lunes, 23 de septiembre de 2013

Borges narrador

Para complementar las clases sobre Jorge Luis Borges, el estudiante adscripo José Manuel Díaz Watson ha propuesto un itinerario de lectura que debe ser completado para el jueves 26 de setiembre junto al artículo siguiente que deberá ser leido para formular preguntas y comentarios en clase. La faceta narrativa de Borges Por José Manuel Díaz Watson El propósito de esta clase será dar un panorama más abarcativo de Borges, es decir, que se buscará complementar lo dado por la cátedra respecto al autor. Recordemos que hasta ahora vimos un Borges escritor de Cuaderno San Martín, uno que desde la crítica literaria ha sido relacionado con la vanguardia, específicamente con el movimiento Ultraista, de origen español, en 1918, cuyo artífice fue Rafael Cansino Asens. Por lo tanto, nuestro objetivo será ampliar la visión que hasta ahora se tenga del escritor de poesía ultraísta. Por este motivo es que queremos mostrar su faceta narrativa-cuentística. Y de ésta ir señalando algunas temáticas desplegadas de manera constante a lo largo de su obra, además, por supuesto, de algunas particularidades propias de cada texto analizado. Con temática, nos referimos, tanto a cuestiones literarias como extraliterarias. Para llevar a cabo dicha tarea es que hemos seleccionado cuatro textos pertenecientes a tres libros: de Ficciones (1944) elegimos “La muerte y la brújula”, aunque está dentro de Artificios, el cual está dentro del primero; de El aleph (1949) elegimos “Biografía de Tadeo Isidoro Cruz” y “Deusches réquiem”; y, por último, elegimos “Utopía de un hombre que está cansado” perteneciente a El libro de arena (1975) . Hemos elegido este corpus atendiendo, por un lado, y para qué negarlo, al gusto personal; y por otro lado, y de manera más objetiva, porque queremos mostrar todas las facetas posibles, dentro de un amplio margen. Desde un Borges que utiliza un personaje del Martín Fierro para hablar del destino de un ser humano; hasta uno que podríamos considerar más preocupado por cuestiones místicas y filosóficas, sin coordenadas precisas de tiempo y espacio: “No hay dos cerros iguales, pero en cualquier lugar de la tierra la llanura es una y la misma. Yo iba por un camino de la llanura. Me pregunté sin mucha curiosidad si estaba en Oklahoma o en Texas o en la región que los literatos llaman la pampa. Ni a derecha ni a izquierda vi un alambrado” (LB, 78). Y también una vindicación de un Borges un escritor comprometido, es decir, de un artista, que mediante su labor toma postura ante un hecho trascendental del momento histórico que le toco vivir, o sea, la Segunda Guerra Mundial. Y decimos vindicación, es decir, defensa, porque muchas critica y tinta ha corrido acusándolo de escritor poco comprometido con la realidad que le tocaba vivir; paradigmáticas fueron las posturas intelectuales que oponían a Borges, el artista puro, del arte por el arte, frente a Cortázar, el escritor comprometido. Cabe agregar que hemos elegido estos libros porque: F fue su primer libro de cuentos; el A marcó una bisagra en su obra, ya que a partir de este empezó a tener reconocimiento y fama mundial; y el LB lo elegimos paras mostrar al escritor ya mayor, aunque no deja de tener las mismas inquietudes que de joven. Los primeros intentos de Borges por acercarse al género cuento están plasmados en un libro que se llama Historia Universal de la Infamia. En este libro, él trata de recrear historias de personajes famosos por ser antihéroes, como Billy “the kid”, dándole un tinte ensayístico al asunto. Aquí, también aparece su primer cuento, llamado “Hombre de la esquina rosada”, el cual cuenta la historia de unos compadritos (una de la vertiente temática de su obra: el mundo de los valientes compadritos y rufianes). A partir de este momento, su escritura empieza a transformarse y publica diversos libros de ensayos, hasta llegar a Ficciones su primer libro de cuento, donde entrevera todo su saber filosófico, literario, del mundo, etc. En esta obra se encuentran textos tan famosos como “Las ruinas circulares” o “El jardín de los senderos que se bifurcan”. El primer texto que nos va a ocupar en esta oportunidad es “La muerte y la brújula”. Hagamos primero una síntesis argumental. La historia gira en torno a un grupo de asesinatos que tratan de ser resueltos por el detective Erik Lönnrot. Estos crímenes están ocurriendo el tres de cada mes en un punto cardinal distinto. El