domingo, 17 de julio de 2016

Una patria literaria

Iglesia, Cristina y Loreley El Jaber (Dir. del vol.) (2014),  Una patria literaria. Historia crítica de la literatura argentina, Vol. 1, Buenos Aires, EMECÉ (531 págs.)

En el mes de diciembre del año 2014 fue anunciada la aparición del tomo I de la Historia crítica de la literatura argentina aunque hubo que esperar a los primeros meses del 2015 para que los ejemplares circularan por las librerías. Era un volumen hartamente esperado por los seguidores de la colección porque en él se suponía que se declararía de modo explícito el plan total de la obra, las decisiones que debió tomar el Director y sus expectativas sobre el trabajo proyectado once volúmenes atrás.
Tal como era de esperar desde que el proyecto hizo su aparición en los medios, Noé Jitrik rubrica la “Apertura” del proyecto y allí hace su declaración de principios frente a lo que considera literatura, la labor de historiarla y la función de la crítica. Inmediatamente, las directoras del volumen, Cristina Iglesia y Loreley El Jaber, retoman la imagen con la que Juan José Saer ficcionaliza el encuentro de los españoles con el Río de la Plata para ilustrar la empresa de fundar lo que llaman “Una patria literaria”. Tarea en la que se sienten comprometidas del mismo modo en el que lo expuso el director del proyecto total, Noé Jitrik.
En la “Apertura”, el director del proyecto destaca los desafíos que representó reunir a los directores de cada volumen y a los redactores bajo un mismo propósito que implique una lectura crítica que, a su vez, no niegue las historias de la literatura argentina precedentes y los textos ya consagrados. Implica hacer una historia sin que ello obligue a seguir un rígido orden cronológico que impida ver la dinámica del proceso literario.
Las directoras del volumen tiene una trayectoria que las precede y las avala en la tarea que Noé Jitrik les propuso, pues ambas se han instalado en el ámbito de la crítica con publicaciones de sus estudios sobre la literatura de tiempos hispánicos y del siglo XIX, que han indagado sobre la compleja mirada que requieren los proteicos tiempos de fundación, tanto en un período como en el otro. Ellas han convocado a su vez a los redactores de los artículos que integran los apartados, de acuerdo con la trayectoria que los califica como especialistas en los temas que abordan y, cuando se revisa sus trayectos académicos, nos sorprende la variedad de las procedencias en los que se nota la convocatoria a distintos centros de investigación de un país dilatado y diverso pero que ha crecido en el campo de los estudios académicos.
El volumen se estructura en base a cuatro partes: “Desplazamientos”, “Ensayos y representaciones”, “Escritores” y “Lenguajes y saberes”. La primera reúne tres artículos, dos dedicados a los textos que dan cuenta de la exploración del Río de la Plata y la Patagonia y el último sobre un clásico de los textos coloniales, El Lazarillo de ciegos caminantes.
“Primeras imágenes del Río de la Plata. Colonialismo, viaje y escritura en los siglos XVI y XVII” está a cargo de una de las directoras, Loreley El Jaber, que despliega su conocimiento sobre los textos que fundaron una imagen literaria del Río de la Plata. El artículo siguiente es “La Patagonia: viajeros al confín de los infortunios”, redactado por María Jesús Benites, quien desde la Universidad Nacional de Tucumán se ha dedicado a los textos de la exploración de dos regiones tan distantes como enigmáticas, la amazónica y la magallánica.
El ameno libro del misterioso Concolorcorvo fue abordado por Mariselle Meléndez en el artículo “Espacio, historia e ilustración en El Lazarillo de ciegos caminantes”. La autora trabaja en la Universidad Illinois y se ha especializado en los textos de la colonia hispanoamericana con numerosas publicaciones específicas.

