YO SOY AMÉRICA (1962)
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ALZO MIS BRAZOS
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RECLAMO
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Mi
corazón tiene en los altos escenarios
para
todas las fiestas del amor hacia el mundo,
pero
no descorrí sus cortinados todavía
y son
títeres de ensueño mis anhelos.
Mientras
tanto, me estremezco de amor.
El
orbe puede caber en mí,
con
todas sus tragedias y dramas solitarios.
Puedo
abrir anchos caminos y motivar el sueño,
sobresaltarme
de estaturas y cimas.
Crear
la criatura terrestre como el mejor presagio,
porque
ella está hilvanando ya desde mi sangre,
todas
las comarcas que habitaré mañana.
¡
Alzo mis brazos ! Por ellos circula parte de la tierra.
Un
día abrazarán a un hombre y ya no seré yo,
pero
por otras venas estaré retornando,
con
otra voz y por distintas huellas.
Para
ello sólo puedo ahora motivar un sueño
y
aguardar al hombre que trae al amor
cómo
una gran consigna.
Haré
mi criatura con la tierra,
con
estrellas y música, plena de amor.
Creciendo
para dar nuevos rumbos a la vida
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Inténtame
de nuevo como a un camino largo,
como
a un borde sin límites
búscame
hombre amplio.
Yo
acontezco en la vida como un modo de angustia
y
crezco entre los hombres como crece una piedra.
Inténtame
de nuevo...como a una huella búscame.
Intenta
en mí el tránsito del ansiado silencio.
Que
sacuda tu vida como un nervio cortado,
como
una perdurable continuidad en tu alma.
Transita
en mí ... busca en mí.
Mi
reclamo es un arma que esgrime mi tristeza,
ni
Dios mismo es mas grande cuando invade mi angustia,
entonces
como un mármol me duele la existencia.
Busca
en mí... llega a mi alma hombre amplio.
Yo
soy el infinito, en mí contengo el límite,
el
principio y el fin.
Yo
tengo los enigmas de todo lo creado,
el
indicio del tiempo.
¡
Hombre amplio !...
Inténtame
de nuevo como a un camino amplio.
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HOMBRE AQUÍ ESTA LA TIERRA
Liberemos su rótulo
tremendo,
de
páramo en vertiente, de piedra en jugo, en árbol.
Hombre ayúdame a auscultar esos pantanos ónticos,
auscultemos
la gleba de la tierra.
Vamos a las nuevas consignas !
de
las espadas, a los libros.
Proclamemos un tiempo audaz, una muerte mas viva,
una
edad mas preclara. Una verdad que no sea ya esto,
vislumbre
muerte, axioma concluido.
¡ Ah, hombre !...
estoy
viendo caer hemisferios de carne,
universos
de lágrimas,
parábolas
y costados y mapas.
Todo viene a caer como una cosa suelta,
como
una cumbre rota,
montañas
y crisoles, estaturas y estampas.
¡ Pero aquí están los hombres...
oigo
gritos, veo cansancio y músculos abiertos.
Siento a sangre y a llanto advenirme algo de la tierra,
conducirme
algo de la tierra.
Todas las sutilezas me invaden como un coro,
por
mi sangre desierta ambulan altas notas.
Hombre... mírate en los resquicios de tu origen,
en
los paisajes de tu misma simiente.
Navega el mismo viaje, toca las mismas costas,
encontrarás
la norma que precisas,
para trazar los límites del mundo.
¡ Salvemos a la vida !
Haz que nazca esa hora que esgrimen tus entrañas.
¡ Hay que salvar el sueño de la tierra.
inaugurar el canto !
Iluminar de nuevo el universo
con
el sol de la sangre en otro espacio.
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CANCIÓN DEL
RETORNO
La
luna absorta ha muerto, soñadores del mundo,
sus
miradas quedaron evasivas y oscuras,
los
niños de la tierra le cantaron la ronda:
Demos vuelta a la luna
a la luna redonda.
Tiene una cara viva
detrás de su alma rota.
Le haremos caminitos
de azúcar y albayalde
para que ella vuelva
a caminar el aire.
Rescatemos la luna, herederos del símbolo.
