miércoles, 28 de mayo de 2014

La Literatura de Salta. Espacios de reconocimiento y formas del olvido

RESEÑA: En el libro La Literatura de Salta. Espacios de reconocimiento y formas del olvido, editado en el año 2004, Elisa Moyano coordina diversos artículos de las profesoras e investigadoras de nuestra universidad Raquel Guzmán, Marta Ibáñez y Susana Rodríguez. Esta obra pretende desmontar los dispositivos y modos de funcionamiento de una memoria selectiva que situó a pocos textos bajo la luz, es decir, desarticular los mecanismos de reconocimiento de nuestra literatura, recuperando aquello que fue olvidado. Sin dudas, el reflexionar sobre las categorías de reconocimiento y olvido nos introducen de lleno en la problemática del canon. Las migraciones escriturarias también son abordadas, pues en ellas el sujeto enunciativo se descentra de las genealogías o retóricas consagradas conduciéndolo a un ostracismo. En el primer eje del libro (“La canonización de los textos literarios. Un proceso sociodiscursivo”), Marta Ibáñez explicita que el interés investigativo de esta obra radica en la reconstrucción de los procesos que promovieron a algunos autores más allá de las fronteras provincianas. Estos estudios se centran en la problemática salteña, considerando que se trata de una de las provincias más alejada geográfica y culturalmente del centro canonizador por excelencia, la Capital Federal. En este sentido, cita a Susana Cella para sumergirnos en la definición de canon. Éste sería “una manifestación sintomática de un debate mucho más amplio y profundo que es necesario protagonizar más acá y más allá de la especificidad literaria”. Agrega también que “la idea de canon deja de ser sinónimo de lista de obras importantes”, ya que estamos ante una noción donde convergen las “evaluaciones sociales, condiciones de legibilidad e ilegibilidad y coyunturas históricas que fijan las reglas y los límites del arte”. Ibáñez señala que si observamos el funcionamiento de la memoria cultural como legado de la tradición pero también alimentada, y a veces distorsionada por las vías más resistentes de la cultura y el poder local, este proceso puede incidir en una comprensión crítica, condición necesaria para las transformaciones de cualquier signo. Así, trae a colación las reflexiones de Noé Jitrik en torno al canon: “Si el canon es un producto del cruce de (…) retóricas, gramáticas, preceptiva, etc., es evidente que sus componentes proceden ante todo de una memoria cultural; este hecho propone el tema de la “tradición” anexada a canon pero que también cubre la de la marginalidad (…). Así, constituido o producido desde la memoria cultural, se explica que el canon tenga posibilidades de espontánea perduración, sólo limitadas, a veces, por un gesto crítico que disminuye su poder de imposición”. En relación con los programas radiales anteriores y los temas abordados en ellos hasta el momento, se hace evidente postular, desde estas perspectivas, que la fundación de la literatura argentina está más allá del campo literario; así también ocurre con los procesos canonizadores de las literaturas regionales. La relación literatura-sociedad no puede soslayarse de ninguna manera. Si pensamos en el valor social de los textos, se sabe que la “literariedad” no garantiza la circulación de éstos, resultando de suma importancia el rol de la crítica y el del mercado editorial en los procesos canonizadores, pues con suma frecuencia orientan el gusto y consagran determinados textos. Por Ludmila Issa

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