viernes, 23 de octubre de 2015

ALFONSO SOLA GONZÁLEZ

ALFONSO SOLA GONZÁLEZ

Hace cuarenta años, el 21 o el 22 de octubre de 1975 (*), murió en Mendoza Alfonso Sola González, “el Flaco Sola”, como le llamaba su amigo Carlos Alberto Álvarez, por quien conocí su obra, a fines de los setenta y, como entonces sus libros era inhallables, los transcribí a máquina y los conservo como un preciado tesoro.

El domingo pasado se presentó en el marco de la Feria del Libro de Mendoza, su Obra poética completa (más de 500 páginas, con textos éditos e inéditos, cartas, traducciones, fotos…), publicada por la Biblioteca Nacional. (Espero que tenga buena distribución o que algún amigo me guarde un  ejemplar hasta que pueda andar por allá)

(*) Algunos dan como fecha el 21, y Carlos A. Álvarez hacía coincidir la fecha con la de la muerte de Reynaldo Ros (22 de octubre de 1954) y que, pasado los años, en 1986, coincidiría con la de su propia muerte.


UN POEMA DE ALFONSO SOLA GONZALEZ

La amiga

Las campanas de San Miguel suenan lejanamente para nosotros esta tarde
en que de pronto comprendemos que algo antiguo y hermoso,
triste como el amor y su castigo, cae
entre esa luz con campanas y rosas.

El árbol del verano verá llegar el fulgor otoñal
y de nuevo sonarán las campanas de San Miguel en las soledades del domingo.
¿En dónde buscaré entonces tu corona de nieve?
¿En dónde, en dónde tu reclinada azucena de amor y dulce frío?
Alguien me dice que tu belleza dura aún esta tarde.
¡Tu belleza! ¡Tu belleza! ¿Dónde estará cuando en los día taciturnos
reposen entre hiedras las estatuas del fuego?

La fuente mece el cielo espléndido de Enero.
Cuando llegue el otoño las hojas dirán la canción de los reyes olvidados.

Las campanas de San Miguel suenan sobre las rosas del domingo.
Mueres despacio a las cuatro de la tarde inmóvil.
Comprendo que me estoy quedando solo.

De Elegías de San Miguel (1944)