazón donde Dios dejó olvidado,
el amor que está faltando al mundo.
He venido con mi ternura…
como sosteniendo a un niño
Sólo los niños tienen el olor a tierra que yo abarco.
No he venido a cantarte…
vengo a darte de mí las regiones más pródigas,
por eso los marineros que navegan mi sangre
abordarán tu barco.
Vine a extenuar mi corazón y mis senos en el mundo.
Quiero hacer la criatura terrestre como el mejor presagio.
Haría sonreír al Universo…
oscureciendo mi alma, aunque estés de soslayo,
advirtiendo mi desprovimiento y mi altura.
¡Solo soy una mujer…
una gran mujer extendida al oriente!
Desde él, viene algo hacia mí
y desde mí se proyectan los climas,
y la nueva epopeya solícita en mi sangra
el pasaje del mundo.
Vine a decir esto:
Tengo el itinerario de tu viaje…
lo tengo yo.
Me llenaron de amor para entregártelo.

Sara San Martín, domingo 25 de marzo de 1962. Página Literaria de EL TRIBUNO.








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