asesino ha estado dejando inscripciones que relacionan cada suceso con cada una de las letras del nombre de Dios. Después del tercer asesinato, que en realidad fue un simulacro, un sobre anónimo llegó a la policía sosteniendo la hipótesis de que no habría cuarto asesinato, pues los tres anteriores formaban un triángulo equilátero perfecto. El detective, suponiendo que las letras de las inscripciones se referían al tetragrámaton, sospecha que habrá un cuarto asesinato y que con este, en lugar de un triángulo, se formará un rombo. De este modo, se presenta el día indicado en el lugar donde debía ocurrir el último crimen. Entonces descubre que todo ha sido una trampa que le ha tendido Red Scharlach, su mayor enemigo, para asesinarlo. De este cuento nos interesa destacar y aclarar la relación entre el género policial con la mística judía. Para abordar este tema, conviene primero hacer algunas precisiones conceptuales, a saber kabalá y tetragramaton. La Kabalá como todo tema humano no posee una visión única, por lo tanto señalaremos la que aporta Jaime Barylko. Él dice que es la respuesta que encontró el judaísmo respecto a la esencia divina, humana y las formas en que estas se comunican. Es un punto de vista esotérico-místico, parte de un proceso histórico, que comienza a la par del ser judaico y va creciendo al contacto con otras culturas. Tiene como proyecto supremo la salvación del Todo, de la Historia, del Hombre. Tetragramatón se refiere a las cuatro letras que componen el gran nombre de dios: Y.H.W.H. Este según la tradición judía no puede, ni debe, ser nombrado, ni escrito. Se cree que esta palabra no debe ser encontrada, ni articulada, porque de hacerlo se llamaría a un caos o el realizador de dicha acción obtendría el poder de dios. De este concepto nos interesa destacar la idea de objeto perdido que debe ser buscado, lo cual es un puntapié para arrancar un cuento policial, ya que éste presupone una búsqueda, la develación de un misterio. Es decir, que el cuento policial borgeano, en este caso MB, no surge solamente de un asesinato por resolver por un detective, es decir, que el crimen no fue movido por cuestiones mundanas, sino que su fin es metafísico. Por lo tanto, para comprender el cuento, es necesario establecer un nexo entre cuestiones propias del género policial, con cuestiones atenientes a la mística judía. Entonces, de este cuento podemos vislumbrar dos grandes temas: lo policial y lo judío. A quienes les interese la primera cuestión pueden leer el libro Seis problemas para don Isidro Parodi, firmado con el seudónimo de H. Bustos Domecq y escrito en colaboración con Bioy Casares, también pueden leer el cuento “Emma Zunz” o “Abenjacán el Bojarí, muerto en su laberinto”; para los que quieran indagar en el segundo aspecto pueden revisar “Las ruinas circulares” o “La lotería de Babilonia” o “El aleph” o “La escritura del dios”, entre otros. Además pueden leer los poemas “El golem” o “Judería” o “A Israel”, entre verios. Respecto al género policial, su gran admiración, no es proporcional a la cantidad de textos escritos; mientras que el tema sobre los judíos es más constante a lo largo de su obra. El segundo cuento que abordaremos es “Biografía de Tadeo Isidoro Cruz”. Lo primero a señalar es que el título del cuento es engañoso o, por lo menos, plantea y propone algo que luego desdice explícitamente. Una biografía intenta ser el relato de la vida de una persona, generalmente ésta pretende ser lo más detallada y abarcativa posible. Mientras que el narrador señala explícitamente su intención en este escrito, con las siguientes palabras: “Mi propósito no es repetir su historia. De los días y noches que la componen, sólo me interesa una noche; del resto no referiré sino lo indispensable para que esa noche se entienda.” (561). Por lo tanto, no se darán todos los detalles de una vida, ni cada momento o parte que conforman la totalidad del ciclo vital, sino que lo que importa, en este caso, lo que se coloca en primer plano es un instante, el resto de las noches son parte del reparto que acompañan y ayudan a lucirse al instante principal. Pero ¿por qué un instante se vuelve el instante? La respuesta la acerca el concepto de epifanía. Para entender este vamos paso a paso. Primero leamos las palabras que figuran en El Martín Fierro, que refieren a Cruz y su cambio de bando: “Tal vez en el corazón/le tocó un Santo Bendito/a un gaucho, que pegó el grito/y dijo: “¡Cruz no consiente que se cometa el delito/de matar ansi un valiente!”