Cantemos con los niños la canción del retorno.
Que el mar del sueño vuelva a inundar el desierto.
Que me alcance la sangre para virar los Barcos
hacia
la gran bahía del mito y del asombro.
Dejadme que camine junto a la luna muerta,
voy a
tornar su rostro, hidalgos de la clave.
Mis arterias se llenan de apóstoles y credos.
Soy un curso infinito de amor inconsolable.
Esta tarde ha caído para siempre en mis manos
y con
ella la sombra de la clausura eterna.
Los niños de la tierra me llaman sonriendo.
Yo me voy por sus ojos a juntar las estrellas.
Le haremos caminitos
de azúcar y albayalde
para que ella vuelva
a caminar el aire.
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DE AMOR
DESHABITADA-1984
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HAZME UN
PÁRPADO ETERNO
¡ Dios mío!
Tú me miras de frente,
tú me pones tus ojos en mis
ojos.
Yo estoy encandilada,
así no puedo verte.
Caigo en todos los pozos.
¡ Dios mío!
Mírame las espaldas,
delíneame el contorno de las
cosas.
Haz que pueda guiarme
sin tanteos ni trabas
entre todas las sombras.
¡Dios mío!
¿Qué haz hecho de mis ojos?
Vete de mis retinas.
Quiero que me ilumines
el camino que pierdo.
Si no quieres quitarme de
frente a ti
Dios mío...
¡ Haz un párpado eterno
para estos ojos ciegos!
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RAIZ TELURICA
A
veces yo soy tierra,
siento
un extraño estarme
tendida
sobre ella.
Es en
días pesados
de
tormenta que viene
y el
cuerpo como un sordo
terrón
se me desprende.
Yo me
tiendo en la tierra.
Familiar
mas que nada
me es
su greda y la quiero.
Tan
sólo el pensamiento
que
vivo, siento ajeno.
La
lluvia me resbala
y me
siento completa.
Como
una raíz loca
que
encuentra su destino
en
nacer arboleda.
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SHUSKY y otras soledades-1988
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EL RECUERDO DE SHUSKY
Alguien
debió hablarle desde antes:
La
vida no es un sueño, pero lo inefable sí.
Ella conoció ya esos portales, y su alma también
cayó
en las piedras.
Ahora que ya no está, me acuerdo de sus cosas.
De cómo era y cómo sonreía, a veces,
las
largas trenzas cayéndole en la espalda.
Ya no
está.
Y sin embargo, algunos huecos de algunos árboles
la
tienen.
Ella duele en todo lo que está vacío,
porque
era como un aire que lo llenaba todo.
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EL AMOR QUE LA ACERCÓ A LA
TIERRA
Alguien,
desde nosotros, tuvo que lastimarla
y la
golpeó con el amor de los que estamos solos en la tierra.
Yo no
recuerdo cómo ni cuándo ella lo quiso.
Pero
lo amó en el alba
y en
los huertos del sueño.
Lo
amó a gritos.
Ella
vio la curva sigilosa del tiempo.
Lo
amó a gritos
y
a solas.
Después,
se fue la hora
y
arañaron el pecho las puntas de las flechas,
y le
dolió como algo que no se ha conseguido.
Como
una herida abierta,
y una
raíz enorme
de
sangre coagulada sobre el tiempo.
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NO RECHACES MIS MANOS
¿ No quieres éstas manos?
Mira cómo las muevo,
como ramas de higuera que
sacuden los niños.
Rebosan de caminos suavísimos
de barcos,
que quieren, como a un mar,
atravesar los sueños.
Se ahuecan como nidos,
y son serenamente llamas cuando
las abro.
Te las pondré en la boca,
te las pondré en el pelo.
Te cubriré con ellas
los ojos cuando llores.
Te tomarán las tuyas
cuando estén temerosas,
o cuando estén alegres
como dos pequeñuelos.
No rechaces mis manos,
que tienen tanto, tanto
corazón circulando.
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CON EL ALMA DE OTROS
A veces lo recuerdo
aunque nunca me hablara de
anclas ni de vuelos
ni de cortos paisajes en los
que yo estuviera.