La segunda parte, “Ensayos y representaciones”, propone, a través de seis artículos, un recorrido de los escritos que tematizan un período histórico que comprende desde la crisis del orden colonial hasta el gobierno de Juan Manuel de Rosas, prestando atención a la expresión lírica, teatral, periodística y a los discursos políticos.
“Neoclasicismo y nación (1806 – 1827)” fue escrito por Susana Poch, discípula del famoso Hugo Achugar y profesora de Literatura Argentina en la U.B.A.; toma el período en el que la expresión literaria aún respondía a la estética peninsular pero con una temática que exaltaba los aires revolucionarios.
Martín Rodríguez, un especialista en la historia del teatro argentino y latinoamericano, asumió la tarea de dar cuenta del “Teatro en Buenos Aires (1783 – 1825)”, desde la apertura del pionero teatro de la ranchería hasta la gobernación de Juan Manuel de Rosas. En su estudio presta atención tanto a las puestas en escena como a los temas tratados, según los cambios sociales y políticos, al público que asistía y a la crítica que recibieron en aquellos tiempos.


En el apartado “Escritores”, hay cuatro estudios sobre autores particulares, desde la colonia hasta la instalación del romanticismo. El primero, “Luis de Tejeda y Guzmán y su Babilonia de las Indias”, está a cargo de la Dra. Beatriz Colombi, docente e investigadora del Instituto de Literatura Hispanoamericana de la U.B.A. Realiza una revisión cronológica del tratamiento que recibió el primer poeta argentino en la investigación crítica y los sitúa en relación con su revalorización a propósito del centenario y del bicentenario del proceso independentista.
El docente e investigador especializado en la literatura gauchesca Pablo Ansolabehere encara el estudio de “Hidalgo: autor y personajes”, en el que destaca la importancia de Bartolomé Hidalgo como autor de una obra y fundador de un género con tanta vigencia en nuestra literatura.
La Dra. Claudia Roman, docente de las cátedras de Literatura Argentina I y II de la U.B.A., aborda a un fraile pionero del periodismo crítico y  la prensa satírica en el artículo “Un misticopolítico, panfletista en el Año Veinte: Francisco de Paula Castañeda”. En su estudio traza un recorrido cronológico por la producción periodística del fraile y su importancia para el afianzamiento del género y para la construcción de un imaginario sobre el rosismo.
El último artículo del apartado está a cargo de una de las directoras del volumen, Cristina Iglesia, que hace un despliegue sobre su conocimiento de las letras decimonónicas para ubicar al introductor del romanticismo en la Argentina. “Echeverría: una patria literaria” revisa la construcción que hizo la crítica de la figura de Esteban Echeverría como un fundador de una imagen de país y no sólo de una literatura.

La última sección del libro, “Lenguajes y saberes” se inicia con un estudio de la Dra. Elena Altuna –docente e investigadora de la Universidad Nacional de Salta, especializada en las letras coloniales- en el artículo “Los contactos interétnicos y sus representaciones en los escritos de la conquista espiritual” sintetiza de modo muy conciso un amplísimo recorrido por los archivos que atesoran las letras coloniales desde el siglo XVI al XVIII, para dar cuenta del esfuerzo de comprensión de los intelectuales de la época sobre un horizonte del mundo que se expandía rápidamente.
La Dra. Graciela Baticuore –investigadora de la U.B.A. y del CONICET- se detuvo a estudiar la transición entre el siglo XVIII y XIX en el campo de las lecturas sus espacios y participantes, en un artículo titulado “Sobre legislaciones y prácticas: libros, lectores y bibliotecas entre dos siglos (Buenos Aires, 1754-1819).
La Dra. en ciencias Naturales de la U.N. de la Plata Irina Podgorny da una mirada sobre la producción de conocimiento y su administración en el campo del naturalismo, en un período de medio siglo, bajo el sugestivo título “De los sapos, curas, culebras, tipógrafos e ingenieros. La historia natural y la burocracia del saber en la América meridional (1790–1840)”.
El último artículo de este volumen de la Historia crítica, “Pedro de Angelis y las primeras ediciones modernas de textos coloniales rioplatenses”, está a cargo de  la Dra. Amanda Salvioni, quien revisa el trabajo pionero del primer archivista oficial de la Argentina que construyó el corpus inicial de letras coloniales como parte del programa cultural del gobierno de Juan Manuel de Rosas.
El libro se cierra con un “Epílogo”, redactado por el director de la colección, el reconocido Noé Jirik, en el que se completa la formulación del proyecto total de la obra, presentado en la “Apertura” del mismo volumen.-

Rafael Fabián Gutiérrez
Profesor Adjunto
Cátedra de Literatura argentina
Universidad Nacional de Salta



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