. Vemos como Cruz decide ayudar al prófugo de la ley, quizás por no estar dispuesto a consentir la injusticia de acabar con un valiente, pero, es indudable, que no decide esto solo, sino que es ayudado por un “Santo Bendito”, o porque era “una lúcida noche fundamental… en que por fin vio su propia cara, la noche en que por fin oyó su nombre.” (562). Es decir que Cruz tuvo una epifanía, un momento de lucidez divina, en la que logra conocerse a sí mismo y a su destino, el cual diremos que es salvar a Fierro y brindarle su amistad, o como él dice: “Ya conoce, pues, quien soy;/tenga confianza conmigo;/Cruz le dió mano de amigo/y no lo ha de abandonar./Juntos podemos buscar/pa los dos un mesmo abrigo.” Momento que no todos tenemos, y así lo señala el narrador al referir solamente nombres ilustres y grandes de la historia universal, como Alejandro de Macedonia o Carlos XII. En otras palabras, grandes personalidades tuvieron su epifanía y, a no dudarlo, Tadeo Isidoro Cruz es una gran personalidad, parte importante, fundacional de un pueblo, pues él integra junto a Fierro la fundación de una literatura nacional argentina. En esta línea de escritura, donde un hombre descubre su destino, podemos leer además: “El inmortal” o “Historia del guerrero y la cautiva”, entre otros. El tercer texto borgeano que debían leer es “Deusches réquiem”. Éste es muy particular porque tiene cierta dosis de realismo, cuestión muy poco usual en nuestro autor. Teniendo lugar en Nüremberg, después de la Segunda Guerra Mundial; la historia se relata desde la perspectiva de Otto Dietrich zur Linde, ex subdirector de un campo de concentración condenado a muerte, poco antes de su ejecución. La narrativa se divide en tres partes distintas: la historia de los antepasados de Linde y de su formación, los años posteriores a la amputación de su pierna y su inquietante vista del futuro de la humanidad. Durante la primera parte, el lector se entera del pasado militarista de los parientes de Linde y de las numerosas influencias de su juventud, incluyendo a Johannes Brahms y Arthur Schopenhauer. En la segunda, el lector sabe que Linde se convirtió en subdirector de un campo de concentración tras resultar herido de bala en Tilsit. Durante ésta, confiesa haber torturado a David Jerusalem, un poeta judío de quien casi tenía piedad. La última parte describe la visión apocalíptica por la que Linde justifica tanto sus acciones como las del Tercer Reich. A diferencia del cuento anterior, en éste no hay identificación de un destino común y posterior unión entre los hombres; Otto casi se identifica con David, casi siente piedad por él, pero lo elimina, borra esa posible parte débil de él. Con David Jerusalem muere toda parte humana de Otto Dietrich zur Linde, hasta convertirse en una máquina especializada en no sentir y muy apta para la muerte. El cuento podría ser entendido como una alegoría de la humanidad que tras los eventos de la Segunda Guerra Mundial ha perdido gran parte su humanidad. Justifica nuestras ideas ciertos dichos de Borges, quien creía que la civilización occidental tiene como grandes padres de la cultura a los griegos y judíos, por ende, todo ser humano occidental es en parte griego y judío. Pero, los alemanes han matado una parte de la historia occidental con sus actos. Otra posible lectura surge de la visión de zur Linde o, más bien de sus dichos. Él dice que “el mundo se moría de judaísmo”. Estas palabras del nazi para justificar sus actos, son la contra partida de lo anteriormente dicho. La pregunta fundamental es que implica morir por judaísmo. Creemos que se refiere a la parte humana que se encomienda y tiene esperanza en un futuro donde dios premiará a los justos y castigará a los injustos. Además zur Linde puede estar refiriéndose, desde su punto de vista, a las culturas débiles que esperan las respuestas desde dios y no son capaces de hacerlo ellas mismas, pues como buen nazi debía creer en el hombre superior o superhombre, capaz de idear el destino de los humanos dada su gran y supuesta capacidad. Entonces, estamos ante la presencia de un cuento con pluralidad de sentidos, uno que aporta uno diferente, dependiendo de dónde nos paremos a mirar. Además, tiene el agregado de plantear un tema contemporáneo, lo cual suele ser un ataque constante a la figura del escritor, ya que suele decirse que no se preocupaba por su realidad