Yo sólo sé que, a veces, tenía
unas palabras
de río vigoroso y cautelosa
entraña.
Lo que otros dijeron
a mí viene, de pronto, grabado
con su fuerza.
Con el alma de otros transita
por mi alma.
Es como si se viera la altura
de una cumbre
reflejada en el río que corre
por su falda.
Me querría, tal vez;
nunca tuve praderas donde
auscultar mis sueños,
ni sé cómo es el canto que
viene de la tierra.
Sólo sé de caminos por los que
nunca anduve,
y creo que algún pájaro habitó
mi tristeza.
¿ Cómo yo a él lo quise?
No sé si lo he querido, ni si
lo sabré un día.
A veces he sentido como un
amante al mundo
o como un hijo a Dios. A él no
lo sentía
sino como una esfinge sobre un
páramo oscuro.
Lo aguardo sin embargo,
en todos los que vengan, desde
él, a mi espera.
Lo que otros dijeron lo tañen
como un bronce.
Yo no sé las laderas donde el
amor estuvo,
si es que las he vivido, fue
mas allá del hombre.
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EN UNA
ETERNIDAD DESCOMEDIDA 1992.
(reedición
aumentada en 1995)
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NO ME DEJA RESQUICIO
Esta mitad de sombra que
adhiero cada día
junto a mi soledad, me deshacen de todo.
No me dura el silencio que
guardo para el alma
el tiempo suficiente para sentir la vida.
Se quiebra ante mi asombro la
caricia mas tierna,
el beso y la caricia se me vuelven
sendero.
Y si busco el recuerdo del
dolor para hallarte
en mitad de mi llanto se disuelve la pena.
Es a mitad de todo donde la
angustia habita.
Con tu nombre y tu rostro hace
su cruz ahora.
No me deja resquicio para atisbar el
sueño,
me trunca todo esbozo de esperanza o
vigilia.
Esta sombra que adhiero en
soledad me come,
Y sus voraces dientes siempre están en comienzo.
A mitad de la vida y a mitad de la muerte
me suspende en el límite que va
de Dios al hombre.
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ASí RESTITUIDO
Si eres, no estás habido a mi manera.
Si estás, no eres como halarte
quiero.
Por amor, en la tierra desespero,
y convocarte a mi pasión quisiera.
A ésta en que me ahogas
prisionera
Que yo no me la di, ni el orbe
entero
se dio a sí mismo el ser en que yo
muero,
extraviada en mi carne pasajera.
¿ Cómo debo soñarte, extraño
abismo,
fantasía inefable, atroz vigía?
¿ Quién eres, que no estás
contigo mismo,
y ordenas, implacable, al alma mía,
persistir en su yecto paroxismo
plena de amor, y si amor vacía?
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SOY UNA MUJER
Nada vengo a decirte sino que
soy una mujer
me han llenado el corazón de
anchura
y tengo para dar desde él, la
creación del orbe.
Porque cada estatua o cada
molécula,
pertenecen al amor. Es el único
arquitecto.
Y es en mi corazón donde Dios
dejó olvidado,
el amor que está faltando al
mundo.
He venido con mi ternura…
como sosteniendo a un niño
Sólo los niños tienen el olor a
tierra que yo abarco.
No he venido a cantarte…
vengo a darte de mí las
regiones más pródigas,
por eso los marineros que
navegan mi sangre
abordarán tu barco.
Vine a extenuar mi corazón y
mis senos en el mundo.
Quiero hacer la criatura
terrestre como el mejor presagio.
Haría sonreír al Universo…
oscureciendo mi alma, aunque
estés de soslayo,
advirtiendo mi desprovimiento y
mi altura.
¡Solo soy una mujer…
una gran mujer extendida al
oriente!
Desde él, viene algo hacia mí
y desde mí se proyectan los
climas,
y la nueva epopeya solícita en
mi sangra
el pasaje del mundo.
Vine a decir esto:
Tengo el itinerario de tu
viaje…
lo tengo yo.
Me llenaron de amor para
entregártelo.
Sara San Martín, domingo 25 de marzo de 1962. Página Literaria de EL
TRIBUNO.
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jueves, 8 de septiembre de 2016
Poesía de Sara San Martín
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