inmediata. En resumen, lo temas que vemos y que suelen ser constantes, por eso la inclusión en este pequeño corpus, son: lo judío, hombre y destino, lectura-lector-interpretación y asignación de sentido. El último cuento de Borges que abordaremos es “Utopía de un hombre que está cansado”. Éste es el más postrero del corpus seleccionado y relata la historia de Eudoro Acevedo (alter ego del escritor), de la ciudad de Buenos Aires y nacido en 1897. Este visita una finca en medio de una llanura desierta, en el futuro. Su anfitrión (al que llamaremos Alguien), que habla en latín, le cuenta la vida del futuro, en la que los hombres viven el tiempo que desean, prefieren la soledad y el arte. Acevedo retorna al presente con una pintura de su anfitrión. "Utopía de un hombre que está cansado" es un guiño irónico, nos indica un lugar que no existe. En esa geografía futura la felicidad alcanza a los seres humanos, aunque esa felicidad parece ser monótona. En el futuro de Alguien: las escuelas enseñan la duda y el arte del olvido ("Queremos olvidar el ayer, salvo para la composición de elegías"); cada cual produce por su cuenta las ciencias y las artes que necesita; hay una sola lengua (latín); no hay gobiernos, no hay cronología ni historia; está abolida la imprenta; no hay naciones; no hay pobreza ni riqueza; cada cual ejerce su oficio; no hay posesiones, ni herencias; cuando el hombre madura a los cien años está listo para la soledad, ya ha engendrado un hijo y puede prescindir del amor y la amistad; cuando quiere se mata, pues ésta no es dolorosa, incluso "se discuten las ventajas y desventajas del suicidio". Este cuento es factible de ser leído como utopía de la libertad, pero también permite otras lecturas. Por un lado, está planteado el ideal imaginado: una forma de gobierno leve, un mundo no parcelado en naciones, políticos que tuvieron que "buscar oficios honestos"; el latín como idioma común en una sociedad sin "riquezas ni pobrezas"; por otro lado, se plantean dudas relacionadas con la condición humana, el tiempo, el destino y la muerte. Entonces, en este breve relato existe una visión positiva y otra que plantea preguntas. Lo positivo son las cuestiones planteadas y lo negativo en esta utopía es la uniformidad, lo gris como el traje de Alguien, el olvido de lo personal y lo local, ya ni siquiera existen las imprentas. Como en las novelas de Wells u Orwell, asistimos en esta utopía a una pérdida de la individuación y espontaneidad. Las reglas dictadas se han internalizado y se considera un campo de concentración como un paraíso terrenal, porque ya no tiene contradicciones. El humor negro de Borges reubica a Hitler como un filántropo que inventó la cámara letal, lugar donde se suministra el suicidio. Para ampliar lo planteado en este cuento puede leerse además “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius” y “Funes el memorioso”. Palabras finales En este trabajo analizamos una mínima parte de su obra narrativa cuentística, aunque también escribió poesía y ensayos. Además, escribió guiones de cine y una considerable cantidad de crítica literaria y prólogos. También editó numerosas antologías y fue un prominente traductor de inglés, francés y alemán. Fue un escritor dotado de una vasta cultura, que elaboró una obra de gran solidez intelectual sobre el andamiaje de una prosa precisa y austera. Sus estructuras narrativas alteran las formas convencionales del tiempo y del espacio para crear mundos alternativos de gran contenido simbólico, construidos a partir de reflejos, inversiones y paralelismos. Los relatos de Borges suelen tomar la forma de acertijos, o de potentes metáforas de trasfondo metafísico. Borges definía la tarea del escritor como esencialmente falsificadora y desdibujaba toda pretensión de originalidad y creación. La literatura era, para él, la infinita lectura de unos textos que surgen de otros y remite a un texto original, perdido, inexistente o tachado. Según Octavio Paz, Borges alternó entre la sencillez y lo extraordinario. Para el escritor mexicano los mejores textos de Borges son los que logran un equilibrio entre estas dos cuestiones, consiguiendo que lo natural que nos resulte raro y lo extraño nos resulte familiar. Tal hazaña situó a Borges en la literatura universal. NOTA ACLARATORIA: LOS TEXTOS RECOMENDADOS LO SON EN RELACIÓN A LA TEMÁTICA ANALIZADA, AUNQUE ESTO NO QUIERE DECIR QUE NO SEAN FACTIBLES DE OTRAS LECTURAS INTERPRETATIVAS.